el ocho de julio - Isaías 40.1-11

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El Señor cdnsuela a Jerusalén

Isaías 40 1El Dios de ustedes dice:
"Consuelen, consuelen a mi pueblo;
2hablen con cariño a Jerusalén
y díganle que su esclavitud ha terminado,
que ya ha pagado por sus faltas,
que ya ha recibido de mi mano
el doble del castigo por todos sus pecados."

3Una voz grita:
"Preparen al Señor un camino en el desierto,
tracen para nuestro Dios
una calzada recta en la región estéril.
4Rellenen todas las cañadas,
allanen los cerros y las colinas,
conviertan la región quebrada y montañosa
en llanura completamente lisa.
5Entonces mostrará el Señor su gloria,
y todos los hombres juntos la verán.
El Señor mismo lo ha dicho."

6Una voz dice: "Grita",
y yo pregunto: "¿Qué debo gritar?"
"Que todo hombre es como hierba,
¡tan firme como una flor del campo!
7La hierba se seca y la flor se marchita
cuando el soplo del Señor pasa sobre ellas.
Ciertamente la gente es como hierba.
8La hierba se seca y la flor se marchita,
pero la palabra de nuestro Dios
permanece firme para siempre."

9Súbete, Sión, a la cumbre de un monte,
levanta con fuerza tu voz
para anunciar una buena noticia.
Levanta sin miedo la voz, Jerusalén,
y anuncia a las ciudades de Judá:
"¡Aquí está el Dios de ustedes!"
10Llega ya el Señor con poder,
sometiéndolo todo con la fuerza de su brazo.
Trae a su pueblo
después de haberlo rescatado.
11Viene como un pastor que cuida su rebañod
levanta los corderos en sus brazos,
los lleva junto al pecho
y atiende con cuidado a las recién paridas.

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Esta lectura es de La Biblia, Versión Popular, Segunda Edición Derechos Registrados © Sociedades Bíblicas Unidas 1966, 1970, 1979, 1983

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