el dieciséis de septiembre - San Juan 18.1-18, 2 Crónicas 26 y Salmo 83

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Arrestan a Jesús
(Mt 26.47-56; Mc 14.43-50; Lc 22.47-53)

San Juan 18 1Después de decir esto, Jesús salió con sus discípulos para ir al otro lado del arroyo de Cedrón. Allí había un huerto, donde Jesús entró con sus discípulos. 2También Judas, el que lo estaba traicionando, conocía el lugar, porque muchas veces Jesús se había reunido allí con sus discípulos. 3Así que Judas llegó con una tropa de soldados y con algunos guardianes del templo enviados por los jefes de los sacerdotes y por los fariseos. Estaban armados, y llevaban lámparas y antorchas. 4Pero como Jesús ya sabía todo lo que le iba a pasar, salió y les preguntó:
--¿A quién buscan?
5Ellos le contestaron:
--A Jesús de Nazaret.
Jesús dijo:
--Yo soy.
Judas, el que lo estaba traicionando, se encontraba allí con ellos. 6Cuando Jesús les dijo: "Yo soy", se echaron hacia atrás y cayeron al suelo. 7Jesús volvió a preguntarles:
--¿A quién buscan?
Y ellos repitieron:
--A Jesús de Nazaret.
8Jesús les dijo otra vez:
--Ya les he dicho que soy yo. Si me buscan a mí, dejen que estos otros se vayan.
9Esto sucedió para que se cumpliera lo que Jesús mismo había dicho: "Padre, de los que me diste, no se perdió ninguno." 10Entonces Simón Pedro, que tenía una espada, la sacó y le cortó la oreja derecha a uno llamado Malco, que era criado del sumo sacerdote. 11Jesús le dijo a Pedro:
--Vuelve a poner la espada en su lugar. Si el Padre me da a beber este trago amargo, ¿acaso no habré de beberlo?

Jesús ante Anás
(Mt 26.57-58; Mc 14.53-54; Lc 22.54)

12Los soldados de la tropa, con su comandante y los guardianes judíos del templo, arrestaron a Jesús y lo ataron. 13Lo llevaron primero a la casa de Anás, porque era suegro de Caifás, sumo sacerdote aquel año. 14Este Caifás era el mismo que había dicho a los judíos que era mejor para ellos que un solo hombre muriera por el pueblo.

Pedro niega conocer a Jesús
(Mt 26.69-70; Mc 14.66-68; Lc 22.55-57)

15Simón Pedro y otro discípulo seguían a Jesús. El otro discípulo era conocido del sumo sacerdote, de modo que entró con Jesús en la casa; 16pero Pedro se quedó fuera, a la puerta. Por esto, el discípulo conocido del sumo sacerdote salió y habló con la portera, e hizo entrar a Pedro. 17La portera le preguntó a Pedro:
--¿No eres tú uno de los discípulos de ese hombre?
Pedro contestó:
--No, no lo soy.
18Como hacía frío, los criados y los guardianes del templo habían hecho fuego, y estaban allí calentándose. Pedro también estaba con ellos, calentándose junto al fuego.


Reinado de Ozías
(2  R 14.21-22; 15.1-7)

2 Crónicas 26 1Entonces todo el pueblo de Judá tomó a Ozías, y lo hicieron rey en lugar de su padre Amasías. Ozías tenía entonces dieciséis años, 2y él fue quien, después de la muerte de su padre, reconstruyó la ciudad de Elat y la recuperó para Judá.
3Ozías tenía dieciséis años cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén cincuenta y dos años. Su madre se llamaba Jecolías, y era de Jerusalén.
4Los hechos de Ozías fueron rectos a los ojos del Señor, como lo habían sido los de Amasías, su padre. 5Procuró recurrir a Dios mientras vivió Zacarías, quien le enseñó a respetar a Dios. Y mientras recurrió al Señor, él le dio prosperidad.
6Ozías emprendió una campaña contra los filisteos, y derribó las murallas de Gat, Jabnia y Asdod, y construyó ciudades en el territorio de Asdod, entre los filisteos. 7Dios le ayudó contra los filisteos, contra los árabes que vivían en Gur-baal y contra los meunitas. 8Los amonitas pagaban tributo a Ozías, y la fama de este se extendió hasta las fronteras de Egipto, porque su poder había aumentado mucho.
9También construyó torres en Jerusalén, sobre la Puerta de la Esquina, sobre la Puerta del Valle y sobre la esquina, y las fortificó. 10Además construyó torres en el desierto, y abrió muchos pozos, porque tenía mucho ganado, tanto en la llanura como en la meseta. También tenía hombres trabajando en los campos y viñedos que poseía en la región montañosa, y en sus huertos, pues era aficionado a la agricultura.
11Ozías disponía, además, de un ejército en pie de guerra, que salía a campaña organizado por destacamentos, según el registro hecho por Jehiel, el cronista real, y por Maaseías, el oficial, bajo la dirección de Hananías, uno de los comandantes del rey. 12El total de los jefes de familias compuestas por guerreros valientes era de dos mil seiscientos. 13Bajo su mando había un ejército de trescientos siete mil quinientos soldados en pie de guerra, una fuerza poderosa que podía ayudar al rey en sus guerras. 14Ozías preparó para todo el ejército escudos, lanzas, cascos, corazas, arcos y hondas. 15Además construyó en Jerusalén ingeniosas máquinas de guerra para colocarlas en las torres y en los puntos más altos de la muralla, y disparar desde allí flechas y grandes piedras. Su fama se extendió hasta muy lejos, pues Dios le ayudó en forma tan extraordinaria que logró hacerse muy poderoso.
16Pero cuando se afirmó en el poder, se volvió orgulloso, lo cual fue su ruina. Fue infiel al Señor su Dios, pues entró en el templo del Señor para quemar incienso en el altar del incienso. 17Pero detrás de él entró el sacerdote Azarías, acompañado de ochenta valientes sacerdotes del Señor, 18que se enfrentaron al rey y le dijeron: "Rey Ozías, el ofrecer incienso al Señor no le corresponde a Su Majestad, sino a los sacerdotes descendientes de Aarón, que están consagrados para hacerlo. Salga Su Majestad del santuario, porque ha cometido una infidelidad al Señor, y Dios no lo va a honrar por eso."
19Ozías, que tenía un incensario en la mano para ofrecer el incienso, se enfureció con los sacerdotes. Y en ese momento, en pleno templo del Señor, junto al altar del incienso y en presencia de los sacerdotes, le salió lepra en la frente. 20Cuando el sumo sacerdote Azarías y todos los demás sacerdotes se fijaron en él, vieron que tenía lepra en la frente y lo sacaron inmediatamente de allí; él mismo quería salir cuanto antes, pues el Señor lo había castigado.
21El rey Ozías fue leproso hasta el día en que murió, así que el rey vivió como leproso, aislado en una casa, y le prohibieron entrar en el templo del Señor, y Jotam, su hijo, se hizo cargo de la regencia y gobernó a la nación.
22El resto de la historia de Ozías, desde el principio hasta el fin, lo escribió el profeta Isaías hijo de Amós. 23Cuando Ozías murió, lo enterraron con sus antepasados en un cementerio de propiedad real, teniendo en cuenta que era leproso. Después reinó en su lugar su hijo Jotam.


SALMO 83 (82)

Oración pidiendo la intervención de Dios

1Oh Dios, ¡no te quedes en silencio!,
¡no te quedes inmóvil y callado!
2Mira a tus enemigos, a los que te odian:
alborotan y se rebelan contra ti.
3Han hecho planes astutos
en contra de tu pueblo,
¡en contra de tus protegidos!
4Han pensado venir a destruirnos
para que dejemos de existir como nación,
para que no vuelva a recordarse el nombre de Israel.
5Han hecho un pacto en contra tuya,
han conspirado como un solo hombre:
6los campamentos de Edom y de Ismael,
los descendientes de Agar y de Moab,
7Guebal, Amón y Amalec,
los filisteos, los que viven en Tiro,
8y hasta los asirios se han unido a ellos,
y son el brazo fuerte de los hijos de Lot.

9Haz con ellos como hiciste con Madián,
como hiciste con Sísara,
como hiciste con Jabín en el arroyo de Quisón,
10que fueron destruidos en Endor,
¡que fueron convertidos en estiércol de la tierra!
11Haz con sus hombres importantes
como hiciste con Oreb y con Zeeb;
haz con todos sus jefes
como hiciste con Zébah y con Salmuná,
12que quisieron apropiarse de los pastizales de Dios.

13Dios mío, haz que rueden como zarzas,
como hojas secas arrastradas por el viento;
14y así como el fuego quema el bosque
y consume los montes con sus llamas,
15¡así persíguelos con tus tormentas
y espántalos con tus tempestades!
16¡Avergüénzalos, Señor,
para que recurran a ti!
17Que sean avergonzados para siempre;
¡que se avergüencen y mueran!
18¡Que sepan que solo tú eres el Señor,
que solo tú eres el Altísimo sobre toda la tierra!

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