el diecisiete de mayo - Hechos 24.10-27, Jueces 21 y Salmo 46

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Hechos 2410El gobernador le hizo entonces a Pablo señas de que hablara, y Pablo dijo:
--Con mucho gusto presento mi defensa ante usted, porque sé que usted es juez de esta nación desde hace muchos años. 11Como usted mismo puede averiguar, hace apenas doce días que llegué a Jerusalén, a adorar a Dios. 12Y no me encontraron discutiendo con nadie, ni alborotando a la gente en el templo, ni en las sinagogas, ni en otras partes de la ciudad. 13Estas personas no pueden probar ninguna de las cosas de que me acusan. 14Pero lo que sí confieso es que sirvo al Dios de mis padres de acuerdo con el Nuevo Camino que ellos llaman una secta, porque creo todo lo que está escrito en los libros de la ley y de los profetas. 15Y tengo, lo mismo que ellos, la esperanza en Dios de que los muertos han de resucitar, tanto los buenos como los malos. 16Por eso procuro siempre tener limpia mi conciencia delante de Dios y de los hombres.
17"Después de algunos años de andar por otras partes, volví a mi país para dar limosnas y presentar ofrendas. 18-19Y estaba haciendo esto, después de haberme purificado según el rito establecido, aunque sin mucha gente y sin ningún alboroto, cuando unos judíos de la provincia de Asia me encontraron en el templo. Esos son los que deben venir y presentarse aquí para acusarme, si es que tienen algo contra mí. 20Y si no, que estos que están aquí digan si me hallaron culpable de algún delito cuando estuve ante la Junta Suprema de los judíos. 21A no ser que cuando estuve entre ellos dije en voz alta: 'Hoy me están juzgando ustedes porque creo en la resurrección de los muertos.'  "
22Al oir esto, Félix, como estaba bien informado del Nuevo Camino, dejó el asunto pendiente y les dijo:
--Cuando venga el comandante Lisias, me informaré mejor de este asunto de ustedes.
23Y mandó Félix al capitán que Pablo siguiera detenido, pero que le diera alguna libertad y dejara que sus amigos lo atendieran.
24Unos días más tarde llegó otra vez Félix, junto con Drusila, su esposa, que era judía. Y mandó Félix llamar a Pablo, y escuchó lo que este decía acerca de la fe en Jesucristo. 25Pero cuando Pablo le habló de una vida de rectitud, del dominio propio y del juicio futuro, Félix se asustó y le dijo:
--Vete ahora. Te volveré a llamar cuando tenga tiempo.
26Por otra parte, Félix esperaba que Pablo le diera dinero; por eso lo llamaba muchas veces para hablar con él. 27Dos años pasaron así; luego Félix dejó de ser gobernador, y en su lugar entró Porcio Festo. Y como Félix quería quedar bien con los judíos, dejó preso a Pablo.


Resurgimiento de la tribu de Benjamín

Jueces 21 1Los israelitas habían jurado en Mispá que no dejarían que sus hijas se casaran con ningún benjaminita. 2Pero luego se reunieron en Betel y estuvieron en presencia de Dios hasta el anochecer, llorando y quejándose: 3"¡Oh Señor, Dios de Israel! ¿Por qué nos ha sucedido esto? ¿Cómo es posible que ahora falte una tribu en Israel?"
4Al día siguiente los israelitas se levantaron temprano, hicieron un altar y le ofrecieron al Señor holocaustos y sacrificios de reconciliación. 5Y se preguntaban: "¿Quién de entre todos nosotros no asistió a la reunión en Mispá?", pues habían jurado matar a quienes no asistieran a la reunión.
6Los israelitas estaban muy tristes por lo que les había sucedido a sus hermanos los benjaminitas, y decían: "En este día ha sido arrancada de Israel una de sus tribus. 7¿Qué haremos para conseguirles mujeres a los benjaminitas que quedan vivos? Nosotros hemos jurado por el Señor no permitir que nuestras hijas se casen con ellos. 8¿Hay aquí algún israelita que no se haya presentado ante el Señor en Mispá?"
Recordaron entonces que de Jabés de Galaad nadie había asistido a la reunión, 9pues al pasar lista no había respondido nadie de este lugar. 10-11Entonces el pueblo entero envió a doce mil de los mejores soldados con órdenes de matar a filo de espada a todos los de Jabés, incluyendo a los niños y a las mujeres que no fueran vírgenes. 12Entre los que vivían en Jabés se encontraron cuatrocientas jóvenes que no habían tenido relaciones sexuales con ningún hombre, y las trajeron al campamento que estaba en Siló, en Canaán. 13Entonces el pueblo entero mandó buscar a los benjaminitas que estaban en la peña de Rimón, y los invitaron a hacer la paz. 14Los de Benjamín regresaron, y los israelitas les dieron las mujeres que habían traído de Jabés. Pero no hubo mujeres suficientes para todos ellos.
15Los israelitas sentían lástima por la tribu de Benjamín, porque el Señor había dejado un vacío en las tribus de Israel. 16Y los jefes del pueblo se preguntaban: "¿Cómo vamos a conseguir mujeres para los demás, si las mujeres benjaminitas fueron exterminadas? 17Benjamín debe seguir manteniendo el lugar que le corresponde entre nuestras tribus, por medio de los que le han quedado con vida, para que no falte ninguna de las tribus de Israel. 18Pero nosotros no podemos darles nuestras hijas para que se casen con ellos, porque todos los israelitas hemos jurado no darles nuestras hijas a los benjaminitas, bajo pena de maldición. 19Sin embargo, cada año hay una gran fiesta del Señor en Siló, que está al norte de Betel, al este del camino que va de Betel a Siquem, y al sur de Leboná."
20Entonces los jefes de Israel les mandaron este mensaje a los benjaminitas: "Vayan, escóndanse en los viñedos cercanos a Siló, 21y manténganse atentos. Cuando las muchachas de Siló salgan bailando en grupos, salgan también ustedes de sus escondites y róbese cada uno una mujer, y váyanse a sus tierras. 22Y si los padres o los hermanos de las muchachas vienen a hacernos alguna reclamación, les diremos: 'Nosotros les rogamos, como un favor personal, que los perdonen, porque nosotros no pudimos conseguir mujeres para todos ellos en la guerra contra Jabés. Además, como ustedes no se las dieron, realmente no han faltado al juramento.'  "
23Los benjaminitas aceptaron hacer lo que se les proponía, así que cada uno se robó una muchacha de las que estaban bailando, y se la llevó. Luego regresaron a sus tierras, y volvieron a construir sus ciudades y a vivir en ellas.
24Los otros israelitas también se fueron, y cada uno regresó a su propia tierra, a su tribu y a su clan.
25En aquella época aún no había rey en Israel, y cada cual hacía lo que le daba la gana.


SALMO 46 (45)

El Señor está con nosotros


1Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza;
nuestra ayuda en momentos de angustia.
2Por eso no tendremos miedo, aunque se deshaga la tierra,
aunque se hundan los montes en el fondo del mar,
3aunque ruja el mar y se agiten sus olas,
aunque tiemblen los montes a causa de su furia.

4Un río alegra con sus brazos la ciudad de Dios,
la más santa de las ciudades del Altísimo.
5Dios está en medio de ella, y la sostendrá;
Dios la ayudará al comenzar el día.
6Las naciones rugen, los reinos tiemblan,
la tierra se deshace cuando él deja oir su voz.

7¡El Señor todopoderoso está con nosotros!
¡El Dios de Jacob es nuestro refugio!

8Vengan a ver las cosas sorprendentes
que el Señor ha hecho en la tierra:
9ha puesto fin a las guerras
hasta el último rincón del mundo;
ha roto los arcos, ha hecho pedazos las lanzas,
¡ha prendido fuego a los carros de guerra!
10"¡Ríndanse! ¡Reconozcan que yo soy Dios!
¡Yo estoy por encima de las naciones!
¡Yo estoy por encima de toda la tierra!"

11¡El Señor todopoderoso está con nosotros!
¡El Dios de Jacob es nuestro refugio!

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