La parábola del pastor que encuentra su oveja
(Mt 18.10-14) San Lucas 15
1Todos los que cobraban impuestos para Roma y otra gente de mala fama se acercaban a Jesús, para oírlo.
2Los fariseos y los maestros de la ley lo criticaban por esto, diciendo:
--Este recibe a los pecadores y come con ellos.
3Entonces Jesús les dijo esta parábola:
4"¿Quién de ustedes, si tiene cien ovejas y pierde una de ellas, no deja las otras noventa y nueve en el campo y va en busca de la oveja perdida, hasta encontrarla?
5Y cuando la encuentra, contento la pone sobre sus hombros,
6y al llegar a casa junta a sus amigos y vecinos, y les dice: 'Alégrense conmigo, porque ya encontré la oveja que se me había perdido.'
7Les digo que así también hay más alegría en el cielo por un pecador que se convierte que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse.
La parábola de la mujer que encuentra su moneda
8"O bien, ¿qué mujer que tiene diez monedas y pierde una de ellas, no enciende una lámpara y barre la casa buscando con cuidado hasta encontrarla?
9Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas, y les dice: 'Alégrense conmigo, porque ya encontré la moneda que había perdido.'
10Les digo que así también hay alegría entre los ángeles de Dios por un pecador que se convierte."
La parábola del padre que recobra a su hijo
11Jesús contó esto también: "Un hombre tenía dos hijos,
12y el más joven le dijo a su padre: 'Padre, dame la parte de la herencia que me toca.' Entonces el padre repartió los bienes entre ellos.
13Pocos días después el hijo menor vendió su parte de la propiedad, y con ese dinero se fue lejos, a otro país, donde todo lo derrochó llevando una vida desenfrenada.
14Pero cuando ya se lo había gastado todo, hubo una gran escasez de comida en aquel país, y él comenzó a pasar hambre.
15Fue a pedir trabajo a un hombre del lugar, que lo mandó a sus campos a cuidar cerdos.
16Y tenía ganas de llenarse con las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie se las daba.
17Al fin se puso a pensar: '¡Cuántos trabajadores en la casa de mi padre tienen comida de sobra, mientras yo aquí me muero de hambre!
18Regresaré a casa de mi padre, y le diré: Padre mío, he pecado contra Dios y contra ti;
19ya no merezco llamarme tu hijo; trátame como a uno de tus trabajadores.'
20Así que se puso en camino y regresó a la casa de su padre.
"Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y sintió compasión de él. Corrió a su encuentro, y lo recibió con abrazos y besos.
21El hijo le dijo: 'Padre mío, he pecado contra Dios y contra ti; ya no merezco llamarme tu hijo.'
22Pero el padre ordenó a sus criados: 'Saquen pronto la mejor ropa y vístanlo; pónganle también un anillo en el dedo y sandalias en los pies.
23Traigan el becerro más gordo y mátenlo. ¡Vamos a celebrar esto con un banquete!
24Porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a vivir; se había perdido y lo hemos encontrado.' Comenzaron la fiesta.
25"Entre tanto, el hijo mayor estaba en el campo. Cuando regresó y llegó cerca de la casa, oyó la música y el baile.
26Entonces llamó a uno de los criados y le preguntó qué pasaba.
27El criado le dijo: 'Es que su hermano ha vuelto; y su padre ha mandado matar el becerro más gordo, porque lo recobró sano y salvo.'
28Pero tanto se enojó el hermano mayor, que no quería entrar, así que su padre tuvo que salir a rogarle que lo hiciera.
29Le dijo a su padre: 'Tú sabes cuántos años te he servido, sin desobedecerte nunca, y jamás me has dado ni siquiera un cabrito para tener una comida con mis amigos.
30En cambio, ahora llega este hijo tuyo, que ha malgastado tu dinero con prostitutas, y matas para él el becerro más gordo.'
31"El padre le contestó: 'Hijo mío, tú siempre estás conmigo, y todo lo que tengo es tuyo.
32Pero había que celebrar esto con un banquete y alegrarnos, porque tu hermano, que estaba muerto, ha vuelto a vivir; se había perdido y lo hemos encontrado.' "
Isaac bendice a Jacob y Esaú Génesis 27
1Isaac estaba ya muy viejo, y se había quedado ciego. Un día llamó a Esaú, su hijo mayor, y le dijo:
--¡Hijo mío!
--Dime, padre --contestó Esaú.
2--Ya ves que estoy muy viejo --dijo Isaac--, y un día de estos me puedo morir.
3Por eso quiero que vayas al monte con tu arco y tus flechas para cazar algún animal.
4Prepara luego un guisado sabroso, como a mí me gusta, y tráelo para que yo lo coma. Entonces te daré mi bendición antes de morir.
5Pero Rebeca estaba oyendo lo que Isaac le decía a Esaú. Por eso, en cuanto este se fue al monte a cazar algo para su padre,
6ella dijo a Jacob, su hijo menor:
--Mira, oí que tu padre estaba hablando con tu hermano Esaú, y que le decía:
7'Caza algún animal, prepara un guisado sabroso para que yo lo coma, y te daré mi bendición delante del Señor antes de morir.'
8Así que, hijo mío, escucha bien lo que te voy a decir:
9Ve a donde está el rebaño, y tráeme dos de los mejores cabritos; voy a prepararle a tu padre un guisado sabroso, como a él le gusta.
10Tú se lo vas a llevar para que lo coma, y así te dará a ti su bendición antes de morir.
11Pero Jacob le dijo a su madre:
--Mi hermano tiene mucho pelo en el cuerpo, y yo no.
12Si mi padre llega a tocarme y me reconoce, va a pensar que me estoy burlando de él; entonces haré que me maldiga en lugar de que me bendiga.
13Pero su madre le contestó:
--Hijo mío, que esa maldición recaiga sobre mí. Tú haz lo que te digo y tráeme esos cabritos.
14Jacob fue por los cabritos y se los trajo a su madre. Ella preparó entonces un guisado sabroso, como a Isaac le gustaba,
15sacó la mejor ropa de Esaú, su hijo mayor, que estaba guardada en la casa, y se la puso a Jacob, su hijo menor.
16Luego, con la piel de los cabritos, le cubrió a Jacob los brazos y la parte del cuello donde no tenía pelo,
17y le dio el guisado y el pan que había preparado.
18Entonces Jacob entró donde estaba su padre, y le dijo:
--¡Padre!
--Aquí estoy. ¿Cuál de mis hijos eres tú? --preguntó Isaac.
19--Soy Esaú, tu hijo mayor --contestó Jacob--. Ya hice lo que me dijiste. Levántate, por favor; siéntate y come del animal que he cazado, y dame tu bendición.
20Entonces Isaac le preguntó:
--¿Cómo pudiste encontrarlo tan pronto, hijo mío?
--El Señor tu Dios me ayudó a encontrarlo --respondió Jacob.
21Pero Isaac le dijo:
--Acércate y déjame tocarte, a ver si de veras eres mi hijo Esaú.
22Jacob se acercó para que su padre lo tocara. Entonces Isaac dijo: "La voz es la de Jacob, pero los brazos son los de Esaú."
23Así que no lo reconoció, porque sus brazos tenían mucho pelo, como los de su hermano Esaú. Pero cuando iba a darle su bendición,
24volvió a preguntarle:
--¿De veras eres mi hijo Esaú?
--Sí, yo soy Esaú --respondió Jacob.
25Entonces su padre le dijo:
--Sírveme, hijo mío, para que coma yo de lo que cazaste, y entonces te daré mi bendición.
Jacob le sirvió de comer a su padre, y también le trajo vino. Isaac comió y bebió,
26y luego le dijo:
--Acércate, hijo, y dame un beso.
27Cuando Jacob se acercó para besarlo, Isaac le olió la ropa. Entonces lo bendijo con estas palabras:
"Sí, este olor es de mi hijo.
Es como el olor de un campo
bendecido por el Señor.
28Que Dios te dé la lluvia del cielo,
las mejores cosechas de la tierra,
mucho trigo y mucho vino.
29Que mucha gente te sirva;
que las naciones se arrodillen delante de ti.
Gobierna a tus propios hermanos;
¡que se arrodillen delante de ti!
Los que te maldigan serán malditos,
y los que te bendigan serán benditos."
30Había terminado Isaac de bendecir a Jacob, y apenas salía Jacob de donde estaba su padre, cuando Esaú regresó de cazar.
31También él preparó un guisado sabroso, se lo llevó a su padre, y le dijo:
--Levántate, padre; come del animal que tu hijo ha cazado, y dame tu bendición.
32Entonces Isaac le preguntó:
--¿Quién eres tú?
--Soy Esaú, tu hijo mayor --contestó.
33Isaac se quedó muy sorprendido, y con voz temblorosa dijo:
--Entonces, ¿quién es el que fue a cazar y me trajo el guisado? Yo me lo comí todo antes de que tú llegaras, y le di mi bendición, y ahora él ha quedado bendecido.
34Cuando Esaú oyó lo que su padre decía, se puso a llorar amargamente, y gritó:
--¡Dame también a mí tu bendición, padre mío!
35Pero Isaac le contestó:
--Ya vino tu hermano, y me engañó, y se llevó la bendición que era para ti.
36--¡Con razón le pusieron por nombre Jacob! --dijo Esaú--. ¡Ya van dos veces que me hace trampa! Primero me quitó mis derechos de hijo mayor, y ahora me ha quitado la bendición que me tocaba. ¿No has guardado ninguna otra bendición para mí?
37Entonces Isaac le contestó:
--Mira, yo le he dado a Jacob autoridad sobre ti; le he dado por siervos a todos sus parientes, y le he deseado que tenga mucho trigo y mucho vino. ¿Qué puedo hacer ahora por ti, hijo mío?
38Esaú insistió:
--¿No puedes dar más que una sola bendición, padre mío? ¡Bendíceme también a mí!
Y volvió a llorar a gritos.
39Entonces Isaac le dijo:
"Vivirás lejos de las tierras fértiles
y de la lluvia que cae del cielo.
40Tendrás que defenderte con tu espada
y serás siervo de tu hermano;
pero cuando te hagas fuerte,
te librarás de él."
Jacob huye de Esaú
41Desde entonces Esaú odió a Jacob por la bendición que le había dado su padre, y pensaba: "Ya pronto vamos a estar de luto por la muerte de mi padre; después de eso, mataré a mi hermano Jacob."
42Cuando Rebeca supo lo que Esaú estaba planeando, mandó llamar a Jacob y le dijo:
--Mira, tu hermano Esaú quiere matarte para vengarse de ti.
43Por eso, hijo, escúchame; huye en seguida a Harán, a casa de mi hermano Labán.
44Quédate con él por algún tiempo, hasta que se le pase el enojo a tu hermano
45y olvide lo que le has hecho. Entonces te mandaré avisar para que vuelvas. ¡No quiero perder a mis dos hijos en un solo día!
SALMO 20 (19)
Oración por la victoria
1Que el Señor te escuche cuando estés angustiado;
que el Dios mismo de Jacob te defienda.
2Que te envíe auxilio y ayuda
desde el santuario de Sión.
3Que se acuerde de todas tus ofrendas
y acepte con agrado tus holocaustos.
4Que cumpla todos tus deseos
y lleve a cabo todos tus planes.
5Celebraremos así tu victoria,
y levantaremos banderas
en el nombre del Dios nuestro.
¡Que el Señor cumpla todas tus peticiones!
6Estoy convencido de que el Señor
dará la victoria al rey que ha escogido;
de que le contestará desde su santo cielo,
dándole grandes victorias con su poder.
7Unos cuentan con sus carros de guerra
y otros cuentan con sus caballos;
pero nosotros contamos con el Señor nuestro Dios.
8A ellos se les doblan las rodillas, y caen,
pero nosotros seguimos firmes y en pie.
9Señor, ¡dale la victoria al rey!
¡Respóndenos cuando te llamemos!
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