La
obra del Espíritu Santo
San Juan 16 Esto no os lo dije al
principio, porque yo estaba con vosotros.
5 Pero ahora voy al que me envió; y ninguno de vosotros
me pregunta: ¿A dónde vas?
6 Antes, porque os he dicho estas cosas, tristeza ha
llenado vuestro corazón.
7 Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya;
porque si no me fuese, el Consolador no vendría a
vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré.
8 Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de
justicia y de juicio.
9 De pecado, por cuanto no creen en mí;
10 de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me
veréis más;
11 y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha
sido ya juzgado.
12
Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las
podéis sobrellevar.
13 Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os
guiará a toda la verdad; porque no hablará por su
propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os
hará saber las cosas que habrán de venir.
14 El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo
hará saber.
15 Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que
tomará de lo mío, y os lo hará saber.
La tristeza se convertirá en
gozo
16
Todavía un poco, y no me veréis; y de nuevo un poco, y
me veréis; porque yo voy al Padre.
17 Entonces se dijeron algunos de sus discípulos unos a
otros: ¿Qué es esto que nos dice: Todavía un poco y no
me veréis; y de nuevo un poco, y me veréis; y, porque
yo voy al Padre?
18 Decían, pues: ¿Qué quiere decir con: Todavía un
poco? No entendemos lo que habla.
19 Jesús conoció que querían preguntarle, y les dijo:
¿Preguntáis entre vosotros acerca de esto que dije:
Todavía un poco y no me veréis, y de nuevo un poco y me
veréis?
20 De cierto, de cierto os digo, que vosotros lloraréis
y lamentaréis, y el mundo se alegrará; pero aunque
vosotros estéis tristes, vuestra tristeza se convertirá
en gozo.
21 La mujer cuando da a luz, tiene dolor, porque ha
llegado su hora; pero después que ha dado a luz un
niño, ya no se acuerda de la angustia, por el gozo de
que haya nacido un hombre en el mundo.
22 También vosotros ahora tenéis tristeza; pero os
volveré a ver, y se gozará vuestro corazón, y nadie os
quitará vuestro gozo.
23 En aquel día no me preguntaréis nada. De cierto, de
cierto os digo, que todo cuanto pidiereis al Padre en mi
nombre, os lo dará.
24 Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y
recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido.
Yo he vencido al mundo
25
Estas cosas os he hablado en alegorías; la hora viene
cuando ya no os hablaré por alegorías, sino que
claramente os anunciaré acerca del Padre.
26 En aquel día pediréis en mi nombre; y no os digo que
yo rogaré al Padre por vosotros,
27 pues el Padre mismo os ama, porque vosotros me habéis
amado, y habéis creído que yo salí de Dios.
28 Salí del Padre, y he venido al mundo; otra vez dejo
el mundo, y voy al Padre.
29
Le dijeron sus discípulos: He aquí ahora hablas
claramente, y ninguna alegoría dices.
30 Ahora entendemos que sabes todas las cosas, y no
necesitas que nadie te pregunte; por esto creemos que has
salido de Dios.
31 Jesús les respondió: ¿Ahora creéis?
32 He aquí la hora viene, y ha venido ya, en que seréis
esparcidos cada uno por su lado, y me dejaréis solo; mas
no estoy solo, porque el Padre está conmigo.
33 Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis
paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo
he vencido al mundo.
Reinado de Joás de Judá
(2 R. 12. 1-21)
2 Crónicas 24 1 De siete años era
Joás cuando comenzó a reinar, y cuarenta años reinó
en Jerusalén. El nombre de su madre fue Sibia, de
Beerseba.
2 E hizo Joás lo recto ante los ojos de Jehová todos
los días de Joiada el sacerdote.
3 Y Joiada tomó para él dos mujeres; y engendró hijos
e hijas.
4
Después de esto, aconteció que Joás decidió restaurar
la casa de Jehová.
5 Y reunió a los sacerdotes y los levitas, y les dijo:
Salid por las ciudades de Judá, y recoged dinero de todo
Israel, para que cada año sea reparada la casa de
vuestro Dios; y vosotros poned diligencia en el asunto.
Pero los levitas no pusieron diligencia.
6 Por lo cual el rey llamó al sumo sacerdote Joiada y le
dijo: ¿Por qué no has procurado que los levitas traigan
de Judá y de Jerusalén la ofrenda que Moisés, siervo
de Jehová impuso a la congregación de Israel para el
tabernáculo del testimonio?
7 Porque la impía Atalía y sus hijos habían destruido
la casa de Dios, además habían gastado en los ídolos
todas las cosas consagradas de la casa de Jehová.
8
Mandó, pues, el rey que hiciesen un arca, la cual
pusieron fuera, a la puerta de la casa de Jehová;
9 e hicieron pregonar en Judá y en Jerusalén, que
trajesen a Jehová la ofrenda que Moisés siervo de Dios
había impuesto a Israel en el desierto.
10 Y todos los jefes y todo el pueblo se gozaron, y
trajeron ofrendas, y las echaron en el arca hasta
llenarla.
11 Y cuando venía el tiempo para llevar el arca al
secretario del rey por mano de los levitas, cuando veían
que había mucho dinero, venía el escriba del rey, y el
que estaba puesto por el sumo sacerdote, y llevaban el
arca, y la vaciaban, y la volvían a su lugar. Así lo
hacían de día en día, y recogían mucho dinero,
12 y el rey y Joiada lo daban a los que hacían el
trabajo del servicio de la casa de Jehová; y tomaban
canteros y carpinteros que reparasen la casa de Jehová,
y artífices en hierro y bronce para componer la casa.
13 Hacían, pues, los artesanos la obra, y por sus manos
la obra fue restaurada, y restituyeron la casa de Dios a
su antigua condición, y la consolidaron.
14 Y cuando terminaron, trajeron al rey y a Joiada lo que
quedaba del dinero, e hicieron de él utensilios para la
casa de Jehová, utensilios para el servicio, morteros,
cucharas, vasos de oro y de plata. Y sacrificaban
holocaustos continuamente en la casa de Jehová todos los
días de Joiada.
15
Mas Joiada envejeció, y murió lleno de días; de ciento
treinta años era cuando murió.
16 Y lo sepultaron en la ciudad de David con los reyes,
por cuanto había hecho bien con Israel, y para con Dios,
y con su casa.
17
Muerto Joiada, vinieron los príncipes de Judá y
ofrecieron obediencia al rey; y el rey los oyó.
18 Y desampararon la casa de Jehová el Dios de sus
padres, y sirvieron a los símbolos de Asera y a las
imágenes esculpidas. Entonces la ira de Dios vino sobre
Judá y Jerusalén por este su pecado.
19 Y les envió profetas para que los volviesen a
Jehová, los cuales les amonestaron; mas ellos no los
escucharon.
20
Entonces el Espíritu de Dios vino sobre Zacarías hijo
del sacerdote Joiada; y puesto en pie, donde estaba más
alto que el pueblo, les dijo: Así ha dicho Dios: ¿Por
qué quebrantáis los mandamientos de Jehová? No os
vendrá bien por ello; porque por haber dejado a Jehová,
él también os abandonará.
21 Pero ellos hicieron conspiración contra él, y por
mandato del rey lo apedrearon hasta matarlo, en el patio
de la casa de Jehová.
22 Así el rey Joás no se acordó de la misericordia que
Joiada padre de Zacarías había hecho con él, antes
mató a su hijo, quien dijo al morir: Jehová lo vea y lo
demande.
23
A la vuelta del año subió contra él el ejército de
Siria; y vinieron a Judá y a Jerusalén, y destruyeron
en el pueblo a todos los principales de él, y enviaron
todo el botín al rey a Damasco.
24 Porque aunque el ejército de Siria había venido con
poca gente, Jehová entregó en sus manos un ejército
muy numeroso, por cuanto habían dejado a Jehová el Dios
de sus padres. Así ejecutaron juicios contra Joás.
25
Y cuando se fueron los sirios, lo dejaron agobiado por
sus dolencias; y conspiraron contra él sus siervos a
causa de la sangre de los hijos de Joiada el sacerdote, y
lo hirieron en su cama, y murió. Y lo sepultaron en la
ciudad de David, pero no en los sepulcros de los reyes.
26 Los que conspiraron contra él fueron Zabad hijo de
Simeat amonita, y Jozabad hijo de Simrit moabita.
27 En cuanto a los hijos de Joás, y la multiplicación
que hizo de las rentas, y la restauración de la casa de
Jehová, he aquí está escrito en la historia del libro
de los reyes. Y reinó en su lugar Amasías su hijo.
Bondad de Dios y perversidad de
Israel
Al músico principal; sobre Gitit.
Salmo de Asaf.
Salmo 81 1 Cantad con gozo a
Dios, fortaleza nuestra; Al Dios de Jacob aclamad con
júbilo.
2
Entonad canción, y tañed el pandero,
El
arpa deliciosa y el salterio.
3
Tocad la trompeta en la nueva luna,
En
el día señalado, en el día de nuestra fiesta solemne.
4
Porque estatuto es de Israel,
Ordenanza
del Dios de Jacob.
5
Lo constituyó como testimonio en José
Cuando
salió por la tierra de Egipto.
Oí
lenguaje que no entendía;
6
Aparté su hombro de debajo de la carga;
Sus
manos fueron descargadas de los cestos.
7
En la calamidad clamaste, y yo te libré;
Te
respondí en lo secreto del trueno;
Te
probé junto a las aguas de Meriba.
[Selah]
8 Oye, pueblo mío, y te amonestaré.
Israel,
si me oyeres,
9
No habrá en ti dios ajeno,
Ni
te inclinarás a dios extraño.
10
Yo soy Jehová tu Dios,
Que
te hice subir de la tierra de Egipto;
Abre
tu boca, y yo la llenaré.
11
Pero mi pueblo no oyó mi voz,
E
Israel no me quiso a mí.
12
Los dejé, por tanto, a la dureza de su corazón;
Caminaron
en sus propios consejos.
13
¡Oh, si me hubiera oído mi pueblo,
Si
en mis caminos hubiera andado Israel!
14
En un momento habría yo derribado a sus enemigos,
Y
vuelto mi mano contra sus adversarios.
15
Los que aborrecen a Jehová se le habrían sometido,
Y
el tiempo de ellos sería para siempre.
16
Les sustentaría Dios con lo mejor del trigo,
Y
con miel de la peña les saciaría.
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