La autoridad del Hijo de Dios
San Juan 5
19Jesús les dijo: "Les aseguro que el Hijo de Dios no puede hacer nada por su propia cuenta; solamente hace lo que ve hacer al Padre. Todo lo que hace el Padre, también lo hace el Hijo.
20Pues el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que hace; y le mostrará cosas todavía más grandes, que los dejarán a ustedes asombrados.
21Porque así como el Padre resucita a los muertos y les da vida, también el Hijo da vida a quienes quiere dársela.
22Y el Padre no juzga a nadie, sino que le ha dado a su Hijo todo el poder de juzgar,
23para que todos den al Hijo la misma honra que dan al Padre. El que no honra al Hijo, tampoco honra al Padre, que lo ha enviado.
24"Les aseguro que quien presta atención a lo que yo digo y cree en el que me envió, tiene vida eterna; y no será condenado, pues ya ha pasado de la muerte a la vida.
25Les aseguro que viene la hora, y es ahora mismo, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oigan, vivirán.
26Porque así como el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha hecho que el Hijo tenga vida en sí mismo,
27y le ha dado autoridad para juzgar, por cuanto que es el Hijo del hombre.
28No se admiren de esto, porque va a llegar la hora en que todos los muertos oirán su voz
29y saldrán de las tumbas. Los que hicieron el bien, resucitarán para tener vida; pero los que hicieron el mal, resucitarán para ser condenados.
Pruebas de la autoridad de Jesús
30"Yo no puedo hacer nada por mi propia cuenta. Juzgo según el Padre me ordena, y mi juicio es justo, pues no trato de hacer mi voluntad sino la voluntad del Padre, que me ha enviado.
31Si yo diera testimonio en favor mío, mi testimonio no valdría como prueba.
32Pero hay otro que da testimonio en favor mío, y me consta que su testimonio sí vale como prueba.
33Ustedes enviaron a preguntarle a Juan, y él dio testimonio a favor de la verdad.
34Pero yo no dependo del testimonio de ningún hombre. Solo digo esto para que ustedes alcancen la salvación.
35Juan era como una lámpara que ardía y alumbraba, y ustedes quisieron gozar de su luz por un corto tiempo.
36Pero tengo a mi favor un testimonio más valioso que el de Juan. Lo que yo hago, que es lo que el Padre me encargó que hiciera, comprueba que de veras el Padre me ha enviado.
37Y también el Padre, que me ha enviado, da testimonio a mi favor, a pesar de que ustedes nunca han oído su voz ni lo han visto,
38ni dejan que su palabra permanezca en ustedes, porque no creen en aquel que el Padre envió.
39Ustedes estudian las Escrituras con mucho cuidado, porque esperan encontrar en ellas la vida eterna; sin embargo, aunque las Escrituras dan testimonio de mí,
40ustedes no quieren venir a mí para tener esa vida.
41"Yo no acepto gloria que venga de los hombres.
42Además, los conozco a ustedes y sé que no tienen el amor de Dios.
43Yo he venido en nombre de mi Padre, y ustedes no me aceptan; en cambio, si viniera otro en nombre propio, a ese lo aceptarían.
44¿Cómo pueden creer ustedes, si reciben gloria los unos de los otros y no buscan la gloria que viene del Dios único?
45No crean que yo los voy a acusar delante de mi Padre; el que los acusa es Moisés mismo, en quien ustedes han puesto su confianza.
46Porque si ustedes le creyeran a Moisés, también me creerían a mí, porque Moisés escribió acerca de mí.
47Pero si no creen lo que él escribió, ¿cómo van a creer lo que yo les digo?"
David conquista Rabá
(2 S 12.26-31) 1 Crónicas 20
1En cierta ocasión, durante la primavera, que es cuando los reyes acostumbran salir a campaña, Joab organizó una expedición y arrasó el territorio amonita. Avanzó, rodeó a Rabá y la atacó hasta dejarla en ruinas. Mientras tanto, David se quedó en Jerusalén.
2Después David tomó de la cabeza de su rey la corona de oro, que tenía piedras preciosas, y encontró que pesaba treinta y tres kilos; y se la pusieron a David. También sacó David de la ciudad muchísimas cosas de valor,
3y a la gente que aún quedaba en la ciudad la sacó de allí y la puso a trabajar con sierras, trillos de hierro y hachas. Lo mismo hizo David con todas las ciudades amonitas, y después regresó con todas sus tropas a Jerusalén.
Peleas contra gigantes
(2 S 21.18-20)
4Después hubo una batalla con los filisteos en Guézer. En aquella ocasión, Sibecai el de Husá mató y humilló a Sipai, que era descendiente de los gigantes.
5Y en otra batalla que hubo contra los filisteos, Elhanán, hijo de Jaír, mató a Lahmí, hermano de Goliat el de Gat, cuya lanza tenía el asta tan grande como el rodillo de un telar.
6En Gat hubo otra batalla. Había allí un hombre de gran estatura, que tenía veinticuatro dedos: seis en cada mano y seis en cada pie. Era también descendiente de los gigantes,
7pero desafió a Israel y lo mató Jonatán, hijo de Simá, el hermano de David.
8Estos gigantes eran descendientes de Réfah, el de Gat, pero cayeron a manos de David y de sus oficiales.
David censa la población
(2 S 24.1-17) 1 Crónicas 21
1El ángel acusador se puso contra los israelitas e incitó a David a hacer un censo de Israel.
2Entonces David ordenó a Joab y a los jefes del pueblo:
--Vayan y hagan el censo de Israel desde Beerseba hasta Dan, y tráiganme el informe para que yo sepa cuántos son.
3Pero Joab respondió:
--Que el Señor aumente su pueblo cien veces más de lo que es ahora; ¿pero acaso no son todos ellos servidores de Su Majestad? ¿Por qué desea esto Su Majestad? ¿Para qué hacerse culpable Israel?
4Sin embargo, la orden del rey se impuso a Joab, y este se retiró, recorrió todo Israel y regresó a Jerusalén.
5Joab entregó a David las cifras del censo de la población, y resultó que en todo Israel había un millón cien mil hombres aptos para la guerra, y cuatrocientos setenta mil en Judá.
6Pero no se incluyó en el censo a las tribus de Leví y de Benjamín, porque a Joab no le gustó la orden del rey.
7A Dios le pareció mal todo esto, y mandó un castigo a Israel.
8Pero David confesó a Dios:
--He cometido un grave pecado al hacer esto. Pero te ruego que perdones ahora el pecado de este siervo tuyo, pues me he portado como un necio.
9Entonces el Señor dijo a Gad, vidente al servicio de David:
10"Ve a ver a David, y dile de mi parte que le propongo tres cosas, y que escoja la que él quiera que yo haga."
11Gad fue a ver a David, y le dijo:
--Esto dice el Señor: Escoge
12entre tres años de hambre, tres meses de derrota perseguido por la espada de tus enemigos, o tres días de peste en el país bajo la espada del Señor, con el ángel del Señor causando estragos en todo el territorio de Israel. Decide ahora lo que he de responder al que me ha enviado.
13David contestó a Gad:
--Estoy en un grave aprieto. Ahora bien, es preferible que caiga yo en manos del Señor, pues su bondad es muy grande, y no en manos de los hombres.
14Entonces mandó el Señor una peste sobre Israel, y cayeron muertos setenta mil israelitas.
15Y mandó Dios un ángel para destruir Jerusalén. Pero cuando la estaba destruyendo, el Señor lo vio, y le pesó aquel daño, y ordenó al ángel que estaba hiriendo: "¡Basta ya, no sigas!"
En aquel momento, el ángel del Señor se encontraba junto al lugar donde Ornán el jebuseo trillaba el trigo.
16Al alzar David los ojos, vio que el ángel del Señor se encontraba entre el cielo y la tierra, con una espada desenvainada en la mano, que apuntaba hacia Jerusalén. Entonces David y los ancianos, vestidos con ropas ásperas, se inclinaron hasta tocar el suelo con la frente,
17y David dijo a Dios:
--¡Yo fui quien mandó hacer el censo de la población! ¡Yo soy quien ha pecado y ha hecho mal! ¿Pero qué han hecho estos inocentes? Señor y Dios mío, yo te ruego que tu castigo caiga sobre mí y sobre mi familia, pero deja de herir a tu pueblo.
David levanta un altar
(2 S 24.18-25)
18Entonces el ángel del Señor ordenó a Gad decirle a David que levantara un altar al Señor en el lugar donde Ornán el jebuseo trillaba el trigo.
19Entonces David fue a hacer lo que Gad le había dicho en nombre del Señor.
20Ornán, que estaba trillando el trigo, al volverse había visto al ángel, pero sus cuatro hijos, que estaban con él, habían ido a esconderse.
21Cuando David se acercó a donde estaba Ornán, este miró, y al ver a David salió del lugar donde trillaba el trigo y se inclinó delante de David.
22Entonces le dijo David a Ornán:
--Cédeme el lugar donde trillas el trigo, para construir allí un altar al Señor. Véndemelo por el precio exacto, a fin de que la peste se retire del pueblo.
23Y Ornán le contestó:
--Tómelo Su Majestad y haga lo que le parezca mejor. Yo le doy los toros para el holocausto, los trillos para la leña y el trigo para la ofrenda. ¡Todo esto se lo doy a Su Majestad!
24Pero el rey David respondió:
--Te lo agradezco, pero tengo que comprarlo todo por el precio exacto, pues no te voy a quitar lo tuyo para dárselo al Señor y ofrecerle un holocausto que no me haya costado nada.
25De esta manera, David le pagó a Ornán por aquel lugar seiscientas monedas de oro,
26y allí construyó un altar al Señor y ofreció holocaustos y sacrificios de reconciliación. Luego invocó al Señor, y él le respondió enviando fuego desde el cielo sobre el altar del holocausto.
27Entonces el Señor ordenó al ángel que volviera a guardar su espada.
El lugar para el templo
28En aquel momento, al ver David que el Señor lo había escuchado en el lugar en que Ornán el jebuseo trillaba el trigo, ofreció allí sacrificios.
29Pues aunque la tienda de campaña que Moisés había levantado para el Señor en el desierto y el altar del holocausto se hallaban por entonces en el santuario de Gabaón,
30David no pudo ir allá para consultar a Dios, porque se había llenado de espanto al ver la espada del ángel del Señor.
1 Crónicas 22
1Por eso dijo David: "Aquí estarán el templo de Dios, el Señor, y el altar del holocausto para Israel."
Promesa del Señor Zacarías 8
1El Señor todopoderoso me dio este mensaje:
2"Esto es lo que yo, el Señor todopoderoso, digo: Siento por Sión grandes celos, celos furiosos.
3Y he de volver a Jerusalén, para vivir allí. Entonces Jerusalén será llamada Ciudad Fiel, y el monte del Señor todopoderoso será llamado Monte Santo.
4Ancianos y ancianas se sentarán de nuevo en las plazas de Jerusalén, apoyado cada cual en su bastón a causa de su mucha edad.
5Niños y niñas llenarán las plazas de la ciudad y jugarán en ellas.
6En aquel tiempo todo esto parecerá imposible a los ojos de los que queden de mi pueblo; pero a mí no me lo parecerá. Yo, el Señor todopoderoso, lo afirmo:
7Yo libertaré a mi pueblo del poder del país de oriente y del país de occidente,
8y lo traeré a Jerusalén para que viva allí. Ellos serán entonces mi pueblo, y yo seré su Dios, con fidelidad y justicia."
9Esto dice el Señor todopoderoso: "Esfuércense, ustedes que en estos días han oído las palabras dichas por los profetas, desde el día en que se pusieron los cimientos para la reconstrucción del templo del Señor todopoderoso.
10Porque hasta estos días no había paga para los hombres ni para las bestias. Y a causa del enemigo, tampoco había paz para los habitantes; y yo había puesto a los unos en contra de los otros.
11Pero ahora, para los que queden de este pueblo, ya no voy a ser como en los primeros días. Yo, el Señor todopoderoso, lo afirmo.
12Porque la paz estará sembrada entre ellos. Los viñedos darán su fruto; la tierra, sus productos; y el cielo, su rocío. Y yo les daré todo eso en posesión a los que queden de este pueblo.
13Y así como ustedes, los de Judá y los de Israel, fueron maldición entre las demás naciones, así yo ahora los salvaré y haré que sean bendición. ¡No tengan miedo! ¡Esfuércense!"
14Esto dice el Señor todopoderoso: "Yo había decidido castigar a los antepasados de ustedes cuando me hicieron enojar, y mantuve mi decisión.
15Ahora, en cambio, he decidido hacerles bien a Jerusalén y a Judá. Por lo tanto, no tengan miedo.
16Esto es lo que siempre deben hacer ustedes: Díganse siempre la verdad unos a otros, juzguen con justicia y procuren la paz en los tribunales;
17no se hagan daño unos a otros ni juren en falso. Porque yo odio todo eso. Yo, el Señor, lo afirmo."
18El Señor todopoderoso se dirigió a mí, y me dijo:
19"Los ayunos de los meses cuarto, quinto, séptimo y décimo se convertirán en motivo de alegría, en fiestas felices para los descendientes de Judá. ¡Amen ustedes, pues, la verdad y la paz!"
20Esto dice el Señor todopoderoso: "Todavía han de venir gentes y habitantes de muchas ciudades.
21Entonces los de una ciudad se dirigirán a los de otra, y les dirán: '¡Vamos a buscar al Señor todopoderoso y a pedirle que nos bendiga!' Y los otros les contestarán: '¡Nosotros también iremos!'
22Y vendrán a Jerusalén muchos pueblos y naciones numerosas, a buscar al Señor todopoderoso y a pedirle que los bendiga.
23En aquel tiempo, diez extranjeros de las demás naciones agarrarán por la ropa a un judío, y le dirán: '¡Queremos ir con ustedes, porque hemos oído que Dios está con ustedes!' "
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