el veintinueve de octubre - 2 Thessalonians 3, Isaías 29-30 y Salmo 119.1-32

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Se piden oraciones

2 Tesalonicenses 3 1Por último, hermanos, oren por nosotros, para que el mensaje del Señor llegue pronto a todas partes y sea recibido con estimación, como sucedió entre ustedes. 2Oren también para que seamos librados de los hombres malos y perversos, porque no todos tienen fe. 3Pero el Señor es fiel, y él los mantendrá a ustedes firmes y los protegerá del mal. 4Y en el Señor tenemos confianza en que ustedes hacen y seguirán haciendo lo que les hemos ordenado. 5Que el Señor los ayude a amar como Dios ama y a tener en el sufrimiento la fortaleza de Cristo.

El deber de trabajar

6Hermanos, les ordenamos en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que se aparten de cualquier hermano que lleve una conducta indisciplinada y que no siga las tradiciones que recibieron de nosotros. 7Pues ustedes saben cómo deben vivir para seguir nuestro ejemplo: nosotros no llevamos entre ustedes una conducta indisciplinada, 8ni hemos comido el pan de nadie sin pagarlo. Al contrario, trabajamos y luchamos día y noche para no serle una carga a ninguno de ustedes. 9Y ciertamente teníamos el derecho de pedirles a ustedes que nos ayudaran, pero trabajamos para darles el ejemplo que ustedes deben seguir. 10Cuando estuvimos con ustedes, les dimos esta regla: El que no quiera trabajar, que tampoco coma. 11Pero hemos sabido que algunos de ustedes llevan una conducta indisciplinada, muy ocupados en no hacer nada. 12A tales personas les mandamos y encargamos, por la autoridad del Señor Jesucristo, que trabajen tranquilamente para ganarse la vida.
13Pero ustedes, hermanos, no se cansen de hacer el bien. 14Si alguno no hace caso a lo que decimos en esta carta, fíjense en quién es y no se junten con él, para que le dé vergüenza. 15Pero no lo tengan por enemigo, sino amonéstenlo como a hermano.

Despedida

16Y que el mismo Señor de la paz les dé la paz a ustedes en todo tiempo y en todas formas. Que el Señor esté con todos ustedes.
17Yo, Pablo, les escribo este saludo de mi puño y letra. Así firmo todas mis cartas; así escribo. 18Que nuestro Señor Jesucristo derrame su gracia sobre todos ustedes.


Isaías 29 1¡Ay de Ariel, Ariel,
la ciudad donde acampó David!
Que pasen unos cuantos años
con sus series de fiestas,
2y yo pondré a Ariel en apuros,
y habrá llanto y gemidos.
La ciudad será para mí realmente como Ariel.
3Enviaré mi ejército para que te rodee,
pondré un cerco de fortalezas en tu derredor
y levantaré trincheras para atacarte.
4Quedarás humillada, tendida en el suelo;
tu voz parecerá la de un fantasma;
tus palabras sonarán como un susurro.
5-6Pero de repente, en un instante,
el Señor todopoderoso castigará a tus enemigos
con truenos, terremotos, gran estruendo,
tormenta, tempestad e incendios destructores.
Tus innumerables enemigos quedarán hechos polvo fino,
tus muchos perseguidores serán arrastrados como paja.
7Todos esos pueblos incontables
que hacen la guerra a Ariel,
todos los que lo combaten
y atacan sus fortificaciones,
los mismos que lo oprimen,
serán como un sueño o una visión nocturna.
8Será como cuando un hambriento sueña
y cree que está comiendo,
pero luego se despierta con el estómago vacío;
o como cuando un sediento sueña
y cree que está bebiendo,
pero luego se despierta con sed
y con la garganta reseca.
Así sucederá con todos esos innumerables pueblos
que atacan el monte Sión.

9¡Sigan ustedes siendo estúpidos!
¡Sigan siendo ciegos, sin ver nada!
¡Sigan tambaleándose como borrachos,
aunque no hayan tomado bebidas embriagantes!
10Pues el Señor ha enviado sobre ustedes
un sueño profundo.
Los profetas son los ojos del pueblo,
pero el Señor los ha cubierto con un velo.
11Toda visión se ha convertido para ustedes
en algo así como lo escrito
en un pliego enrollado y sellado.
Si alguien se lo da a uno que sabe leer
y le dice: "Lee esto",
él responderá:
"No puedo, porque está sellado."
12Y si se lo da a uno que no sabe leer
y le dice: "Lee esto",
él responderá: "No sé leer."

13El Señor me dijo:
"Este pueblo me sirve de palabra
y me honra con la boca,
pero su corazón está lejos de mí,
y el culto que me rinde
son cosas inventadas por los hombres
y aprendidas de memoria.
14Por eso, con prodigios y milagros
dejaré otra vez maravillado a este pueblo.
La sabiduría de sus sabios
y la inteligencia de sus inteligentes desaparecerán."

15¡Ay de aquellos que se esconden del Señor
para ocultar sus planes,
que hacen sus maldades en la sombra
y dicen: "Nadie nos ve. Nadie se da cuenta"!
16¡Qué modo de pervertir las cosas!
Como si el barro fuera igual
a aquel que lo trabaja.
Un objeto no va a decir al que lo hizo:
"Tú no me hiciste",
ni una pieza de barro al que la fabrica:
"No sabes lo que estás haciendo."

Promesa de salvación a Israel

17Dentro de poco tiempo
el bosque se convertirá en campos de cultivo
y los campos de cultivo parecerán un bosque.
18En ese día los sordos podrán oir
cuando alguien les lea,
y los ciegos podrán ver,
libres de oscuridad y de tinieblas.
19Los humildes volverán a alegrarse en el Señor,
los más pobres se gozarán
en el Dios Santo de Israel.
20Se acabarán los insolentes,
dejarán de existir los arrogantes
y desaparecerán los que solo piensan en hacer el mal,
21esos que acusan de crímenes a otros,
y ponen trampas al juez,
y con engaños niegan justicia al inocente.

22Por eso, el Señor, el Dios de Israel,
el que rescató a Abraham, dice:
"De ahora en adelante Jacob no sentirá vergüenza,
ni su rostro se enrojecerá,
23porque cuando sus descendientes
vean lo que he hecho en su pueblo,
reconocerán mi santidad y me temerán a mí,
el Dios Santo de Israel.
24Los que estaban confundidos aprenderán a ser sabios,
y los murmuradores aceptarán las enseñanzas."

Contra los que buscan apoyo en Egipto

Isaías 30 1El Señor afirma:
"¡Ay de los hijos rebeldes,
que hacen planes sin contar conmigo
y preparan proyectos que yo no les inspiro,
de manera que amontonan pecado sobre pecado!
2Se van a toda prisa a Egipto,
y a mí no me consultan;
buscan apoyo bajo la protección del faraón,
se refugian bajo la sombra de Egipto.
3Pero la protección del faraón los defraudará,
y el refugio a la sombra de Egipto será su humillación.
4Aunque ustedes hayan enviado embajadores
hasta las ciudades de Soan y de Hanés,
5todos quedarán defraudados por esa nación inútil,
que no les trae ayuda ni provecho,
sino solo desilusión y desgracia."

6Profecía acerca de los animales del Négueb:
Por territorio lleno de peligros,
habitado por leones que rugen,
por víboras y dragones voladores,
llevan sus tesoros y riquezas
a lomo de burro y de camello
a Egipto, pueblo inútil,
7impotente, incapaz de ayudar.
Por eso le he puesto este nombre:
"Monstruo que ruge y no hace nada".
8Ven ahora y escríbelo en una tabla,
ponlo en una inscripción
que quede ahí para el futuro,
como testimonio eterno.
9Esta gente es un pueblo rebelde, infiel,
que no quiere escuchar las enseñanzas del Señor.
10A los videntes dicen: "No tengan visiones",
y a los profetas: "No nos cuenten revelaciones verdaderas;
háblennos palabras suaves;
no nos quiten nuestras ilusiones.
11Apártense del camino,
desvíense del sendero recto,
no nos pongan delante al Dios Santo de Israel."
12Por eso, el Dios Santo de Israel dice:
"Ustedes rechazan esta advertencia,
y confían en la violencia y la maldad,
y se apoyan en ellas;
13por eso, ustedes son culpables.
Parecen un alto muro agrietado
que cuando menos se piensa se derrumba;
14serán destruidos como un jarrón de barro,
que se quiebra tan completamente
que no queda entre los pedazos rotos
ni uno que sirva para recoger las brasas del fogón
o para sacar agua de un pozo."

15El Señor, el Dios Santo de Israel, dice:
"Vuelvan, quédense tranquilos y estarán a salvo.
En la tranquilidad y la confianza
estará su fuerza."
Pero ustedes no quisieron,
16sino que dijeron: "No, mejor huiremos a caballo."
Bueno, así tendrán que huir.
También dijeron: "Montaremos en carros veloces."
Bueno, veloces serán los que los persigan.
17Mil huirán amenazados por un solo hombre,
y todos ustedes huirán amenazados por cinco,
hasta que queden tan pocos
como queda un palo en la cumbre de un monte
o una señal levantada sobre una colina.

Promesa de misericordia para el pueblo

18Pero el Señor los espera, para tener compasión de ustedes; él está ansioso por mostrarles su amor, porque el Señor es un Dios de justicia. ¡Dichosos todos los que esperan en él!
19Pueblo de Sión, que vives en Jerusalén: ya no llorarás más. El Señor tendrá compasión de ti al oir que gritas pidiendo ayuda, y apenas te oiga, te responderá. 20Y aunque el Señor te dé el pan del sufrimiento y el agua de la aflicción, él, que es tu maestro, no se esconderá más; con tus propios ojos lo verás. 21Y si te desvías a la derecha o a la izquierda, oirás una voz detrás de ti, que te dirá: "Por aquí es el camino, vayan por aquí." 22Y despreciarás como cosas impuras tus imágenes de plata y tus ídolos recubiertos de oro. Los rechazarás como algo impuro y los considerarás como basura. 23El Señor te dará lluvia para la semilla que siembres en la tierra, y la tierra producirá trigo abundante y fértil. En ese día tu ganado tendrá lugar en abundancia para pastar. 24Hasta los bueyes y los burros que trabajan en tus campos tendrán para comer el mejor y más exquisito forraje. 25Cuando llegue el día de la gran matanza y caigan las fortalezas, habrá ríos y torrentes de agua en todas las altas montañas y en las colinas elevadas. 26El Señor curará y vendará las heridas de su pueblo. Entonces la luna alumbrará como el sol, y la luz del sol será siete veces más fuerte, como la luz de siete soles juntos.

Castigo de Asiria

27Miren, el Señor en persona viene de lejos;
su furor está ardiendo con espesa humareda,
sus labios están llenos de ira,
su lengua es como fuego destructor,
28su aliento es como un río desbordado
que llega hasta el cuello;
él viene a poner un yugo a las naciones
para llevarlas a la ruina,
a poner un freno en la boca de los pueblos
para hacerlos extraviar.
29Para ustedes, en cambio, habrá cantos,
como en noche de fiesta sagrada;
su corazón estará alegre,
como el de quien camina al son de la flauta
para ir al monte del Señor,
al refugio de Israel.
30El Señor dejará oir su voz majestuosa
y mostrará su poder, que actuará con ira terrible,
con las llamas de un fuego devorador,
con rayos, aguacero y granizo.
31Al oir la voz del Señor y recibir su castigo,
Asiria se llenará de terror,
32y a cada golpe que descargue el Señor sobre ella,
sonarán tambores y arpas.
El Señor le hará una guerra terrible.
33Desde hace mucho tiempo
está preparado para Asiria y para su rey
el lugar del tormento, ancho y profundo,
una hoguera encendida con leña abundante.
La encenderá el soplo del Señor,
como un torrente de azufre.


SALMO 119 (118)

Alabanzas a la ley de Dios

1Felices los que se conducen sin tacha
y siguen la enseñanza del Señor.
2Felices los que atienden a sus mandatos
y lo buscan de todo corazón,
3los que no hacen nada malo,
los que siguen el camino del Señor.
4Tú has ordenado que tus preceptos
se cumplan estrictamente.
5¡Ojalá yo me mantenga firme
en la obediencia a tus leyes!
6No tendré de qué avergonzarme
cuando atienda a todos tus mandamientos.
7Te alabaré con corazón sincero
cuando haya aprendido tus justos decretos.
8¡Quiero cumplir tus leyes!
¡No me abandones jamás!


9¿Cómo podrá el joven llevar una vida limpia?
¡Viviendo de acuerdo con tu palabra!
10Yo te busco de todo corazón;
no dejes que me aparte de tus mandamientos.
11He guardado tus palabras en mi corazón
para no pecar contra ti.
12¡Bendito tú, Señor!
¡Enséñame tus leyes!
13Con mis labios contaré
todos los decretos que pronuncies.
14Me alegraré en el camino de tus mandatos,
más que en todas las riquezas.
15Meditaré en tus preceptos
y pondré mi atención en tus caminos.
16Me alegraré con tus leyes
y no me olvidaré de tu palabra.


17¡Concédele vida a este siervo tuyo!
¡Obedeceré tu palabra!
18Abre mis ojos, para que contemple
las maravillas de tu enseñanza.
19Yo soy extranjero en esta tierra;
no escondas de mí tus mandamientos.
20Me siento oprimido a todas horas
por el deseo de conocer tus decretos.
21Tú reprendes a los insolentes y malditos
que se apartan de tus mandamientos.
22Aléjame de sus ofensas y desprecios,
pues he atendido a tus mandatos.
23Aunque hombres poderosos tramen hacerme daño,
este siervo tuyo meditará en tus leyes.
24Yo me alegro con tus mandatos;
ellos son mis consejeros.


25Estoy a punto de morir;
¡dame vida, conforme a tu promesa!
26Te he expuesto mi conducta, y me has respondido.
¡Enséñame tus leyes!
27Dame entendimiento para seguir tus preceptos,
pues quiero meditar en tus maravillas.
28Estoy ahogado en lágrimas de dolor;
¡manténme firme, conforme a tu promesa!
29Aléjame del camino de la mentira
y favoréceme con tu enseñanza.
30He escogido el camino de la verdad
y deseo tus decretos.
31Señor, me he apegado a tus mandatos;
¡no me llenes de vergüenza!
32Me apresuro a cumplir tus mandamientos
porque llenas de alegría mi corazón.

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