el siete de octubre - Apocalipsis 7, Nehemías 9.38-10.39 y Salmo 102

Patrocinada por la Sociedad Bíblica Americana

Escenas intermedias

Apocalipsis 7 1Después de esto, vi cuatro ángeles que estaban en pie sobre los cuatro puntos cardinales, deteniendo los cuatro vientos para que no soplaran sobre la tierra ni sobre el mar ni sobre ningún árbol. 2También vi otro ángel que venía del oriente, y que tenía el sello del Dios viviente. Este ángel gritó con fuerte voz a los otros cuatro que habían recibido poder para hacer daño a la tierra y al mar: 3"¡No hagan daño a la tierra ni al mar ni a los árboles, mientras no hayamos puesto un sello en la frente a los siervos de nuestro Dios!"
4Y oí el número de los que así fueron señalados: ciento cuarenta y cuatro mil de entre todas las tribus israelitas. 5Fueron señalados doce mil de la tribu de Judá, doce mil de la tribu de Rubén, doce mil de la tribu de Gad, 6doce mil de la tribu de Aser, doce mil de la tribu de Neftalí, doce mil de la tribu de Manasés, 7doce mil de la tribu de Simeón, doce mil de la tribu de Leví, doce mil de la tribu de Isacar, 8doce mil de la tribu de Zabulón, doce mil de la tribu de José y doce mil de la tribu de Benjamín.
9Después de esto, miré y vi una gran multitud de todas las naciones, razas, lenguas y pueblos. Estaban en pie delante del trono y delante del Cordero, y eran tantos que nadie podía contarlos. Iban vestidos de blanco y llevaban palmas en las manos. 10Todos gritaban con fuerte voz:

"¡La salvación se debe a nuestro Dios
que está sentado en el trono,
y al Cordero!"

11Y todos los ángeles estaban en pie alrededor del trono y de los ancianos y de los cuatro seres vivientes; y se inclinaron delante del trono hasta tocar el suelo con la frente, y adoraron a Dios 12diciendo:

"¡Amén!
La alabanza, la gloria,
la sabiduría, la gratitud,
el honor, el poder y la fuerza
sean dados a nuestro Dios por todos los siglos.
¡Amén!"

13Entonces uno de los ancianos me preguntó: "¿Quiénes son estos que están vestidos de blanco, y de dónde han venido?" 14"Tú lo sabes, señor", le contesté. Y él me dijo: "Estos son los que han pasado por la gran tribulación, los que han lavado sus ropas y las han blanqueado en la sangre del Cordero.

15"Por eso están delante del trono de Dios,
y día y noche le sirven en su templo.
El que está sentado en el trono
los protegerá con su presencia.
16Ya no sufrirán hambre ni sed,
ni los quemará el sol,
ni el calor los molestará;
17porque el Cordero, que está en medio del trono,
será su pastor
y los guiará a manantiales de aguas de vida,
y Dios secará toda lágrima de sus ojos."


Alianza del pueblo para cumplir la ley

Nehemías 9 38Por todo esto, nosotros nos comprometemos firmemente por escrito, y el documento sellado lo firman nuestros jefes, levitas y sacerdotes.
Nehemías 10 1Las siguientes personas firmamos el documento: Yo, Nehemías hijo de Hacalías, que era el gobernador; Sedequías, 2Seraías, Azarías, Jeremías, 3Pashur, Amarías, Malquías, 4Hatús, Sebanías, Maluc, 5Harim, Meremot, Abdías, 6Daniel, Guinetón, Baruc, 7Mesulam, Abías, Mijamín, 8Maazías, Bilgai y Semaías. Estos eran sacerdotes.
9Los levitas: Josué, hijo de Azanías, Binuy, descendiente de Henadad, y Cadmiel; 10y sus hermanos, Sebanías, Hodías, Quelitá, Pelaías, Hanán, 11Micaías, Rehob, Hasabías, 12Zacur, Serebías, Sebanías, 13Hodías, Baní y Beninu.
14Los jefes de la nación: Parós, Pahat-moab, Elam, Zatú, Baní, 15Binuy, Azgad, Bebai, 16Adonías, Bigvai, Adín, 17Ater, Ezequías, Azur, 18Hodías, Hasum, Besai, 19Harif, Anatot, Nebai, 20Magpías, Mesulam, Hezir, 21Mesezabel, Sadoc, Jadúa, 22Pelatías, Hanán, Anaías, 23Oseas, Hananías, Hasub, 24Halohés, Pilhá, Sobec, 25Rehúm, Hasabná, Maaseías, 26Ahías, Hanán, Anán, 27Maluc, Harim y Baaná.

Otros compromisos del pueblo para con Dios

28En cuanto a los demás ciudadanos, es decir, los sacerdotes, levitas, porteros, cantores, sirvientes del templo, y todos los que se habían separado de la gente de la región para cumplir con la ley de Dios, junto con sus mujeres y todos sus hijos e hijas con uso de razón, 29se unieron a sus parientes y a sus jefes, y juraron conducirse según la ley que Dios había dado por medio de su siervo Moisés, y cumplir fielmente todos los mandamientos y decretos y leyes de nuestro Señor. 30Por lo tanto, no daríamos en casamiento nuestras hijas a las gentes del país, ni aceptaríamos que sus hijas se casaran con nuestros hijos. 31Y cuando la gente del país viniera en sábado a vender sus productos y toda clase de granos, no les compraríamos nada, ni en sábado ni en cualquier otro día festivo; así mismo, en el séptimo año renunciaríamos a las cosechas y perdonaríamos las deudas.
32También decidimos imponernos la obligación de contribuir cada año con cuatro gramos de plata para cubrir los gastos del servicio del templo de nuestro Dios: 33para el pan de la Presencia, las ofrendas diarias de cereales, los holocaustos diarios, los sacrificios de los sábados y de luna nueva, y de las otras fiestas religiosas; y para las ofrendas en general, los sacrificios para obtener el perdón por los pecados de Israel, y para todo el culto en el templo de nuestro Dios.
34Además, los sacerdotes, los levitas y todo el pueblo, según nuestras familias, echamos suertes para llevar cada año al templo de nuestro Dios la provisión de leña en el tiempo señalado, para quemarla en el altar del Señor nuestro Dios, como está escrito en la ley. 35También acordamos llevar cada año al templo del Señor los primeros frutos de nuestros campos y de todos los árboles frutales, 36y llevar también al templo de nuestro Dios a nuestros primeros hijos y las primeras crías de nuestras vacas y de nuestras ovejas, como está escrito en la ley, ante los sacerdotes que sirven en el templo. 37También acordamos llevar a los almacenes del templo de nuestro Dios, como contribución para los sacerdotes, nuestra primera harina y los primeros frutos de todo árbol, y nuestro primer vino y nuestro primer aceite, y llevar a los levitas la décima parte de nuestras cosechas, ya que son ellos los que recogen la décima parte en todas nuestras fincas.
38Y cuando los levitas vayan a recoger la décima parte, los acompañará un sacerdote descendiente de Aarón. Luego los levitas deberán llevar a los almacenes del templo de nuestro Dios la décima parte de la décima parte que ellos recojan, 39pues los israelitas y los levitas llevan las contribuciones de trigo, vino y aceite a los almacenes donde están los utensilios sagrados y los sacerdotes en servicio, los porteros y los cantores. Y prometimos no abandonar el templo de nuestro Dios.


SALMO 102 (101)

Oración de un afligido

1Señor, escucha mi oración,
¡permite que mi grito llegue a ti!
2No escondas de mí tu rostro
cuando me encuentre angustiado;
¡dígnate escucharme!,
¡respóndeme pronto cuando te llame!
3Pues mi vida se acaba como el humo,
mis huesos arden como brasas,
4mi corazón está decaído
como la hierba marchita;
¡ni aun deseos tengo de comer!
5La piel se me pega a los huesos
de tanto gemir.
6Soy como una lechuza del desierto,
como un búho entre las ruinas.
7No duermo.
Soy como un pájaro solitario en el tejado.
8Mis enemigos me ofenden sin cesar
y usan mi nombre para maldecir.
9En vez de pan, como ceniza;
en mi bebida se mezclan mis lágrimas,
10por causa de tu enojo y tu furor,
pues me alzaste para derribarme después.
11Mis días pasan como una sombra;
me voy marchitando como la hierba.
12Pero tú, Señor, reinas por siempre;
¡tu nombre será siempre recordado!

13Levántate, compadécete de Sión,
pues ya se cumplió el tiempo;
¡ya es hora de que la perdones!
14Tus siervos aman sus piedras;
¡sienten dolor por sus ruinas!

15Todas las naciones y reyes de la tierra
honrarán el nombre glorioso del Señor
16cuando él reconstruya a Sión
y aparezca en su gloria,
17cuando atienda a la oración del desamparado
y no desoiga sus ruegos.
18Que esto quede escrito
para las generaciones futuras,
para que alaben al Señor
los que aún han de nacer.

19El Señor miró la tierra desde el cielo,
desde su santa altura,
20para atender los lamentos de los prisioneros
y libertar a los condenados a muerte;
21para que en Sión, en Jerusalén,
se proclame y se alabe el nombre del Señor
22cuando gentes de todas las naciones
se reúnan para adorarlo.

23Él me ha quitado fuerzas a medio camino;
ha hecho más corta mi vida.
24Yo le digo: "Dios mío,
no me lleves en la mitad de mi vida."

¡Tus años no tienen fin!
25Afirmaste la tierra desde el principio;
tú mismo hiciste el cielo.
26Todo ello dejará de existir,
pero tú permaneces firme.
Todo ello se gastará, como la ropa;
¡tú lo cambiarás y quedará cambiado,
como quien se cambia de ropa!
27Pero tú eres el mismo;
tus años nunca terminarán.
28Darás seguridad a los descendientes de tus siervos;
en tu presencia misma los establecerás.

La Próxima Página

Esta lectura es de La Biblia, Versión Popular, Segunda Edición Derechos Registrados © Sociedades Bíblicas Unidas 1966, 1970, 1979, 1983

Toque aquí para regresar a la primera pagina de La Lectura Diaria de La Biblia.

Derechos Registrados 2013 BibleNetUSA. All rights reserved. Email vpo@dailybibleclub.com