el diez de mayo - Hechos 19.21-41, Jueces 11.34-12.15 y Job 40

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Hechos 19 21Después de estas cosas, Pablo decidió visitar Macedonia y Acaya, y seguir su viaje hasta Jerusalén. Además decía que después de ir a Jerusalén tendría que ir también a Roma. 22Entonces mandó a Macedonia a dos de sus ayudantes, Timoteo y Erasto, mientras él se quedaba algún tiempo más en Asia.

Alboroto en Éfeso

23Por aquel tiempo hubo en Éfeso un gran alboroto acerca del Nuevo Camino, 24causado por uno llamado Demetrio, que era platero. Este hombre hacía figuritas de plata que representaban el templo de la diosa Artemisa, y daba mucha ganancia a los que trabajaban con él. 25Reunió, pues, a estos, junto con otros que trabajaban en oficios semejantes, y les dijo: "Señores, ustedes saben que nuestro bienestar depende de este oficio. 26Pero como ustedes ven y oyen, ese tal Pablo anda diciendo que los dioses hechos por los hombres no son dioses; y así ha convencido a mucha gente, no solamente aquí en Éfeso sino en casi toda la provincia de Asia. 27Esto es muy peligroso, porque nuestro negocio puede echarse a perder, y el templo mismo de la gran diosa Artemisa puede también perder la fama que tiene, y así será despreciada la grandeza de esta diosa que es adorada en toda la provincia de Asia y en el mundo entero."
28Cuando oyeron esto, se enojaron mucho y gritaron: "¡Viva Artemisa de los efesios!"
29Hubo, pues, confusión en toda la ciudad. Se lanzaron sobre Gayo y Aristarco, dos hombres de Macedonia que acompañaban a Pablo, y los arrastraron hasta el teatro. 30Pablo quiso entrar allí para hablar a la gente, pero los creyentes no lo dejaron. 31También entre las autoridades de Asia había algunos amigos de Pablo, que mandaron a decirle que no debía meterse allí. 32Entre tanto, en la reunión, unos gritaban una cosa y otros otra, porque la gente estaba alborotada y la mayor parte ni sabía para qué se habían reunido. 33Pero algunos de ellos explicaron el asunto a Alejandro, a quien los judíos habían empujado al frente de todos. Alejandro hizo señas con la mano para pedir silencio y hablar en defensa de los judíos delante del pueblo. 34Pero cuando se dieron cuenta de que él mismo era judío, gritaron todos durante un par de horas: "¡Viva Artemisa de los efesios!"
35El secretario de la ciudad, cuando pudo calmar a la gente, dijo: "Ciudadanos de Éfeso, todo el mundo sabe que esta ciudad está encargada de cuidar el templo de la gran diosa Artemisa y de la imagen de ella que cayó del cielo. 36Como nadie puede negar esto, cálmense ustedes y no hagan nada sin pensarlo bien. 37Porque estos hombres que ustedes han traído no han profanado el templo ni han hablado mal de nuestra diosa. 38Si Demetrio y los que trabajan con él tienen alguna queja contra alguien, ahí están los jueces y los juzgados; que reclamen ante las autoridades y que cada uno defienda su derecho. 39Y si ustedes piden alguna otra cosa, deberá tratarse en una reunión legal. 40Con lo que hoy ha pasado corremos peligro de que nos acusen de agitadores, pues no hay ninguna razón que podamos dar, si nos preguntan por la causa de este alboroto." 41Dicho esto, despidió a la gente.



Jueces 11 34Cuando Jefté volvió a su casa en Mispá, la única hija que tenía salió a recibirlo bailando y tocando panderetas. Aparte de ella, no tenía otros hijos, 35así que, al verla, se rasgó la ropa en señal de desesperación y le dijo:
--¡Ay, hija mía, qué gran dolor me causas! ¡Y eres tú misma la causa de mi desgracia, pues le he hecho una promesa al Señor, y ahora tengo que cumplírsela!
36Y ella le respondió:
--Padre mío, haz conmigo lo que le prometiste al Señor, ya que él ha cumplido su parte al darte la victoria sobre tus enemigos los amonitas. 37Te ruego, sin embargo, que me concedas dos meses para andar por los montes, con mis amigas, llorando por tener que morir sin haberme casado.
38Jefté le concedió los dos meses, y en ese tiempo ella anduvo por los montes, con sus amigas, llorando porque iba a morir sin haberse casado. 39Después de ese tiempo volvió a donde estaba su padre, y él cumplió la promesa que le había hecho al Señor. La hija de Jefté murió sin haber tenido relaciones sexuales con ningún hombre. 40Por eso es costumbre entre los israelitas que todos los años las jóvenes vayan a llorar a la hija de Jefté durante cuatro días.

Jefté y la tribu de Efraín

Jueces 12 1Los hombres de la tribu de Efraín se reunieron y cruzaron el Jordán en dirección a Safón, y le dijeron a Jefté:
--¿Por qué te lanzaste a atacar a los amonitas, sin avisarnos para que fuéramos contigo? ¡Ahora vamos a quemar tu casa contigo dentro!
2Jefté les contestó:
--Mi gente y yo tuvimos un pleito con los amonitas, y yo los llamé a ustedes, pero ustedes no vinieron a defendernos. 3Como vi que ustedes no venían en nuestra ayuda, arriesgué mi propia vida y ataqué a los amonitas, y el Señor me dio la victoria. ¿Por qué vienen ustedes ahora a pelear conmigo?
4Entonces Jefté reunió a todos los hombres de Galaad, y peleó con los de Efraín y los derrotó. Los de Efraín decían que los de Galaad, que vivían entre Efraín y Manasés, eran gente que había abandonado a Efraín. 5Los de Galaad les quitaron a los de Efraín los vados del Jordán, y cuando alguno de Efraín que llegaba huyendo les pedía paso, ellos le preguntaban si era de Efraín. Si aquel respondía que no, 6le pedían que dijera "Shibolet", y si decía "Sibolet", porque no podía pronunciarlo de otro modo, lo agarraban y lo mataban allí mismo, junto a los vados del Jordán. En aquella ocasión los muertos de Efraín fueron cuarenta y dos mil hombres.
7Jefté fue caudillo de los israelitas durante seis años. Cuando murió, lo enterraron en Galaad, su ciudad natal.

Otros tres caudillos de Israel

8Después de Jefté, fue caudillo de los israelitas Ibsán, de Belén, 9que tuvo treinta hijos y treinta hijas, y a todos los casó con gente de fuera. Ibsán fue caudillo de Israel durante siete años, 10y cuando murió lo enterraron en Belén.
11Después de él, Elón, de la tribu de Zabulón, fue caudillo de los israelitas durante diez años 12y cuando murió lo enterraron en Aialón, en el territorio de su tribu.
13Después de él, Abdón, el hijo de Hilel, de Piratón, fue caudillo de los israelitas 14durante ocho años. Abdón tuvo cuarenta hijos y treinta nietos, cada uno de los cuales montaba un asno. 15Cuando murió, lo enterraron en Piratón, que está en el territorio de Efraín, en los montes de Amalec.


Job 40 1-2Tú, que querías entablarme juicio
a mí, al Todopoderoso,
¿insistes todavía en responder?

Job
3-4¿Qué puedo responder yo, que soy tan poca cosa?
Prefiero guardar silencio.
5Ya he hablado una y otra vez,
y no tengo nada que añadir.

Dios vuelve a interpelar a Job

6Volvió el Señor a hablarle a Job de en medio de la tempestad.

El Señor
7Muéstrame ahora tu valentía,
y respóndeme a estas preguntas:
8¿Pretendes declararme injusto y culpable,
a fin de que tú aparezcas inocente?
9¿Acaso eres tan fuerte como yo?
¿Es tu voz de trueno, como la mía?
10Revístete entonces de grandeza y majestad,
cúbrete de gloria y esplendor.
11Mira a todos los orgullosos:
da rienda suelta a tu furor y humíllalos.
12Sí, derríbalos con tu mirada,
aplasta a los malvados donde se encuentren.
13Sepúltalos a todos en la tierra,
enciérralos en la prisión de los muertos.
14Entonces yo mismo reconoceré
que fue tu poder el que te dio la victoria.

15Fíjate en el monstruo Behemot,
criatura mía igual que tú:
come hierba, como los bueyes;
16mira qué fuertes son sus lomos,
y qué poderosos sus músculos.
17Su cola es dura como el cedro,
los tendones de sus patas forman nudos.
18Sus huesos son como tubos de bronce, como barras de hierro.
19Es mi obra maestra;
solo yo, su creador, puedo derrotarlo.
20De los montes, donde juegan las fieras,
le traen hierba para que coma.
21Se echa debajo de los lotos,
se esconde entre las cañas del pantano.
22Los lotos le dan sombra,
los álamos del arroyo lo rodean.
23Si el río crece, no se asusta;
aunque el agua le llegue al hocico, está tranquilo.
24¿Quién es capaz de agarrarlo y sacarle los ojos,
o de pasarle un lazo por la nariz?

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