el doce de junio - Romanos 16, 2 Samuel 1 y Salmo 72

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Saludos personales

Romanos 16 1Les recomiendo a nuestra hermana Febe, diaconisa en la iglesia de Cencreas. 2Recíbanla bien en el nombre del Señor, como se debe hacer entre los hermanos en la fe, y ayúdenla en todo lo que necesite, porque ha ayudado a muchos, y también a mí mismo.
3Saluden a Prisca y Áquila, mis compañeros de trabajo en el servicio de Cristo Jesús. 4A ellos, que pusieron en peligro su propia vida por salvar la mía, no solo yo les doy las gracias, sino también todos los hermanos de las iglesias no judías. 5Saluden igualmente a la iglesia que se reúne en casa de Prisca y Áquila. Saluden a mi querido amigo Epéneto, que en la provincia de Asia fue el primer creyente en Cristo. 6Saluden a María, que tanto ha trabajado por ustedes. 7Saluden a mis paisanos Andrónico y Junias, que fueron mis compañeros de cárcel; se han distinguido entre los apóstoles, y se hicieron creyentes en Cristo antes que yo.
8Saluden a Ampliato, mi querido amigo en el Señor. 9Saluden a Urbano, nuestro compañero de trabajo en Cristo, y a mi querido Estaquis. 10Saluden a Apeles, que ha dado tantas pruebas de su fe en Cristo; y también a los de la familia de Aristóbulo. 11Saluden a mi paisano Herodión, y a los de la familia de Narciso que creen en el Señor. 12Saluden a Trifena y a Trifosa, que trabajan en la obra del Señor; y también a nuestra querida hermana Pérside, que tanto ha trabajado en la obra del Señor. 13Saluden a Rufo, distinguido creyente en el Señor, y a su madre, que ha sido también como una madre para mí. 14Saluden a Asíncrito, a Flegonte, a Hermes, a Patrobas, a Hermas y a los hermanos que están con ellos. 15Saluden también a Filólogo y a Julia, a Nereo y a su hermana, a Olimpas y a todos los hermanos en la fe que están con ellos.
16Salúdense los unos a los otros con un beso santo. Todas las iglesias de Cristo les mandan saludos.
17Hermanos, les ruego que se fijen en los que causan divisiones y ponen tropiezos, en contra de la enseñanza que ustedes recibieron. Apártense de ellos, 18porque no sirven a Cristo nuestro Señor, sino a sus propios apetitos, y con sus palabras suaves y agradables engañan el corazón de la gente sencilla. 19Todos saben que ustedes han sido obedientes. Me alegro de su actitud, y quiero que muestren sabiduría para hacer lo bueno, pero no para hacer lo malo; 20así el Dios de paz aplastará pronto a Satanás bajo los pies de ustedes. Que nuestro Señor Jesús les dé su gracia.
21Les manda saludos Timoteo, mi compañero de trabajo; y también Lucio, Jasón y Sosípatro, mis paisanos.
22Yo, Tercio, que estoy escribiendo esta carta, también les mando saludos en el Señor.
23Los saluda Gayo. Estoy alojado en su casa, que él pone a disposición de toda la iglesia. También los saluda Erasto, tesorero de la ciudad, y el hermano Cuarto.

Alabanza final a Dios

25Alabemos a Dios, que puede hacerlos a ustedes firmes conforme al evangelio que yo anuncio y la enseñanza acerca de Jesucristo. Esto está de acuerdo con lo que Dios ha revelado de su designio secreto, el cual estuvo oculto desde antes que el mundo existiera, 26pero ahora se ha dado a conocer por los escritos de los profetas, de acuerdo con el mandato del Dios eterno. Este secreto del plan de Dios se ha dado a conocer a todas las naciones, para que crean y obedezcan.
27¡A Dios, el único y sabio, sea la gloria para siempre por medio de Jesucristo! Amén.


David se entera de la muerte de Saúl

2 Samuel 1 1Después de la muerte de Saúl, David volvió a Siclag tras haber derrotado a los amalecitas, y allí se quedó dos días. 2Pero al tercer día llegó del campamento de Saúl un hombre que traía la ropa rasgada y la cabeza cubierta de tierra en señal de dolor. Cuando llegó ante David, se inclinó hasta el suelo en señal de reverencia. 3David le preguntó:
--¿De dónde vienes?
--He logrado escapar del campamento israelita --respondió aquel hombre.
4--¿Pues qué ha ocurrido? ¡Dímelo, por favor! --exigió David.
--Pues que el ejército huyó del combate, y que muchos de ellos murieron --contestó aquel hombre--. ¡Y también murieron Saúl y su hijo Jonatán!
5--¿Y cómo sabes que Saúl y su hijo Jonatán han muerto? --preguntó David al criado que le había traído la noticia. 6Este respondió:
--Pues de pura casualidad estaba yo en el monte Guilboa, y vi a Saúl apoyándose en su lanza y a los carros de combate y la caballería enemiga a punto de alcanzarlo. 7En ese momento él miró hacia atrás, y al verme me llamó. Yo me puse a sus órdenes. 8Luego me preguntó quién era yo, y yo le respondí que era amalecita. 9Entonces me pidió que me acercara a él y lo matara de una vez, porque ya había entrado en agonía y, sin embargo, todavía estaba vivo. 10Así que me acerqué a él y lo maté, porque me di cuenta de que no podría vivir después de su caída. Luego le quité la corona de su cabeza y el brazalete que tenía en el brazo, para traérselos a usted, mi señor.
11Entonces David y los que lo acompañaban se rasgaron la ropa en señal de dolor, 12y lloraron y lamentaron la muerte de Saúl y de su hijo Jonatán, lo mismo que la derrota que habían sufrido los israelitas, el ejército del Señor, y ayunaron hasta el atardecer. 13Después David le preguntó al joven que le había traído la noticia:
--¿Tú de dónde eres?
--Soy extranjero, un amalecita --contestó él.
14--¿Y cómo es que te atreviste a levantar tu mano contra el rey escogido por el Señor? --exclamó David, 15y llamando a uno de sus hombres, le ordenó:
--¡Anda, mátalo!
Y él hirió mortalmente al amalecita y lo mató, 16mientras David decía:
--Tú eres responsable de tu propia muerte, pues tú mismo te declaraste culpable al confesar que habías matado al rey escogido por el Señor.

Lamento por Saúl y Jonatán

17David entonó este lamento por la muerte de Saúl y de su hijo Jonatán, 18y ordenó que se le enseñara a la gente de Judá. Este lamento se halla escrito en el Libro del Justo:

19"¡Oh, Israel,
herida fue tu gloria en tus montañas!
¡Cómo han caído los valientes!
20No lo anuncien en Gat
ni lo cuenten en las calles de Ascalón,
para que no se alegren las mujeres filisteas,
para que no salten de gozo esas paganas.

21"¡Que no caiga más sobre ustedes
lluvia ni rocío, montes de Guilboa,
pues son campos de muerte!
Allí fueron pisoteados
los escudos de los héroes.
Allí perdió su brillo
el escudo de Saúl.

22"Jamás Saúl y Jonatán volvieron
sin haber empapado espada y flechas
en la sangre y la grasa
de los guerreros más valientes.

23"Saúl y Jonatán, amados y queridos,
ni en su vida ni en su muerte
estuvieron separados.
¡Más veloces eran que las águilas!
¡Más fuertes que los leones!

24"¡Hijas de Israel, lloren por Saúl,
que las vestía de púrpura y lino fino,
que las adornaba con brocados de oro!
25¡Cómo han caído los valientes
en el campo de batalla!
¡Jonatán ha sido muerto
en lo alto de tus montes!

26"¡Angustiado estoy por ti,
Jonatán, hermano mío!
¡Con cuánta dulzura me trataste!
Para mí tu cariño superó
al amor de las mujeres.
27¡Cómo han caído los valientes!
¡Las armas han sido destruidas!"


SALMO 72 (71)

Oración por el rey


1Concede, oh Dios, al rey,
tu propia justicia y rectitud,
2para que con rectitud y justicia
gobierne a tu pueblo y a tus pobres.
3Ofrezcan las montañas y los cerros
paz y rectitud al pueblo.
4¡Que haga justicia el rey a los pobres!
¡Que salve a los hijos de los necesitados
y aplaste a los explotadores!

5¡Que tenga el rey temor de ti por siempre,
mientras el sol y la luna existan!
6¡Que sea como la lluvia y el rocío
que riegan la tierra y los pastos!
7¡Que abunden la paz y la rectitud
en los días de su reinado,
hasta que la luna deje de existir!
8¡Que domine de mar a mar,
del río Éufrates al último rincón del mundo!
9¡Que sus enemigos, que habitan en el desierto,
se rindan humillados ante él!
10¡Que le traigan regalos y tributos
los reyes de Tarsis y de las islas,
los reyes de Sabá y de Sebá!
11¡Que todos los reyes se arrodillen ante él!
¡Que todas las naciones le sirvan!
12Pues él salvará al pobre que suplica
y al necesitado que no tiene quien lo ayude.
13Tendrá compasión de los humildes
y salvará la vida a los pobres.
14Los salvará de la opresión y la violencia,
pues sus vidas le son de gran valor.

15¡Viva el rey! ¡Que le den el oro de Sabá!
¡Que siempre se pida a Dios por él!
¡Que sea siempre bendecido!
16¡Que haya mucho trigo en el país
y que abunde en la cumbre de los montes!
¡Que brote el grano como el Líbano
y que haya tantas espigas como hierba en el campo!
17¡Que el nombre del rey permanezca siempre;
que su fama dure tanto como el sol!
¡Que todas las naciones del mundo
reciban bendiciones por medio de él!
¡Que todas las naciones lo llamen feliz!

18Bendito sea Dios, Señor y Dios de Israel,
el único que hace grandes cosas;
19bendito sea por siempre su glorioso nombre.
¡Que toda la tierra se llene de su gloria!
¡Amén!

20Aquí terminan las oraciones de David, el hijo de Jesé.

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