el diecinueve de septiembre - San Juan 19.17-42, 2 Crónicas 30 y Salmo 86

Patrocinada por la Sociedad Bíblica Americana

Jesús es crucificado
(Mt 27.32-44; Mc 15.21-32; Lc 23.26-43)

San Juan 19 17Jesús salió llevando su cruz, para ir al llamado "Lugar de la Calavera" (que en hebreo se llama Gólgota). 18Allí lo crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado, quedando Jesús en el medio. 19Pilato escribió un letrero que decía: "Jesús de Nazaret, Rey de los judíos", y lo mandó poner sobre la cruz. 20Muchos judíos leyeron aquel letrero, porque el lugar donde crucificaron a Jesús estaba cerca de la ciudad, y el letrero estaba escrito en hebreo, latín y griego. 21Por eso, los jefes de los sacerdotes judíos dijeron a Pilato:
--No escribas: 'Rey de los judíos', sino escribe: 'El que dice ser Rey de los judíos'.
22Pero Pilato les contestó:
--Lo que he escrito, escrito lo dejo.
23Después que los soldados crucificaron a Jesús, recogieron su ropa y la repartieron en cuatro partes, una para cada soldado. Tomaron también la túnica, pero como era sin costura, tejida de arriba abajo de una sola pieza, 24los soldados se dijeron unos a otros:
--No la rompamos, sino echémosla a suertes, a ver a quién le toca.
Así se cumplió la Escritura que dice: "Se repartieron entre sí mi ropa, y echaron a suertes mi túnica." Esto fue lo que hicieron los soldados.
25Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, y la hermana de su madre, María, esposa de Cleofás, y María Magdalena. 26Cuando Jesús vio a su madre, y junto a ella al discípulo a quien él quería mucho, dijo a su madre:
--Mujer, ahí tienes a tu hijo.
27Luego le dijo al discípulo:
--Ahí tienes a tu madre.
Desde entonces, ese discípulo la recibió en su casa.

Muerte de Jesús
(Mt 27.45-56; Mc 15.33-41; Lc 23.44-49)

28Después de esto, como Jesús sabía que ya todo se había cumplido, y para que se cumpliera la Escritura, dijo:
--Tengo sed.
29Había allí un jarro lleno de vino agrio. Empaparon una esponja en el vino, la ataron a una rama de hisopo y se la acercaron a la boca. 30Jesús bebió el vino agrio, y dijo:
--Todo está cumplido.
Luego inclinó la cabeza y entregó el espíritu.

La lanzada en el costado de Jesús

31Era el día antes de la Pascua, y los judíos no querían que los cuerpos quedaran en las cruces durante el sábado, pues precisamente aquel sábado era muy solemne. Por eso le pidieron a Pilato que ordenara quebrar las piernas a los crucificados y que quitaran de allí los cuerpos. 32Los soldados fueron entonces y le quebraron las piernas al primero, y también al otro que estaba crucificado junto a Jesús. 33Pero al acercarse a Jesús, vieron que ya estaba muerto. Por eso no le quebraron las piernas.
34Sin embargo, uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza, y al momento salió sangre y agua. 35El que cuenta esto es uno que lo vio, y dice la verdad; él sabe que dice la verdad, para que ustedes también crean. 36Porque estas cosas sucedieron para que se cumpliera la Escritura que dice: "No le quebrarán ningún hueso." 37Y en otra parte, la Escritura dice: "Mirarán al que traspasaron."

Jesús es sepultado
(Mt 27.57-61; Mc 15.42-47; Lc 23.50-56)

38Después de esto, José, el de Arimatea, pidió permiso a Pilato para llevarse el cuerpo de Jesús. José era discípulo de Jesús, aunque en secreto por miedo a las autoridades judías. Pilato le dio permiso, y José fue y se llevó el cuerpo. 39También Nicodemo, el que una noche fue a hablar con Jesús, llegó con unos treinta kilos de un perfume, mezcla de mirra y áloe. 40Así pues, José y Nicodemo tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron con vendas empapadas en aquel perfume, según la costumbre que siguen los judíos para enterrar a los muertos. 41En el lugar donde crucificaron a Jesús había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo donde todavía no habían puesto a nadie. 42Allí pusieron el cuerpo de Jesús, porque el sepulcro estaba cerca y porque ya iba a empezar el sábado de los judíos.


Ezequías celebra la Pascua

2 Crónicas 30 1Ezequías mandó avisar en todo Israel y Judá, y también envió cartas a Efraín y Manasés, para invitarlos a acudir al templo del Señor en Jerusalén a celebrar la Pascua del Señor, Dios de Israel. 2El rey, después de haber consultado con sus funcionarios y con toda la comunidad de Jerusalén, había decidido celebrar la Pascua en el segundo mes, 3ya que no había podido celebrarla a su debido tiempo porque no había bastantes sacerdotes que se hubieran purificado ni el pueblo se había reunido en Jerusalén. 4Y como tanto al rey como a toda la comunidad les había parecido buena la propuesta, 5decidieron hacer circular por todo Israel, desde Beerseba hasta Dan, la invitación a ir a celebrar en Jerusalén la Pascua del Señor, Dios de Israel. Porque antes no la habían celebrado con mucha asistencia, como estaba prescrito.
6Así pues, salieron mensajeros por todo Israel y Judá con cartas del rey y de sus funcionarios para proclamar la orden real: "Israelitas: vuélvanse al Señor, Dios de Abraham, Isaac e Israel, y él se volverá a ustedes, el resto que ha escapado de las manos de los reyes de Asiria. 7No sean como sus antepasados y como sus hermanos, que por ser infieles al Señor, Dios de sus antepasados, él los entregó a la destrucción, como ustedes ven. 8Por consiguiente, no sean tercos como sus antepasados; extiendan la mano al Señor para renovar la alianza y vengan a su santuario, que él ha consagrado para siempre. Sirvan al Señor su Dios, y él dejará de estar enojado con ustedes. 9Si ustedes se vuelven al Señor, los enemigos que ahora tienen prisioneros a sus hermanos y a sus hijos tendrán compasión de ellos y los dejarán volver a este país, porque el Señor, el Dios de ustedes, es compasivo y misericordioso y no los rechazará a ustedes, si ustedes se vuelven a él."
10Los mensajeros recorrieron el territorio de Efraín y Manasés, yendo de ciudad en ciudad hasta llegar a Zabulón. Pero la gente se reía y se burlaba de ellos. 11Sin embargo, algunos hombres de las tribus de Aser, Manasés y Zabulón se humillaron ante Dios y acudieron a Jerusalén. 12Dios también movió a la gente de Judá para que estuvieran de acuerdo en cumplir la orden del rey y de las autoridades, según lo mandado por el Señor.
13Así pues, una multitud sumamente grande se reunió el segundo mes en Jerusalén para celebrar la fiesta de los panes sin levadura. 14Empezaron por quitar todos los altares y lugares para quemar incienso que había en Jerusalén, y los echaron al arroyo Cedrón. 15El día catorce del segundo mes mataron el cordero de la Pascua. Los sacerdotes y levitas, sintiendo vergüenza de sí mismos, se purificaron y llevaron al templo del Señor animales para los holocaustos. 16Luego ocuparon sus puestos, según les está asignado en la ley de Moisés, hombre de Dios. Los sacerdotes rociaban la sangre que les entregaban los levitas. 17Y como en la comunidad había muchos que no se habían purificado, los levitas tuvieron que matar para la Pascua los animales de todos aquellos que no se habían purificado, a fin de consagrarlos al Señor. 18En efecto, un gran número de personas de Efraín, Manasés, Isacar y Zabulón participaron de la comida de la Pascua, pero no de acuerdo con lo prescrito, pues no se habían purificado. Pero Ezequías oró por ellos, diciendo: "Señor bondadoso, perdona a todos los de corazón sincero que te buscan a ti, 19oh Señor, Dios de sus antepasados, aunque no se hayan purificado como lo requiere la santidad del templo."
20Y el Señor atendió la petición de Ezequías y perdonó al pueblo. 21Así que, durante siete días, los israelitas que se encontraban en Jerusalén celebraron con mucha alegría la fiesta de los panes sin levadura. Y los sacerdotes y levitas estuvieron alabando diariamente al Señor con los imponentes instrumentos de música sagrada. 22Ezequías felicitó a todos los levitas que habían demostrado sus excelentes disposiciones para el servicio del Señor.
Y después de haber participado de la comida de la fiesta durante siete días, de haber ofrecido sacrificios de reconciliación y de haber alabado al Señor, Dios de sus antepasados, 23toda la comunidad decidió prolongar la fiesta por otros siete días, lo cual hicieron muy contentos; 24porque Ezequías, rey de Judá, regaló a la comunidad mil becerros y siete mil ovejas, y por su parte las autoridades regalaron al pueblo mil becerros y diez mil ovejas. Muchos sacerdotes se purificaron. 25Toda la comunidad de Judá se alegró, lo mismo que los sacerdotes, los levitas y toda la gente que había venido de Israel, y los extranjeros que llegaron del territorio de Israel o que vivían en Judá. 26Hubo, pues, mucha alegría en Jerusalén, porque desde los tiempos de Salomón, hijo de David y rey de Israel, no había ocurrido nada semejante en Jerusalén. 27Después los sacerdotes y levitas, de pie, bendijeron al pueblo; y el Señor los escuchó, y su oración llegó hasta el cielo, el lugar donde el Dios santo reside.


SALMO 86 (85)

Solo tú eres Dios

1Señor, dígnate escucharme,
porque estoy muy triste y pobre;
2protégeme, pues te soy fiel.
Tú eres mi Dios;
¡salva a este siervo tuyo que en ti confía!

3Señor, ten compasión de mí,
que a ti clamo a todas horas.
4Señor, alegra el ánimo de este siervo tuyo,
pues a ti dirijo mi oración.
5Porque tú, Señor, eres bueno y perdonas;
eres todo amor con los que te invocan.

6Señor, escucha mi oración,
¡atiende mi plegaria!
7En mi angustia clamo a ti,
porque tú me respondes.
8¡No hay dios comparable a ti, Señor!
¡No hay nada que iguale a tus obras!

9Oh Señor, tú has formado a todas las naciones,
y ellas vendrán a ti para adorarte
y para glorificar tu nombre.
10Porque solo tú eres Dios;
¡tú eres grande y haces maravillas!

11Oh Señor, enséñame tu camino,
para que yo lo siga fielmente.
Haz que mi corazón honre tu nombre.
12Mi Señor y Dios, te alabaré con todo el corazón
y glorificaré siempre tu nombre.
13¡Inmenso es tu amor por mí!
¡Me has librado de caer en el sepulcro!

14Oh Dios, una banda de insolentes y violentos,
que no te tienen presente,
se han puesto en contra mía y quieren matarme.
15Pero tú, Señor, eres Dios tierno y compasivo,
paciente, todo amor y verdad.
16Mírame, ¡ten compasión de mí!
¡Salva a este siervo tuyo! ¡Dale tu fuerza!
17Dame una clara prueba de tu bondad,
y que al verla se avergüencen los que me odian.
¡Tú, Señor, me das ayuda y consuelo!

La Próxima Página

Esta lectura es de La Biblia, Versión Popular, Segunda Edición Derechos Registrados © Sociedades Bíblicas Unidas 1966, 1970, 1979, 1983

Toque aquí para regresar a la primera pagina de La Lectura Diaria de La Biblia.

Derechos Registrados 2013 BibleNetUSA. All rights reserved. Email vpo@dailybibleclub.com