el cuatro de septiembre - San Juan 10.22-42, 2 Crónicas 9 y Salmo 74

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Los judíos rechazan a Jesús

San Juan 10 22Era invierno, y en Jerusalén estaban celebrando la fiesta en que se conmemoraba la dedicación del templo. 23Jesús estaba en el templo, y andaba por el Pórtico de Salomón. 24Entonces los judíos lo rodearon y le preguntaron:
--¿Hasta cuándo nos vas a tener en dudas? Si tú eres el Mesías, dínoslo de una vez.
25Jesús les contestó:
--Ya se lo dije a ustedes, y no me creyeron. Las cosas que yo hago con la autoridad de mi Padre, lo demuestran claramente; 26pero ustedes no creen, porque no son de mis ovejas. 27Mis ovejas reconocen mi voz, y yo las conozco y ellas me siguen. 28Yo les doy vida eterna, y jamás perecerán ni nadie me las quitará. 29Lo que el Padre me ha dado es más grande que todo, y nadie se lo puede quitar. 30El Padre y yo somos uno solo.
31Los judíos volvieron a tomar piedras para tirárselas, 32pero Jesús les dijo:
--Por el poder de mi Padre he hecho muchas cosas buenas delante de ustedes; ¿por cuál de ellas me van a apedrear?
33Los judíos le contestaron:
--No te vamos a apedrear por ninguna cosa buena que hayas hecho, sino porque tus palabras son una ofensa contra Dios. Tú no eres más que un hombre, pero te estás haciendo Dios a ti mismo.
34Jesús les dijo:
--En la ley de ustedes está escrito: 'Yo dije que ustedes son dioses.' 35Sabemos que lo que la Escritura dice, no se puede negar; y Dios llamó dioses a aquellas personas a quienes dirigió su mensaje. 36Y si Dios me consagró a mí y me envió al mundo, ¿cómo pueden ustedes decir que lo he ofendido porque dije que soy Hijo de Dios? 37Si yo no hago las obras que hace mi Padre, no me crean. 38Pero si las hago, aunque no me crean a mí, crean en las obras que hago, para que sepan de una vez por todas que el Padre está en mí y que yo estoy en el Padre.
39Otra vez quisieron arrestarlo, pero Jesús se les escapó.
40Regresó Jesús al otro lado del Jordán, y se quedó allí, en el lugar donde Juan había estado antes bautizando. 41Mucha gente fue a verlo, y decían:
--De veras, aunque Juan no hizo ninguna señal milagrosa, todo lo que dijo de este hombre era verdad.
42Y muchos en aquel lugar creyeron en Jesús.


La reina de Sabá visita a Salomón
(1  R 10.1-13)

2 Crónicas 9 1La reina de Sabá oyó hablar de la fama que Salomón había alcanzado, y fue a Jerusalén para ponerlo a prueba con preguntas difíciles. Llegó rodeada de gran esplendor, con camellos cargados de perfumes y con gran cantidad de oro y piedras preciosas. Cuando llegó ante Salomón, le preguntó todo lo que tenía pensado, 2y Salomón respondió a todas sus preguntas. No hubo una sola pregunta de la cual no supiera la repuesta. 3Al ver la reina de Sabá la sabiduría de Salomón, y el palacio que había construido, 4los manjares de su mesa, los lugares que ocupaban sus oficiales, el porte y la ropa de sus criados, sus coperos y su ropa, y cómo subía al templo, se quedó tan asombrada 5que dijo al rey: "Lo que escuché en mi país acerca de tus hechos y de tu sabiduría, es verdad; 6pero solo he podido creerlo ahora que he venido y lo he visto con mis propios ojos. En realidad, no me habían contado ni la mitad de tu gran sabiduría, pues tú sobrepasas lo que yo había oído. 7¡Qué felices deben de ser tus esposas, y qué contentos han de sentirse esos servidores tuyos, que siempre están a tu lado escuchando tus sabias palabras! 8¡Bendito sea el Señor tu Dios, que te vio con agrado y te puso sobre su trono para que fueras su rey! ¡Por el amor que tu Dios tiene a Israel, y para consolidarlo para siempre, te ha hecho rey sobre ellos para que gobiernes con rectitud y justicia!"
9Luego entregó ella al rey tres mil novecientos sesenta kilos de oro, y gran cantidad de perfumes y piedras preciosas. Nunca llegó a Israel tal cantidad de perfumes como la que regaló la reina de Sabá al rey Salomón.
10Además, los hombres al servicio de Hiram y de Salomón que habían traído oro de Ofir, trajeron también de allá madera de sándalo y piedras preciosas. 11Con la madera de sándalo hizo el rey barandas para el templo del Señor y para el palacio real, y también arpas y salterios para los músicos. Nunca se había visto nada semejante en la tierra de Judá. 12Por su parte, el rey Salomón dio a la reina de Sabá todo lo que ella quiso pedirle, además de lo que ya le había dado a cambio de lo que ella le había traído. Después la reina regresó a su país acompañada de la gente a su servicio.

Fama y riqueza de Salomón
(1  R 10.14-29; 2  Cr 1.14-17)

13El oro que Salomón recibía cada año llegaba a unos veintidós mil kilos, 14sin contar el tributo que le pagaban los comerciantes y viajeros. Además, todos los reyes de Arabia y los gobernadores del país le traían oro y plata a Salomón. 15El rey Salomón mandó hacer doscientos escudos grandes de oro batido, empleando en cada uno seis kilos de oro. 16Mandó hacer también trescientos escudos más pequeños, empleando en cada uno poco más de tres kilos de oro batido, y los puso en el palacio llamado "Bosque del Líbano." 17Mandó hacer también un gran trono de marfil, y ordenó que lo recubrieran de oro puro. 18El trono tenía sujetos a él seis escalones y un estrado de oro, y brazos a cada lado del asiento, junto a los cuales había dos leones de pie. 19Había también doce leones de pie, uno a cada lado de los seis escalones. ¡Jamás se había construido en ningún otro reino nada semejante! 20Además, todas las copas del rey eran de oro, lo mismo que toda la vajilla del palacio "Bosque del Líbano". No había nada de plata, porque en tiempos de Salomón esta no era de mucho valor, 21ya que los barcos del rey iban a Tarsis con los hombres al servicio de Hiram, y llegaban una vez cada tres años, trayendo oro, plata, marfil, monos y pavos reales.
22El rey Salomón superaba a todos los reyes de la tierra en riqueza y sabiduría. 23Todos los reyes del mundo querían verlo y escuchar la sabiduría que Dios le había dado, 24y todos le llevaban cada año un regalo: objetos de plata y de oro, capas, armas, sustancias aromáticas, caballos y mulas.

Salomón comercia con carros y caballos
(1  R 10.26-29; 2  Cr 1.14-17)

25Salomón tenía cuatro mil caballerizas para sus caballos y sus carros, y doce mil jinetes, los cuales destinó a los cuarteles de carros de combate y a la guardia real en Jerusalén. 26Y Salomón era soberano de todos los reyes que había desde el río Éufrates hasta el país filisteo y hasta la frontera de Egipto. 27El rey hizo que en Jerusalén hubiera tanta plata como piedras; y que abundara el cedro como las higueras silvestres en la llanura. 28Los caballos para Salomón eran traídos de Musri y de todos los otros países.

Muerte de Salomón
(1  R 11.41-43)

29El resto de la historia de Salomón, desde el principio hasta el fin, está escrito en las crónicas del profeta Natán, en la profecía de Ahías el de Siló, y en las revelaciones del profeta Iddo concernientes a Jeroboam, hijo de Nabat. 30Salomón reinó en Jerusalén sobre todo Israel durante cuarenta años, 31y cuando murió lo enterraron en la Ciudad de David, su padre. Después reinó en su lugar su hijo Roboam.


SALMO 74 (73)

Oración pidiendo la liberación del pueblo

1Oh Dios, ¿por qué nos has abandonado para siempre?
¿por qué se ha encendido tu furor
contra las ovejas de tu prado?
2Acuérdate de tu pueblo,
el que adquiriste desde el principio,
el que rescataste para hacerlo tribu tuya;
acuérdate del monte Sión, donde has vivido.
3Ven a ver estas ruinas sin fin;
¡el enemigo lo ha destruido todo en el santuario!

4Tus enemigos cantan victoria en tu santuario;
¡han puesto sus banderas extranjeras
5sobre el portal de la entrada!
Cual si fueran leñadores
en medio de un bosque espeso,
6a golpe de hacha y martillo
destrozaron los ornamentos de madera.
7Prendieron fuego a tu santuario;
¡deshonraron tu propio templo,
derrumbándolo hasta el suelo!
8Decidieron destruirnos del todo;
¡quemaron todos los lugares del país
donde nos reuníamos para adorarte!
9Ya no vemos nuestros símbolos sagrados;
ya no hay ningún profeta,
y ni siquiera sabemos lo que esto durará.

10Oh Dios, ¿hasta cuándo nos ofenderá el enemigo?
¿Hasta cuándo seguirá hablando mal de ti?
11¿Por qué escondes tu mano poderosa?
¿Por qué te quedas cruzado de brazos?
12Desde tiempos antiguos, tú eres mi Rey.
Tú, oh Dios, alcanzaste muchas victorias
en medio de la tierra:
13tú dividiste el mar con tu poder,
les rompiste la cabeza a los monstruos del mar,
14aplastaste las cabezas del monstruo Leviatán
y lo diste por comida a las fieras del desierto.
15Tú hiciste brotar fuentes y ríos,
y secaste los ríos inagotables.
16Tuyos son el día y la noche;
tú afirmaste la luna y el sol;
17tú marcaste los límites del mundo;
tú hiciste el verano y el invierno.

18Ten en cuenta, Señor, que el enemigo te ofende,
y que gente necia habla mal de ti.
19¡No te olvides tanto de nosotros!
Somos débiles como tórtolas;
¡no nos entregues a las fieras!
20¡Acuérdate de tu alianza,
porque el país está lleno de violencia
hasta el último rincón!
21No dejes que se humille al oprimido;
¡haz que te alaben el pobre y el humilde!

22¡Levántate, oh Dios! ¡Defiende tu causa!
¡Recuerda que los necios te ofenden sin cesar!
23No olvides los gritos de tus enemigos,
el creciente clamor de los rebeldes.

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