Un hombre que tenía un espíritu impuro
(Lc 4.31-37)
San Marcos 1
21Llegaron a Cafarnaúm, y en el sábado Jesús entró en la sinagoga y comenzó a enseñar.
22La gente se admiraba de cómo les enseñaba, porque lo hacía con plena autoridad y no como los maestros de la ley.
23En la sinagoga del pueblo había un hombre que tenía un espíritu impuro, el cual gritó:
24--¿Por qué te metes con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Yo te conozco, y sé que eres el Santo de Dios.
25Jesús reprendió a aquel espíritu, diciéndole:
--¡Cállate y deja a este hombre!
26El espíritu impuro hizo que al hombre le diera un ataque, y gritando con gran fuerza salió de él.
27Todos se asustaron, y se preguntaban unos a otros:
--¿Qué es esto? ¡Enseña de una manera nueva, y con plena autoridad! ¡Incluso a los espíritus impuros da órdenes, y lo obedecen!
28Y muy pronto la fama de Jesús se extendió por toda la región de Galilea.
Jesús sana a la suegra de Simón
(Mt 8.14-15; Lc 4.38-39)
29Cuando salieron de la sinagoga, Jesús fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés.
30La suegra de Simón estaba en cama, con fiebre. Se lo dijeron a Jesús,
31y él se acercó, y tomándola de la mano la levantó; al momento se le quitó la fiebre y comenzó a atenderlos.
Jesús sana a muchos enfermos
(Mt 8.16-17; Lc 4.40-41)
32Al anochecer, cuando ya se había puesto el sol, llevaron todos los enfermos y endemoniados a Jesús,
33y el pueblo entero se reunió a la puerta.
34Jesús sanó de toda clase de enfermedades a mucha gente, y expulsó a muchos demonios; pero no dejaba que los demonios hablaran, porque ellos lo conocían.
Jesús anuncia el mensaje en las sinagogas
(Lc 4.42-44)
35De madrugada, cuando todavía estaba oscuro, Jesús se levantó y salió de la ciudad para ir a orar a un lugar solitario.
36Simón y sus compañeros fueron en busca de Jesús,
37y cuando lo encontraron le dijeron:
--Todos te están buscando.
38Pero él les contestó:
--Vamos a los otros lugares cercanos; también allí debo anunciar el mensaje, porque para esto he salido.
39Así que Jesús andaba por toda Galilea, anunciando el mensaje en las sinagogas de cada lugar y expulsando a los demonios.
Jesús sana a un leproso
(Mt 8.1-4; Lc 5.12-16)
40Un hombre enfermo de lepra se acercó a Jesús, y poniéndose de rodillas le dijo:
--Si quieres, puedes limpiarme de mi enfermedad.
41Jesús tuvo compasión de él; lo tocó con la mano y dijo:
--Quiero. ¡Queda limpio!
42Al momento se le quitó la lepra al enfermo, y quedó limpio.
43Jesús lo despidió en seguida, y le recomendó mucho:
44--Mira, no se lo digas a nadie; solamente ve y preséntate al sacerdote, y lleva, por tu purificación, la ofrenda que ordenó Moisés, para que conste ante los sacerdotes.
45Pero el hombre se fue y comenzó a contar a todos lo que había pasado. Por eso Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo, sino que se quedaba fuera, en lugares donde no había gente; pero de todas partes acudían a verlo.
La familia de David
(1 Cr 3.1-4)
2 Samuel 3
2Los hijos que le nacieron a David cuando estaba en Hebrón, fueron: el mayor, Amnón, hijo de Ahinóam, la de Jezreel;
3el segundo, Quilab, hijo de Abigail, la viuda de Nabal, el de Carmel; el tercero, Absalón, hijo de Maacá, la hija de Talmai, rey de Guesur;
4el cuarto, Adonías, hijo de Haguit; el quinto, Sefatías, hijo de Abital;
5el sexto, Itream, hijo de Eglá, otra mujer de David. Estos nacieron cuando David estaba en Hebrón.
Abner se alía con David
6Mientras continuaba la guerra entre la casa de Saúl y la casa de David, Abner adquiría cada vez más poder sobre la casa de Saúl.
7Saúl había tenido una concubina llamada Rispá, hija de Aiá, con la que Abner tuvo relaciones. Por lo tanto, Is-bóset le reclamó a Abner:
--¿Por qué te acostaste con la concubina de mi padre?
8Abner se enojó mucho por la reclamación de Is-bóset, y le contestó:
--¿Acaso soy un perro al servicio de Judá? Yo he sido fiel a la casa de Saúl, tu padre, y a sus parientes y amigos, y no te he entregado en manos de David. ¿Y tú me acusas ahora de haber pecado con una mujer?
9¡Que el Señor me castigue duramente si no hago con David lo que el Señor le ha prometido,
10quitando del trono a la dinastía de Saúl, y estableciendo a David en el trono de Israel y de Judá, desde Dan hasta Beerseba!
11Is-bóset no pudo responderle a Abner una sola palabra, porque le tenía miedo.
12Abner, por su parte, envió mensajeros a decirle a David: "¿De quién es el país? Hagamos un trato: yo haré cuanto esté a mi alcance para que todo Israel se ponga de tu parte."
13David le contestó: "Estoy de acuerdo en hacer un pacto contigo, pero con una condición: que no te presentes ante mí sin traer contigo, cuando vengas a verme, a Mical, la hija de Saúl."
14Además, David envió mensajeros a Is-bóset, diciéndole: "Entrégame a Mical, mi mujer, con la que me casé a cambio de cien prepucios de filisteos."
15Entonces Is-bóset mandó que se la quitaran a Paltiel, hijo de Lais, que era su marido;
16pero Paltiel se fue detrás de ella, llorando, y la siguió hasta Bahurim. Allí Abner le ordenó que regresara, y Paltiel regresó.
17Más tarde Abner habló con los ancianos de Israel, y les dijo: "Ya hace tiempo que ustedes andan buscando que David sea su rey.
18Pues bien, ha llegado el momento de actuar, porque el Señor ha prometido a David, su siervo, que por medio de él librará a Israel, su nación, del dominio de los filisteos y del poder de todos sus enemigos."
19Abner habló también con la gente de Benjamín, y después fue a Hebrón para comunicarle a David el parecer de Israel y de toda la tribu de Benjamín.
20Llegó con veinte hombres a Hebrón, donde estaba David, y David hizo un banquete para él y los que le acompañaban.
21Luego Abner le dijo a David:
--Ahora debo irme para reunir a todo Israel, para que hagan un pacto con Su Majestad, y que así Su Majestad reine conforme a sus deseos.
Y David despidió a Abner, el cual se fue tranquilamente.
Joab mata a Abner
22Joab y los seguidores de David llegaron en ese momento de una de sus correrías, trayendo consigo gran cantidad de cosas que le habían quitado al enemigo. Abner no estaba ya con David en Hebrón, pues se había ido tranquilamente después que David lo despidió.
23Al llegar Joab con todo el ejército que le acompañaba, le contaron que Abner, hijo de Ner, había estado antes con el rey, y que se había ido después que el rey lo despidió.
24Entonces Joab fue a ver al rey, y le dijo:
--¿Qué es lo que ha hecho Su Majestad? Abner ha venido a ver a Su Majestad, y Su Majestad ha dejado que se vaya.
25¿Acaso no sabe Su Majestad que Abner, hijo de Ner, ha venido solo a engañarle, y a espiar sus movimientos, y a enterarse de todo lo que Su Majestad hace?
26En cuanto Joab salió de hablar con David, envió mensajeros en busca de Abner, sin que David lo supiera, y estos lo hicieron volver desde el pozo de Sirá.
27Cuando Abner llegó a Hebrón, Joab lo llevó a un lado de la puerta de la ciudad, para hablar con él a solas, y allí lo hirió de muerte en el vientre, para vengar la muerte de su hermano Asael.
28Más tarde, cuando David lo supo, dijo: "Ante el Señor, yo y mi reino somos completamente inocentes del asesinato de Abner, hijo de Ner.
29¡Que caiga la culpa sobre la cabeza de Joab y sobre toda su familia, y que nunca falte en su casa quien sufra de flujo, lepra o cojera, ni quien sea asesinado o padezca hambre!"
30Joab y Abisai mataron a Abner porque en la batalla de Gabaón Abner había matado al hermano de ellos.
31Después David ordenó a Joab y a todo el grupo que le acompañaba: "Rásguense la ropa y vístanse con ropas ásperas, y guarden luto por la muerte de Abner." El rey David marchó detrás de la camilla,
32y enterraron a Abner en Hebrón. Allí el rey se puso a llorar a voz en cuello junto al sepulcro de Abner, y lo mismo hizo toda la gente.
33Entonces el rey entonó este lamento por Abner:
"¿Por qué tenías que morir, Abner,
de manera tan absurda,
34si no tenías atadas las manos
ni encadenados los pies?
¡Has muerto como quien muere
a manos de gente malvada!"
También la gente siguió llorando por él.
35Luego fueron a rogarle a David que comiera algo antes de que terminara el día, pero David juró, diciendo:
--¡Que Dios me castigue duramente, si pruebo pan o alguna otra cosa antes de que se ponga el sol!
36Todos comprendieron esto y les pareció bien, pues todo lo que el rey hacía agradaba a la gente.
37Aquel día todos los israelitas quedaron convencidos de que el rey no había tenido nada que ver con la muerte de Abner, hijo de Ner.
38Luego el rey dijo a sus oficiales:
--Como ustedes saben, hoy ha caído en Israel un jefe principal, una gran personalidad.
39Por eso yo, a pesar de ser el rey que Dios ha escogido, me siento débil ante la extremada violencia de los hijos de Seruiá. ¡Que el Señor le dé su merecido a quien cometió esta maldad!
El sueño del rey Nabucodonosor Daniel 2
1Durante el segundo año de su reinado, Nabucodonosor tuvo varios sueños, y por causa de ellos llegó a estar tan preocupado que no podía dormir.
2Entonces mandó llamar a magos, adivinos, hechiceros y sabios, para que le explicaran aquellos sueños. Ellos fueron y se presentaron ante el rey,
3el cual les dijo:
--He tenido un sueño y estoy muy preocupado tratando de comprenderlo.
4Y los sabios dijeron al rey, en arameo:
--¡Que viva Su Majestad para siempre! Cuente Su Majestad a estos servidores suyos lo que ha soñado, y nosotros le explicaremos lo que significa.
5--Esta es mi decisión --contestó el rey--: Si no me dicen ustedes qué es lo que soñé y lo que significa, serán hechos pedazos y sus casas serán convertidas en un montón de escombros.
6Pero si me dicen lo que soñé y lo que mi sueño significa, recibirán regalos de mi parte, y favores y grandes honores. Así pues, díganme qué fue lo que soñé, y explíquenme su significado.
7Los sabios respondieron por segunda vez:
--Cuéntenos Su Majestad lo que soñó, y nosotros le explicaremos el significado.
8--Sé muy bien --contestó el rey-- que ustedes quieren ganar tiempo, porque han oído mi decisión.
9Por lo tanto, si no me dicen lo que soñé, todos ustedes sufrirán la misma sentencia, pues se han puesto de acuerdo para darme como respuesta mentiras y falsedades, en espera de que cambie la situación. Díganme, pues, el sueño, y así sabré que también pueden explicarme su significado.
10--No hay nadie en el mundo --respondieron los sabios-- que pueda decir lo que Su Majestad desea saber. Por otra parte, jamás ningún rey, por grande y poderoso que haya sido, ha pedido semejante cosa a ningún mago, adivino o sabio.
11Lo que Su Majestad pide es tan difícil que no hay nadie que se lo pueda decir, a no ser los dioses; ¡pero ellos no viven entre los hombres!
12Al oir esto, el rey se puso furioso y ordenó matar a todos los sabios de Babilonia.
13Una vez publicada la orden, buscaron también a Daniel y a sus compañeros para quitarles la vida.
Daniel interpreta el sueño del rey
14Entonces Daniel habló de manera discreta y sensata con Arioc, el jefe de la guardia real, que ya se disponía a matar a los sabios.
15Y le preguntó:
--¿Por qué ha dado el rey esta orden tan terminante?
Arioc le explicó el motivo.
16Entonces Daniel fue a ver al rey y le suplicó que le concediera algún tiempo para poder explicarle el sueño y su significado.
17Luego se fue a su casa e informó de todo a sus compañeros Ananías, Misael y Azarías,
18para que pidieran ayuda del Dios del cielo sobre aquel misterio, a fin de que no los mataran junto con los otros sabios de Babilonia.
19Aquella noche el misterio le fue revelado a Daniel en una visión, por lo cual Daniel bendijo al Dios del cielo
20con estas palabras:
"Bendito sea por siempre el nombre de Dios,
porque suyos son la sabiduría y el poder.
21Él cambia los tiempos y las épocas;
quita y pone reyes,
da sabiduría a los sabios
e inteligencia a los inteligentes.
22Él revela las cosas profundas y secretas;
conoce lo que está en la oscuridad,
pues la luz está con él.
23A ti, Dios de mis padres,
te doy gracias y te alabo,
porque me has hecho sabio y fuerte;
y ahora me has hecho saber lo que te pedimos:
nos has dado a conocer lo que preocupaba al rey."
|