el veinte de octubre - Apocalipsis 20, Isaías 7-8 y Salmo 110

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La victoria sobre el diablo

Apocalipsis 20 1Vi un ángel que bajaba del cielo con la llave del abismo y una gran cadena en la mano. 2Este ángel sujetó al dragón, aquella serpiente antigua que es el Diablo y Satanás, y lo encadenó por mil años. 3Lo arrojó al abismo, donde lo encerró, y puso un sello sobre la puerta para que no engañara a las naciones hasta que pasaran los mil años, al cabo de los cuales habrá de ser soltado por un poco de tiempo.
4Vi tronos, y en ellos estaban sentados los que habían recibido autoridad para juzgar. Vi también las almas de aquellos a quienes les cortaron la cabeza por haber sido fieles al testimonio de Jesús y al mensaje de Dios. Ellos no habían adorado al monstruo ni a su imagen, ni se habían dejado poner su marca en la frente o en la mano. Y vi que volvieron a vivir y que reinaron con Cristo mil años. 5Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta después de los mil años. Esta es la primera resurrección. 6¡Dichosos los que tienen parte en la primera resurrección, pues pertenecen al pueblo santo! La segunda muerte no tiene ningún poder sobre ellos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él los mil años.
7Cuando hayan pasado los mil años, Satanás será soltado de su prisión, 8y saldrá a engañar a las naciones de los cuatro extremos de la tierra, a Gog y a Magog, cuyos ejércitos, numerosos como la arena del mar, reunirá para la batalla.
9Y subieron por lo ancho de la tierra, y rodearon el campamento del pueblo santo, y la ciudad que él ama. Pero cayó fuego del cielo y los quemó por completo. 10Y el diablo, que los había engañado, fue arrojado al lago de fuego y azufre, donde también habían sido arrojados el monstruo y el falso profeta. Allí serán atormentados día y noche por todos los siglos.

El juicio

11Vi un gran trono blanco, y al que estaba sentado en él. Delante de su presencia desaparecieron completamente la tierra y el cielo, y no se los volvió a ver por ninguna parte. 12Y vi los muertos, grandes y pequeños, de pie delante del trono; y fueron abiertos los libros, y también otro libro, que es el libro de la vida. Los muertos fueron juzgados de acuerdo con sus hechos y con lo que estaba escrito en aquellos libros. 13El mar entregó sus muertos, y el reino de la muerte entregó los muertos que había en él; y todos fueron juzgados, cada uno conforme a lo que había hecho. 14Luego el reino de la muerte fue arrojado al lago de fuego. Este lago de fuego es la muerte segunda, 15y allí fueron arrojados los que no tenían su nombre escrito en el libro de la vida.


Primer mensaje de Isaías a Ahaz

Isaías 7 1El rey de Siria, Resín, y el rey de Israel, Pécah, hijo de Remalías, atacaron a Jerusalén y quisieron conquistarla, pero no pudieron. Esto sucedió cuando Ahaz, hijo de Jotam y nieto de Ozías, era rey de Judá. 2En esa ocasión llevaron esta noticia al rey Ahaz y a su familia: "Los sirios se han aliado con Efraín." El rey y el pueblo empezaron a temblar como tiemblan los árboles del bosque cuando sopla el viento.
3Entonces el Señor dijo a Isaías: "Toma a tu hijo Sear-iasub y ve a encontrarte con el rey Ahaz en el extremo del canal del estanque superior, en el camino que va al campo del Lavador de Paños, 4y dile:

'Ten cuidado, pero no te asustes;
no tengas miedo ni te acobardes
por esos dos tizones humeantes,
Resín con sus sirios, y el hijo de Remalías,
que están ardiendo en furor.
5Los sirios, con el pueblo de Efraín y el hijo de Remalías,
han tramado hacerte mal.
Han dicho:
6Invadamos Judá y metámosle miedo;
apoderémonos de ella
y pongamos por rey al hijo de Tabeel.
7Pero el Señor dice:
¡Eso jamás sucederá!
8-9Damasco es la capital de Siria,
y Resín es el rey de Damasco;
Samaria es la capital de Efraín,
y el hijo de Remalías es el rey de Samaria;
pero dentro de sesenta y cinco años
Efraín dejará de ser nación;
y si ustedes no tienen una fe firme,
tampoco quedarán firmemente en pie.'  "

Segundo mensaje: el nacimiento de Emanuel

10El Señor dijo también a Ahaz: 11"Pide al Señor tu Dios que haga un milagro que te sirva de señal, ya sea abajo en lo más profundo o arriba en lo más alto."
12Ahaz contestó: "No, yo no voy a poner a prueba al Señor pidiéndole una señal."
13Entonces Isaías dijo:

"Escuchen ustedes, los de la casa real de David.
¿Les parece poco molestar a los hombres,
que quieren también molestar a mi Dios?
14Pues el Señor mismo les va a dar una señal:
La joven está encinta
y va a tener un hijo,
al que pondrá por nombre Emanuel.
15En los primeros años de vida del niño,
se comerá leche cuajada y miel.
16Pero antes de que el niño tenga uso de razón,
el país de los dos reyes que te causan miedo
quedará abandonado.

17"El Señor hará venir sobre ti,
sobre tu pueblo y la casa real,
días como no habían venido
desde que Efraín se separó de Judá."
(Esto se refiere al rey de Asiria.)

18En ese tiempo el Señor hará venir como moscas
a los que viven en los lejanos ríos de Egipto,
y hará venir como abejas
a los que viven en Asiria.
19Todos ellos vendrán a instalarse
en las cañadas profundas
y en las cuevas de las rocas,
en todos los matorrales espinosos
y en los sitios donde bebe el ganado.
20En ese día el Señor usará al rey de Asiria
como navaja alquilada más allá del río Éufrates,
y les afeitará a los israelitas
la cabeza, la barba y la parte inferior del cuerpo.

21En ese tiempo, el que críe una vaca y dos ovejas 22tendrá tanta leche que podrá comer leche cuajada. Y todos los que se salven de la destrucción en el país podrán comer leche cuajada y miel.
23En ese tiempo, lo que antes era un viñedo con mil plantas y valía mil monedas de plata, quedará convertido en espinos y matorrales. 24Solo se podrá entrar allí con arco y flechas para cazar, porque todo el país quedará convertido en espinos y matorrales. 25En las colinas que antes se cultivaban con azadón, habrá tantos espinos y matorrales que nadie irá a ellas. Solo servirán como pastizal para los bueyes y las ovejas.

Nombre simbólico de un hijo de Isaías

Isaías 8 1El Señor me dijo: "Toma una tabla grande y escribe en ella, con letras comunes y corrientes: 'Maher-salal-hasbaz.' 2Toma luego como testigos de confianza al sacerdote Urías y a Zacarías, el hijo de Jeberequías."
3Más tarde me uní a la profetisa, mi esposa, y ella quedó encinta y tuvo un niño. Entonces el Señor me dijo: "Ponle por nombre Maher-salal-hasbaz. 4Porque antes de que el niño sepa decir 'papá' y 'mamá', Damasco y Samaria serán saqueadas, y sus riquezas serán llevadas al rey de Asiria." 5Y de nuevo me dijo el Señor:

6"Ya que por miedo a Resín y al hijo de Remalías
desprecia esta gente el agua de Siloé,
que corre mansamente,
7el Señor los va a inundar
con la violenta corriente del río Éufrates
(es decir, el rey de Asiria con todo su poder).
Se desbordará por todos sus canales,
se saldrá por todas las orillas,
8pasará hasta Judá y la cubrirá, la inundará,
le llegará hasta el cuello.
Será como un ave con las alas extendidas,
que cubrirá, Emanuel, toda tu tierra."

9Reúnanse, naciones, y llénense de espanto;
escuchen esto, todos los países lejanos:
por más que tomen las armas, quedarán espantados;
sí, por más que tomen las armas, quedarán espantados.
10Hagan planes, que serán desbaratados;
propongan lo que quieran, que no se realizará,
porque Dios está con nosotros.

Al Señor es a quien hay que temer

11El Señor me tomó fuertemente con su mano y me advirtió que no siguiera el camino de esta gente. Me dijo: 12"No llamen ustedes conspiración a todo lo que este pueblo llama conspiración. No se asusten ni tengan miedo por todo lo que a ellos les da miedo. 13Al Señor todopoderoso es a quien hay que tener por santo; a él es a quien hay que temer; hay que tener miedo en su presencia. 14Él será para ustedes como una trampa; será la piedra con la que tropezarán, la cual hará caer a los dos reinos de Israel; será como una trampa en la que caerán los habitantes de Jerusalén. 15Muchos tropezarán, caerán y morirán; muchos caerán en la trampa, y quedarán atrapados."

Advertencias de Isaías a sus discípulos

16Guarden bien este mensaje;
mantengan ocultas estas instrucciones, estas enseñanzas mías.
17Aunque el Señor se oculta del pueblo de Jacob,
yo confío en él.
En él he puesto mi esperanza.
18Yo y los hijos que me dio el Señor
somos señales milagrosas para Israel,
puestas por el Señor todopoderoso
que vive en el monte Sión.
19Sin duda la gente les dirá a ustedes:
"Consulten a los espíritus de los muertos
y a esos adivinos que cuchichean y susurran.
¿Acaso no debe un pueblo consultar a sus dioses,
y pedir consejo a los muertos acerca de los vivos
20para recibir una instrucción o un mensaje?"
Sin duda que hablarán así,
pero lo que dicen es una tontería.

21La gente irá de una parte a otra,
oprimida y con hambre,
y por el hambre se pondrán furiosos.
Maldecirán a su rey y a sus dioses.
Volverán la cara hacia arriba
22y después mirarán al suelo,
y no encontrarán más que miseria y oscuridad,
tinieblas y angustia.
Todo lo cubrirá la noche.


SALMO 110 (109)

El Señor da poder al rey

1El Señor dijo a mi señor:
"Siéntate a mi derecha,
hasta que yo haga de tus enemigos
el estrado de tus pies."

2Desde Sión, el Señor te entrega
el cetro, símbolo de tu poder.
¡Domina, pues, a tus enemigos!
3Tu pueblo se te entrega
en el día de tu victoria.
Sobre los montes santos,
y como el rocío que nace de la aurora,
tu juventud se renueva de día en día.

4El Señor ha hecho un juramento,
y no va a desdecirse:
"Tú eres sacerdote para siempre,
de la misma clase que Melquisedec."

5El Señor está a tu mano derecha;
en el día de su furor, destruirá reyes;
6dictará sentencia contra las naciones;
amontonará cadáveres;
¡estrellará cabezas en toda la tierra!
7En el camino, beberá agua de un arroyo,
y el agua le dará nuevas fuerzas.

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