el treinta y uno de octubre - 1 Timoteo 2, Isaías 34-35 y Salmo 119.65-96

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La oración por toda la humanidad

1 Timoteo 2 1Ante todo recomiendo que se hagan peticiones, oraciones, súplicas y acciones de gracias a Dios por toda la humanidad. 2Se debe orar por los que gobiernan y por todas las autoridades, para que podamos gozar de una vida tranquila y pacífica, con toda piedad y dignidad. 3Esto es bueno y agrada a Dios nuestro Salvador, 4pues él quiere que todos se salven y lleguen a conocer la verdad. 5Porque no hay más que un Dios, y un solo hombre que sea el mediador entre Dios y los hombres: Cristo Jesús. 6Porque él se entregó a la muerte como rescate por la salvación de todos y como testimonio dado por él a su debido tiempo. 7Para anunciar esto, yo he sido nombrado mensajero y apóstol, y se me ha encargado que enseñe acerca de la fe y de la verdad a los que no son judíos. Lo que digo es cierto; no miento.

La conducta de los hombres y las mujeres

8Así pues, quiero que los hombres oren en todas partes, y que eleven sus manos a Dios con pureza de corazón y sin enojos ni discusiones. 9Y quiero que las mujeres se vistan decentemente, que se adornen con modestia y sencillez, no con peinados exagerados, ni con oro, perlas o vestidos costosos. 10Que su adorno sean las buenas obras, como corresponde a las mujeres que quieren honrar a Dios. 11La mujer debe escuchar la instrucción en silencio, con toda sumisión; 12y no permito que la mujer enseñe en público ni domine al hombre. Quiero que permanezca callada, 13porque Dios hizo primero a Adán y después a Eva; 14y Adán no fue el engañado, sino la mujer; y al ser engañada, cayó en pecado. 15Pero la mujer se salvará si cumple sus deberes como madre, y si con buen juicio se mantiene en la fe, el amor y la santidad.


Castigo de Dios sobre Edom

Isaías 34 1Acérquense, pueblos, a escuchar;
naciones, presten atención.
Que escuche la tierra y lo que hay en ella,
el mundo y todo lo que él produce.
2Porque el Señor está enojado
con las naciones y con todos sus ejércitos,
y los ha condenado a destrucción y muerte.
3Los muertos serán abandonados,
el mal olor se levantará de los cadáveres
y ríos de sangre correrán por las montañas.
4Todos los astros del cielo se desintegrarán,
el cielo se envolverá como un rollo
y todas las estrellas se apagarán,
como se marchita y cae una hoja desprendida
de una vid o de una higuera.
5Sí, la espada del Señor aparece en el cielo
y va a caer sobre Edom,
pueblo condenado a muerte.
6La espada del Señor se cubrirá de sangre y de grasa,
como cuando se matan corderos y cabras en los sacrificios.
El Señor va a hacer un sacrificio en Bosrá,
una gran matanza en Edom.
7Y caerán como los búfalos,
los becerros y los toros;
su tierra se empapará de sangre,
y el polvo se llenará de grasa.
8Sí, será el día de la venganza del Señor,
el año del desquite, para la causa de Sión.
9Los arroyos de Edom se convertirán en brea,
su polvo en azufre;
la tierra arderá como brea.
10No se apagará ni de día ni de noche;
siempre se levantará su humareda.
Por siglos y siglos quedará abandonada;
nadie volverá a pasar jamás por allí.
11Allí se instalarán el búho y el mochuelo,
y harán sus nidos el cuervo y la lechuza.
El Señor convertirá ese país
en desierto y soledad.
12No volverá a tener un rey que lo gobierne;
todos sus jefes desaparecerán.
13En sus palacios crecerán espinos,
y ortigas y cardos en sus fortalezas.
Será un lugar donde vivan los chacales
y se refugien los avestruces.
14Los gatos monteses harán compañía a los chacales,
las cabras se llamarán unas a otras.
Allí habitará el fantasma que espanta de noche,
y encontrará sitio para descansar.
15Allí el búho hará su nido,
pondrá sus huevos y sacará sus crías,
y las reunirá para protegerlas.
Allí también se reunirán los gavilanes,
cada macho con su hembra.
16Consulten el libro del Señor y lean:
No faltará ni uno solo de esos animales,
y a ninguno le faltará su hembra,
porque el Señor mismo lo ha dispuesto
y con su soplo los reunirá.
17A cada uno le ha señalado su lugar,
con su mano le ha asignado su territorio,
y lo ocuparán por siempre;
por siglos y siglos vivirán allí.

Regreso del pueblo a Sión

Isaías 35 1Que se alegre el desierto, tierra seca;
que se llene de alegría, que florezca,
2que produzca flores como el lirio,
que se llene de gozo y alegría.
Dios lo va a hacer tan bello como el Líbano,
tan fértil como el Carmelo y el valle de Sarón.
Todos verán la gloria del Señor,
la majestad de nuestro Dios.
3Fortalezcan a los débiles,
den valor a los cansados,
4digan a los tímidos:
"¡Ánimo, no tengan miedo!
¡Aquí está su Dios para salvarlos,
y a sus enemigos los castigará como merecen!"
5Entonces los ciegos verán
y los sordos oirán;
6los lisiados saltarán como venados
y los mudos gritarán.
En el desierto, tierra seca,
brotará el agua a torrentes.
7El desierto será un lago,
la tierra seca se llenará de manantiales.
Donde ahora viven los chacales,
crecerán cañas y juncos.
8Y habrá allí una calzada
que se llamará "el camino sagrado".
Los que no estén purificados
no podrán pasar por él;
los necios no andarán por él.
9Allí no habrá leones
ni se acercarán las fieras.
Por ese camino volverán los libertados,
10los que el Señor ha redimido;
entrarán en Sión con cantos de alegría,
y siempre vivirán alegres.
Hallarán felicidad y dicha,
y desaparecerán el llanto y el dolor.


SALMO 119 (118)

65Señor, tú has tratado bien a este siervo tuyo,
conforme a tu promesa.
66Enséñame a tener buen juicio y conocimiento,
pues confío en tus mandamientos.
67Antes de ser humillado cometí muchos errores,
pero ahora obedezco tu palabra.
68Tú eres bueno, y haces el bien;
¡enséñame tus leyes!
69Los insolentes me acusan falsamente,
pero yo cumplo tus preceptos de todo corazón.
70Ellos tienen la mente entorpecida,
pero yo me alegro con tu enseñanza.
71Me hizo bien haber sido humillado,
pues así aprendí tus leyes.
72Para mí vale más la enseñanza de tus labios,
que miles de monedas de oro y plata.


73Tú mismo me hiciste y me formaste;
¡dame inteligencia para aprender tus mandamientos!
74Los que te honran se alegrarán al verme,
porque he puesto mi esperanza en tu palabra.
75Señor, yo sé que tus decretos son justos
y que tienes razón cuando me afliges.
76¡Que tu amor me sirva de consuelo,
conforme a la promesa que me hiciste!
77Muéstrame tu ternura, y hazme vivir,
pues me siento feliz con tu enseñanza.
78Sean avergonzados los insolentes que sin razón me maltratan;
yo quiero meditar en tus preceptos.
79Que se reúnan conmigo los que te honran,
los que conocen tus mandatos.
80Que mi corazón sea perfecto en tus leyes,
para no tener de qué avergonzarme.


81Con ansia espero que me salves;
¡he puesto mi esperanza en tu palabra!
82Mis ojos se consumen esperando tu promesa,
y digo: "¿Cuándo vendrás a consolarme?"
83Aunque soy un viejo inútil y olvidado,
no me he olvidado de tus leyes.
84¿Cuánto más habré de esperar?
¿Cuándo juzgarás a los que me persiguen?
85Gente insolente que no sigue tu enseñanza
ha cavado trampas a mi paso.
86¡Ayúdame, pues soy perseguido sin motivo!
¡Tus mandamientos son todos verdaderos!
87Casi he sido borrado de la tierra,
pero no he descuidado tus preceptos.
88Dame vida, de acuerdo con tu amor,
y cumpliré los mandatos de tus labios.


89Señor, tu palabra es eterna;
¡afirmada está en el cielo!
90Tu fidelidad permanece para siempre;
tú afirmaste la tierra, y quedó en pie.
91Todas las cosas siguen firmes, conforme a tus decretos,
porque todas ellas están a tu servicio.
92Si tu enseñanza no me trajera alegría,
la tristeza habría acabado conmigo.
93Jamás me olvidaré de tus preceptos,
pues por ellos me has dado vida.
94¡Sálvame, pues soy tuyo
y he seguido tus preceptos!
95Los malvados esperan el momento de destruirme,
pero yo estoy atento a tus mandatos.
96He visto que todas las cosas tienen su fin,
pero tus mandamientos son infinitos.

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