Hechos 7
23"A la edad de cuarenta años, Moisés decidió visitar a los israelitas, que eran su propio pueblo.
24Pero al ver que un egipcio maltrataba a uno de ellos, Moisés salió en su defensa, y lo vengó matando al egipcio.
25Y es que Moisés pensaba que sus hermanos los israelitas se darían cuenta de que por medio de él Dios iba a libertarlos; pero ellos no se dieron cuenta.
26Al día siguiente, Moisés encontró a dos israelitas que se estaban peleando y, queriendo ponerlos en paz, les dijo: 'Ustedes son hermanos; ¿por qué se maltratan el uno al otro?'
27Entonces el que maltrataba a su compañero empujó a Moisés, y le dijo: '¿Quién te ha puesto a ti como jefe y juez entre nosotros?
28¿Acaso quieres matarme, como mataste ayer al egipcio?'
29Al oir esto, Moisés huyó y se fue a la tierra de Madián. Allí vivió como extranjero, y tuvo dos hijos.
30"Cuarenta años después, en el desierto, cerca del monte Sinaí, un ángel se le apareció en el fuego de una zarza que estaba ardiendo.
31Moisés se asombró de aquella visión, y cuando se acercó para ver mejor, oyó la voz del Señor, que decía:
32'Yo soy el Dios de tus antepasados. Soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob.' Moisés comenzó a temblar de miedo, y no se atrevía a mirar.
33Entonces el Señor le dijo: 'Descálzate, porque el lugar donde estás es sagrado.
34Claramente he visto cómo sufre mi pueblo, que está en Egipto. Los he oído quejarse y he bajado para librarlos. Por lo tanto, ven, que te voy a enviar a Egipto.'
35"Aunque ellos habían rechazado a Moisés y le habían dicho: '¿Quién te nombró jefe y juez?', Dios lo envió como jefe y libertador, por medio del ángel que se le apareció en la zarza.
36Y fue Moisés quien sacó de Egipto a nuestros antepasados, después de hacer milagros en aquella tierra, en el Mar Rojo, y en el desierto durante cuarenta años.
37Este mismo Moisés fue quien dijo a los israelitas: 'Dios hará que salga de entre ustedes un profeta como yo.'
38Y cuando Israel estaba reunido en el desierto, fue también Moisés quien sirvió de intermediario entre el ángel que le hablaba en el monte Sinaí y nuestros antepasados; él fue quien recibió palabras de vida para pasárnoslas a nosotros.
39"Pero nuestros antepasados no quisieron obedecerlo, sino que lo rechazaron y quisieron volverse a Egipto.
40Le dijeron a Aarón: 'Haznos dioses que nos guíen, porque no sabemos qué le ha pasado a este Moisés que nos sacó de Egipto.'
41Entonces hicieron un ídolo que tenía forma de becerro, mataron animales para ofrecérselos y celebraron una fiesta en honor del ídolo que ellos mismos habían hecho.
42Por esto, Dios se apartó de ellos y los dejó adorar a las estrellas del cielo. Pues así está escrito en el libro de los profetas:
'Israelitas,
¿acaso en los cuarenta años del desierto
me ofrecieron ustedes sacrificios y ofrendas?
43Por el contrario,
cargaron con el santuario del dios Moloc
y con la estrella del dios Refán,
imágenes de dioses que ustedes mismos
se hicieron para adorarlas.
Por eso los lanzaré a ustedes al destierro
más allá de Babilonia.'
44"Nuestros antepasados tenían en el desierto la tienda de la alianza, que fue hecha tal como Dios se lo ordenó a Moisés cuando le dijo que la hiciera según el modelo que había visto.
45Nuestros antepasados recibieron esta tienda en herencia, y los que vinieron con Josué la trajeron consigo cuando conquistaron la tierra de los otros pueblos, a los que Dios arrojó de delante de ellos. Allí estuvo hasta los días de David.
46Él encontró favor delante de Dios, y le pidió un lugar donde viviera la descendencia de Jacob;
47pero fue Salomón quien construyó el templo de Dios.
48Aunque el Dios altísimo no vive en templos hechos por la mano de los hombres. Como dijo el profeta:
49'El cielo es mi trono,
y la tierra es el estrado de mis pies.
¿Qué clase de casa me construirán?, dice el Señor;
¿cuál será mi lugar de descanso,
50si yo mismo hice todas estas cosas?'
51"Pero ustedes --siguió diciendo Esteban-- siempre han sido tercos, y tienen oídos y corazón paganos. Siempre están en contra del Espíritu Santo. Son iguales que sus antepasados.
52¿A cuál de los profetas no maltrataron los antepasados de ustedes? Ellos mataron a quienes habían hablado de la venida de aquel que es justo, y ahora que este justo ya ha venido, ustedes lo traicionaron y lo mataron.
53Ustedes, que recibieron la ley por medio de ángeles, no la obedecen."
Muerte de Esteban
54Cuando oyeron estas cosas, se enfurecieron y rechinaron los dientes contra Esteban.
55Pero él, lleno del Espíritu Santo, miró al cielo y vio la gloria de Dios, y a Jesús de pie a la derecha de Dios.
56Entonces dijo:
--¡Miren! Veo los cielos abiertos, y al Hijo del hombre a la derecha de Dios.
57Pero ellos se taparon los oídos, y dando fuertes gritos se lanzaron todos contra él.
58Lo sacaron de la ciudad y lo apedrearon; los que hacían de testigos contra él dejaron sus ropas al cuidado de un joven llamado Saulo.
59Mientras lo apedreaban, Esteban oró, diciendo: "Señor Jesús, recibe mi espíritu."
60Luego se puso de rodillas y gritó con voz fuerte: "¡Señor, no les tomes en cuenta este pecado!"
Habiendo dicho esto, murió.
Hechos 8
1Y Saulo estaba allí, dando su aprobación a la muerte de Esteban.
Josué, sucesor de Moisés
(Nm 27.12-23) Deuteronomio 31
1Moisés habló de nuevo a todo Israel, y dijo lo siguiente:
2"Yo tengo ciento veinte años, y ya no tengo fuerzas para andar de un lado para otro. Además, el Señor me ha dicho que no cruzaré el Jordán.
3Pero el Señor su Dios marchará delante de ustedes, y al paso de ustedes destruirá estas naciones, para que ocupen su territorio. Josué irá al frente de ustedes, como jefe, tal como lo ha dicho el Señor.
4El Señor hará con estas naciones lo mismo que hizo con Sihón y con Og, reyes de los amorreos, y con sus países, a los cuales destruyó.
5Y cuando el Señor haga que estas naciones caigan en poder de ustedes, deben hacer con ellas todo lo que les he ordenado.
6Tengan valor y firmeza; no tengan miedo ni se asusten cuando se enfrenten con ellas, porque el Señor su Dios está con ustedes y no los dejará ni los abandonará."
7Después llamó Moisés a Josué, y le dijo en presencia de todo Israel:
"Ten valor y firmeza, porque tú tienes que llevar esta gente al país que el Señor juró a los antepasados de ustedes que les daría, y tú serás quien los haga tomar posesión.
8El Señor mismo irá delante de ti, y estará contigo; no te abandonará ni te desamparará; por lo tanto, no tengas miedo ni te acobardes."
Lectura de la ley en el año del perdón de deudas
9Moisés puso esta ley por escrito, y la entregó a los sacerdotes levitas encargados de llevar el arca de la alianza del Señor, y a todos los ancianos de Israel,
10dándoles también esta orden:
"Cada siete años, al llegar el año del perdón de las deudas, durante la fiesta de las Enramadas,
11cuando todos los israelitas se reúnan delante del Señor su Dios en el lugar que él haya escogido, se leerá esta ley en presencia de todos ellos.
12Todo el pueblo deberá reunirse, tanto los hombres como las mujeres, y los niños y los extranjeros que vivan en sus ciudades, para que escuchen la lectura de la ley y aprendan a respetar al Señor su Dios, y pongan en práctica todo lo que se dice en ella.
13Así los hijos de ustedes, que nada saben de ella, podrán también oírla y aprenderán a respetar al Señor su Dios durante toda su vida en el país que ustedes van a ocupar después de cruzar el Jordán."
Últimas instrucciones del Señor a Moisés
14Luego el Señor dijo a Moisés:
"Mira, ya se va acercando la hora de tu muerte; así que llama a Josué, y preséntense los dos en la tienda del encuentro, para que yo le dé mis órdenes."
Moisés y Josué fueron a la tienda del encuentro,
15y allí se les apareció el Señor en una columna de nubes, la cual se colocó sobre la entrada de la tienda.
16Entonces el Señor dijo a Moisés:
"Ya pronto vas a morir, y este pueblo se va a corromper con los dioses del país extranjero que va a ocupar; entonces me abandonará y romperá la alianza que he hecho con él.
17Pero mi furor se encenderá contra ellos, y los abandonaré; no me preocuparé de ellos para nada, y serán tantos los males y aflicciones que les vendrán, que finalmente dirán: '¿No será que estamos sufriendo estos males porque nuestro Dios ya no está con nosotros?'
18Pero cuando llegue ese momento, yo me apartaré de ellos aún más, por todo el mal que habrán hecho y por haber adorado a otros dioses.
19"Ahora pues, escriban este cántico y enséñenselo a los israelitas, para que lo canten y me sirva de testimonio contra ellos.
20Porque cuando yo los haya hecho entrar en la tierra que bajo juramento prometí a sus antepasados, tierra donde la leche y la miel corren como el agua, y cuando hayan comido hasta estar satisfechos y engordar, entonces se irán tras otros dioses y los adorarán, y a mí me despreciarán y romperán mi alianza.
21Pero cuando les vengan muchos males y aflicciones, entonces este cántico será un testimonio contra ellos, pues sus descendientes lo recordarán y lo cantarán; porque ya desde antes de hacerlos entrar en el país que les he prometido, sé muy bien hacia dónde se inclinan sus pensamientos."
22Aquel mismo día escribió Moisés el cántico, e hizo que los israelitas lo aprendieran.
23A Josué, hijo de Nun, el Señor le dio la siguiente orden:
"Ten valor y firmeza, porque tú eres quien hará entrar a los israelitas en el país que les he prometido, y yo estaré a tu lado."
24Cuando Moisés terminó de escribir estas leyes en un libro,
25dijo a los levitas encargados de llevar el arca de la alianza del Señor:
26"Tomen este libro de la ley y pónganlo al lado del arca de la alianza del Señor su Dios, para que esté allí como testimonio contra ustedes.
27Porque yo sé que ustedes son un pueblo rebelde y testarudo; y si hoy, que todavía vivo entre ustedes, se han rebelado contra el Señor, ¿qué será después de mi muerte?
28Traigan aquí a todos los ancianos y jefes de sus tribus, para que yo les hable de estas cosas y ponga al cielo y a la tierra como testigos contra ellos.
29Porque yo sé que después de mi muerte se van a corromper y van a dejar el camino que les he ordenado seguir; y sé también que en el futuro les sobrevendrá la desgracia, por hacer lo malo a los ojos del Señor y provocar con ello su enojo."
Cántico de Moisés
30Entonces Moisés pronunció este cántico, de principio a fin, ante todos los israelitas reunidos:
Deuteronomio 32
1"Escucha, cielo, que voy a hablar;
atiende, tierra, a mis palabras.
2"Mi enseñanza caerá como la lluvia,
mi discurso será como el rocío,
como llovizna sobre la hierba,
como gotas de agua sobre el pasto.
3"Proclamaré el nombre del Señor:
¡reconozcan la grandeza del Dios nuestro!
4Él es nuestro protector;
sus obras son perfectas,
sus acciones son justas.
Es el Dios de la verdad,
en él no hay injusticia;
¡él es justo y verdadero!
5"Gente malvada y perversa,
que ha ofendido a Dios,
que son indignos de ser sus hijos:
6¿Así es como le pagan al Señor?
Pueblo necio y sin sabiduría,
¿no es él tu padre, tu creador?
¡Él te creó y te dio el ser!
7"Vuelve atrás la mirada,
piensa en los tiempos pasados;
pide a tu padre que te lo diga,
y a los ancianos que te lo cuenten:
8Hubo una vez en que el Altísimo
hizo reparto de hombres y naciones,
y fijó las fronteras de los pueblos.
Pero tomó en cuenta a los israelitas,
9pues la herencia del Señor, la gente suya,
es el pueblo de Jacob.
10Los encontró por el desierto,
por tierras secas y azotadas por el viento;
los envolvió en sus brazos, los instruyó
y los cuidó como a la niña de sus ojos.
11Como águila que revolotea sobre el nido
y anima a sus polluelos a volar,
así el Señor extendió sus alas
y, tomándolos, los llevó a cuestas.
12"El Señor los guió, y nadie más;
¡ningún dios extraño tuvo que ayudarlo!
13Los llevó en marcha triunfal
por las regiones altas del país,
los alimentó con los frutos del campo,
de la roca les dio a beber miel
y del duro pedernal les dio aceite;
14de sus ganados tuvieron leche y cuajada,
y comieron lo mejor de los corderos,
carneros de Basán y machos cabríos;
comieron el mejor grano de trigo
y bebieron el vino, la sangre de las uvas.
15"Pero engordó Jesurún, y dio coces
(tanto engordó que brillaba de gordo),
y abandonó a Dios, su creador;
despreció a su protector y salvador.
16Provocaron los celos y la ira de Dios
al adorar ídolos repugnantes;
17ofrecieron sacrificios a demonios,
a dioses falsos que nunca antes conocieron;
dioses nuevos, recién llegados,
a los que jamás sus padres dieron culto.
18"Olvidaste, Israel, a tu padre y protector;
olvidaste al Dios que te dio la vida.
19Y Dios se enojó al ver esto,
y rechazó a sus hijos y a sus hijas;
20y dijo: 'Voy a volverles la espalda,
¡y a ver en qué van a parar!
Realmente son gente malvada,
hijos en los que no se puede confiar.
21Me provocan a celos con un dios que no es dios,
me irritan con sus dioses ilusorios;
¡pues yo los provocaré a celos con un pueblo que no es pueblo,
los haré enojar con un pueblo que no quiere entender!
22Mi furor se ha encendido como un fuego,
y arderá hasta las regiones más profundas;
consumirá la tierra y sus frutos,
pondrá fuego a las bases de los montes.
23Sobre ellos lanzaré todos los males,
contra ellos lanzaré todas mis flechas;
24morirán de hambre y de fiebre;
una amarga peste los destruirá;
mandaré contra ellos fieras salvajes
y serpientes venenosas.
25En las calles caerán sus hijos a filo de espada,
y en las casas reinará el espanto;
morirán muchachos y muchachas,
ancianos y niños de pecho.
26'Yo había pensado dispersarlos
y borrar de la tierra su memoria,
27pero no quise soportar las burlas del enemigo;
no quise que se jactaran mis adversarios
y que dijeran: No fue el Señor quien hizo esto;
lo hicimos nosotros con nuestro poder.'
28"Israel es un pueblo que ha perdido el juicio;
¡no tiene entendimiento!
29Si fueran sabios, lo entenderían;
comprenderían en qué van a parar.
30¿Cómo es que uno solo hizo huir a mil?
¿Y cómo es que dos pusieron en fuga a diez mil?
¡Tan solo porque el Señor, su protector,
decidió entregarlos al enemigo!
31"Bien saben nuestros enemigos
que su protector no puede compararse al nuestro.
32Ellos son cual viñedos corruptos,
descendientes de Sodoma y de Gomorra,
que producen uvas amargas y venenosas;
33su vino es veneno de víboras,
¡veneno mortal de serpientes!
34"Todo esto me lo estoy reservando;
lo estoy guardando como un tesoro,
35para el día en que me vengue y les dé su merecido,
para cuando llegue el momento de su caída.
Ya está cerca el día de su destrucción,
¡ya se les acerca la hora!'
36"El Señor saldrá en defensa de su pueblo
cuando vea que le faltan las fuerzas;
el Señor se compadecerá de sus siervos
cuando vea que ya no quedan ni débiles ni fuertes.
37Entonces les dirá: '¿Dónde están sus dioses,
esos protectores en los que confiaban,
38esos que comían la grasa de sus sacrificios
y bebían el vino que les ofrecían?
¡Que se levanten a ayudarlos!
¡Que vengan a protegerlos!
39Yo soy el único Dios;
no hay otros dioses fuera de mí.
Yo doy la vida, y la quito;
yo causo la herida, y la curo.
¡No hay quien se libre de mi poder!
40Levanto mi mano al cielo,
y juro por mi eternidad
41que cuando afile mi brillante espada
y comience a impartir justicia,
me vengaré de mis enemigos.
¡Daré su merecido a los que me odian!
42Empaparé en sangre mis flechas,
y mi espada acabará con ellos;
¡sangre de heridos y de prisioneros!,
¡de los jefes enemigos, de largas melenas!'
43"¡Alégrense, naciones, con el pueblo de Dios!
¡Él vengará la muerte de sus siervos,
tomará venganza de sus enemigos
y perdonará a su país y a su pueblo!"
Últimas instrucciones de Moisés
44-45Moisés se presentó ante todo el pueblo de Israel y, junto con Josué, hijo de Nun, pronunció este cántico de principio a fin.
46Después dijo a los israelitas:
"Piensen bien en todo lo que hoy les he dicho, y ordenen a sus hijos que pongan en práctica todos los términos de esta ley.
47Porque no es algo que ustedes puedan tomar a la ligera; esta ley es vida para ustedes, y por ella vivirán más tiempo en la tierra que está al otro lado del río Jordán, de la cual van a tomar posesión."
Dios permite a Moisés ver la tierra prometida
48Aquel mismo día el Señor se dirigió a Moisés y le dijo:
49"Ve a las montañas de Abarim y sube al monte Nebo, que está en territorio moabita, frente a Jericó, y mira desde allí la tierra de Canaán, la cual voy a dar en propiedad a los israelitas.
50Allí, en ese monte al que vas a subir, morirás e irás a reunirte con los tuyos, tal como tu hermano Aarón, que murió en el monte Hor y fue a reunirse con los suyos.
51Ustedes dos me fueron infieles delante de los israelitas, cuando estaban en las aguas de Meribá-cadés, en el desierto de Sin, pues no me honraron delante de ellos.
52Por lo tanto, vas a contemplar desde lejos la tierra que voy a dar a los israelitas, pero no entrarás en ella."
Job 19
Job
1-2¿Hasta cuándo van a atormentarme
y herirme con sus palabras?
3Una y otra vez me insultan;
¿no se avergüenzan de tratarme así?
4Aun cuando yo fuera culpable,
mi culpa solo a mí me afectaría.
5Ustedes se creen mejores que yo,
y me echan en cara mi desgracia.
6Pues sepan bien que Dios me ha derribado,
que es él quien me ha hecho caer en la trampa.
7Yo grito: "¡Me matan!", y nadie responde;
pido ayuda, y nadie me hace justicia.
8Dios me ha cerrado el camino para que yo no pase;
ha envuelto mis caminos en oscuridad.
9Me ha despojado de mis riquezas;
me ha quitado mi corona.
10Me ha dejado en la más completa ruina;
¡ha dejado sin raíces mi esperanza!
11Descargó su ira contra mí
y me trató como a un enemigo.
12Todas sus tropas se lanzaron contra mí;
acamparon alrededor de mi casa
y prepararon el ataque.
13Dios ha hecho que mis hermanos y amigos
se alejen de mí y me traten como a un extraño.
14-15Mis parientes y amigos me han abandonado;
los que vivían en mi casa me han olvidado.
Mis criadas me tienen por un extraño;
ya no me reconocen.
16Si llamo a un criado, no contesta,
por más que se lo ruegue.
17Si me acerco a mi esposa, me rechaza;
a mis propios hijos les repugno.
18Aun los niños me desprecian;
apenas me levanto, hablan mal de mí.
19Mis más íntimos amigos me aborrecen;
los que más estimo se han vuelto contra mí.
20La piel se me pega a los huesos,
y a duras penas logro seguir con vida.
21Tengan compasión de mí, ustedes mis amigos,
porque Dios ha dejado caer su mano sobre mí.
22¿Por qué me persiguen ustedes como Dios?
¿No me han mordido ya bastante?
23¡Ojalá alguien escribiera mis palabras
y las dejara grabadas en metal!
24¡Ojalá alguien con un cincel de hierro
las grabara en plomo o en piedra para siempre!
25Yo sé que mi defensor vive,
y que él será mi abogado aquí en la tierra.
26Y aunque la piel se me caiga a pedazos,
yo, en persona, veré a Dios.
27Con mis propios ojos he de verlo,
yo mismo y no un extraño.
Las fuerzas me fallaron
28al oir que ustedes decían:
"¿Cómo podremos perseguirlo?
La raíz de sus males está en él mismo."
29Pero tengan miedo a la espada,
la espada con que Dios castiga el mal.
Sepan que hay uno que juzga.
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