el veinte de julio - 1 Corintios 7.25-40, 1 Reyes 21 y Amós 5

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1 Corintios 7 25En cuanto a las mujeres no casadas, no tengo ningún mandato especial del Señor; pero doy mi opinión, como uno que es digno de confianza por la misericordia del Señor. 26A mí me parece que es preferible que cada uno se quede tal como está, por causa de los tiempos difíciles en que vivimos. 27Si tienes mujer, no la abandones; y si no tienes, no la busques. 28Si te casas, no cometes pecado; y si una mujer soltera se casa, tampoco comete pecado. Pero los que se casan van a tener los sufrimientos propios de la naturaleza humana, que yo quisiera evitarles.

La actitud cristiana

29Hermanos, lo que quiero decir es esto: Nos queda poco tiempo. Por lo tanto, los casados deben vivir como si no lo estuvieran; 30los que están de luto deben portarse como si estuvieran de fiesta, y los que están de fiesta deben portarse como si estuvieran de luto; los que compran deben vivir como si nada fuera suyo; 31y los que están usando de este mundo deben vivir como si no estuvieran sacando provecho de él, porque este mundo que vemos ha de terminar.
32Yo quisiera librarlos a ustedes de preocupaciones. El que está soltero se preocupa por las cosas del Señor, y por agradarle; 33pero el que está casado se preocupa por las cosas del mundo y por agradar a su esposa, 34y así está dividido. Igualmente, la mujer que ya no tiene esposo y la joven soltera se preocupan por las cosas del Señor, por ser santas tanto en el cuerpo como en el espíritu; pero la casada se preocupa por las cosas del mundo y por agradar a su esposo.
35Les digo esto, no para ponerles restricciones, sino en bien de ustedes y para que vivan de una manera digna, sirviendo al Señor sin distracciones.
36Si alguno cree que debe casarse con su prometida, porque ya está en edad de casarse, y si piensa que eso es lo más indicado, que haga lo que crea conveniente; cásese, pues no es pecado. 37Y si otro, sin sentirse obligado, y con toda libertad para actuar como quiera, se hace en su corazón el propósito firme de no casarse, hará bien. 38Así que, si se casa con su prometida, hace bien; pero si no se casa, hace mejor.
39La mujer casada está ligada a su esposo mientras este vive; pero si el esposo muere, ella queda libre para casarse con quien quiera, con tal de que sea un creyente. 40Aunque creo que será más feliz si no vuelve a casarse. Esta es mi opinión, y creo que yo también tengo el Espíritu de Dios.


Ahab y el viñedo de Nabot

1 Reyes 21 1Algún tiempo después sucedió que un hombre de Jezreel, llamado Nabot, tenía un viñedo en aquel pueblo, junto al palacio de Ahab, el rey de Samaria. 2Un día, Ahab le dijo a Nabot:
--Dame tu viñedo para que yo pueda tener en él una huerta, ya que está al lado de mi palacio. A cambio de él te daré un viñedo mejor; o, si lo prefieres, te pagaré su valor en dinero.
3Pero Nabot respondió a Ahab:
--No permita Dios que yo te dé lo que he heredado de mis padres.
4Ahab se fue a su casa triste y malhumorado a causa de la respuesta de Nabot, pues le había dicho que no le daría lo que había heredado de sus padres. Llegó y se acostó de cara a la pared, y no quiso comer. 5Entonces Jezabel, su mujer, se acercó a él y le dijo:
--¿Por qué estás tan triste, y no quieres comer?
6Ahab contestó:
--Hablé con Nabot, el de Jezreel, y le pedí que me vendiera su viñedo; o, si él lo prefería, le daría otro viñedo a cambio. Pero él no me lo quiere ceder.
7Entonces Jezabel, su esposa, le respondió:
--¡Pero tú eres quien manda en Israel! Anda, come y tranquilízate. ¡Yo voy a conseguirte el viñedo de Nabot!
8En seguida escribió ella cartas en nombre de Ahab, y les puso el sello real; luego las envió a los ancianos y jefes que vivían en el mismo pueblo de Nabot. 9En las cartas les decía: "Anuncien ayuno y sienten a Nabot delante del pueblo. 10Luego sienten a dos testigos falsos delante de él y háganlos declarar en contra suya, afirmando que ha maldecido a Dios y al rey. Después, sáquenlo y mátenlo a pedradas."
11Los hombres del pueblo de Nabot, junto con los ancianos y los jefes, hicieron lo que Jezabel les ordenó en las cartas que les había enviado: 12Anunciaron ayuno y sentaron a Nabot delante del pueblo. 13Luego llegaron dos testigos falsos y declararon contra Nabot delante de todo el pueblo, afirmando que Nabot había maldecido a Dios y al rey. Entonces lo sacaron de la ciudad y lo mataron a pedradas. 14Luego mandaron a decir a Jezabel que Nabot había sido apedreado y había muerto.
15En cuanto Jezabel lo supo, le dijo a Ahab:
--Ve y toma posesión del viñedo de Nabot, el de Jezreel, que no te lo quería vender. Nabot ya no vive; ahora está muerto.
16Al enterarse Ahab de que Nabot había muerto, fue y se apoderó de su viñedo. 17Entonces el Señor se dirigió a Elías, el de Tisbé, y le dijo: 18"Ve en seguida a ver a Ahab, rey de Israel, que vive en Samaria. En este momento se encuentra en el viñedo de Nabot, del cual ha ido a tomar posesión. 19Le dirás: 'Así dice el Señor: Puesto que mataste a Nabot y le quitaste lo que era suyo, en el mismo lugar donde los perros lamieron su sangre, lamerán también la tuya.'  "
20Ahab le respondió a Elías:
--¿Así que tú, mi enemigo, me encontraste?
--Sí, te encontré --contestó Elías--. Porque no cometes más que malas acciones a los ojos del Señor. 21Por lo tanto, el Señor ha dicho: 'Voy a traer sobre ti la desgracia, y voy a acabar con toda tu descendencia; destruiré a todos los varones descendientes tuyos que haya en Israel. 22Además, haré con tu familia lo mismo que hice con la de Jeroboam, hijo de Nabat, y con la de Baasá, hijo de Ahías, por haber provocado mi enojo al hacer pecar a Israel.' 23En cuanto a Jezabel, el Señor ha dicho: 'Los perros se comerán a Jezabel en los campos de Jezreel.' 24Y al familiar tuyo que muera en la ciudad, se lo comerán los perros; y al que muera en el campo, se lo comerán las aves de rapiña.
25(No hubo nadie como Ahab, que, incitado por su esposa Jezabel, solo cometió malas acciones a los ojos del Señor. 26Cometió una infamia al rendir culto a los ídolos, como lo hacían todos los amorreos, a quienes el Señor había arrojado de la presencia de los israelitas.)
27Cuando Ahab escuchó todo esto, se rasgó la ropa, se puso ropas ásperas y ayunó. Dormía con esas ropas, y andaba muy triste. 28Entonces el Señor dijo a Elías: 29"¿Has visto cómo Ahab se ha humillado ante mí? Pues por haberse humillado ante mí, no traeré el mal sobre su familia mientras él viva, sino en vida de su hijo."


Llamado a volverse a Dios

Amós 5 1Oigan mis palabras, israelitas;
escuchen el lamento que entono contra ustedes:
2La bella y pura Israel ha caído;
cayó para no levantarse más.
Quedó tendida sobre su propio suelo,
y no hay quien la levante.

3Así dice Dios el Señor a los israelitas:
"Si una ciudad manda mil hombres a la guerra,
solo cien volverán con vida;
y si una ciudad manda cien,
solo diez regresarán."

4Así dice el Señor a los israelitas:
"Acudan a mí, y vivirán.
5No acudan a Betel,
no vayan a Guilgal
ni pasen por Beerseba,
porque Guilgal irá sin remedio al destierro
y Betel quedará convertida en ruinas."

6Acudan al Señor, y vivirán;
de otro modo él enviará fuego sobre el reino de Israel,
y no habrá en Betel quien lo apague.
7¡Ay de ustedes, que convierten la justicia en amargura
y arrojan por los suelos el derecho!

8-9El Señor, que hizo las Pléyades y el Orión,
es quien convierte la noche en día
y el día en noche oscura;
quien llama a las aguas del mar
y las derrama sobre la tierra;
quien desencadena la ruina sobre la fortaleza
y la hace llegar sobre la fortificación.
El Señor, ese es su nombre.

10¡Ay de ustedes, que odian al defensor de la justicia
y detestan al testigo honrado!
11Puesto que pisotean al pobre
y le cobran impuestos de trigo,
no podrán vivir en las casas de piedra que han construido,
ni beberán el vino de los viñedos que han plantado.

12Yo conozco sus muchas maldades
y sus pecados sin fin:
oprimen al justo, reciben soborno
y en los tribunales hacen que el pobre pierda su causa.
13Por eso el que es sabio se calla,
porque el tiempo es malo.

14Busquen el bien y no el mal, y vivirán;
así será verdad lo que ustedes dicen:
que el Señor, el Dios todopoderoso, está con ustedes.
15¡Odien el mal! ¡Amen el bien!
Asegúrense de que en los tribunales se hace justicia;
quizá entonces el Señor, el Dios todopoderoso,
tendrá piedad de los sobrevivientes de Israel.

16Así dice el Señor, el Dios todopoderoso:
"En todas las plazas habrá llanto,
en todas las calles habrá gritos de dolor.
Llamarán al duelo a los campesinos,
y a los llorones profesionales al llanto.
17En todos los viñedos llorarán
cuando yo venga a castigarlos."
Lo dice el Señor.

18¡Ay de los que ansían que llegue el día del Señor!
¿Saben cómo va a ser para ustedes ese día?
Será día de oscuridad, y no de luz.
19Será como cuando uno huye de un león
y se topa con un oso,
o como cuando uno entra en su casa,
se apoya en la pared,
y lo muerde una culebra.
20Sí, el día del Señor será de oscuridad, y no de luz;
de densa oscuridad, sin claridad ninguna.

21"Odio y desprecio las fiestas religiosas que ustedes celebran;
me disgustan sus reuniones solemnes.
22No quiero los holocaustos que ofrecen en mi honor,
ni sus ofrendas de cereales;
no aceptaré los gordos becerros
de sus sacrificios de reconciliación.
23¡Alejen de mí el ruido de sus cantos!
¡No quiero oir el sonido de sus arpas!
24Pero que fluya como agua la justicia,
y la honradez como un manantial inagotable.

25"Israelitas, ¿acaso en los cuarenta años del desierto me ofrecieron ustedes sacrificios y ofrendas? 26Ahora, sin embargo, tendrán que cargar con su rey Sicut y su estrella Quiiún, imágenes de dioses que ustedes mismos se han hecho. 27Los lanzaré a ustedes al destierro, más allá de Damasco." Lo dice el Señor, el Dios todopoderoso. Ese es su nombre.

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