Nacimiento de Juan el Bautista
San Lucas 1
57Al cumplirse el tiempo en que Isabel debía dar a luz, tuvo un hijo.
58Sus vecinos y parientes fueron a felicitarla cuando supieron que el Señor había sido tan bueno con ella.
59A los ocho días, llevaron a circuncidar al niño, y querían ponerle el nombre de su padre, Zacarías.
60Pero su madre dijo:
--No. Tiene que llamarse Juan.
61Le contestaron:
--No hay nadie en tu familia con ese nombre.
62Entonces preguntaron por señas al padre del niño, para saber qué nombre quería ponerle.
63El padre pidió una tabla para escribir, y escribió: 'Su nombre es Juan.' Y todos se quedaron admirados.
64En aquel mismo momento Zacarías volvió a hablar, y comenzó a alabar a Dios.
65Todos los vecinos estaban asombrados, y en toda la región montañosa de Judea se contaba lo sucedido.
66Todos los que lo oían se preguntaban a sí mismos: "¿Qué llegará a ser este niño?" Porque ciertamente el Señor mostraba su poder en favor de él.
El himno de Zacarías
67Zacarías, el padre del niño, lleno del Espíritu Santo y hablando proféticamente, dijo:
68"¡Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha venido a rescatar a su pueblo!
69Nos ha enviado un poderoso salvador,
un descendiente de David, su siervo.
70Esto es lo que había prometido en el pasado
por medio de sus santos profetas:
71que nos salvaría de nuestros enemigos
y de todos los que nos odian,
72que tendría compasión de nuestros antepasados
y que no se olvidaría de su santa alianza.
73Y este es el juramento que había hecho
a nuestro padre Abraham:
que nos permitiría
74vivir sin temor alguno,
libres de nuestros enemigos,
para servirle
75con santidad y justicia,
y estar en su presencia toda nuestra vida.
76En cuanto a ti, hijito mío,
serás llamado profeta del Dios altísimo,
porque irás delante del Señor
preparando sus caminos,
77para hacer saber a su pueblo
que Dios les perdona sus pecados
y les da la salvación.
78Porque nuestro Dios, en su gran misericordia,
nos trae de lo alto el sol de un nuevo día,
79para dar luz a los que viven
en la más profunda oscuridad,
y dirigir nuestros pasos
por el camino de la paz."
80El niño crecía y se hacía fuerte espiritualmente, y vivió en los desiertos hasta el día en que se dio a conocer a los israelitas.
Profecía contra el monte Seír Ezequiel 35
1El Señor se dirigió a mí, y me dijo:
2"Vuélvete hacia el monte de Seír y habla en mi nombre contra él.
3Dile:
'Esto dice el Señor:
Yo me declaro tu enemigo,
monte de Seír,
y te voy a castigar
dejándote desierto y en ruinas.
4Voy a dejar destruidas tus ciudades,
y tú quedarás convertido en un desierto.
Entonces reconocerás que yo soy el Señor.
5'Tú has sido eterno enemigo de los israelitas, y les hiciste la guerra cuando ellos recibían el castigo final por sus pecados.
6Pero yo, el Señor, juro por mi vida que te entregaré a la muerte, y la muerte te perseguirá. Eres culpable de muerte, y la muerte te perseguirá.
7Te voy a dejar desierto y en ruinas, monte de Seír, y no permitiré que nadie vuelva a pasar por ti.
8Haré que tus cerros y tus colinas, tus valles y tus ríos, queden llenos de los cadáveres de los que mueran en la guerra.
9Te dejaré convertido para siempre en un desierto, y nadie vivirá en tus ciudades. Entonces reconocerán ustedes que yo soy el Señor.
10'Tú dijiste: El país de Israel, con sus dos reinos, será mío; yo seré su dueño, a pesar de que el Señor viva allí.
11Pero yo, el Señor, juro por mi vida que voy a tratarte a ti con la misma ira, envidia y odio con que tú trataste a Israel. Cuando yo te castigue, ellos me reconocerán.
12Entonces verás que yo, el Señor, había escuchado todos los insultos que lanzaste contra los montes de Israel. Tú dijiste: ¡Son un desierto; ahora los podemos devorar!
13Abriste la boca desafiándome, y se te soltó la lengua contra mí. Yo lo escuché.
14'Pues esto digo yo, el Señor: Toda la tierra se va a alegrar cuando yo te destruya.
15Tú te alegraste cuando fue destruido el país que Israel recibió en propiedad, pero lo mismo pasará contigo: quedarás hecho un desierto, monte de Seír, país de Edom. Entonces reconocerán que yo soy el Señor.'
Futura prosperidad de Israel Ezequiel 36
1"Y tú, hombre, habla en nombre mío a las montañas de Israel, y diles que escuchen mi palabra.
2Yo, el Señor, digo: Los enemigos de Israel se creen dueños ya de las montañas eternas.
3Pues bien, habla en mi nombre y diles: 'Esto dice el Señor: De todas partes las atacan a ustedes y las destruyen; todos los pueblos extranjeros se han apoderado de ustedes, y la gente las trata con burla y desprecio.
4Por lo tanto, montañas de Israel, escuchen el mensaje del Señor a las montañas, colinas, ríos y valles; a las ruinas despobladas y a las ciudades desiertas de Israel, que han sido saqueadas por los pueblos vecinos y que han sido objeto de burla por parte de ellos.
5Esto dice el Señor: Mis palabras van encendidas de enojo contra los otros pueblos, y en especial contra todo Edom, porque con gran alegría se apoderaron de mi tierra y con profundo desprecio saquearon sus campos.'
6"Habla en mi nombre acerca de la tierra de Israel, y di: 'Esto dice el Señor a las montañas, colinas, ríos y valles: Yo tengo palabras de ira y furor, por los insultos que han sufrido ustedes de parte de las naciones extranjeras.
7Por lo tanto yo, el Señor, juro que los pueblos vecinos de ustedes se verán cubiertos de vergüenza.
8Ustedes, en cambio, montañas de Israel, estarán cubiertas de árboles grandes y con mucho fruto para mi pueblo Israel, que ya está a punto de regresar.
9Yo las voy a proteger, y haré que sean cultivadas y sembradas.
10Haré que aumente mucho el pueblo de Israel que vive allí. Las ciudades se llenarán de habitantes, y las ruinas serán reconstruidas.
11Haré que aumenten en ustedes los hombres y los animales, y que se hagan muy numerosos. Habrá tantos habitantes como antes, y ustedes estarán mejor que en el pasado. Entonces reconocerán que yo soy el Señor.
12Haré que mi pueblo camine sobre ustedes, montañas de Israel, y que tomen ellos posesión de ustedes como dueños, y ustedes no volverán a dejarlos sin hijos.
13'Yo, el Señor, digo: A ustedes, montañas, las acusan de comerse a la gente y de dejar sin hijos a su pueblo.
14Pues bien, ustedes no volverán a comerse a la gente ni a dejar sin hijos a su pueblo. Yo, el Señor, lo afirmo.
15No permitiré que oigan de nuevo los insultos de las naciones extranjeras; no recibirán más ofensas de esos pueblos, porque ustedes no volverán a dejar sin hijos a su pueblo. Yo, el Señor, lo afirmo.' "
16El Señor se dirigió a mí, y me dijo:
17"Cuando los israelitas vivían en su tierra, la profanaron con sus malas acciones. Su manera de vivir era para mí algo sucio y repugnante.
18Entonces descargué mi ira sobre ellos por los asesinatos que cometieron en el país y por la manera en que lo profanaron adorando a los ídolos,
19y en castigo de sus malas acciones los dispersé entre los demás países y naciones.
20Pero en todos los pueblos a donde ellos llegaban, ofendían mi santo nombre, pues la gente decía: 'Estos son el pueblo del Señor, pero tuvieron que salir de su país.'
21Entonces me dolió ver que, por culpa de Israel, mi santo nombre era profanado en cada nación adonde ellos llegaban.
22"Por eso, dile al pueblo de Israel: 'Esto dice el Señor: Lo que voy a realizar no es por causa de ustedes, israelitas, sino por mi santo nombre, que ustedes han ofendido entre las naciones a donde han ido.
23Yo voy a mostrar ante las naciones la santidad de mi gran nombre, que ustedes han ofendido entre ellas; cuando yo lo haga, ellas reconocerán que yo soy el Señor. Yo, el Señor, lo afirmo.
24Yo los sacaré a ustedes de todas esas naciones y países; los reuniré y los haré volver a su tierra.
25Los lavaré con agua pura, los limpiaré de todas sus impurezas, los purificaré del contacto con sus ídolos;
26pondré en ustedes un corazón nuevo y un espíritu nuevo. Quitaré de ustedes ese corazón duro como la piedra y les pondré un corazón dócil.
27Pondré en ustedes mi espíritu, y haré que cumplan mis leyes y decretos;
28vivirán en el país que di a sus padres, y serán mi pueblo y yo seré su Dios.
29Los libraré de todo lo que les manche. Haré que el trigo abunde, y no volveré a enviarles hambre.
30Haré también que los árboles y los campos den más fruto, para que ustedes no vuelvan a pasar vergüenza delante de las otras naciones por causa del hambre.
31Y cuando se acuerden de su mala conducta y de sus malas acciones, sentirán vergüenza de ustedes mismos por sus pecados y malas acciones.
32Yo, el Señor, lo afirmo: Sepan, israelitas, que no hago esto porque ustedes lo merezcan; sientan vergüenza y confusión por su conducta.
33'Yo, el Señor, digo: Cuando yo los purifique de todos sus pecados, haré que vivan en sus ciudades y que reconstruyan las ruinas.
34La tierra que había quedado desierta, en vez de quedar desierta será cultivada a la vista de todos los que pasan.
35Y se dirá: Esta tierra, que había quedado desierta, ahora se parece al jardín de Edén; las ciudades que habían sido destruidas, arrasadas y dejadas en ruinas, ahora son unas fortalezas y están habitadas.
36Entonces los pueblos vecinos que queden con vida reconocerán que yo, el Señor, reconstruyo lo destruido y vuelvo a sembrar lo arrasado. Yo, el Señor, lo he dicho, y lo realizaré.
37"Yo, el Señor, digo: Aún haré algo más. Concederé al pueblo de Israel lo que me pida que haga por ellos; multiplicaré su gente como un rebaño.
38Las ciudades en ruinas se llenarán de tanta gente, que se parecerán a las ovejas que en las fiestas se llevan a Jerusalén para ofrecerlas en sacrificio. Entonces reconocerán que yo soy el Señor.' "
Culpa y castigo de Israel Isaías 59
1El poder del Señor no ha disminuido
como para no poder salvar,
ni él se ha vuelto tan sordo
como para no poder oir.
2Pero las maldades cometidas por ustedes
han levantado una barrera entre ustedes y Dios;
sus pecados han hecho que él se cubra la cara
y que no los quiera oir.
3Ustedes tienen las manos manchadas de sangre
y los dedos manchados de crímenes;
sus labios dicen mentiras,
su lengua emite maldad.
4Nadie hace denuncias justas,
ni va a juicio con honradez.
Confían más bien en la mentira
y en palabras falsas;
están preñados de maldad
y dan a luz el crimen.
5Incuban huevos de víbora
y tejen telarañas;
el que come esos huevos, se muere,
y si uno los aplasta, salen serpientes venenosas.
6Con esas telarañas no se hacen vestidos;
nadie puede vestirse con lo que ellos tejen.
Sus acciones son todas criminales:
sus manos trabajan para hacer violencia,
7sus pies les sirven para correr al mal,
para darse prisa a derramar sangre inocente.
Sus pensamientos se dirigen al crimen,
y a su paso solo dejan destrucción y ruina.
8No conocen el camino de la paz,
no hay rectitud en sus acciones.
Los caminos que siguen son torcidos;
los que andan por ellos no encuentran la paz.
9Por eso la salvación se ha alejado de nosotros
y la liberación no se nos acerca;
esperábamos la luz, y no hay más que oscuridad;
esperábamos la claridad, y andamos en tinieblas.
10Andamos a tientas, como ciegos junto a una pared,
como si no tuviéramos ojos;
en pleno mediodía tropezamos como si fuera de noche;
teniendo salud, estamos como muertos.
11Todos nosotros gruñimos como osos,
gemimos como palomas;
esperamos la salvación, pero no llega;
esperamos la liberación, pero está lejos.
12Nosotros te hemos ofendido mucho,
y nuestros propios pecados nos acusan;
tenemos presentes nuestras culpas
y conocemos nuestras maldades.
13Hemos sido rebeldes e infieles al Señor,
no quisimos seguir a nuestro Dios,
hemos hablado de violencia y de traición,
hemos hecho planes para engañar a los demás.
14La justicia ha sido despreciada,
la rectitud se mantiene a distancia,
la sinceridad tropieza en la plaza pública
y la honradez no puede presentarse.
15La sinceridad ha desaparecido,
y al que se aparta del mal le roban lo que tiene.
El Señor se ha disgustado
al ver que no hay justicia.
16El Señor quedó asombrado
al ver que nadie ponía remedio a esto;
entonces actuó con su propio poder,
y él mismo obtuvo la victoria.
17Se cubrió de triunfo como con una coraza,
se puso la salvación como un casco en la cabeza,
se vistió de venganza como con una túnica
y se envolvió de ira como con un manto.
18El Señor dará a cada cual su merecido;
castigará a sus enemigos.
A quienes lo odian, les dará lo que se merecen;
aun a los que viven en los países del mar.
19Todo el mundo, desde oriente hasta occidente,
respetará al Señor, al ver su majestad,
porque él vendrá como un río crecido
movido por un viento poderoso.
20Vendrá como redentor de Sión
y de todos los descendientes de Jacob
que se arrepientan de sus culpas.
El Señor lo afirma.
21El Señor dice:
"Yo hago una alianza con ustedes y les prometo
que mi poder y las enseñanzas que les he dado
no se apartarán jamás de ustedes
ni de sus descendientes
por toda la eternidad."
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