el tres de diciembre - Gálatas 6, Ezequiel 2-3 y Salmo 149

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Aplicaciones particulares

Gálatas 6 1Hermanos, si ven que alguien ha caído en algún pecado, ustedes que son espirituales deben ayudarlo a corregirse. Pero háganlo amablemente; y que cada cual tenga mucho cuidado, no suceda que él también sea puesto a prueba. 2Ayúdense entre sí a soportar las cargas, y de esa manera cumplirán la ley de Cristo.
3Si alguien se cree ser algo, cuando no es nada, a sí mismo se engaña. 4Cada uno debe juzgar su propia conducta, y si ha de sentirse orgulloso, que lo sea respecto de sí mismo y no respecto de los demás. 5Pues cada uno tiene que llevar su propia carga.
6El que recibe instrucción en el mensaje del evangelio, debe compartir con su maestro toda clase de bienes.
7No se engañen ustedes: nadie puede burlarse de Dios. Lo que se siembra, se cosecha. 8El que siembra en los malos deseos, de sus malos deseos recogerá una cosecha de muerte. El que siembra en el Espíritu, del Espíritu recogerá una cosecha de vida eterna. 9Así que no debemos cansarnos de hacer el bien; porque si no nos desanimamos, a su debido tiempo cosecharemos. 10Por eso, siempre que podamos, hagamos bien a todos, y especialmente a nuestros hermanos en la fe.

Advertencias y despedida

11¡Miren ustedes con qué letras tan grandes les estoy escribiendo ahora con mi propia mano! 12Esos que quieren obligarlos a circuncidarse, lo hacen solamente para quedar bien con la gente y no ser perseguidos por causa de la cruz de Cristo. 13Pero ni siquiera los que se circuncidan cumplen todo lo que la ley dice. En cambio quieren que ustedes se circunciden, para gloriarse de haberlos obligado a ustedes a llevar esa marca en el cuerpo. 14En cuanto a mí, de nada quiero gloriarme sino de la cruz de nuestro Señor Jesucristo. Pues por medio de la cruz de Cristo, el mundo ha muerto para mí y yo he muerto para el mundo. 15De nada vale estar o no estar circuncidados; lo que sí vale es el haber sido creados de nuevo. 16Reciban paz y misericordia todos los que viven según esta regla, y todos los del Israel de Dios.
17De ahora en adelante no quiero que nadie me cause más dificultades; pues llevo marcadas en mi cuerpo las señales de lo que he sufrido en unión con Jesús.
18Hermanos, que nuestro Señor Jesucristo derrame su gracia sobre todos ustedes. Amén.


Dios llama a Ezequiel

Ezequiel 2 Luego oí una voz 1que me decía: "Tú, hombre, ponte de pie, que te voy a hablar." 2Mientras esa voz me hablaba, entró en mí el poder de Dios y me hizo ponerme de pie. Entonces oí que la voz que me hablaba 3seguía diciendo: "A ti, hombre, te voy a enviar a los israelitas, un pueblo desobediente que se ha rebelado contra mí. Ellos y sus antepasados se han levantado contra mí hasta este mismo día. 4También sus hijos son tercos y de cabeza dura. Pues te voy a enviar a ellos, para que les digas: 'Esto dice el Señor.' 5Y ya sea que te hagan caso o no, pues son gente rebelde, sabrán que hay un profeta en medio de ellos. 6Tú, hombre, no tengas miedo de ellos ni de lo que te digan, aunque te sientas como rodeado de espinos o viviendo entre alacranes. No tengas miedo de lo que te digan ni te asustes ante la cara que pongan, por muy rebeldes que sean. 7Tú comunícales mis palabras, ya sea que te hagan caso o no, pues son muy rebeldes. 8Atiende bien lo que te digo, y no seas rebelde como ellos. Abre la boca y come lo que te voy a dar."
9Entonces vi una mano extendida hacia mí, la cual tenía un escrito enrollado. 10La mano lo desenrolló delante de mí. Estaba escrito por ambos lados: eran lamentos, ayes de dolor y amenazas.
Ezequiel 3 1Entonces me dijo: "Tú, hombre, cómete este escrito, y luego ve a hablar a la nación de Israel."
2Abrí la boca y él me hizo comer el escrito. 3Luego me dijo: "Trágate ahora este escrito que te doy, y llena con él tu estómago."
Yo me lo comí, y me supo tan dulce como la miel. 4Entonces me dijo: "Ve y comunica al pueblo de Israel lo que tengo que decirle. 5Yo no te envío a un pueblo que habla una lengua complicada o difícil de entender, sino al pueblo de Israel. 6No te envío a naciones numerosas que hablan idiomas complicados o difíciles, que tú no entenderías. Aunque, si yo te enviara a esos pueblos, ellos te harían caso. 7En cambio, el pueblo de Israel no va a querer hacerte caso, porque no quiere hacerme caso a mí. Todo el pueblo de Israel es terco y de cabeza dura. 8Pero yo voy a hacerte tan obstinado y terco como ellos. 9Voy a hacerte duro como el diamante, más duro que la piedra. No les tengas miedo, ni te asustes ante la cara que pongan, por muy rebeldes que sean."
10Luego me dijo: "Escucha atentamente todo lo que te voy a decir, y grábatelo en la memoria. 11Ve a ver a tus compatriotas que están en el destierro y, ya sea que te hagan caso o no, diles: 'Esto dice el Señor.'  "
12Entonces el poder de Dios me levantó, y detrás de mí oí un fuerte ruido, como de un terremoto, al levantarse de su sitio la gloria del Señor. 13El ruido lo hacían las alas de los seres al rozarse unas con otras, y las ruedas que estaban junto a ellos; el ruido era como el de un gran terremoto. 14El poder de Dios me levantó y me sacó de allí, y yo me fui triste y amargado, mientras el Señor me agarraba fuertemente con su mano. 15Y llegué a Tel Abib, a orillas del río Quebar, donde vivían los israelitas desterrados, y durante siete días me quedé allí con ellos, sin saber qué hacer ni qué decir.

Dios pone a Ezequiel como centinela
(Ez 33.1-9)

16Al cabo de los siete días, el Señor se dirigió a mí, y me dijo: 17"A ti, hombre, yo te he puesto de centinela para el pueblo de Israel. Cuando yo te comunique algún mensaje, deberás anunciárselo de mi parte, para que estén advertidos. 18Puede darse el caso de que yo pronuncie sentencia de muerte contra un malvado; pues bien, si tú no le hablas a ese malvado y le adviertes que deje su mala conducta para que pueda seguir viviendo, él morirá por su pecado, pero yo te pediré a ti cuentas de su muerte. 19Si tú, en cambio, adviertes al malvado y él no deja su maldad ni su mala conducta, él morirá por su pecado, pero tú salvarás tu vida. 20También puede darse el caso de que un hombre recto deje su vida de rectitud y haga lo malo, y que yo lo ponga en peligro de caer; si tú no se lo adviertes, morirá. Yo no tomaré en cuenta el bien que haya hecho, y morirá por su pecado, pero a ti te pediré cuentas de su muerte. 21Si tú, en cambio, adviertes a ese hombre que no peque, y él no peca, seguirá viviendo, porque hizo caso de la advertencia, y tú salvarás tu vida."

Ezequiel se queda mudo

22El Señor puso allí mismo su mano sobre mí, y me dijo: "Levántate y sal a la llanura, que allí te voy a hablar." 23Yo me levanté y salí a la llanura, y allí vi la gloria del Señor, como la había visto a orillas del río Quebar. Me incliné hasta tocar el suelo con la frente, 24pero el poder de Dios entró en mí y me hizo poner de pie. Entonces el Señor me habló de esta manera: "Ve y enciérrate en tu casa. 25Mira, te van a atar con cuerdas, de manera que no podrás salir y estar con el pueblo. 26Además yo voy a hacer que tu lengua se te quede pegada al paladar y que te quedes mudo. No podrás reprenderlos, aunque son un pueblo rebelde. 27Pero cuando yo quiera decirte algo, te devolveré el habla, y entonces les dirás: 'Esto dice el Señor.' El que quiera oir, oirá, pero el que no quiera, no oirá. Porque son un pueblo rebelde.


SALMO 149

Dios, Creador y Rey


1¡Aleluya!

Canten al Señor un canto nuevo;
alábenlo en la comunidad de los fieles.
2Alégrense los israelitas, el pueblo de Sión,
porque Dios es su Creador y Rey.
3Alaben su nombre con danzas,
cántenle himnos al son de arpas y panderos.
4Porque el Señor se complace en su pueblo;
da a los humildes el honor de la victoria.
5Alégrense los fieles con el triunfo,
y aun dormidos canten de alegría.
6Haya alabanzas a Dios en sus labios,
y en su mano una espada de dos filos
7para vengarse de los paganos,
para castigar a las naciones,
8para encadenar a los reyes y gente poderosa
con pesadas cadenas de hierro,
9para cumplir en ellos la sentencia escrita.
¡Esto será una honra para todos sus fieles!

¡Aleluya!

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