el diez de julio - San Marcos 15.21-47, 1 Reyes 11 y Oseas 13

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Jesús es crucificado
(Mt 27.32-44; Lc 23.26-43; Jn 19.17-27)

San Marcos 15 21Un hombre de Cirene, llamado Simón, padre de Alejandro y de Rufo, llegaba entonces del campo. Al pasar por allí, lo obligaron a cargar con la cruz de Jesús.
22Llevaron a Jesús a un sitio llamado Gólgota (que significa: "Lugar de la Calavera"); 23y le dieron vino mezclado con mirra, pero Jesús no lo aceptó. 24Entonces lo crucificaron. Y los soldados echaron suertes para repartirse entre sí la ropa de Jesús y ver qué se llevaría cada uno.
25Eran las nueve de la mañana cuando lo crucificaron. 26Y pusieron un letrero en el que estaba escrita la causa de su condena: "El Rey de los judíos." 27Con él crucificaron también a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda.
29Los que pasaban lo insultaban, meneando la cabeza y diciendo:
--¡Eh, tú, que derribas el templo y en tres días lo vuelves a levantar, 30sálvate a ti mismo y bájate de la cruz!
31De la misma manera se burlaban de él los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley. Decían:
--Salvó a otros, pero a sí mismo no puede salvarse. 32¡Que baje de la cruz ese Mesías, Rey de Israel, para que veamos y creamos!
Y hasta los que estaban crucificados con él lo insultaban.

Muerte de Jesús
(Mt 27.45-56; Lc 23.44-49; Jn 19.28-30)

33Al llegar el mediodía, toda la tierra quedó en oscuridad hasta las tres de la tarde. 34A esa misma hora, Jesús gritó con fuerza: "Eloí, Eloí, ¿lemá sabactani?" (que significa: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?")
35Algunos de los que estaban allí, lo oyeron y dijeron:
--Oigan, está llamando al profeta Elías.
36Entonces uno de ellos corrió, empapó una esponja en vino agrio, la ató a una caña y se la acercó a Jesús para que bebiera, diciendo:
--Déjenlo, a ver si Elías viene a bajarlo de la cruz.
37Pero Jesús dio un fuerte grito, y murió. 38Y el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. 39El capitán romano, que estaba frente a Jesús, al ver que este había muerto, dijo:
--Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios.
40También había algunas mujeres mirando de lejos; entre ellas estaban María Magdalena, María la madre de Santiago el menor y de José, y Salomé. 41Estas mujeres habían seguido a Jesús y lo habían ayudado cuando él estaba en Galilea. Además había allí muchas otras que habían ido con él a Jerusalén.

Jesús es sepultado
(Mt 27.57-61; Lc 23.50-56; Jn 19.38-42)

42Como ese era día de preparación, es decir, víspera del sábado, y ya era tarde, 43José, natural de Arimatea y miembro importante de la Junta Suprema, el cual también esperaba el reino de Dios, se dirigió con decisión a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. 44Pilato, sorprendido de que ya hubiera muerto, llamó al capitán para preguntarle cuánto tiempo hacía de ello. 45Cuando el capitán lo hubo informado, Pilato entregó el cuerpo a José. 46Entonces José compró una sábana de lino, bajó el cuerpo y lo envolvió en ella. Luego lo puso en un sepulcro excavado en la roca, y tapó la entrada del sepulcro con una piedra. 47María Magdalena y María la madre de José, miraban dónde lo ponían.


Salomón se vuelve idólatra

1 Reyes 11 1Además de la hija del faraón, el rey Salomón amó a muchas mujeres extranjeras: moabitas, amonitas, edomitas, sidonias e hititas; 2es decir, mujeres de las naciones con las que el Señor había prohibido a los israelitas establecer relaciones matrimoniales porque seguramente harían que sus corazones se desviaran hacia sus dioses. Pero Salomón, enamorado, se unió con ellas. 3Tuvo setecientas esposas de rango real y trescientas concubinas, las cuales desviaron su corazón. 4Cuando Salomón ya era anciano, sus mujeres hicieron que su corazón se desviara hacia otros dioses, pues no se había entregado por completo al Señor su Dios, como lo había hecho David, su padre. 5Salomón rindió culto a Astarté, diosa de los sidonios, y a Milcom, ídolo repugnante de los amonitas. 6Así pues, los hechos de Salomón fueron malos a los ojos del Señor, pues no siguió fielmente al Señor, como lo había hecho David, su padre.
7Por aquel tiempo, Salomón construyó, en el monte que está al oriente de Jerusalén, un santuario a Quemós, ídolo repugnante de Moab, y a Moloc, ídolo repugnante de los amonitas. 8Lo mismo hizo para todas sus mujeres extranjeras, las cuales ofrecían incienso y sacrificios a sus dioses. 9El Señor, Dios de Israel, se enojó con Salomón, porque su corazón se había apartado de él, que se le había aparecido dos veces 10y que le había ordenado no rendir culto a otros dioses. Sin embargo, él no hizo caso de lo que el Señor le había ordenado. 11Por lo tanto, el Señor le dijo a Salomón: "Ya que te has comportado así, y no has cumplido la alianza y las leyes que te ordené, voy a quitarte el reino y a dárselo a uno de los que te sirven. 12Sin embargo, por consideración a David, tu padre, no lo haré mientras vivas; pero se lo quitaré a tu hijo. 13Aunque no le quitaré todo el reino: le dejaré una tribu, por consideración a tu padre y a Jerusalén, la ciudad que he escogido."
14Entonces el Señor hizo que se levantara un enemigo contra Salomón: Hadad, un edomita, de la familia real de Edom. 15Cuando David venció a Edom, Joab, el jefe del ejército, que había ido a enterrar a los caídos en combate, mató a todos los hombres de Edom; 16durante seis meses se quedó allí, con todos los israelitas, hasta que aniquiló a todos los hombres de Edom. 17Pero Hadad, que entonces era un niño, huyó a Egipto con algunos de sus paisanos que estaban al servicio de su padre. 18Salieron de Madián y llegaron a Parán, donde tomaron a su servicio algunos hombres del lugar. Llegaron a Egipto y se presentaron al faraón, rey de Egipto, y este les dio casa y comida, y les regaló tierras.
19Hadad se ganó de tal modo el favor del faraón, que el faraón le dio por esposa a su cuñada, la hermana de la reina Tahpenés. 20La hermana de Tahpenés dio a Hadad un hijo que se llamó Guenubat, al cual Tahpenés crió en el palacio del faraón, junto con sus propios hijos. 21Pero cuando Hadad supo en Egipto que David había muerto, y que también había muerto Joab, el jefe del ejército, dijo Hadad al faraón:
--Dame permiso para regresar a mi tierra.
22El faraón le respondió:
--¿Y para qué quieres regresar a tu tierra? ¿Te hace falta algo aquí conmigo?
Hadad respondió:
--No me falta nada, pero te ruego que me permitas regresar.
23Además, Dios hizo que también Rezón se levantara contra Salomón. Rezón era hijo de Eliadá, que se había escapado de su amo, Hadad-ézer, el rey de Sobá. 24Había reunido algunos hombres y era el jefe de una banda de ladrones. Cuando David les mató gente, Rezón se fue a Damasco y se estableció allí como rey. 25Fue enemigo de Israel mientras vivió Salomón, y esto se unió al daño que causaba Hadad, pues aborrecía a Israel. De este modo, Rezón llegó a ser rey de Siria.
26También Jeroboam, hijo de Nabat, se rebeló contra el rey. Jeroboam era un funcionario de Salomón, de la ciudad de Seredá y de la tribu de Efraín. Su madre era una viuda llamada Serúa. 27La razón por la que Jeroboam se rebeló contra el rey fue la siguiente: Salomón estaba construyendo el terraplén y cerrando la brecha de la Ciudad de David, su padre. 28Jeroboam era un hombre fuerte y decidido; y al ver Salomón que este joven era muy activo, lo puso a cargo de todo lo relacionado con los descendientes de José.
29Por aquel entonces, un día en que Jeroboam salió de Jerusalén, se encontró en el camino con el profeta Ahías, el de Siló, que iba cubierto con una capa nueva. Los dos estaban solos en el campo, 30y tomando Ahías la capa nueva que llevaba puesta, la rasgó en doce pedazos 31y dijo a Jeroboam: "Toma para ti diez pedazos, porque el Señor, Dios de Israel, te dice: 'Voy a quitarle el reino a Salomón, y a darte a ti diez tribus. 32A Salomón le dejaré solo una tribu, por consideración a mi siervo David y a Jerusalén, la ciudad que he escogido entre todas las ciudades de las tribus de Israel. 33Porque Salomón me ha rechazado, y se ha puesto a adorar a Astarté, diosa de los sidonios; a Quemós, dios de los moabitas; y a Milcom, dios de los amonitas. Sus hechos no han sido buenos a mis ojos, y no ha cumplido mis leyes y decretos como lo hizo David, su padre. 34Sin embargo, no le quitaré todo el reino, sino que lo mantendré como gobernante mientras viva, por consideración a mi siervo David, a quien escogí, y quien cumplió mis mandamientos y mis leyes. 35Pero le quitaré el reino a su hijo, y te lo entregaré a ti; es decir, diez tribus. 36Solo dejaré una tribu a su hijo, para que la lámpara de David, mi siervo, se mantenga siempre encendida ante mí en Jerusalén, la ciudad que escogí como residencia de mi nombre. 37Yo te tomaré a ti, para que reines sobre todo lo que quieras y seas el rey de Israel. 38Y si obedeces todo lo que yo te mande y tus hechos son rectos a mis ojos, y si cumples mis leyes y mandamientos, como lo hizo David, mi siervo, yo estaré contigo y estableceré firmemente tu dinastía, como establecí la de David; y te entregaré Israel. 39En cuanto a la descendencia de David, la castigaré por este motivo, pero no para siempre.'  "
40Por causa de esto, Salomón procuró matar a Jeroboam; pero Jeroboam huyó a Egipto, donde reinaba Sisac, y allí se quedó hasta la muerte de Salomón.

Muerte de Salomón
(2  Cr 9.29-31)

41El resto de la historia de Salomón y de su sabiduría, y de todo lo que hizo, está escrito en el libro de las crónicas de Salomón. 42Salomón reinó en Jerusalén sobre todo Israel durante cuarenta años, 43y cuando murió lo enterraron en la Ciudad de David, su padre. Después reinó en su lugar su hijo Roboam.


La ruina total de Israel

Oseas 13 1Cuando la gente de Efraín hablaba,
las otras tribus de Israel mostraban respeto;
pero Efraín murió cuando se hizo culpable
por haber adorado a Baal.
2¡Y todavía siguen pecando!
Funden su plata y se hacen ídolos
según se les ocurre y a gusto de los artesanos.
Luego dicen: "¡Ofrézcanles sacrificios!",
y la gente besa ídolos que tienen forma de becerro.
3Por eso serán como la niebla de la mañana,
como el rocío de madrugada, que temprano desaparece,
como la paja que se lleva el viento,
como el humo que sale por la chimenea.

4Dice el Señor:
"Yo, el Señor, soy tu Dios
desde que estabas en Egipto:
No reconozcas como Dios a nadie sino a mí,
pues solo yo soy tu salvador.
5Yo te cuidé en las tierras ardientes del desierto.

6"Pero cuando ustedes tuvieron comida de sobra,
su corazón se llenó de orgullo
y se olvidaron de mí.
7Por lo tanto, voy a ser para ellos como un león,
como un leopardo que los aceche en el camino.
8Voy a salir a su encuentro como una osa
que ha perdido sus cachorros,
y les despedazaré el corazón.
Como un león, los devoraré allí mismo;
como una fiera, los destrozaré.
9Voy a destruirte, Israel,
y nadie podrá evitarlo.
10Pues ¿dónde está ahora tu rey,
que te salve en todas tus ciudades?
¿Dónde están tus caudillos,
a quienes pediste rey y jefes?
11Enojado contigo, te di reyes,
y enojado contigo, te los quité.

12"La maldad de Efraín está anotada;
su pecado ha quedado registrado.
13A Israel le ha llegado el momento de nacer,
pero es un hijo tan torpe
que ni siquiera es capaz de colocarse
en la debida posición para el parto.
14¿Y habré de librarlos del poder del sepulcro?
¿Habré de rescatarlos de la muerte?...
¿Dónde está, muerte, tu poder destructor?
¿Dónde están, sepulcro, tus males?
¡Ya no tendré compasión de esta gente!"
15Aunque Israel florezca como la hierba,
vendrá el viento del este,
el fuerte viento que sopla del desierto,
y secará y agotará sus fuentes y manantiales.
El enemigo le arrebatará el tesoro de sus ricas joyas.
16El pueblo de Samaria llevará su castigo
por haberse rebelado contra su Dios.
Morirán a filo de espada,
sus niños serán estrellados contra el suelo
y las mujeres embarazadas serán abiertas en canal.

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