el veinticinco de diciembre - San Lucas 2.1-20, Ezequiel 37 e Isaías 60

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Nacimiento de Jesús
(Mt 1.18-25)

San Lucas 2 1Por aquel tiempo, el emperador Augusto ordenó que se hiciera un censo de todo el mundo. 2Este primer censo fue hecho siendo Quirinio gobernador de Siria. 3Todos tenían que ir a inscribirse a su propio pueblo.
4Por esto, José salió del pueblo de Nazaret, de la región de Galilea, y se fue a Belén, en Judea, donde había nacido el rey David, porque José era descendiente de David. 5Fue allá a inscribirse, junto con María, su esposa, que se encontraba encinta. 6Y sucedió que mientras estaban en Belén, le llegó a María el tiempo de dar a luz. 7Y allí nació su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales y lo acostó en el establo, porque no había alojamiento para ellos en el mesón.

Los ángeles y los pastores

8Cerca de Belén había unos pastores que pasaban la noche en el campo cuidando sus ovejas. 9De pronto se les apareció un ángel del Señor, y la gloria del Señor brilló alrededor de ellos; y tuvieron mucho miedo. 10Pero el ángel les dijo: "No tengan miedo, porque les traigo una buena noticia, que será motivo de gran alegría para todos: 11Hoy les ha nacido en el pueblo de David un salvador, que es el Mesías, el Señor. 12Como señal, encontrarán ustedes al niño envuelto en pañales y acostado en un establo."
13En aquel momento aparecieron, junto al ángel, muchos otros ángeles del cielo, que alababan a Dios y decían:

14"¡Gloria a Dios en las alturas!
¡Paz en la tierra entre los hombres que gozan de su favor!"

15Cuando los ángeles se volvieron al cielo, los pastores comenzaron a decirse unos a otros:
--Vamos, pues, a Belén, a ver esto que ha sucedido y que el Señor nos ha anunciado.
16Fueron de prisa y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el establo. 17Cuando lo vieron, se pusieron a contar lo que el ángel les había dicho acerca del niño, 18y todos los que lo oyeron se admiraban de lo que decían los pastores. 19María guardaba todo esto en su corazón, y lo tenía muy presente. 20Los pastores, por su parte, regresaron dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían visto y oído, pues todo sucedió como se les había dicho.


Los huesos secos

Ezequiel 37 1El Señor puso su mano sobre mí, y me hizo salir lleno de su poder, y me colocó en un valle que estaba lleno de huesos. 2El Señor me hizo recorrerlo en todas direcciones; los huesos cubrían el valle, eran muchísimos y estaban completamente secos. 3Entonces me dijo: "¿Crees tú que estos huesos pueden volver a tener vida?" Yo le respondí: "Señor, solo tú lo sabes."
4Entonces el Señor me dijo: "Habla en mi nombre a estos huesos. Diles: 'Huesos secos, escuchen este mensaje del Señor. 5El Señor les dice: Voy a hacer entrar en ustedes aliento de vida, para que revivan. 6Les pondré tendones, los rellenaré de carne, los cubriré de piel y les daré aliento de vida para que revivan. Entonces reconocerán ustedes que yo soy el Señor.'  " 7Yo les hablé como él me lo había ordenado. Y mientras les hablaba, oí un ruido: era un terremoto, y los huesos comenzaron a juntarse unos con otros. 8Y vi que sobre ellos aparecían tendones y carne, y que se cubrían de piel. Pero no tenían aliento de vida.
9Entonces el Señor me dijo: "Habla en mi nombre al aliento de vida, y dile: 'Así dice el Señor: Aliento de vida, ven de los cuatro puntos cardinales y da vida a estos cuerpos muertos.'  " 10Yo hablé en nombre del Señor, como él me lo ordenó, y el aliento de vida vino y entró en ellos, y ellos revivieron y se pusieron de pie. Eran tantos que formaban un ejército inmenso.
11Entonces el Señor me dijo: "El pueblo de Israel es como estos huesos. Andan diciendo: 'Nuestros huesos están secos; no tenemos ninguna esperanza, estamos perdidos.' 12Pues bien, háblales en mi nombre, y diles: 'Esto dice el Señor: Pueblo mío, voy a abrir las tumbas de ustedes; voy a sacarlos de ellas y a hacerlos volver a la tierra de Israel. 13Y cuando yo abra sus tumbas y los saque de ellas, reconocerán ustedes, pueblo mío, que yo soy el Señor. 14Yo pondré en ustedes mi aliento de vida, y ustedes revivirán; y los instalaré en su propia tierra. Entonces sabrán que yo, el Señor, lo he dicho y lo he hecho. Yo, el Señor, lo afirmo.'  "

Reunificación de Judá e Israel

15El Señor se dirigió a mí, y me dijo: 16"Toma un palo, y escribe en él: 'Judá y sus aliados israelitas'. Toma luego otro palo, y escribe: 'José, representado por Efraín, y todos sus aliados del resto de Israel'. 17En seguida, júntalos en tu mano el uno con el otro, de manera que formen uno solo. 18Cuando tus compatriotas te digan: 'Explícanos lo que esto significa', 19diles: 'Esto dice el Señor: Voy a tomar el palo de José, que está en manos de Efraín y de las demás tribus aliadas de Israel, y lo voy a juntar con el palo de Judá para convertirlos en un solo palo en mi mano.' 20Ten en tu mano, a la vista de ellos, los dos palos sobre los cuales escribiste. 21Luego diles: 'Esto dice el Señor: Voy a sacar a los israelitas de entre las naciones a donde han ido a parar; los reuniré de todas partes y los haré volver a su tierra. 22Haré de ellos una sola nación en este país, en los montes de Israel, y tendrán un solo rey. No volverán a estar divididos en dos naciones, ni separados en dos reinos. 23Tampoco volverán a mancharse adorando ídolos repugnantes ni cometiendo toda clase de pecados. Yo los libraré de todas las infidelidades que han cometido, y los limpiaré de sus pecados. Ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios. 24Mi siervo David será el rey y único pastor de todos ellos, y ellos me obedecerán y cumplirán mis leyes y decretos. 25Vivirán en el país que di a mi siervo Jacob, donde también vivieron sus antepasados. Allí vivirán siempre ellos y sus hijos y todos sus descendientes; y mi siervo David será siempre su jefe. 26Haré con ellos una alianza para asegurarles una vida tranquila. Será una alianza eterna. Haré que aumenten en número, y para siempre pondré mi santo templo en medio de ellos. 27Viviré entre ellos, y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. 28Cuando mi santo templo esté para siempre en medio de ellos, las demás naciones reconocerán que yo he escogido a Israel como mi posesión sagrada.'  "


La gloria de la nueva Jerusalén

Isaías 60 1Levántate, Jerusalén, envuelta en resplandor,
porque ha llegado tu luz
y la gloria del Señor brilla sobre ti.
2La oscuridad cubre la tierra,
la noche envuelve a las naciones,
pero el Señor brillará sobre ti
y sobre ti aparecerá su gloria.
3Las naciones vendrán hacia tu luz,
los reyes vendrán hacia el resplandor de tu amanecer.
4Levanta los ojos, y mira a tu alrededor:
todos se reúnen y vienen hacia ti.
Tus hijos vendrán desde lejos;
tus hijas serán traídas en brazos.
5Tú, al verlos, estarás radiante de alegría,
tu corazón se llenará de gozo;
te traerán los tesoros de los países del mar,
te entregarán las riquezas de las naciones.
6Te verás cubierta de caravanas de camellos
que vienen de Madián y de Efá;
vendrán todos los de Sabá,
cargados de oro y de incienso,
y proclamarán las acciones gloriosas del Señor.
7Todos los rebaños de Quedar serán para ti;
los carneros de Nebaiot estarán a tu servicio,
para que los ofrezcas al Señor en su altar
como ofrendas agradables,
y él hará aún más bello su hermoso templo.

8¿Quiénes son esos que vuelan como nubes,
que van como palomas a sus palomares?
9Son barcos que vienen juntos,
con las naves de Tarsis a la cabeza,
trayendo de lejos a tus hijos,
con su oro y su plata,
en honor de tu Señor, el Dios Santo de Israel,
quien te hizo gloriosa.
10Gente extranjera reconstruirá tus murallas,
y sus reyes te servirán;
pues aunque en su ira el Señor te castigó,
ahora en su bondad te ha tenido compasión.
11Tus puertas estarán siempre abiertas;
no se cerrarán de día ni de noche,
para que puedan traerte las riquezas de las naciones
y entren los reyes con su comitiva.
12El país que no te sirva, perecerá;
naciones enteras serán destruidas.

13El Señor dice a Jerusalén:
"Las riquezas del Líbano vendrán a ti:
pinos, abetos y cipreses,
para embellecer mi templo,
para dar gloria al lugar donde pongo mis pies.
14Los hijos de los que te oprimieron
vendrán a humillarse delante de ti,
y todos los que te despreciaban
se arrodillarán a tus pies
y te llamarán 'Ciudad del Señor',
'Sión del Dios Santo de Israel'.
15Ya no estarás abandonada,
odiada y sola,
sino que yo te haré gloriosa eternamente,
motivo de alegría para siempre.
16Las naciones te darán sus mejores alimentos
y los reyes te traerán sus riquezas;
y reconocerás que yo, el Señor, soy tu salvador,
que yo, el Poderoso de Jacob, soy tu redentor.

17"En vez de bronce te daré oro,
en vez de hierro, plata,
en vez de madera, bronce,
y en vez de piedras, hierro.
Haré que la paz te gobierne
y que la rectitud te dirija.
18En tu tierra no se volverá a oir
el ruido de la violencia,
ni volverá a haber destrucción y ruina en tu territorio,
sino que llamarás a tus murallas 'Salvación'
y a tus puertas 'Alabanza'.

19"Ya no necesitarás que el sol te alumbre de día,
ni que la luna te alumbre de noche,
porque yo, el Señor, seré tu luz eterna;
yo, tu Dios, seré tu esplendor.
20Tu sol no se ocultará jamás
ni tu luna perderá su luz,
porque yo, el Señor, seré tu luz eterna;
tus días de luto se acabarán.

21"Todos los de tu pueblo serán gente honrada,
serán dueños de su país por siempre,
retoños de una planta que yo mismo he plantado,
obra que he hecho con mis manos
para mostrar mi gloria.
22Este puñado tan pequeño se multiplicará por mil;
este pequeño número será una gran nación.
Yo soy el Señor,
yo haré que se realice pronto,
a su debido tiempo."

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