el veintitrés de octubre - 1 Tesalonicenses 2.1-16, Isaías 14-16 y Salmo 113

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Recuerdos

1 Tesalonicenses 2 1Ustedes mismos, hermanos, saben que nuestra visita a ustedes no fue en vano. 2Más bien, aunque, como ya saben, antes habíamos sido insultados y maltratados en Filipos, Dios nos ayudó a anunciarles a ustedes su evangelio, con todo valor y en medio de una fuerte lucha. 3Porque no estábamos equivocados en lo que predicábamos, ni tampoco hablábamos con malas intenciones ni con el propósito de engañar a nadie. 4Al contrario, Dios nos aprobó y nos encargó el evangelio, y así es como hablamos. No tratamos de agradar a la gente, sino a Dios, que examina nuestros corazones. 5Como ustedes saben, nunca los hemos halagado con palabras bonitas, ni hemos usado pretextos para ganar dinero. Dios es testigo de esto. 6Nunca hemos buscado honores de nadie: ni de ustedes ni de otros. 7Aunque muy bien hubiéramos podido hacerles sentir el peso de nuestra autoridad como apóstoles de Cristo, nos hicimos como niños entre ustedes. Como una madre que cría y cuida a sus propios hijos, 8así también les tenemos a ustedes tanto cariño que hubiéramos deseado darles, no solo el evangelio de Dios, sino hasta nuestras propias vidas. ¡Tanto hemos llegado a quererlos! 9Hermanos, ustedes se acuerdan de cómo trabajábamos y luchábamos para ganarnos la vida. Trabajábamos día y noche, a fin de no ser una carga para ninguno de ustedes mientras les anunciábamos el evangelio de Dios.
10Ustedes son testigos, y Dios también, de que nos hemos portado de una manera santa, recta e irreprochable con ustedes los creyentes. 11-12También saben que los hemos animado y consolado a cada uno de ustedes, como hace un padre con sus hijos. Les hemos encargado que se porten como deben hacerlo los que son de Dios, que los llama a tener parte en su propio reino y gloria.
13Por esto, de nuestra parte, damos siempre gracias a Dios, pues cuando ustedes escucharon el mensaje de Dios que nosotros les predicamos, lo recibieron como mensaje de Dios y no como mensaje de hombres. Y en verdad es el mensaje de Dios, el cual produce sus resultados en ustedes los que creen. 14Cuando ustedes, hermanos, sufrieron persecución a manos de sus paisanos, les pasó lo mismo que a las iglesias de Dios de los que pertenecen a Cristo Jesús en Judea, pues ellos también fueron perseguidos por sus paisanos los judíos. 15Estos judíos mataron al Señor Jesús, como antes habían matado a los profetas, y nos echaron fuera a nosotros. No agradan a Dios, y están en contra de todos, 16pues cuando queremos hablar a los que no son judíos, para que también se salven, no nos dejan hacerlo. De esta manera llenan siempre la medida de sus pecados. Pero para poner fin a eso, el terrible castigo de Dios ha venido sobre ellos.


Regreso del destierro

Isaías 14 1Sí, el Señor tendrá misericordia de Jacob. De nuevo tendrá a Israel como su elegido, y hará que los israelitas vuelvan a establecerse en su tierra. Los extranjeros se acercarán a ellos, se unirán al pueblo de Jacob. 2Muchas naciones recibirán a los israelitas y los acompañarán hasta su patria, y los israelitas los tomarán como esclavos en la tierra del Señor. Los israelitas llevarán presos a quienes antes los habían puesto presos, y dominarán a quienes antes los oprimieron.

Burla al rey de Babilonia

3Pueblo de Israel, cuando el Señor te haga descansar de tus sufrimientos, de tus penas y de la cruel esclavitud a que fuiste sometido, 4recitarás este poema para burlarte del rey de Babilonia:

"¡Miren en qué vino a parar el tirano!
¡Miren en qué vino a parar su arrogancia!
5El Señor ha roto el poder del malvado,
ha hecho pedazos la vara del tirano
6que castigaba a las naciones con ira
y las golpeaba sin parar,
que aplastaba a los pueblos con furor
y los perseguía sin compasión.
7Toda la tierra está en paz y tranquila,
y grita de alegría.
8Hasta los pinos y los cedros del Líbano
se alegran de tu ruina
y dicen: 'Desde que tú caíste,
nadie ha vuelto a cortarnos.'
9Abajo, entre los muertos, hay gran agitación
y salen a recibirte.
Las sombras de los muertos se despiertan,
todos los jefes de la tierra salen a tu encuentro;
todos los reyes de los pueblos
se levantan de sus tronos.
10Todos ellos toman la palabra
y te dicen:
'Tú también has perdido tu fuerza,
has llegado a ser como nosotros.
11Aquí vinieron a parar tu orgullo
y tu música de cítaras.
Tu cama es podredumbre,
tus mantas son gusanos.'

12"¡Cómo caíste del cielo,
lucero del amanecer!
Fuiste derribado por el suelo,
tú que vencías a las naciones.
13Pensabas para tus adentros:
'Voy a subir hasta el cielo;
voy a poner mi trono
sobre las estrellas de Dios;
voy a sentarme allá lejos en el norte,
en el monte donde los dioses se reúnen.
14Subiré más allá de las nubes más altas;
seré como el Altísimo.'
15¡Pero en realidad has bajado al reino de la muerte,
a lo más hondo del abismo!
16Los que te ven se quedan mirándote,
y fijando su atención en ti, dicen:
'¿Este es el hombre que hacía temblar la tierra,
que destruía las naciones,
17que dejó el mundo hecho un desierto,
que arrasaba las ciudades
y no dejaba libres a los presos?'
18Todos los reyes de las naciones descansan con honor,
cada uno en su tumba;
19a ti, en cambio, te arrojan lejos del sepulcro
como basura repugnante,
como cadáver pisoteado,
entre gente asesinada, degollada,
arrojada al abismo lleno de piedras.
20No te enterrarán como a los otros reyes,
porque arruinaste a tu país
y asesinaste a la gente de tu pueblo.
La descendencia de los malhechores
no durará para siempre.
21Prepárense para matar a los hijos
por los crímenes que sus padres cometieron,
para que no piensen más en dominar la tierra
ni en llenar el mundo de ciudades."

22El Señor todopoderoso afirma:
"Voy a entrar en acción contra ellos,
voy a acabar con el nombre de Babilonia
y con lo que quede de ella,
con sus hijos y sus nietos.
23La convertiré en un pantano,
en región plagada de lechuzas.
La barreré con la escoba de la destrucción."
Es el Señor todopoderoso quien lo afirma.

Asiria será destruida

24El Señor todopoderoso ha jurado:
"Sin duda alguna, lo que yo he decidido, se hará;
lo que yo he resuelto, se cumplirá.
25Destruiré al pueblo asirio en mi país,
lo aplastaré en mis montañas.
Su yugo dejará de oprimir a mi pueblo,
su tiranía no pesará más sobre sus hombros.
26Esta es mi decisión en cuanto a toda la tierra.
Mi mano amenaza a todas las naciones."
27El Señor todopoderoso lo ha decidido,
y nadie podrá oponérsele.
Su mano está amenazando,
y nadie lo hará cambiar de parecer.

Profecía contra los filisteos

28El año en que murió el rey Ahaz, Isaías pronunció esta profecía:

29No te alegres, nación filistea,
de que haya sido quebrada la vara con que te castigaban,
pues de donde salió una serpiente saldrá una víbora,
más aún, saldrá un dragón volador.
30Los pobres tendrán en mis campos pasto para sus rebaños,
y la gente sin recursos descansará tranquila.
Yo, en cambio, haré que tu gente muera de hambre,
y mataré a los pocos que te queden.
31¡Laméntense, ciudades filisteas,
griten de dolor, tiemblen de espanto!
Porque del norte viene un ejército como una nube de humo;
ni un solo hombre se sale de las filas.
32¿Qué se puede responder a los enviados de ese país?
Que el Señor ha dado firmeza a Sión,
y los afligidos de su pueblo se refugiarán allí.

Profecía contra Moab

Isaías 15 1Profecía contra Moab:
En la noche en que Ar fue destruida,
ocurrió la ruina de Moab;
en la noche en que Quir fue destruida,
ocurrió la ruina de Moab.
2La gente de Dibón sube a llorar
al templo situado en la colina.
Moab se lamenta de la destrucción
de Nebo y de Medebá.
Todos tienen la cabeza rapada,
la barba cortada.
3Por las calles va la gente con ropas ásperas;
en las terrazas gritan de dolor.
En las plazas todo el mundo se lamenta
y se deshace en lágrimas.
4Hesbón y Elalé piden socorro;
hasta en Jahas se oyen sus gritos.
Por eso se acobardan los guerreros de Moab
y se llenan de terror.
5Mi corazón pide socorro para Moab;
su gente sale huyendo hasta Sóar, hasta Eglat-selisiya.
Por la cuesta de Luhit suben llorando;
por el camino de Horonaim
lanzan gritos de dolor ante el desastre.
6Los pozos de Nimrim han quedado secos,
la hierba está marchita, muerta la vegetación,
no queda ni una hoja verde.
7Por eso la gente recoge sus riquezas
y las lleva más allá del arroyo de los Álamos.
8El grito de socorro da la vuelta
por las fronteras de Moab;
los lamentos llegan hasta Eglaim
y hasta Beer-elim.
9Aunque los pozos de Dimón están llenos de sangre,
aún le enviaré mayores males;
un león devorará a los que se salven de Moab,
a los que queden con vida en la tierra.

La gente de Moab se refugia en Judá

Isaías 16 1Desde Selá en el desierto,
los jefes del país envían corderos
hasta el monte Sión.
2Los habitantes de Moab en el paso del Arnón
son como pájaros espantados
que huyen de su nido.
3Dicen a Sión:
"Haz planes para protegernos,
toma tú nuestra defensa.
Extiende tu sombra en pleno mediodía,
como si fuera de noche;
ofrece asilo a los desterrados,
no traiciones a los fugitivos.
4Deja que se refugien en ti
los fugitivos de Moab.
Sírveles de asilo
frente al destructor."

Cuando termine la opresión
y la destrucción haya pasado,
cuando el invasor se vaya del país,
5un descendiente de David alcanzará el reinado,
reinado estable fundado en la bondad.
Será un juez honrado,
que establecerá el derecho
y hará llegar pronto la justicia.

6Conocemos el orgullo enorme de Moab,
su arrogancia, su altivez, su soberbia
y su inútil charlatanería.
7Por eso todos los habitantes de Moab
llorarán por su nación;
afligidos en extremo, se dolerán
por los hombres de Quir-haréset.
8Los viñedos de Hesbón y de Sibmá
han quedado marchitos,
destrozados por los señores de las naciones.
Sus ramas llegaban hasta Jazer,
se extendían por el desierto
y alcanzaban hasta más allá del mar.
9Por eso lloro por los viñedos de Sibmá,
lo mismo que por Jazer,
y derramo lágrimas por Hesbón y Elalé,
porque sobre sus frutos y cosechas
resonó el grito de guerra.
10La alegría y el bullicio se acabarán en los campos;
no habrá más gritos de alegría
ni cantos en los viñedos,
ni exprimirán más las uvas para sacar vino.
Los gritos se acabaron.
11Mi corazón se estremece como un arpa
por Moab y por Quir-haréset.
12Por más que Moab vaya a las colinas
y ruegue allí hasta el cansancio,
por más que vaya a su templo a orar,
nada va a conseguir.

13Estas fueron las palabras que dijo el Señor contra Moab hace mucho tiempo. 14Ahora dice el Señor:

"Dentro de tres años,
tal como los cuenta un obrero que vive de su salario,
la grandeza de Moab se hará despreciable,
a pesar de su inmenso gentío;
solo quedará un puñado pequeño, impotente."


SALMO 113 (112)

Alabanza a la bondad del Señor

1¡Aleluya!
Siervos del Señor, ¡alaben su nombre!

2¡Bendito sea ahora y siempre
el nombre del Señor!
3¡Alabado sea el nombre del Señor
del oriente al occidente!
4El Señor está por encima de las naciones;
¡su gloria está por encima del cielo!

5Nadie es comparable al Señor nuestro Dios,
que reina allá en lo alto;
6y que, sin embargo, se inclina
para mirar el cielo y la tierra.
7El Señor levanta del suelo al pobre,
y saca del lugar más bajo al necesitado
8para sentarlo entre gente importante,
entre la gente importante de su pueblo.
9A la mujer que no tuvo hijos
le da la alegría de ser madre
y de tener su propio hogar.

¡Aleluya!

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