el nueve de noviembre - Tito 1, Jeremías 13-14 y Salmo 125

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Carta de San Pablo a
TITO

Saludo

Tito 1 1Carta de Pablo, siervo de Dios y apóstol de Jesucristo, enviado por él para que los elegidos de Dios lleguen a la fe y al conocimiento de la verdad que se encuentra en nuestra religión, 2sostenidos por la esperanza de la vida eterna. Dios, que no miente, prometió esta vida desde la eternidad, 3y ahora, a su debido tiempo, ha dado a conocer su mensaje por medio de la predicación que me ha sido confiada por mandato de Dios nuestro Salvador. 4A Tito, verdadero hijo en la fe común a los dos. Que Dios nuestro Padre y Jesucristo nuestro Salvador derramen su gracia y su paz sobre ti.

Responsabilidades de Tito en Creta

5Cuando te dejé en la isla de Creta, lo hice para que arreglaras lo que quedaba por arreglar y para que, en cada pueblo, nombraras ancianos de la iglesia, de acuerdo con lo que yo te encargué. 6Un anciano debe llevar una vida irreprochable. Debe ser esposo de una sola mujer, y sus hijos deben ser creyentes y no estar acusados de mala conducta o de ser rebeldes. 7Pues el que preside la comunidad está encargado de las cosas de Dios, y por eso es necesario que lleve una vida irreprochable. No debe ser terco, ni de mal genio; no debe ser borracho, ni amigo de peleas, ni desear ganancias mal habidas. 8Al contrario, siempre debe estar dispuesto a hospedar gente en su casa, y debe ser un hombre de bien, de buen juicio, justo, santo y disciplinado. 9Debe apegarse al verdadero mensaje que se le enseñó, para que también pueda animar a otros con la sana enseñanza y convencer a los que contradicen.

Frente a los falsos maestros

10Porque hay muchos rebeldes, sobre todo entre los que vienen del judaísmo, que dicen cosas sin sentido y engañan a la gente. 11A esos hay que taparles la boca, pues trastornan familias enteras, enseñando lo que no deben para obtener ganancias mal habidas.
12Fue un profeta de la misma isla de Creta quien dijo de sus paisanos: "Los cretenses, siempre mentirosos, salvajes, glotones y perezosos." 13Y dijo la verdad; por eso, repréndelos duramente, para que sean sanos en su fe 14y para que no hagan caso de cuentos inventados por los judíos, ni de lo que ordenan los que dan la espalda a la verdad. 15Para los puros todas las cosas son puras; pero para los que son impuros y no aceptan la fe, nada hay puro, pues tienen impuras la mente y la conciencia. 16Dicen conocer a Dios, pero con sus hechos lo niegan; son odiosos y rebeldes, incapaces de ninguna obra buena.


Acción simbólica sobre la infidelidad de Israel

Jeremías 13 1El Señor me dijo: "Ve y cómprate un cinturón de lino y póntelo en la cintura, pero no lo mojes con agua." 2Yo compré el cinturón, como el Señor me lo había ordenado, y me lo puse en la cintura. 3Entonces me habló de nuevo el Señor y me dijo: 4"Toma el cinturón que compraste y que tienes puesto, vete al río Éufrates y escóndelo allí, en la grieta de una roca." 5Fui entonces al río Éufrates y lo escondí, como el Señor me lo había ordenado.
6Al cabo de mucho tiempo, el Señor me dijo: "Ve al río Éufrates y trae el cinturón que te ordené que escondieras allá." 7Fui al río Éufrates, busqué en la tierra y saqué el cinturón del sitio en que lo había escondido, pero ya estaba podrido y no servía para nada.
8Entonces el Señor se dirigió a mí una vez más, 9y me dijo: "De esta misma manera destruiré el orgullo de Judá y Jerusalén. 10Este pueblo malvado se niega a obedecer mis órdenes y sigue tercamente las inclinaciones de su corazón. Se ha ido tras otros dioses, para servirlos y adorarlos. Es como ese cinturón, que no sirve para nada. 11Así como uno se aprieta el cinturón alrededor de la cintura, así tuve a todo el pueblo de Israel y a todo el pueblo de Judá muy unidos a mí, para que fueran mi pueblo y dieran a conocer mi nombre, y fueran mi honor y mi gloria. Pero no me obedecieron. Yo, el Señor, lo afirmo.

Otra acción simbólica sobre el futuro castigo

12"Diles también: 'El Señor, el Dios de Israel, dice: Cualquier vasija puede llenarse de vino.' Los israelitas te van a contestar: '¿Acaso no sabemos de sobra que cualquier vasija puede llenarse de vino?' 13Y tú les responderás: 'El Señor dice: Voy a emborrachar a todos los que viven en este país; a los reyes que se sientan en el trono de David, a los sacerdotes, a los profetas y a todos los que viven en Jerusalén. 14Luego los romperé como vasijas, unos contra otros, padres e hijos por igual. No les tendré compasión; los destruiré sin misericordia y sin piedad. Yo, el Señor, lo afirmo.'  "

Advertencia a Israel


15¡Israelitas, el Señor ha hablado!
No sean orgullosos, escúchenlo con atención.
16Honren al Señor su Dios,
antes que él haga llegar la oscuridad
y tropiecen ustedes en los montes tenebrosos;
antes que él convierta en tinieblas,
en pesada sombra,
la luz que ustedes esperaban.
17Si ustedes no hacen caso,
lloraré en secreto a causa de su orgullo;
de mis ojos correrán las lágrimas,
porque se llevan preso el rebaño del Señor.

Mensaje de parte de Dios para el rey


18"Di al rey y a la reina madre:
'Bajen del trono, siéntense en el suelo,
pues de su cabeza ha caído
la corona que los adornaba.'
19Las ciudades del Négueb están sitiadas;
nadie puede pasar.
Todos los de Judá fueron llevados al destierro,
a un destierro total.
20Alcen la vista y miren
cómo viene del norte el enemigo.
¿Dónde está el rebaño que yo te había confiado,
ese rebaño que era tu orgullo?

Anuncio del destierro de Israel


21"¿Y qué vas a decir, Jerusalén,
cuando tengas que ser gobernada
por gente que tú misma instruiste?
Te vendrán dolores
como a mujer de parto.
22Y si preguntas por qué te pasa esto,
debes saber que es por tus graves pecados;
¡por eso te han desnudado
y han abusado de ti!
23¿Puede un negro cambiar de color?
¿Puede un leopardo quitarse sus manchas?
Pues tampoco ustedes, acostumbrados al mal,
pueden hacer lo bueno.
24Por eso voy a dispersarlos a ustedes
como a paja que arrastra el viento del desierto.
25Ese es tu destino, Israel,
eso has merecido que yo te haga.
Yo, el Señor, lo afirmo.
Pues te olvidaste de mí
y pusiste tu confianza en falsos ídolos.
26Yo también te voy a desnudar del todo
y a exponerte a la vergüenza.
27He visto tu pasión, tus adulterios,
tu vergonzosa conducta de prostituta,
tus repugnantes acciones
en las colinas y en los campos.
¡Ay de ti, Jerusalén!,
¿cuánto tiempo seguirás estando impura?"

La gran sequía

Jeremías 14 1Por causa de la sequía, el Señor se dirigió a Jeremías, y le dijo:

2"Judá llora de tristeza,
sus ciudades están afligidas,
la gente está tendida por el suelo.
Jerusalén lanza gritos de dolor.
3Los ricos mandan a sus criados por agua;
estos van a las cisternas, pero no la encuentran,
y vuelven con sus cántaros vacíos;
defraudados y llenos de vergüenza,
se cubren la cabeza.
4Los campesinos se sienten defraudados
y se cubren la cabeza,
porque falta la lluvia
y la tierra está reseca.
5Aun las ciervas, en el campo,
abandonan sus crías recién nacidas,
porque no hay hierba que comer.
6Los asnos salvajes,
parados en las lomas desiertas,
toman aire como los chacales;
y la vista se les nubla
porque no hay pasto que comer."

El profeta invoca al Señor en nombre del pueblo


7¡Señor, aunque nuestros pecados nos acusan,
actúa por el honor de tu nombre!
Muchas veces te hemos sido infieles,
hemos pecado contra ti.
8Esperanza de Israel,
salvador nuestro en tiempos difíciles,
¿por qué te portas como un extraño en el país,
como un viajero que solo se queda a pasar la noche?
9¿Por qué estás como un hombre aturdido,
como un guerrero que no puede ayudar?
Pero, Señor, tú estás en medio de nosotros,
todos saben que somos tu pueblo;
¡no nos abandones!

10El Señor dice esto acerca del pueblo de Israel: "A este pueblo le encanta andar siempre de un lado para otro. Por eso no lo miro con agrado. Ahora voy a acordarme de sus pecados y a pedirle cuenta de ellos."
11El Señor me dijo: "No me ruegues por el bienestar de este pueblo. 12Por mucho que ayune, no escucharé sus súplicas; por muchos holocaustos y ofrendas de cereales que me traiga, no lo miraré con agrado. Voy a destruirlo con guerra, hambre y peste."
13Y yo le contesté: "Pero, Señor; los profetas le están diciendo al pueblo que no va a haber guerra ni hambre, y que tú le vas a conceder una paz duradera en este lugar."
14Entonces el Señor me respondió: "Si eso dicen en mi nombre los profetas, es que están mintiendo. Yo no los he enviado, ni les he dado ninguna orden, y ni siquiera les he hablado. Son revelaciones falsas, visiones engañosas, inventos de su propia fantasía. Esto es lo que les anuncian esos profetas. 15Pues yo, el Señor, digo de esos profetas que pretenden hablar en mi nombre sin que yo los haya enviado, y que dicen que no va a haber guerra ni hambre en este país: esos profetas morirán por la guerra y el hambre. 16Y el pueblo al que ellos se dirigen, morirá también por la guerra y el hambre, con sus mujeres, sus hijos y sus hijas. Los cadáveres serán arrojados a las calles de Jerusalén, y no habrá quien los entierre. Así les haré pagar su maldad. 17Di al pueblo lo siguiente:

'Que broten lágrimas de mis ojos
día y noche, sin cesar,
por la terrible desgracia de mi pueblo,
por la gravedad de su herida.
18Salgo al campo, y veo los cadáveres
de los muertos en batalla;
entro en la ciudad, y veo gente
que se está muriendo de hambre,
Aun los profetas y los sacerdotes
se van a un país desconocido.'  "

El profeta se dirige al Señor


19Señor, ¿has rechazado del todo a Judá?
¿Te has cansado de la ciudad de Sión?
¿Por qué nos heriste irremediablemente?
Esperábamos prosperidad,
pero nada bueno nos ha llegado.
Esperábamos salud,
pero solo hay espanto.
20Reconocemos, Señor, nuestra maldad
y la culpa de nuestros antepasados;
hemos pecado contra ti.
21¡Por el honor de tu nombre, no nos rechaces;
no trates con desprecio a la ciudad
donde está tu glorioso trono!
¡Recuerda la alianza que hiciste con nosotros,
no faltes a ella!
22¿Hay acaso entre los ídolos paganos
alguno que pueda hacer llover?
¿Acaso el cielo envía los aguaceros por sí mismo?
¡No, Señor y Dios nuestro!
Tú eres quien los envía,
tú eres quien hace todas estas cosas;
¡por eso esperamos en ti!


SALMO 125 (124)

Dios protege a los suyos


1Los que confían en el Señor son inconmovibles;
igual que el monte Sión, permanecen para siempre.
2Así como los montes rodean a Jerusalén,
el Señor rodea a su pueblo ahora y siempre.
3El mal gobierno no siempre dominará
en la tierra que Dios ha dado a su pueblo,
no sea que su pueblo comience
a practicar la maldad.

4Señor, haz bien a los hombres buenos,
a los hombres de corazón sincero;
5pero a los que van por mal camino
hazlos correr la suerte de los malhechores.

¡Que haya paz en Israel!

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