el diecinueve de mayo - Hechos 26.1-18, Rut 3-4 y Salmo 48

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Pablo presenta su caso ante el rey Agripa

Hechos 26 1Entonces Agripa le dijo a Pablo:
--Puedes hablar en tu defensa.
Pablo alzó la mano y comenzó a hablar así: 2"Me siento feliz de poder hablar hoy delante de Su Majestad, oh rey Agripa, para defenderme de todas las acusaciones que los judíos han presentado contra mí, 3sobre todo porque Su Majestad conoce todas las costumbres de los judíos y las cosas que discutimos. Por eso le pido que me oiga con paciencia.
4"Todos los judíos saben cómo viví entre ellos, en mi tierra y en Jerusalén, desde mi juventud. 5También saben, y lo pueden declarar si quieren, que siempre he sido fariseo, que es la secta más estricta de nuestra religión. 6Y ahora me han traído a juicio precisamente por esta esperanza que tengo en la promesa que Dios hizo a nuestros antepasados. 7Nuestras doce tribus de Israel esperan ver el cumplimiento de esta promesa, y por eso adoran a Dios y le sirven día y noche. Por esta misma esperanza, oh rey Agripa, los judíos me acusan ahora. 8¿Por qué no creen ustedes que Dios resucita a los muertos?
9"Yo mismo pensaba antes que debía hacer muchas cosas en contra del nombre de Jesús de Nazaret, 10y así lo hice en Jerusalén. Con la autorización de los jefes de los sacerdotes, metí en la cárcel a muchos de los creyentes; y cuando los mataban, yo estaba de acuerdo. 11Muchas veces los castigaba para obligarlos a negar su fe. Y esto lo hacía en todas las sinagogas, y estaba tan furioso contra ellos que los perseguía hasta en ciudades extranjeras.
12"Con ese propósito me dirigía a la ciudad de Damasco, autorizado y comisionado por los jefes de los sacerdotes. 13Pero en el camino, oh rey, vi a mediodía una luz del cielo, más fuerte que la luz del sol, que brilló alrededor de mí y de los que iban conmigo. 14Todos caímos al suelo, y oí una voz que me decía en hebreo: 'Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Te estás haciendo daño a ti mismo, como si dieras coces contra el aguijón.' 15Entonces dije: '¿Quién eres, Señor?' El Señor me contestó: 'Yo soy Jesús, el mismo a quien estás persiguiendo. 16Pero levántate, ponte de pie, porque me he aparecido a ti para designarte como mi servidor y testigo de lo que ahora has visto y de lo que todavía has de ver de mí. 17Te voy a librar de los judíos y también de los no judíos, a los cuales ahora te envío. 18Te mando a ellos para que les abras los ojos y no caminen más en la oscuridad, sino en la luz; para que no sigan bajo el poder de Satanás, sino que sigan a Dios; y para que crean en mí y reciban así el perdón de los pecados y una herencia en el pueblo santo de Dios.'


La bondad de Booz

Ruth 3 1Un día Noemí le dijo a Rut:
--Hija mía, yo debo buscarte un esposo que te haga feliz. 2Mira, nuestro pariente Booz, con cuyas criadas estuviste trabajando, va a ir esta noche al campo a separar el grano de la paja. 3Haz, pues, lo siguiente: Báñate, perfúmate y ponte tu mejor vestido, y vete allá. Pero no dejes que Booz te reconozca antes que termine de comer y beber. 4Fíjate bien en dónde se acuesta a dormir. Entonces ve y destápale los pies, y acuéstate allí. Luego, él mismo te dirá lo que debes hacer.
5Rut contestó:
--Haré todo lo que me has dicho.
6Rut se fue al campo e hizo todo lo que su suegra le había mandado. 7Booz comió, bebió y se mostró muy contento. Luego se acostó a dormir junto al montón de grano. Más tarde Rut llegó sin hacer ruido, le destapó los pies y se acostó allí. 8A medianoche, Booz se despertó de pronto, y al darse una vuelta se sorprendió de que una mujer estuviera acostada a sus pies.
9--¿Quién eres tú? --preguntó Booz.
--Soy Rut, su servidora --contestó ella--. Usted es mi pariente más cercano y tiene el deber de ampararme. Quiero que se case usted conmigo.
10--¡Que el Señor te bendiga! --dijo Booz--. Ahora más que nunca has mostrado que eres fiel a tu difunto esposo. Bien podrías haber buscado a otro más joven que yo, pobre o rico, pero no lo has hecho. 11No tengas miedo, hija mía, que todos en mi pueblo saben ya que eres una mujer ejemplar. Por eso, yo haré lo que me pidas. 12Sin embargo, aunque es verdad que soy pariente cercano tuyo, tú tienes otro pariente aún más cercano que yo. 13Quédate aquí esta noche. Si mañana él quiere cumplir con sus deberes de pariente, que lo haga; pero si no lo hace, te prometo delante del Señor que yo lo haré. Ahora duérmete hasta que amanezca.
14Rut durmió aquella noche a los pies de Booz. Al día siguiente se levantó antes del amanecer, cuando todavía estaba muy oscuro, porque Booz había dicho: "Nadie debe saber que esta mujer ha venido al campo."
15Entonces Booz le dijo:
--Quítate la capa y sujétala bien.
Mientras Rut sostenía su capa, Booz echó en ella más de cuarenta kilos de cebada. Luego la ayudó a echarse la carga sobre el hombro, y ella se fue a la ciudad.
16Cuando Rut llegó a donde estaba su suegra, esta le preguntó:
--¿Qué tal te fue, hija mía?
Rut le contó todo lo que Booz había hecho por ella, 17y añadió:
--Me dio toda esta cebada, y me dijo: "No debes volver a tu suegra con las manos vacías."
18Entonces Noemí dijo:
--Ahora, hija mía, espera a ver qué pasa. Este hombre no descansará hoy hasta dejar resuelto el asunto.

Boda de Booz y Rut

Ruth 4 1Más tarde, Booz fue a sentarse a la entrada del pueblo, que era el lugar donde se reunía la gente. En aquel momento pasaba por allí el pariente del cual Booz había hablado.
--Oye --le dijo Booz--, ven acá y siéntate.
El pariente fue y se sentó. 2En seguida Booz llamó a diez ancianos del pueblo, y también les pidió que se sentaran con él. Cuando ellos se sentaron, 3Booz le dijo a su pariente:
--Noemí, que ha vuelto de Moab, está decidida a vender el terreno que perteneció a nuestro pariente Elimélec. 4Quiero que lo sepas, para que, si te interesa comprarlo, lo hagas ahora delante de estos testigos y de los ancianos del pueblo. Como tú eres el pariente más cercano de Elimélec, tienes el derecho de comprar su tierra. Pero si tú no la compras, házmelo saber, pues después de ti yo soy quien tiene ese derecho.
El pariente contestó:
--La compro.
5Entonces Booz le hizo esta aclaración:
--Ten en cuenta que si compras el terreno de Noemí, quedas también obligado a casarte con Rut, la viuda moabita, para que la propiedad siga a nombre del difunto.
6Al oir esto, el pariente contestó:
--En ese caso no puedo hacer la compra, porque podría perjudicar mi herencia. Pero si tú quieres comprar, hazlo; yo te cedo mis derechos de compra.
7En aquellos tiempos había en Israel una costumbre: cuando uno cedía a otro el derecho de parentesco, o cuando se cerraba un contrato de compra-venta, el que cedía o vendía se quitaba una sandalia y se la daba al otro. De acuerdo, pues, con esta costumbre, 8el pariente de Booz se quitó la sandalia, se la dio a Booz y le dijo:
--Compra tú.
9Entonces Booz dijo a los ancianos y a los allí presentes:
--Todos ustedes son hoy testigos de que le compro a Noemí las propiedades de Elimélec, Quilión y Mahlón. 10También son testigos de que tomo por esposa a Rut, la viuda moabita, para que la propiedad se mantenga a nombre de Mahlón, su difunto esposo. Así no se borrará el nombre de Mahlón de entre los suyos, ni será olvidado en este pueblo. Hoy son ustedes testigos.
11Los ancianos y todos los presentes contestaron:
--Sí, lo somos. ¡El Señor haga que la mujer que va a entrar en tu casa sea como Raquel y Lía, de quienes descendemos todos los israelitas! Y tú, sé un hombre ilustre en Efrata, un hombre notable en Belén. 12Que el Señor te dé muchos hijos de esta mujer. Que tengas una familia numerosa, como la tuvo Fares, el hijo de Tamar y Judá.
13Así fue como Booz se casó con Rut. Y se unió a ella, y el Señor permitió que quedara embarazada y que tuviera un hijo.
14Entonces las mujeres decían a Noemí:
--¡Alabado sea el Señor, que te ha dado hoy un nieto para que cuide de ti! ¡Ojalá tu nieto sea famoso en Israel! 15Él te dará ánimos y te sostendrá en tu vejez, porque es el hijo de tu nuera, la que tanto te quiere y que vale para ti más que siete hijos.
16Noemí tomó al niño en su regazo y se encargó de criarlo. 17Al verlo, las vecinas decían:
--¡Le ha nacido un hijo a Noemí!
Y le pusieron por nombre Obed. Este fue el padre de Jesé y abuelo de David.

Los antepasados de David

18Estos fueron los descendientes de Fares: Fares fue el padre de Hesrón, 19Hesrón fue el padre de Ram, Ram fue el padre de Aminadab, 20Aminadab fue el padre de Nahasón, Nahasón fue el padre de Salmón, 21Salmón fue el padre de Booz, Booz fue el padre de Obed, 22Obed fue el padre de Jesé, y Jesé fue el padre de David.


SALMO 48 (47)

Grandeza de Sión, ciudad de Dios


1¡El Señor es grande!
¡Nuestro Dios es digno de alabanza
en su ciudad y en su santo monte!

2¡Qué hermosa altura la del monte Sión,
allá, en el extremo norte!
¡Es la alegría de toda la tierra!
¡Es la ciudad del gran Rey!

3Dios está en los palacios de Jerusalén;
Dios se ha dado a conocer como un refugio seguro.
4Pues los reyes se reunieron
y juntos avanzaron contra ella;
5pero al ver la ciudad se sorprendieron,
se inquietaron y huyeron.
6El miedo se adueñó de ellos:
se retorcían de dolor, como mujer de parto;
7como el viento del este,
que destroza los barcos de Tarsis.
8En la ciudad de nuestro Dios,
el Señor todopoderoso,
hemos visto con nuestros ojos
lo mismo que nos habían contado:
¡Dios afirmará para siempre a Jerusalén!

9Oh Dios, en medio de tu templo
pensamos en tu gran amor.
10Oh Dios, por toda la tierra eres alabado
como corresponde a tu nombre.
Con tu poder haces plena justicia.

11¡Que se alegre el monte Sión!
¡Que salten de alegría las ciudades de Judá
por tus justas decisiones!

12Caminen alrededor de Sión
y cuenten las torres que tiene;
13fíjense en su muralla y en sus palacios,
para que puedan contar a las generaciones futuras
14que así es nuestro Dios por toda la eternidad.
¡Él es nuestro guía eternamente!

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