el veintiuno de febrero - San Mateo 3, Éxodo 24 y Proverbios 11

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Predicación de Juan el Bautista
(Mr. 1. 1-8; Lc. 3. 1-9, 15-17; Jn. 1. 19-28)

San Mateo 3 1 En aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea,
2 y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.
3 Pues éste es aquel de quien habló el profeta Isaías, cuando dijo:
Voz del que clama en el desierto:
Preparad el camino del Señor,
Enderezad sus sendas.
4 Y Juan estaba vestido de pelo de camello, y tenía un cinto de cuero alrededor de sus lomos; y su comida era langostas y miel silvestre.
5 Y salía a él Jerusalén, y toda Judea, y toda la provincia de alrededor del Jordán,
6 y eran bautizados por él en el Jordán, confesando sus pecados.
7 Al ver él que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: ¡Generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera?
8 Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento,
9 y no penséis decir dentro de vosotros mismos: A Abraham tenemos por padre; porque yo os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras.
10 Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego.
11 Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego.
12 Su aventador está en su mano, y limpiará su era; y recogerá su trigo en el granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará.

El bautismo de Jesús
(Mr. 1. 9-11; Lc. 3. 21-22)

13 Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él.
14 Mas Juan se le oponía, diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?
15 Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó.
16 Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él.
17 Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.


Moisés y los ancianos en el Monte Sinaí

Éxodo 24 1 Dijo Jehová a Moisés: Sube ante Jehová, tú, y Aarón, Nadab, y Abiú, y setenta de los ancianos de Israel; y os inclinaréis desde lejos.
2 Pero Moisés solo se acercará a Jehová; y ellos no se acerquen, ni suba el pueblo con él.
3 Y Moisés vino y contó al pueblo todas las palabras de Jehová, y todas las leyes; y todo el pueblo respondió a una voz, y dijo: Haremos todas las palabras que Jehová ha dicho.
4 Y Moisés escribió todas las palabras de Jehová, y levantándose de mañana edificó un altar al pie del monte, y doce columnas, según las doce tribus de Israel.
5 Y envió jóvenes de los hijos de Israel, los cuales ofrecieron holocaustos y becerros como sacrificios de paz a Jehová.
6 Y Moisés tomó la mitad de la sangre, y la puso en tazones, y esparció la otra mitad de la sangre sobre el altar.
7 Y tomó el libro del pacto y lo leyó a oídos del pueblo, el cual dijo: Haremos todas las cosas que Jehová ha dicho, y obedeceremos.
8 Entonces Moisés tomó la sangre y roció sobre el pueblo, y dijo: He aquí la sangre del pacto que Jehová ha hecho con vosotros sobre todas estas cosas.
9 Y subieron Moisés y Aarón, Nadab y Abiú, y setenta de los ancianos de Israel;
10 y vieron al Dios de Israel; y había debajo de sus pies como un embaldosado de zafiro, semejante al cielo cuando está sereno.
11 Mas no extendió su mano sobre los príncipes de los hijos de Israel; y vieron a Dios, y comieron y bebieron.
12 Entonces Jehová dijo a Moisés: Sube a mí al monte, y espera allá, y te daré tablas de piedra, y la ley, y mandamientos que he escrito para enseñarles.
13 Y se levantó Moisés con Josué su servidor, y Moisés subió al monte de Dios.
14 Y dijo a los ancianos: Esperadnos aquí hasta que volvamos a vosotros; y he aquí Aarón y Hur están con vosotros; el que tuviere asuntos, acuda a ellos.
15 Entonces Moisés subió al monte, y una nube cubrió el monte.
16 Y la gloria de Jehová reposó sobre el monte Sinaí, y la nube lo cubrió por seis días; y al séptimo día llamó a Moisés de en medio de la nube.
17 Y la apariencia de la gloria de Jehová era como un fuego abrasador en la cumbre del monte, a los ojos de los hijos de Israel.
18 Y entró Moisés en medio de la nube, y subió al monte; y estuvo Moisés en el monte cuarenta días y cuarenta noches.


Proverbios 11 1 El peso falso es abominación a Jehová;
Mas la pesa cabal le agrada.
2 Cuando viene la soberbia, viene también la deshonra;
Mas con los humildes está la sabiduría.
3 La integridad de los rectos los encaminará;
Pero destruirá a los pecadores la perversidad de ellos.
4 No aprovecharán las riquezas en el día de la ira;
Mas la justicia librará de muerte.
5 La justicia del perfecto enderezará su camino;
Mas el impío por su impiedad caerá.
6 La justicia de los rectos los librará;
Mas los pecadores serán atrapados en su pecado.
7 Cuando muere el hombre impío, perece su esperanza;
Y la expectación de los malos perecerá.
8 El justo es librado de la tribulación;
Mas el impío entra en lugar suyo.
9 El hipócrita con la boca daña a su prójimo;
Mas los justos son librados con la sabiduría.
10 En el bien de los justos la ciudad se alegra;
Mas cuando los impíos perecen hay fiesta.
11 Por la bendición de los rectos la ciudad será engrandecida;
Mas por la boca de los impíos será trastornada.
12 El que carece de entendimiento menosprecia a su prójimo;
Mas el hombre prudente calla.
13 El que anda en chismes descubre el secreto;
Mas el de espíritu fiel lo guarda todo.
14 Donde no hay dirección sabia, caerá el pueblo;
Mas en la multitud de consejeros hay seguridad.
15 Con ansiedad será afligido el que sale por fiador de un extraño;
Mas el que aborreciere las fianzas vivirá seguro.
16 La mujer agraciada tendrá honra,
Y los fuertes tendrán riquezas.
17 A su alma hace bien el hombre misericordioso;
Mas el cruel se atormenta a sí mismo.
18 El impío hace obra falsa;
Mas el que siembra justicia tendrá galardón firme.
19 Como la justicia conduce a la vida,
Así el que sigue el mal lo hace para su muerte.
20 Abominación son a Jehová los perversos de corazón;
Mas los perfectos de camino le son agradables.
21 Tarde o temprano, el malo será castigado;
Mas la descendencia de los justos será librada.
22 Como zarcillo de oro en el hocico de un cerdo
Es la mujer hermosa y apartada de razón.
23 El deseo de los justos es solamente el bien;
Mas la esperanza de los impíos es el enojo.
24 Hay quienes reparten, y les es añadido más;
Y hay quienes retienen más de lo que es justo, pero vienen a pobreza.
25 El alma generosa será prosperada;
Y el que saciare, él también será saciado.
26 Al que acapara el grano, el pueblo lo maldecirá;
Pero bendición será sobre la cabeza del que lo vende.
27 El que procura el bien buscará favor;
Mas al que busca el mal, éste le vendrá.
28 El que confía en sus riquezas caerá;
Mas los justos reverdecerán como ramas.
29 El que turba su casa heredará viento;
Y el necio será siervo del sabio de corazón.
30 El fruto del justo es árbol de vida;
Y el que gana almas es sabio.
31 Ciertamente el justo será recompensado en la tierra;
¡Cuánto más el impío y el pecador!

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Esta lectura es de La Santa Biblia, Antigua Versión de Casiodoro de Reina (1569), Revisada por Cipriano de Valera (1602). Otras Revisiones: 1862, 1909 Y 1960. Derechos Registrados © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina; © Sociedades Bíblicas Unidas.

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