el veintidós de octubre - 1 Tesalonicenses 1, Isaías 11-13 y Salmo 112

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Primera carta de San Pablo a los
TESALONICENSES

Saludo

1 Tesalonicenses 1 1Pablo, Silvano y Timoteo saludan a la comunidad de los creyentes de la ciudad de Tesalónica, que están unidos a Dios el Padre y al Señor Jesucristo. Que Dios derrame su gracia y su paz sobre ustedes.

Acción de gracias a Dios

2Siempre damos gracias a Dios por todos ustedes, y los recordamos en nuestras oraciones. 3Continuamente recordamos qué activa ha sido su fe, qué servicial su amor, y qué fuerte en los sufrimientos su esperanza en nuestro Señor Jesucristo, delante de nuestro Dios y Padre. 4Hermanos amados por Dios, sabemos que él los ha escogido. 5Pues cuando nosotros les anunciamos el evangelio, no fue solamente con palabras, sino que lo hicimos también con demostraciones del poder de Dios y de la actividad del Espíritu Santo, y con una gran abundancia de gracias. Bien saben cómo nos portamos entre ustedes, buscando su propio bien.
6Ustedes, por su parte, siguieron nuestro ejemplo y el ejemplo del Señor, y recibieron el mensaje con la alegría que el Espíritu Santo les daba en medio de grandes sufrimientos. 7De esta manera llegaron a ser un ejemplo para todos los creyentes en las regiones de Macedonia y Acaya. 8Partiendo de ustedes, el mensaje del Señor se ha extendido, no solo por Macedonia y Acaya, sino por todas partes, y se sabe de la fe que ustedes tienen en Dios, de manera que ya no es necesario que nosotros digamos nada. 9Al contrario, ellos mismos hablan de nuestra llegada a ustedes y de cómo ustedes abandonaron los ídolos y se volvieron al Dios vivo y verdadero para servirle 10y esperar que vuelva del cielo Jesús, el Hijo de Dios, al cual Dios resucitó. Jesús es quien nos salva del terrible castigo que viene.


El descendiente de Jesé trae un reinado de paz y justicia

Isaías 11 1De ese tronco que es Jesé, sale un retoño;
un retoño brota de sus raíces.
2El espíritu del Señor estará continuamente sobre él,
y le dará sabiduría, inteligencia,
prudencia, fuerza,
conocimiento y temor del Señor.
3Él no juzgará por la sola apariencia,
ni dará su sentencia fundándose en rumores.
4Juzgará con justicia a los débiles
y defenderá los derechos de los pobres del país.
Sus palabras serán como una vara para castigar al violento,
y con el soplo de su boca hará morir al malvado.
5Siempre irá revestido de justicia y verdad.
6Entonces el lobo y el cordero vivirán en paz,
el tigre y el cabrito descansarán juntos,
el becerro y el león crecerán uno al lado del otro,
y se dejarán guiar por un niño pequeño.
7La vaca y la osa serán amigas,
y sus crías descansarán juntas.
El león comerá pasto, como el buey.
8El niño podrá jugar en el hoyo de la cobra,
podrá meter la mano en el nido de la víbora.
9En todo mi monte santo
no habrá quien haga ningún daño,
porque así como el agua llena el mar,
así el conocimiento del Señor llenará todo el país.
10En ese tiempo
el retoño de esta raíz que es Jesé
se levantará como una señal para los pueblos;
las naciones irán en su busca,
y el sitio en que esté será glorioso.

Regreso triunfal de los desterrados

11En ese tiempo mostrará otra vez el Señor su poder
reconquistando el resto de su pueblo,
haciéndolo volver de Asiria y de Egipto,
de Patros, de Etiopía, de Elam,
de Sinar, de Hamat y de los países del mar.
12Levantará una señal para las naciones
y reunirá a los israelitas que estaban desterrados;
juntará desde los cuatro puntos cardinales
a la gente de Judá que estaba dispersa.
13La envidia de Efraín terminará,
y el rencor de Judá se calmará;
Efraín no tendrá envidia de Judá,
y Judá no sentirá rencor contra Efraín.
14Los dos se lanzarán hacia el occidente contra los filisteos
y les caerán por la espalda;
juntos les quitarán las riquezas a las tribus de oriente.
Su poder llegará hasta Edom y Moab,
y dominarán a los amonitas.
15El Señor les abrirá un camino por el Mar Rojo,
extenderá su brazo sobre el río Éufrates,
hará soplar un viento terrible
que lo dividirá en siete brazos,
y podrán cruzarlos sin quitarse las sandalias.
16Cuando ese resto del pueblo del Señor vuelva de Asiria,
encontrará un amplio camino,
como Israel cuando salió de Egipto.

Canto de acción de gracias

Isaías 12 1En ese tiempo dirás:
"Te doy gracias, Señor,
porque aunque estuviste enojado conmigo,
tu ira ya pasó
y me has devuelto la paz.
2Dios es quien me salva;
tengo confianza, no temo.
El Señor es mi refugio y mi fuerza,
él es mi salvador."
3También ustedes podrán ir a beber con alegría
en esa fuente de salvación,
4y entonces dirán:
"Den gracias e invoquen al Señor,
cuenten a las naciones las cosas que ha hecho,
recuérdenles que él está por encima de todo.
5Canten al Señor, porque ha hecho algo grandioso
que debe conocerse en toda la tierra.
6Den gritos de alegría, habitantes de Sión,
porque el Dios Santo de Israel está en medio de ustedes
con toda su grandeza."

Profecía contra Babilonia

Isaías 13 1Palabras proféticas contra Babilonia, las cuales recibió por revelación Isaías, hijo de Amós:

2"¡Alcen en un monte pelado la señal de combate!
¡Den la orden de ataque a los soldados!
¡Levanten la mano para que avancen
por las puertas de los nobles!
3Ya he llamado a mis valientes,
he dado órdenes a mis guerreros consagrados,
a los que se alegran por mi triunfo,
para que ejecuten mi castigo."

4Se oye un griterío en los montes,
como de mucha gente.
Se oye el rugir de las naciones,
de los pueblos que se han reunido.
El Señor todopoderoso pasa revista
a sus tropas dispuestas para la batalla.
5Vienen de un país lejano,
de más allá del horizonte.
Es el Señor con los instrumentos de su ira,
que viene a destruir toda la tierra.
6Den alaridos, porque el día del Señor está cerca,
llega como un golpe del Todopoderoso.
7Entonces todo el mundo dejará caer los brazos,
todos perderán el valor
8y quedarán aterrados.
Les vendrá una angustia y un dolor tan grandes
que se retorcerán como mujer de parto.
Unos a otros se mirarán asombrados
y les arderá la cara de vergüenza.

9Ya llega el día del Señor,
día terrible, de ira y furor ardiente,
que convertirá la tierra en desierto
y acabará con los pecadores que hay en ella.
10Las estrellas y constelaciones del cielo
dejarán de dar su luz;
el sol se oscurecerá apenas salga,
y la luna no brillará.

11El Señor dice:
"Voy a castigar al mundo por su maldad,
a los malvados por sus crímenes.
Voy a terminar con la altanería de los orgullosos,
voy a humillar a los soberbios e insolentes.
12Voy a hacer que los hombres sean
más escasos que el oro fino de Ofir.
13Entonces el cielo se estremecerá
y la tierra se moverá de su sitio
por la ira que tendré en ese día,
por mi ardiente furor.

14"La gente parecerá gacela perseguida,
o un rebaño cuando se dispersa
y no hay nadie que lo junte.
Cada uno se volverá a su propio país,
huirá a su propia tierra.
15Todo el que se deje encontrar será apuñalado,
todo el que se deje agarrar caerá asesinado.
16Ante sus propios ojos
estrellarán contra el suelo a sus hijos pequeños;
sus casas serán saqueadas
y violadas sus esposas.
17Voy a incitar contra ellos al pueblo de los medos,
gente que no se preocupa por la plata
y a la que el oro no le llama la atención.
18Con sus flechas derribarán a los jóvenes.
No tienen compasión de los recién nacidos, ni sienten lástima por los niños.
19Y Babilonia, la perla de las naciones,
joya y orgullo de los caldeos,
quedará como Sodoma y Gomorra,
cuando yo las destruí.
20Nunca más volverá a ser habitada,
nadie volverá a vivir jamás en ella.
Los árabes no volverán a acampar allí,
ni los pastores harán que allí descansen sus rebaños.
21Allí habitarán los gatos monteses,
las lechuzas llenarán las casas,
los avestruces vivirán en ella,
y también retozarán los chivos.
22Los chacales aullarán en los castillos,
y en los lujosos palacios habrá lobos.
Ya se le acerca su hora a Babilonia;
no le quedan muchos días."


SALMO 112 (111)

La dicha del hombre honrado

1¡Aleluya!

Feliz el hombre que honra al Señor
y se complace en sus mandatos.
2Los descendientes del hombre honrado
serán bendecidos y tendrán poder en la tierra.
3En su casa hay abundantes riquezas,
y su generosidad es constante.
4Brilla una luz en la oscuridad
para los hombres honrados,
para el que es compasivo, clemente y justo.
5El hombre de bien presta con generosidad
y maneja con honradez sus negocios;
6por eso jamás llegará a caer.
¡El hombre justo será siempre recordado!
7No tiene miedo de malas noticias;
su corazón está firme, confiado en el Señor.
8Su corazón está firme; no tiene miedo,
y aun mira con burla a sus enemigos.
9Reparte limosna entre los pobres,
su generosidad es constante,
levanta la frente con honor.
10El malvado se enfurece al verlo;
en su impotencia rechina los dientes.
La ambición de los malvados fracasará.

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