el cinco de enero - San Lucas 7.18-50, Génesis 11 y Salmo 5

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Los enviados de Juan el Bautista
(Mt 11.2-19)

San Lucas 7 18Juan tuvo noticias de todas estas cosas, pues sus seguidores se las contaron. Llamó a dos de ellos 19y los envió al Señor, a preguntarle si él era de veras el que había de venir o si debían esperar a otro. 20Los enviados de Juan se acercaron, pues, a Jesús y le dijeron:
--Juan el Bautista nos ha mandado a preguntarte si tú eres el que ha de venir, o si debemos esperar a otro.
21En aquel mismo momento Jesús curó a muchas personas de sus enfermedades y sufrimientos, y de los espíritus malignos, y dio la vista a muchos ciegos. 22Luego les contestó:
--Vayan y díganle a Juan lo que han visto y oído. Cuéntenle que los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios de su enfermedad, los sordos oyen, los muertos vuelven a la vida y a los pobres se les anuncia la buena noticia. 23¡Y dichoso aquel que no pierda su fe en mí!
24Cuando los enviados de Juan se fueron, Jesús comenzó a hablar a la gente acerca de Juan, diciendo: "¿Qué salieron ustedes a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? 25Y si no, ¿qué salieron a ver? ¿Un hombre vestido con ropas lujosas? Ustedes saben que los que se visten lujosamente y viven en placeres, están en las casas de los reyes. 26En fin, ¿qué salieron a ver? ¿Un profeta? Sí, de veras, y uno que es mucho más que profeta. 27Juan es aquel de quien dice la Escritura:
'Yo envío mi mensajero delante de ti,
para que te prepare el camino.'
28Les digo que, entre todos los hombres, ninguno ha sido más grande que Juan; y, sin embargo, el más pequeño en el reino de Dios es más grande que él."
29Todos los que oyeron a Juan, incluso los que cobraban impuestos para Roma, se hicieron bautizar por él, cumpliendo así las justas exigencias de Dios; 30pero los fariseos y los maestros de la ley no se hicieron bautizar por Juan, despreciando de este modo lo que Dios había querido hacer en favor de ellos.
31"¿A qué compararé la gente de este tiempo? ¿A qué se parece? 32Se parece a los niños que se sientan a jugar en la plaza y gritan a sus compañeros: 'Tocamos la flauta, pero ustedes no bailaron; cantamos canciones tristes, pero ustedes no lloraron.' 33Porque vino Juan el Bautista, que ni come pan ni bebe vino, y ustedes dicen que tiene un demonio. 34Luego ha venido el Hijo del hombre, que come y bebe, y ustedes dicen que es glotón y bebedor, amigo de gente de mala fama y de los que cobran impuestos para Roma. 35Pero la sabiduría de Dios se demuestra por todos sus resultados."

Jesús en casa de Simón el fariseo

36Un fariseo invitó a Jesús a comer, y Jesús fue a su casa. Estaba sentado a la mesa, 37cuando una mujer de mala vida, que vivía en el mismo pueblo y que supo que Jesús había ido a comer a casa del fariseo, llegó con un frasco de alabastro lleno de perfume. 38Llorando, se puso junto a los pies de Jesús y comenzó a bañarlos con lágrimas. Luego los secó con sus cabellos, los besó y derramó sobre ellos el perfume. 39El fariseo que había invitado a Jesús, al ver esto, pensó: "Si este hombre fuera de veras un profeta, se daría cuenta de qué clase de persona es esta que lo está tocando: una mujer de mala vida." 40Entonces Jesús le dijo al fariseo:
--Simón, tengo algo que decirte.
El fariseo contestó:
--Dímelo, Maestro.
41Jesús siguió:
--Dos hombres le debían dinero a un prestamista. Uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta; 42y como no le podían pagar, el prestamista les perdonó la deuda a los dos. Ahora dime, ¿cuál de ellos le amará más?
43Simón le contestó:
--Me parece que el hombre a quien más le perdonó.
Jesús le dijo:
--Tienes razón.
44Entonces, mirando a la mujer, Jesús dijo a Simón:
--¿Ves esta mujer? Entré en tu casa, y no me diste agua para mis pies; en cambio, esta mujer me ha bañado los pies con sus lágrimas y los ha secado con sus cabellos. 45No me saludaste con un beso, pero ella, desde que entré, no ha dejado de besarme los pies.
46No me pusiste ungüento en la cabeza, pero ella ha derramado perfume sobre mis pies. 47Por esto te digo que sus muchos pecados son perdonados, porque amó mucho; pero la persona a quien poco se le perdona, poco amor muestra.
48Luego dijo a la mujer:
--Tus pecados te son perdonados.
49Los otros invitados que estaban allí, comenzaron a preguntarse:
--¿Quién es este, que hasta perdona pecados?
50Pero Jesús añadió, dirigiéndose a la mujer:
--Por tu fe has sido salvada; vete tranquila.


La torre de Babel

Génesis 11 1En aquel tiempo todo el mundo hablaba el mismo idioma. 2Cuando salieron de la región oriental, encontraron una llanura en la región de Sinar y allí se quedaron a vivir. 3Un día se dijeron unos a otros: "Vamos a hacer ladrillos y a cocerlos en el fuego." Así, usaron ladrillos en lugar de piedras y asfalto natural en lugar de mezcla. 4Después dijeron: "Vengan, vamos a construir una ciudad y una torre que llegue hasta el cielo. De este modo nos haremos famosos y no tendremos que dispersarnos por toda la tierra."
5Pero el Señor bajó a ver la ciudad y la torre que los hombres estaban construyendo, 6y pensó: "Ellos son un solo pueblo y hablan un solo idioma; por eso han comenzado este trabajo, y ahora por nada del mundo van a dejar de hacerlo. 7Es mejor que bajemos a confundir su idioma, para que no se entiendan entre ellos."
8Así fue como el Señor los dispersó por toda la tierra, y ellos dejaron de construir la ciudad. 9En ese lugar el Señor confundió el idioma de todos los habitantes de la tierra, y de allí los dispersó por todo el mundo. Por eso la ciudad se llamó Babel.

Los descendientes de Sem
(1  Cr 1.24-27)

10Estos fueron los descendientes de Sem. Dos años después del diluvio, cuando Sem tenía cien años, nació su hijo Arfaxad. 11Después de esto, Sem vivió quinientos años más, y tuvo otros hijos e hijas.
12Arfaxad tenía treinta y cinco años cuando nació su hijo Sélah. 13Después de esto, Arfaxad vivió cuatrocientos tres años más, y tuvo otros hijos e hijas.
14Sélah tenía treinta años cuando nació su hijo Éber. 15Después de esto, Sélah vivió cuatrocientos tres años más, y tuvo otros hijos e hijas.
16Éber tenía treinta y cuatro años cuando nació su hijo Péleg. 17Después de esto, Éber vivió cuatrocientos treinta años más, y tuvo otros hijos e hijas.
18Péleg tenía treinta años cuando nació su hijo Reú. 19Después de esto, Péleg vivió doscientos nueve años más, y tuvo otros hijos e hijas.
20Reú tenía treinta y dos años cuando nació su hijo Serug. 21Después de esto, Reú vivió doscientos siete años más, y tuvo otros hijos e hijas.
22Serug tenía treinta años cuando nació su hijo Nahor. 23Después de esto, Serug vivió doscientos años más, y tuvo otros hijos e hijas.
24Nahor tenía veintinueve años cuando nació su hijo Térah. 25Después de esto, Nahor vivió ciento diecinueve años más, y tuvo otros hijos e hijas.
26Térah tenía ya setenta años cuando nacieron sus hijos Abram, Nahor y Harán.

Los descendientes de Térah

27Estos son los descendientes de Térah, que fue el padre de Abram, Nahor y Harán. Harán, el padre de Lot, 28murió en Ur de Caldea, antes que su padre Térah. Murió en el mismo lugar donde había nacido.
29Abram se casó con Sarai, y Nahor se casó con Milcá, que era hija de Harán y hermana de Iscá. 30Sarai no podía tener hijos porque era estéril.
31Térah salió de Ur de los caldeos para ir a la tierra de Canaán, y se llevó con él a su hijo Abram, a su nieto Lot y a su nuera Sarai. Sin embargo, cuando llegaron a la ciudad de Harán, se quedaron a vivir allí. 32Y Térah murió en Harán a la edad de doscientos cinco años.


SALMO 5

Comenzando el día con Dios


1-2Señor, Rey mío y Dios mío,
escucha mis palabras, atiende a mis gemidos,
oye mis súplicas,
pues a ti elevo mi oración.

3De mañana escuchas mi voz;
muy temprano te expongo mi caso,
y quedo esperando tu respuesta.
4No eres tú un Dios que se complace en lo malo;
los malvados no pueden vivir a tu lado,
5ni en tu presencia hay lugar para los orgullosos.
Tú odias a los malhechores,
6destruyes a los mentirosos
y rechazas a los traidores y asesinos.
7En cambio yo, por tu gran amor,
puedo entrar en tu templo;
¡puedo adorarte con toda reverencia
mirando hacia tu santo templo!

8Señor, por causa de mis enemigos
guíame en tu justicia,
llévame por el buen camino.
9Ellos nunca hablan con sinceridad;
¡están corrompidos por dentro!
Sepulcro abierto es su garganta;
¡su lengua es mentirosa!

10¡Castígalos, Dios mío!
¡Haz que fracasen sus intrigas!
Recházalos por sus muchos pecados,
porque se han rebelado contra ti.
11Alégrense los que buscan tu protección;
canten siempre de alegría
porque tú los proteges.
Los que te aman, se alegran por causa tuya,
12pues tú, Señor, bendices al que es fiel;
tu bondad lo rodea como un escudo.

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