el treinta de octubre - 1 Timoteo 1, Isaías 31-33 y Salmo 119.33-64

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Primera carta de San Pablo a
TIMOTEO

Saludo

1 Timoteo 1 1Pablo, apóstol de Cristo Jesús, enviado por mandato de Dios nuestro Salvador y de Cristo Jesús, nuestra esperanza, 2saluda a Timoteo, verdadero hijo en la fe. Que Dios nuestro Padre y Cristo Jesús nuestro Señor derramen su gracia, su misericordia y su paz sobre ti.

Advertencia contra las falsas enseñanzas

3Como ya te rogué al irme a la región de Macedonia, quédate en Éfeso, para ordenar a ciertas personas que no enseñen ideas falsas 4ni presten atención a cuentos y cuestiones interminables acerca de los antepasados. Estas cosas llevan solamente a la discusión y no ayudan a conocer el designio de Dios, que se vive en la fe.
5El propósito de esa orden es que nos amemos unos a otros con el amor que proviene de un corazón limpio, de una buena conciencia y de una fe sincera. 6Algunos se han desviado de esto y se han perdido en inútiles discusiones. 7Quieren ser maestros de la ley de Dios, cuando no entienden lo que ellos mismos dicen ni lo que enseñan con tanta seguridad.
8Sabemos que la ley es buena, si se usa de ella conforme al propósito que tiene. 9Hay que recordar que ninguna ley se da para quienes hacen lo bueno. La ley tiene en cuenta a los rebeldes y desobedientes, a los malvados y pecadores, a los que no respetan a Dios ni a la religión, a los que matan a su padre o a su madre, a todos los asesinos, 10a los que cometen inmoralidades sexuales, a los homosexuales, a los traficantes de esclavos, a los mentirosos y a los que juran en falso; es decir, a los que hacen cosas que van en contra de la sana enseñanza. 11Y esto es lo que enseña el glorioso evangelio que el Dios bienaventurado me ha encargado.

La misericordia de Dios con Pablo

12Doy gracias a aquel que me ha dado fuerzas, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me ha considerado fiel y me ha puesto a su servicio, 13a pesar de que yo antes decía cosas ofensivas contra él, lo perseguía y lo insultaba. Pero Dios tuvo misericordia de mí, porque yo todavía no era creyente y no sabía lo que hacía. 14Y nuestro Señor derramó abundantemente su gracia sobre mí, y me dio la fe y el amor que podemos tener gracias a Cristo Jesús.
15Esto es muy cierto, y todos deben creerlo: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero. 16Pero Dios tuvo misericordia de mí, para que Jesucristo mostrara en mí toda su paciencia. Así yo vine a ser ejemplo de los que habían de creer en él para obtener la vida eterna. 17¡Honor y gloria para siempre al Rey eterno, al inmortal, invisible y único Dios! Amén.
18-19Timoteo, hijo mío, te doy este encargo para que pelees la buena batalla con fe y buena conciencia, conforme a las palabras proféticas pronunciadas anteriormente sobre ti. Algunos, por no haber hecho caso a su conciencia, han fracasado en su fe. 20Esto les ha pasado a Himeneo y Alejandro, a quienes he entregado a Satanás para que aprendan a no decir cosas ofensivas contra Dios.


Contra los que buscan ayuda en Egipto

Isaías 31 1¡Ay de los que van a Egipto a buscar ayuda,
de los que confían en los caballos,
de los que ponen su confianza en que tienen muchos carros
y en que es muy numerosa su caballería,
y no vuelven la vista al Dios Santo de Israel,
no buscan al Señor!
2Pero él también es hábil y sabe causar desgracias,
y cuando dice una cosa, no se vuelve atrás.
Él actuará contra la gente malvada,
contra los que ayudan a los malhechores.
3Los egipcios son hombres, no dioses;
sus caballos son de carne, no espíritus.
El Señor extenderá su mano para castigarlos,
y tanto el protector como el protegido caerán;
todos perecerán a la vez.

4El Señor me dijo:
"Así como un león que ha matado una oveja
no se deja asustar por los pastores,
aunque todos ellos se reúnan
y traten de asustarlo con sus gritos,
así vendrá el Señor todopoderoso
a defender a su pueblo en el monte Sión.
5Como el ave que protege su nido volando encima de él,
así protegerá el Señor todopoderoso a Jerusalén;
la cuidará, la salvará,
la defenderá, la librará."

6Hijos de Israel, vuelvan a aquel
a quien han ofendido tan gravemente.
7Porque el día en que todos ustedes
rechacen los ídolos de oro y de plata
que han hecho con sus manos culpables,
8Asiria caerá a filo de espada,
pero no por un poder humano.
La guerra hará huir a su gente,
y a sus jóvenes guerreros los harán esclavos;
9a causa del miedo, su rey saldrá corriendo
y sus capitanes desertarán de su bandera.
Esto lo afirma el Señor,
que en Jerusalén tiene una hoguera
para castigar a sus enemigos.

Reino de justicia

Isaías 32 1Habrá un rey que reinará con rectitud
y gobernantes que gobernarán con justicia.
2Cada uno de ellos será como refugio contra el viento
y protección contra la tempestad,
como canales de riego en tierra seca,
como la sombra de una gran roca en el desierto.
3Tendrán los ojos bien abiertos
y estarán dispuestos a escuchar con atención;
4no actuarán con precipitación sino con prudencia,
y dirán las cosas con toda claridad.
5La gente no llamará noble al canalla
ni tratará al pícaro como persona de importancia.
6Porque el canalla habla como canalla
y en su mente hace planes malvados;
busca cometer el crimen
y habla mentiras contra el Señor;
deja ir con las manos vacías al hambriento
y no da de beber al que tiene sed.
7El que es pícaro se vale de artimañas
y trama cosas infames;
perjudica con mentiras a los pobres
y al necesitado que pide justicia.
8En cambio, el que es noble tiene planes nobles,
y en esos planes se mantiene firme.

Contra las mujeres frívolas

9Y ustedes, mujeres despreocupadas,
oigan lo que les voy a decir.
Mujeres confiadas, escuchen mis palabras.
10Ahora están confiadas,
pero dentro de poco más de un año se estremecerán,
porque se terminará la cosecha
y no recogerán más uvas.
11Ustedes que viven despreocupadas, tiemblen;
ustedes que se sienten confiadas, estremézcanse,
quítense esos vestidos
y pónganse ropas ásperas en señal de dolor.
12Hagan demostraciones de dolor
por los campos risueños y los fértiles viñedos.
13Espinos y matorrales crecerán en mi país,
en toda casa alegre de la ciudad amiga de las diversiones.
14El palacio estará abandonado;
la ciudad, tan poblada, quedará desierta;
las fortificaciones, abandonadas para siempre;
allí vivirán contentos los asnos salvajes,
y podrá comer el ganado.

15Pero el poder creador del Señor
vendrá de nuevo sobre nosotros,
y el desierto se convertirá en tierra de cultivo,
y la tierra de cultivo será mucho más fértil.
16La rectitud y la justicia reinarán
en todos los lugares del país.
17La justicia producirá paz,
tranquilidad y confianza para siempre.
18Mi pueblo vivirá en un lugar pacífico,
en habitaciones seguras,
en residencias tranquilas,
19aunque el bosque sea talado
y humillada la ciudad.
20Ustedes vivirán felices,
con riego abundante para sus sembrados
y pastos seguros para el burro y el buey.

Esperanza en el Señor

Isaías 33 1¡Ay de ti, destructor no destruido;
traidor no traicionado!
Cuando acabes de destruir, serás destruido,
cuando acabes de traicionar, serás traicionado.
2Señor, ten compasión de nosotros,
que esperamos en ti.
Sé nuestro apoyo todas las mañanas,
nuestra salvación en tiempos de dificultad.
3Al oir tus amenazas huyen los pueblos,
cuando tú intervienes se dispersan las naciones;
4sus enemigos, como nube de langostas,
se lanzan sobre ellos y les quitan sus riquezas.
5El Señor es soberano, pues vive en el cielo;
él ha llenado a Sión de rectitud y justicia,
6y siempre le dará seguridad.
La sabiduría y el conocimiento son un tesoro que salva;
el temor del Señor es una riqueza.

7¡Oye cómo gritan los valientes en la calle
y cómo lloran los enviados a negociar la paz!
8Los caminos están desiertos,
nadie transita por ellos.
Se rompen las alianzas y los convenios;
no hay respeto para nadie.
9La tierra está de luto y triste,
el Líbano se marchita avergonzado,
el valle de Sarón se ha convertido en un desierto,
Basán y el monte Carmelo están pelados.

10El Señor dice:
"Ahora voy a actuar;
ahora voy a mostrar toda mi grandeza y majestad.
11Los planes y las obras de ustedes son paja y basura;
mi soplo los devorará como un incendio.
12Los pueblos serán reducidos a cenizas;
como espinos cortados arderán en el fuego.
13Los que están lejos escuchen lo que he hecho,
y los que están cerca reconozcan mi poder."

14En Sión tiemblan los pecadores,
y los impíos se llenan de terror y dicen:
"¿Quién de nosotros puede vivir
en un fuego destructor, en una hoguera eterna?"

15El que procede rectamente y dice la verdad,
el que no se enriquece abusando de la fuerza
ni se deja comprar con regalos,
el que no hace caso a sugerencias criminales
y cierra los ojos para no fijarse en el mal,
16ese vivirá seguro,
tendrá su refugio en una fortaleza de rocas,
siempre tendrá pan y el agua no le faltará.

17De nuevo verás al rey en su esplendor;
las fronteras del país llegarán hasta muy lejos.
18Al recordar el miedo en que vivías, dirás:
"¿Dónde está el que contaba los impuestos?
¿Dónde está el que comprobaba el peso?
¿Dónde está el que contaba las torres?"
19Ya no vivirás entre un pueblo insolente,
de lengua difícil de entender,
de idioma enredado, que nadie comprende.
20Mira a Sión, la ciudad de nuestras fiestas;
dirige tus ojos a Jerusalén, ciudad segura;
será como un campamento firme,
cuyas estacas no se arrancarán
ni se romperán sus cuerdas.
21Ahí se muestra glorioso el Señor con nosotros.
Es un lugar de ríos, de corrientes muy anchas,
pero no lo invadirán los enemigos
con sus barcos de remo y sus naves poderosas.
22-23Las cuerdas de esas naves
no pueden sostener el mástil;
la vela no se puede extender.
Arrebataremos tantas riquezas a los enemigos,
que hasta el ciego recibirá su parte
y los lisiados se dedicarán al saqueo.
Porque el Señor es nuestro juez,
nuestro legislador y nuestro rey,
y él nos salvará.
24Ningún habitante dirá: "Estoy enfermo."
Dios perdonará los pecados a los habitantes de Sión.


SALMO 119 (118)

33Señor, enséñame el camino de tus leyes,
pues quiero seguirlo hasta el fin.
34Dame entendimiento para guardar tu enseñanza;
¡quiero obedecerla de todo corazón!
35Llévame por el camino de tus mandamientos,
pues en él está mi felicidad.
36Haz que mi corazón prefiera tus mandatos
a las ganancias mal habidas.
37No dejes que me fije en falsos dioses;
¡dame vida para seguir tu camino!
38Confirma a este siervo tuyo
las promesas que haces a los que te honran.
39Aleja de mí la ofensa que temo,
pues tus decretos son buenos.
40Yo he deseado tus preceptos;
¡dame vida, pues tú eres justo!


41Muéstrame, Señor, tu amor y salvación,
tal como lo has prometido.
42Así podré responder al que me ofenda,
pues confío en tu palabra.
43No quites de mi boca la palabra de verdad,
pues he puesto mi esperanza en tus decretos.
44¡Quiero poner en práctica tu enseñanza,
siempre, por toda la eternidad!
45Así podré vivir en libertad,
pues he seguido tus preceptos.
46Hablaré de tus mandatos ante los reyes
y no sentiré vergüenza.
47Pues amo tus mandamientos
y me alegro con ellos.
48Amo y anhelo tus mandamientos,
y pienso mucho en tus leyes.


49Recuerda la palabra que diste a este siervo tuyo:
en ella me hiciste poner la esperanza.
50Este es mi consuelo en la tristeza:
que con tus promesas me das vida.
51Los insolentes me ofenden sin cesar,
pero yo no me aparto de tu enseñanza.
52Recuerdo tus decretos de otros tiempos,
y en ellos, Señor, encuentro consuelo.
53Los malvados que abandonan tu enseñanza
me llenan de furor.
54Tus leyes han sido mis canciones
en esta tierra donde soy un extranjero.
55Señor, por las noches me acuerdo de ti;
¡quiero poner en práctica tu enseñanza!
56Esto es lo que me corresponde:
obedecer tus preceptos.


57Tú, Señor, eres todo lo que tengo;
he prometido poner en práctica tus palabras.
58De todo corazón he procurado agradarte;
trátame bien, conforme a tu promesa.
59Me puse a pensar en mi conducta,
y volví a obedecer tus mandatos.
60Me he dado prisa, no he tardado
en poner en práctica tus mandamientos.
61Me han rodeado con trampas los malvados,
pero no me he olvidado de tu enseñanza.
62A medianoche me levanto a darte gracias
por tus justos decretos.
63Yo soy amigo de los que te honran
y de los que cumplen tus preceptos.
64Señor, la tierra está llena de tu amor;
¡enséñame tus leyes!

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