Primera Epístola Universal de
SAN JUAN APÓSTOL
La palabra de vida
1 Juan 1 1 Lo que era desde el
principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con
nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon
nuestras manos tocante al Verbo de vida
2 (porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y
testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual
estaba con el Padre, y se nos manifestó);
3 lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que
también vosotros tengáis comunión con nosotros; y
nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con
su Hijo Jesucristo.
4 Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea
cumplido.
Dios es luz
5
Este es el mensaje que hemos oído de él, y os
anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas
en él.
6 Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en
tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad;
7 pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos
comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su
Hijo nos limpia de todo pecado.
8 Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a
nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.
9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo
para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda
maldad.
10 Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él
mentiroso, y su palabra no está en nosotros.
Reinado de Josías
(2 R. 22. 1-2)
2 Crónicas 34 1 De ocho años era
Josías cuando comenzó a reinar, y treinta y un años
reinó en Jerusalén.
2 Este hizo lo recto ante los ojos de Jehová, y anduvo
en los caminos de David su padre, sin apartarse a la
derecha ni a la izquierda.
Reformas de Josías
(2 R. 23. 4-20)
3
A los ocho años de su reinado, siendo aún muchacho,
comenzó a buscar al Dios de David su padre; y a los doce
años comenzó a limpiar a Judá y a Jerusalén de los
lugares altos, imágenes de Asera, esculturas, e
imágenes fundidas.
4 Y derribaron delante de él los altares de los baales,
e hizo pedazos las imágenes del sol, que estaban puestas
encima; despedazó también las imágenes de Asera, las
esculturas y estatuas fundidas, y las desmenuzó, y
esparció el polvo sobre los sepulcros de los que les
habían ofrecido sacrificios.
5 Quemó además los huesos de los sacerdotes sobre sus
altares, y limpió a Judá y a Jerusalén.
6 Lo mismo hizo en las ciudades de Manasés, Efraín,
Simeón y hasta Neftalí, y en los lugares asolados
alrededor.
7 Y cuando hubo derribado los altares y las imágenes de
Asera, y quebrado y desmenuzado las esculturas, y
destruido todos los ídolos por toda la tierra de Israel,
volvió a Jerusalén.
Hallazgo del libro de la ley
(2 R. 22. 3--23. 3)
8
A los dieciocho años de su reinado, después de haber
limpiado la tierra y la casa, envió a Safán hijo de
Azalía, a Maasías gobernador de la ciudad, y a Joa hijo
de Joacaz, canciller, para que reparasen la casa de
Jehová su Dios.
9 Vinieron éstos al sumo sacerdote Hilcías, y dieron el
dinero que había sido traído a la casa de Jehová, que
los levitas que guardaban la puerta habían recogido de
mano de Manasés y de Efraín y de todo el remanente de
Israel, de todo Judá y Benjamín, y de los habitantes de
Jerusalén.
10 Y lo entregaron en mano de los que hacían la obra,
que eran mayordomos en la casa de Jehová, los cuales lo
daban a los que hacían la obra y trabajaban en la casa
de Jehová, para reparar y restaurar el templo.
11 Daban asimismo a los carpinteros y canteros para que
comprasen piedra de cantería, y madera para los
armazones y para la entabladura de los edificios que
habían destruido los reyes de Judá.
12 Y estos hombres procedían con fidelidad en la obra; y
eran sus mayordomos Jahat y Abdías, levitas de los hijos
de Merari, y Zacarías y Mesulam de los hijos de Coat,
para que activasen la obra; y de los levitas, todos los
entendidos en instrumentos de música.
13 También velaban sobre los cargadores, y eran
mayordomos de los que se ocupaban en cualquier clase de
obra; y de los levitas había escribas, gobernadores y
porteros.
14
Y al sacar el dinero que había sido traído a la casa de
Jehová, el sacerdote Hilcías halló el libro de la ley
de Jehová dada por medio de Moisés.
15 Y dando cuenta Hilcías, dijo al escriba Safán: Yo he
hallado el libro de la ley en la casa de Jehová. Y dio
Hilcías el libro a Safán.
16 Y Safán lo llevó al rey, y le contó el asunto,
diciendo: Tus siervos han cumplido todo lo que les fue
encomendado.
17 Han reunido el dinero que se halló en la casa de
Jehová, y lo han entregado en mano de los encargados, y
en mano de los que hacen la obra.
18 Además de esto, declaró el escriba Safán al rey,
diciendo: El sacerdote Hilcías me dio un libro. Y leyó
Safán en él delante del rey.
19
Luego que el rey oyó las palabras de la ley, rasgó sus
vestidos;
20 y mandó a Hilcías y a Ahicam hijo de Safán, y a
Abdón hijo de Micaía, y a Safán escriba, y a Asaías
siervo del rey, diciendo:
21 Andad, consultad a Jehová por mí y por el remanente
de Israel y de Judá acerca de las palabras del libro que
se ha hallado; porque grande es la ira de Jehová que ha
caído sobre nosotros, por cuanto nuestros padres no
guardaron la palabra de Jehová, para hacer conforme a
todo lo que está escrito en este libro.
22
Entonces Hilcías y los del rey fueron a Hulda profetisa,
mujer de Salum hijo de Ticva, hijo de Harhas, guarda de
las vestiduras, la cual moraba en Jerusalén en el
segundo barrio, y le dijeron las palabras antes dichas.
23 Y ella respondió: Jehová Dios de Israel ha dicho
así: Decid al varón que os ha enviado a mí, que así
ha dicho Jehová:
24 He aquí yo traigo mal sobre este lugar, y sobre los
moradores de él, todas las maldiciones que están
escritas en el libro que leyeron delante del rey de
Judá;
25 por cuanto me han dejado, y han ofrecido sacrificios a
dioses ajenos, provocándome a ira con todas las obras de
sus manos; por tanto, se derramará mi ira sobre este
lugar, y no se apagará.
26 Mas al rey de Judá, que os ha enviado a consultar a
Jehová, así le diréis: Jehová el Dios de Israel ha
dicho así: Por cuanto oíste las palabras del libro,
27 y tu corazón se conmovió, y te humillaste delante de
Dios al oir sus palabras sobre este lugar y sobre sus
moradores, y te humillaste delante de mí, y rasgaste tus
vestidos y lloraste en mi presencia, yo también te he
oído, dice Jehová.
28 He aquí que yo te recogeré con tus padres, y serás
recogido en tu sepulcro en paz, y tus ojos no verán todo
el mal que yo traigo sobre este lugar y sobre los
moradores de él. Y ellos refirieron al rey la respuesta.
29
Entonces el rey envió y reunió a todos los ancianos de
Judá y de Jerusalén.
30 Y subió el rey a la casa de Jehová, y con él todos
los varones de Judá, y los moradores de Jerusalén, los
sacerdotes, los levitas y todo el pueblo, desde el mayor
hasta el más pequeño; y leyó a oídos de ellos todas
las palabras del libro del pacto que había sido hallado
en la casa de Jehová.
31 Y estando el rey en pie en su sitio, hizo delante de
Jehová pacto de caminar en pos de Jehová y de guardar
sus mandamientos, sus testimonios y sus estatutos, con
todo su corazón y con toda su alma, poniendo por obra
las palabras del pacto que estaban escritas en aquel
libro.
32 E hizo que se obligaran a ello todos los que estaban
en Jerusalén y en Benjamín; y los moradores de
Jerusalén hicieron conforme al pacto de Dios, del Dios
de sus padres.
33 Y quitó Josías todas las abominaciones de toda la
tierra de los hijos de Israel, e hizo que todos los que
se hallaban en Israel sirviesen a Jehová su Dios. No se
apartaron de en pos de Jehová el Dios de sus padres,
todo el tiempo que él vivió.
Salmo 89 19
Entonces hablaste en visión a tu santo,
Y
dijiste: He puesto el socorro sobre uno que es poderoso;
He
exaltado a un escogido de mi pueblo.
20
Hallé a David mi siervo;
Lo
ungí con mi santa unción.
21
Mi mano estará siempre con él,
Mi
brazo también lo fortalecerá.
22
No lo sorprenderá el enemigo,
Ni
hijo de iniquidad lo quebrantará;
23
Sino que quebrantaré delante de él a sus enemigos,
Y
heriré a los que le aborrecen.
24
Mi verdad y mi misericordia estarán con él,
Y
en mi nombre será exaltado su poder.
25
Asimismo pondré su mano sobre el mar,
Y
sobre los ríos su diestra.
26
El me clamará: Mi padre eres tú,
Mi
Dios, y la roca de mi salvación.
27
Yo también le pondré por primogénito,
El
más excelso de los reyes de la tierra.
28
Para siempre le conservaré mi misericordia,
Y
mi pacto será firme con él.
29
Pondré su descendencia para siempre,
Y
su trono como los días de los cielos.
30
Si dejaren sus hijos mi ley,
Y
no anduvieren en mis juicios,
31
Si profanaren mis estatutos,
Y
no guardaren mis mandamientos,
32
Entonces castigaré con vara su rebelión,
Y
con azotes sus iniquidades.
33
Mas no quitaré de él mi misericordia
Ni
falsearé mi verdad.
34
No olvidaré mi pacto,
Ni
mudaré lo que ha salido de mis labios.
35
Una vez he jurado por mi santidad,
Y
no mentiré a David.
36
Su descendencia será para siempre,
Y
su trono como el sol delante de mí.
37
Como la luna será firme para siempre,
Y
como un testigo fiel en el cielo.
[Selah]
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