el tres de octubre - Apocalipsis 3, Nehemías 4 y Salmo 98

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El mensaje a Sardes

Apocalipsis 3 1"Escribe también al ángel de la iglesia de Sardes: 'Esto dice el que tiene los siete espíritus de Dios y las siete estrellas: Yo sé todo lo que haces, y sé que estás muerto aunque tienes fama de estar vivo. 2Despiértate y refuerza las cosas que todavía quedan, pero que ya están a punto de morir, pues he visto que lo que haces no es perfecto delante de mi Dios. 3Recuerda, pues, la enseñanza que has recibido; síguela y vuélvete a Dios. Si no te mantienes despierto, iré a ti como el ladrón, cuando menos lo esperes. 4Sin embargo, ahí en Sardes tienes unas cuantas personas que no han manchado sus ropas; ellas andarán conmigo vestidas de blanco, porque se lo merecen. 5Los que salgan vencedores serán así vestidos de blanco, y no borraré sus nombres del libro de la vida, sino que los reconoceré delante de mi Padre y delante de sus ángeles. 6¡El que tiene oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias!'

El mensaje a Filadelfia

7"Escribe también al ángel de la iglesia de Filadelfia: 'Esto dice el que es santo y verdadero, el que tiene la llave del rey David, el que cuando abre nadie puede cerrar y cuando cierra nadie puede abrir: 8Yo sé todo lo que haces; mira, delante de ti he puesto una puerta abierta que nadie puede cerrar, y aunque tienes poca fuerza, has hecho caso de mi palabra y no me has negado. 9Yo haré que los de la congregación de Satanás, los mentirosos que dicen ser judíos y no lo son, vayan a arrodillarse a tus pies, para que sepan que yo te he amado. 10Has cumplido mi mandamiento de ser constante, y por eso yo te protegeré de la hora de prueba que va a venir sobre el mundo entero para poner a prueba a todos los que viven en la tierra. 11Vengo pronto. Conserva lo que tienes, para que nadie te arrebate tu premio. 12A los que salgan vencedores les daré que sean columnas en el templo de mi Dios, y nunca más saldrán de allí; y en ellos escribiré el nombre de mi Dios y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén que viene del cielo, de mi Dios; y también escribiré en ellos mi nombre nuevo. 13¡El que tiene oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias!'

El mensaje a Laodicea

14"Escribe también al ángel de la iglesia de Laodicea: 'Esto dice el Amén, el testigo fiel y verdadero, el origen de todo lo que Dios creó: 15Yo sé todo lo que haces. Sé que no eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! 16Pero como eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. 17Pues tú dices que eres rico, que te ha ido muy bien y que no te hace falta nada; y no te das cuenta de que eres un desdichado, miserable, pobre, ciego y desnudo. 18Por eso te aconsejo que de mí compres oro refinado en el fuego, para que seas realmente rico; y que de mí compres ropa blanca para vestirte y cubrir tu vergonzosa desnudez, y una medicina para que te la pongas en los ojos y veas. 19Yo reprendo y corrijo a todos los que amo. Por lo tanto, sé fervoroso y vuélvete a Dios. 20Mira, yo estoy llamando a la puerta; si alguien oye mi voz y abre la puerta, entraré en su casa y cenaremos juntos. 21A los que salgan vencedores les daré un lugar conmigo en mi trono, así como yo he vencido y me he sentado con mi Padre en su trono. 22¡El que tiene oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias!'  "


Burlas de los enemigos

Nehemías 4 1Cuando Sambalat supo que estábamos reconstruyendo la muralla, se indignó y, enfurecido, comenzó a burlarse de los judíos 2diciendo ante sus compañeros y el ejército de Samaria: "¿Qué se creen estos judíos muertos de hambre? ¿Acaso piensan que se les va a permitir ofrecer sacrificios otra vez? ¿O que podrán terminar el trabajo en un día? ¿O que de los montones de escombros van a sacar nuevas las piedras que se quemaron?"
3A su lado estaba Tobías, el amonita, que añadió: "Para colmo, miren el muro que están construyendo: ¡hasta una zorra lo puede echar abajo, si se sube en él!"

Oración de Nehemías

4Entonces yo oré: "Dios nuestro: escucha cómo se burlan de nosotros. Haz que sus ofensas se vuelvan contra ellos, y que caigan en poder del enemigo y sean llevados cautivos a otro país. 5No les perdones su maldad, ni borres de tu presencia su pecado, pues han insultado a los que están reconstruyendo la muralla."

Amenazas de los enemigos

6Continuamos, pues, reconstruyendo la muralla, que estaba ya levantada hasta la mitad. La gente trabajaba con entusiasmo. 7Pero cuando Sambalat, Tobías, los árabes, los de Amón y los de Asdod supieron que la reparación de la muralla de Jerusalén seguía adelante y que se había comenzado a tapar las brechas, se enojaron muchísimo, 8y todos juntos formaron un plan para atacar Jerusalén y causar destrozos en ella. 9Entonces oramos a nuestro Dios, y pusimos guardia día y noche para defendernos de ellos. 10Y la gente de Judá decía: "La fuerza del cargador desmaya ante tal cantidad de escombros, y nosotros somos incapaces de reconstruir esta muralla."
11Nuestros enemigos pensaban que no nos daríamos cuenta ni veríamos nada hasta que se metieran en medio de nosotros para matarnos y detener las obras. 12Pero cuando los judíos que vivían cerca de ellos vinieron a decirnos una y otra vez que esa gente iba a atacarnos por todos lados, 13ordené que la gente se pusiera por familias detrás de la muralla, y en las partes bajas, y en las brechas, con espadas, lanzas y arcos. 14Y al ver que tenían miedo, me puse de pie y dije a los nobles, a los gobernantes y al resto del pueblo: "No les tengan miedo. Recuerden que el Señor es grande y terrible, y luchen por sus compatriotas, por sus hijos e hijas, mujeres y hogares."
15Cuando nuestros enemigos supieron que estábamos preparados y que Dios había desbaratado sus planes, todos nosotros volvimos a la muralla, cada cual a su trabajo. 16A partir de aquel momento, la mitad de mis hombres trabajaba en la obra, y la otra mitad se mantenía armada con lanzas, escudos, arcos y corazas. Los jefes daban todo su apoyo a la gente de Judá 17que estaba reconstruyendo la muralla. Los cargadores seguían llevando cargas, pero con una mano trabajaban y con la otra sujetaban el arma. 18Todos los que trabajaban en la construcción tenían la espada a la cintura, y a mi lado estaba el encargado de tocar la trompeta, 19pues yo había dicho a los nobles y gobernantes, y al resto del pueblo: "Las obras son enormes y extensas, y nosotros estamos repartidos por la muralla, separados unos de otros. 20Por lo tanto, allá donde escuchen el toque de trompeta, únanse a nosotros, y nuestro Dios luchará a nuestro lado."
21De este modo, mientras nosotros trabajábamos de sol a sol en la obra, la mitad de la gente se mantenía con la lanza en la mano. 22Además, en aquella ocasión dije a la gente que todos, incluso los ayudantes, debían pasar la noche dentro de Jerusalén, para que nos protegieran durante la noche y trabajaran durante el día. 23Además, ni yo ni mis parientes y ayudantes, ni los hombres de la guardia que me acompañaban, nos quitábamos la ropa, y cada uno tenía la lanza en la mano.


SALMO 98 (97)

¡El Señor ha alcanzado la victoria!

1¡Canten al Señor una canción nueva,
pues ha hecho maravillas!
¡Ha alcanzado la victoria
con su gran poder, con su santo brazo!
2El Señor ha anunciado su victoria,
ha mostrado su justicia
a la vista de las naciones;
3ha tenido presentes su amor y su lealtad
hacia el pueblo de Israel.
¡Hasta el último rincón del mundo ha sido vista
la victoria de nuestro Dios!

4Canten a Dios con alegría,
habitantes de toda la tierra;
den rienda suelta a su alegría
y cántenle himnos.
5Canten himnos al Señor al son del arpa,
al son de los instrumentos de cuerda.
6Canten con alegría ante el Señor, el Rey,
al son de los instrumentos de viento.

7Que brame el mar y todo lo que contiene,
el mundo y sus habitantes;
8que aplaudan los ríos;
que se unan las montañas en gritos de alegría
9delante del Señor,
que viene a gobernar la tierra.
Él gobernará a los pueblos del mundo
con rectitud e igualdad.

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