Excelencia y eternidad de la Sabiduría
81
¿No clama la sabiduría,
Y da su voz la inteligencia?
2
En las alturas junto al camino,
A las encrucijadas de las veredas se para;
3
En el lugar de las puertas, a la entrada de la ciudad,
A la entrada de las puertas da voces:
4
Oh hombres, a vosotros clamo;
Dirijo mi voz a los hijos de los hombres.
5
Entended, oh simples, discreción;
Y vosotros, necios, entrad en cordura.
6
Oíd, porque hablaré cosas excelentes,
Y abriré mis labios para cosas rectas.
7
Porque mi boca hablará verdad,
Y la impiedad abominan mis labios.
8
Justas son todas las razones de mi boca;
No hay en ellas cosa perversa ni torcida.
9
Todas ellas son rectas al que entiende,
Y razonables a los que han hallado sabiduría.
10
Recibid mi enseñanza, y no plata;
Y ciencia antes que el oro escogido.
11
Porque mejor es la sabiduría que las piedras preciosas;
Y todo cuanto se puede desear, no es de compararse con ella.
12
Yo, la sabiduría, habito con la cordura,
Y hallo la ciencia de los consejos.
13
El temor de Jehová es aborrecer el mal;
La soberbia y la arrogancia, el mal camino,
Y la boca perversa, aborrezco.
14
Conmigo está el consejo y el buen juicio;
Y soy la inteligencia; mío es el poder.
15
Por mí reinan los reyes,
Y los príncipes determinan justicia.
16
Por mí dominan los príncipes,
Y todos los gobernadores juzgan la tierra.
17
Yo amo a los que me aman,
Y me hallan los que temprano me buscan.
18
Las riquezas y la honra están conmigo;
Riquezas duraderas, y justicia.
19
Mejor es mi fruto que el oro, y que el oro refinado;
Y mi rédito mejor que la plata escogida.
20
Por vereda de justicia guiaré,
Por en medio de sendas de juicio,
21
Para hacer que los que me aman tengan su heredad,
Y que yo llene sus tesoros.
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