el diecisiete de octubre - Apocalipsis 17, Isaías 1-2 y Salmo 108

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Las visiones del juicio

Apocalipsis 17 1Uno de los siete ángeles que tenían las siete copas, vino y me dijo: "Ven, te voy a mostrar el castigo de la gran prostituta que está sentada sobre las aguas. 2Los reyes del mundo se han entregado a la prostitución con ella, y los habitantes de la tierra se han emborrachado con el vino de su prostitución."
3Luego, en la visión que me hizo ver el Espíritu, el ángel me llevó al desierto.

La mujer sobre el monstruo

Allí vi una mujer montada en un monstruo rojo, el cual estaba cubierto de nombres ofensivos para Dios y tenía siete cabezas y diez cuernos. 4Aquella mujer iba vestida con ropa de colores púrpura y rojo, y estaba adornada con oro, piedras preciosas y perlas. Tenía en la mano una copa de oro llena de cosas odiosas y de la impureza de su prostitución; 5y llevaba escrito en la frente un nombre misterioso: "La gran Babilonia, madre de las prostitutas y de todo lo que hay de odioso en el mundo." 6Luego me di cuenta de que la mujer estaba borracha de la sangre del pueblo santo y de los que habían sido muertos por ser testigos de Jesús.
Al verla, me quedé muy asombrado. 7Entonces el ángel me dijo: "¿Por qué te asombras? Te voy a decir el significado secreto de esa mujer y del monstruo que la lleva, el que tiene las siete cabezas y los diez cuernos. 8El monstruo que has visto es uno que antes vivía, pero ya no existe; sin embargo, va a subir del abismo antes de ir a su destrucción total. Los habitantes de la tierra cuyos nombres no están escritos en el libro de la vida desde la creación del mundo, se asombrarán cuando vean ese monstruo que antes vivía y ya no existe, pero que volverá a venir.
9"Aquí se verá quién tiene sabiduría y entendimiento: Las siete cabezas representan siete montes sobre los que esa mujer está sentada; las cabezas, a su vez, representan siete reyes. 10Cinco de estos reyes ya cayeron, uno de ellos gobierna ahora y el otro no ha venido todavía. Pero cuando venga, no durará mucho tiempo. 11El monstruo que antes vivía y que ya no existe, es el octavo rey; aunque es también uno de los otros siete, y se encamina a su destrucción total.
12"Los diez cuernos que has visto son diez reyes que todavía no han comenzado a gobernar; pero por una hora recibirán, junto con el monstruo, autoridad como de reyes. 13Estos diez reyes están de acuerdo, y darán su poder y autoridad al monstruo. 14Pelearán contra el Cordero; pero el Cordero los vencerá, teniendo con él a los que Dios ha llamado y escogido y son fieles, porque el Cordero es Señor de señores y Rey de reyes."
15El ángel me dijo también: "Las aguas que viste, sobre las cuales está sentada la prostituta, son pueblos, gentes, lenguas y naciones. 16Y los diez cuernos que viste y el monstruo odiarán a la prostituta, y la dejarán abandonada y desnuda; comerán la carne de su cuerpo, y la quemarán con fuego. 17Dios les ha puesto en el corazón la determinación de hacer lo que él quiere que hagan: se pondrán de acuerdo para entregar su autoridad de reyes al monstruo, hasta que se cumpla lo que Dios ha dicho. 18La mujer que viste es aquella gran ciudad que domina a los reyes del mundo."


ISAÍAS

Judá, nación pecadora

Isaías 1 1Profecías que Isaías, hijo de Amós, recibió por revelación acerca de Judá y Jerusalén, durante los reinados de Ozías, Jotam, Ahaz y Ezequías en Judá.

2Cielo y tierra,
escuchen lo que el Señor dice:
"Crié hijos hasta que fueron grandes,
pero ellos se rebelaron contra mí.
3El buey reconoce a su dueño
y el asno el establo de su amo;
pero Israel, mi propio pueblo,
no reconoce ni tiene entendimiento."

4¡Ay, gente pecadora,
pueblo cargado de maldad,
descendencia de malhechores,
hijos pervertidos!
Se han alejado del Señor,
se han apartado del Dios Santo de Israel,
lo han abandonado.
5Ustedes se empeñan en ser rebeldes,
y en su cuerpo ya no hay donde castigarlos.
Tienen herida toda la cabeza,
han perdido las fuerzas por completo.
6De la punta del pie a la cabeza
no hay nada sano en ustedes;
todo es heridas, golpes, llagas abiertas;
nadie se las ha curado ni vendado,
ni les ha calmado los dolores con aceite.

7Su país ha quedado hecho un desierto,
y arden en llamas las ciudades.
En la propia cara de ustedes
los enemigos se comen lo que ustedes sembraron.
Todo ha quedado hecho un desierto,
como Sodoma cuando fue destruida.
8Sión nada más ha quedado en pie,
sola cual choza en medio de un viñedo,
sola cual cobertizo en medio de un melonar,
sola cual ciudad rodeada por el enemigo.
9Si el Señor todopoderoso
no hubiera dejado a unos cuantos de nosotros,
ahora mismo estaríamos como Sodoma y Gomorra.

El verdadero culto a Dios

10Jefes de Sodoma, escuchen la palabra del Señor;
pueblo de Gomorra, oye atentamente
lo que nuestro Dios te va a enseñar.

11El Señor dice:
"¿Para qué me traen tantos sacrificios?
Ya estoy harto de sus holocaustos de carneros
y de la grasa de los terneros;
me repugna la sangre de los toros, carneros y cabritos.
12Ustedes vienen a presentarse ante mí,
pero ¿quién les pidió que pisotearan mis atrios?
13No me traigan más ofrendas sin valor;
no soporto el humo de ellas.
Ustedes llaman al pueblo
a celebrar la luna nueva y el sábado,
pero yo no soporto las fiestas de gente que practica el mal.
14Aborrezco sus fiestas de luna nueva y sus reuniones;
¡se me han vuelto tan molestas
que ya no las aguanto!
15Cuando ustedes levantan las manos para orar,
yo aparto mis ojos de ustedes;
y aunque hacen muchas oraciones,
yo no las escucho.
Tienen las manos manchadas de sangre.
16¡Lávense, límpiense!
¡Aparten de mi vista sus maldades!
¡Dejen de hacer el mal!
17¡Aprendan a hacer el bien,
esfuércense en hacer lo que es justo,
ayuden al oprimido,
hagan justicia al huérfano,
defiendan los derechos de la viuda!"

18El Señor dice:
"Vengan, vamos a discutir este asunto.
Aunque sus pecados sean como el rojo más vivo,
yo los dejaré blancos como la nieve;
aunque sean como tela teñida de púrpura,
yo los dejaré blancos como la lana.
19Si aceptan ser obedientes,
comerán de lo mejor que produce la tierra;
20pero si insisten en ser rebeldes,
morirán sin remedio en la guerra."
El Señor mismo lo ha dicho.

El Señor purificará a Jerusalén

21¡Cómo has llegado, ciudad fiel,
a ser igual que una prostituta!
Antes toda tu gente actuaba con justicia
y vivía rectamente,
pero ahora no hay más que asesinos.
22Eras plata y te has convertido en basura,
eras buen vino y te has vuelto agua.
23Tus gobernantes son rebeldes
y amigos de bandidos.
Todos se dejan comprar con dinero
y buscan que les hagan regalos.
No hacen justicia al huérfano
ni les importan los derechos de la viuda.

24Por eso, el Señor todopoderoso,
el Poderoso de Israel, afirma:
"¡Basta! Yo ajustaré las cuentas a mis enemigos.
Me vengaré de ellos.
25Voy a levantar de nuevo mi mano contra ti
y a quemar por completo tu basura;
voy a limpiarte de toda tu impureza.
26Haré que vuelvas a tener jueces como antes
y consejeros como los del principio.
Después que yo lo haya hecho, volverán a llamarte
'Ciudad de justicia', 'Ciudad fiel'.
27Con mi justicia y acción salvadora
libertaré a los habitantes de Sión que se vuelvan a mí;
28pero haré pedazos a los rebeldes y pecadores,
y los que me abandonen morirán.
29Se avergonzarán ustedes de esas encinas y jardines
que tanto les gustan,
donde dan culto a los ídolos.
30Ustedes serán como encina de hojas marchitas,
y semejantes a un jardín sin agua.
31El hombre fuerte se convertirá en paja,
y sus obras en chispa:
los dos arderán al mismo tiempo
y no habrá quien los apague."

El Señor hará que reine la paz entre las naciones
(Miq 4.1-3)

Isaías 2 1Estas son las profecías que Isaías, hijo de Amós, recibió por revelación acerca de Judá y Jerusalén:

2En los últimos tiempos quedará afirmado
el monte donde se halla el templo del Señor.
Será el monte más alto,
más alto que cualquier otro monte.
Todas las naciones vendrán a él;
3pueblos numerosos llegarán, diciendo:
"Vengan, subamos al monte del Señor,
al templo del Dios de Jacob,
para que él nos enseñe sus caminos
y podamos andar por sus senderos."
Porque de Sión saldrá la enseñanza del Señor,
de Jerusalén vendrá su palabra.
4El Señor juzgará entre las naciones
y decidirá los pleitos de pueblos numerosos.
Ellos convertirán sus espadas en arados
y sus lanzas en hoces.
Ningún pueblo volverá a tomar las armas contra otro
ni a recibir instrucción para la guerra.
5¡Vamos, pueblo de Jacob,
caminemos a la luz del Señor!

Castigo de los soberbios

6Señor, has abandonado a tu gente, al pueblo de Jacob;
el país está lleno de adivinos venidos del oriente,
de magos como entre los filisteos,
y se hacen tratos con extranjeros.
7El país está lleno de oro y plata,
de tesoros inmensos;
el país está lleno de caballos
y de infinidad de carros.
8¡Pero también está lleno de ídolos!
La gente adora los dioses que ha hecho con sus manos,
con sus propios dedos.
9Se han humillado, se han rebajado.
¡No los perdones!

10La gente se meterá entre las rocas,
debajo del suelo;
se esconderá de la presencia terrible del Señor,
del resplandor de su majestad.
11Los orgullosos tendrán que bajar la vista;
los altaneros se verán humillados.
Solo el Señor mostrará su grandeza en aquel día,
12el día en que el Señor todopoderoso actúe
contra todo hombre orgulloso y soberbio,
contra todo hombre altanero, para humillarlo;
13contra todos los que se creen cedros del Líbano,
altos y elevados,
o robles de Basán;
14contra todos los que se creen montes altos
o cerros elevados,
15contra todos los que se creen torres altas
o fuertes murallas,
16contra todos los que se creen naves de Tarsis
o barcos preciosos.
17Los orgullosos y altaneros
serán humillados por completo.
Solamente el Señor mostrará su grandeza en aquel día,
18y acabará con todos los ídolos.

19Cuando el Señor se levante y llene de terror la tierra,
la gente se meterá en las cuevas de las rocas,
en los hoyos del suelo;
se esconderá de la presencia terrible del Señor,
del resplandor de su majestad.
20En aquel día el hombre echará sus ídolos
a las ratas y a los murciélagos,
esos ídolos de oro y de plata
que él mismo se hizo para adorarlos,
21y se meterá en los huecos de las rocas,
en las cuevas de las peñas,
para esconderse de la presencia terrible del Señor,
del resplandor de su majestad,
cuando él se levante y llene de terror la tierra.
22Dejen de confiar en el hombre,
que bien poco es lo que vale.
La vida del hombre no es más que un suspiro.


SALMO 108 (107)

Mi corazón está dispuesto
(Sal 57.7-11; 60.5-12)

1Mi corazón está dispuesto, Dios mío,
¡dispuesto a cantarte himnos!
Despierta, alma mía;
2despierten, arpa y salterio;
¡despertaré al nuevo día!
3Te alabaré con himnos, Señor,
en medio de pueblos y naciones.
4Pues tu amor es más grande que los cielos.
¡Tu lealtad alcanza al cielo azul!
5¡Dios mío, tú estás por encima del cielo;
tu gloria llena toda la tierra!
6Sálvanos con tu poder,
para que sean libertados los que amas.
¡Respóndenos!

7Dios habló desde su santuario:
"¡Con qué alegría dividiré Siquem
y repartiré el valle de Sucot!
8Galaad y Manasés me pertenecen;
Efraín es el casco que cubre mi cabeza;
Judá es mi bastón de mando;
9Moab es la palangana en que me lavo;
sobre Edom arrojaré mi sandalia;
¡cantaré victoria sobre los filisteos!"

10¿Quién me llevará a la ciudad amurallada?
¿Quién me guiará hasta Edom?
11Pues tú, oh Dios, nos has rechazado;
¡no sales ya con nuestras tropas!
12Ayúdanos contra el enemigo,
pues nada vale la ayuda del hombre.
13Con la ayuda de Dios haremos grandes cosas;
¡él aplastará a nuestros enemigos!

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