el veintidós de diciembre - San Lucas 1.1-25, Ezequiel 33 e Isaías 57

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Evangelio según
SAN LUCAS

Prólogo

San Lucas 1 1Muchos han emprendido la tarea de escribir la historia de los hechos que Dios ha llevado a cabo entre nosotros, 2según nos los transmitieron quienes desde el comienzo fueron testigos presenciales y después recibieron el encargo de anunciar el mensaje. 3Yo también, excelentísimo Teófilo, lo he investigado todo con cuidado desde el principio, y me ha parecido conveniente escribirte estas cosas ordenadamente, 4para que conozcas bien la verdad de lo que te han enseñado.

Un ángel anuncia el nacimiento de Juan el Bautista

5En el tiempo en que Herodes era rey del país de los judíos, vivía un sacerdote llamado Zacarías, perteneciente al turno de Abías. Su esposa, llamada Isabel, descendía de Aarón. 6Los dos eran justos delante de Dios y obedecían los mandatos y leyes del Señor de manera intachable. 7Pero no tenían hijos, porque Isabel era estéril; además, los dos eran ya muy ancianos.
8Un día en que al grupo sacerdotal de Zacarías le tocó el turno de oficiar delante de Dios, 9según era costumbre entre los sacerdotes, le tocó en suerte a Zacarías entrar en el santuario del templo del Señor para quemar incienso. 10Mientras se quemaba el incienso, todo el pueblo estaba orando afuera. 11En esto se le apareció a Zacarías un ángel del Señor, de pie al lado derecho del altar del incienso. 12Al ver al ángel, Zacarías se quedó sorprendido y lleno de miedo. 13Pero el ángel le dijo:
--Zacarías, no tengas miedo, porque Dios ha oído tu oración, y tu esposa Isabel te va a dar un hijo, al que pondrás por nombre Juan. 14Tú te llenarás de gozo, y muchos se alegrarán de su nacimiento, 15porque tu hijo va a ser grande delante del Señor. No tomará vino ni licor, y estará lleno del Espíritu Santo desde antes de nacer. 16Hará que muchos de la nación de Israel se vuelvan al Señor su Dios. 17Este Juan irá delante del Señor, con el espíritu y el poder del profeta Elías, para reconciliar a los padres con los hijos y para que los rebeldes aprendan a obedecer. De este modo preparará al pueblo para recibir al Señor.
18Zacarías preguntó al ángel:
--¿Cómo puedo estar seguro de esto? Porque yo soy muy anciano y mi esposa también.
19El ángel le contestó:
--Yo soy Gabriel, y estoy al servicio de Dios; él me mandó a hablar contigo y darte estas buenas noticias. 20Pero ahora, como no has creído lo que te he dicho, vas a quedarte mudo; no podrás hablar hasta que, a su debido tiempo, suceda todo esto.
21Mientras tanto, la gente estaba afuera esperando a Zacarías y preguntándose por qué tardaba tanto en salir del santuario. 22Cuando al fin salió, no les podía hablar; entonces se dieron cuenta de que había tenido una visión en el santuario, pues les hablaba por señas; y siguió así, sin poder hablar.
23Cumplido su servicio, Zacarías se fue a su casa. 24Después de esto, su esposa Isabel quedó encinta, y durante cinco meses no salió de su casa, pensando: 25"El Señor me ha hecho esto ahora, para que la gente ya no me desprecie."


Responsabilidad del centinela
(Ez 3.16-21)

Ezequiel 33 1El Señor se dirigió a mí, y me dijo: 2"Tú, hombre, habla a tus compatriotas, y diles: 'Cuando yo envío la guerra a un país, la gente de ese país escoge a uno de ellos para ponerlo de centinela. 3Y cuando el centinela ve que los ejércitos enemigos se acercan al país, toca la trompeta y previene a la gente. 4Si alguien escucha el toque de trompeta y no le hace caso, y los enemigos llegan y lo matan, el culpable de su muerte es él mismo, 5porque oyó el toque de trompeta pero no hizo caso; es culpable de su muerte, porque, si hubiera hecho caso, habría salvado su vida. 6Pero si el centinela ve llegar los ejércitos enemigos y no toca la trompeta para prevenir a la gente, y los enemigos llegan y matan a alguien, este morirá por su pecado, pero yo le pediré al centinela cuentas de esa muerte.'
7"Pues a ti, hombre, yo te he puesto como centinela del pueblo de Israel. Tú deberás recibir mis mensajes y comunicarles mis advertencias. 8Puede darse el caso de que yo pronuncie sentencia de muerte contra un malvado; pues bien, si tú no hablas con él para advertirle que cambie de vida, y él no lo hace, ese malvado morirá por su pecado, pero yo te pediré a ti cuentas de su muerte. 9Si tú, en cambio, adviertes al malvado que cambie de vida, y él no lo hace, él morirá por su pecado, pero tú salvarás tu vida.

Responsabilidad personal
(Ez 18.21-32)

10"Tú, hombre, di al pueblo de Israel: 'Ustedes dicen: Estamos cargados de faltas y pecados. Por eso nos estamos pudriendo en vida. ¿Cómo podremos vivir? 11Pero yo, el Señor, juro por mi vida que no quiero la muerte del malvado, sino que cambie de conducta y viva. Israel, deja esa mala vida que llevas. ¿Por qué habrás de morir?'
12"Tú, hombre, di a tus compatriotas: 'Si un hombre bueno peca, su bondad anterior no lo salvará, y si un malvado deja de hacer el mal, su maldad anterior no será causa de su muerte. Si el hombre bueno peca, su bondad anterior no le valdrá para seguir viviendo. 13Si yo le prometo vida a un hombre bueno, y este, ateniéndose a su bondad, hace el mal, no tomaré en cuenta ninguna buena acción suya, sino que morirá por el mal que haya cometido. 14Y si condeno a morir a un malvado, y este deja el pecado y actúa bien y con justicia, 15y devuelve lo que había recibido en prenda o lo que había robado, y cumple las leyes que dan la vida y deja de hacer lo malo, ciertamente vivirá y no morirá. 16Puesto que ahora actúa bien y con justicia, vivirá, y no me acordaré de ninguno de los pecados que había cometido.' 17Tus compatriotas dirán que yo no actúo con justicia; pero en realidad son ellos los que no actúan con justicia. 18Si el hombre bueno deja de hacer lo bueno y hace lo malo, morirá a causa de ello. 19Y si el malvado deja de hacer lo malo y hace lo bueno y lo justo, a causa de ello vivirá. 20Ustedes repiten: 'El Señor no está actuando con justicia.' Pero yo juzgaré a cada uno de ustedes, israelitas, de acuerdo con sus acciones."

La caída de Jerusalén

21El quinto día del mes décimo del año doce de nuestro destierro, un hombre que había huido de Jerusalén vino y me contó que la ciudad había caído en poder del enemigo. 22La noche antes de que llegara el escapado, el Señor había puesto su mano sobre mí; y por la mañana, cuando vino el hombre, el Señor me devolvió el habla y dejé de estar mudo.

Los pecados del pueblo

23El Señor se dirigió a mí, y me dijo: 24"La gente que vive en esas ciudades de Israel que están en ruinas, anda diciendo: 'Abraham era uno solo y, sin embargo, llegó a ser dueño del país; con mayor razón nosotros, que somos muchos, llegaremos a ser dueños del país.' 25Por lo tanto, diles: 'Así dice el Señor: Ustedes comen carne con sangre, adoran ídolos, cometen asesinatos, ¿y creen que van a ser dueños del país? 26Recurren a la violencia de las armas, hacen cosas que yo detesto, todos cometen adulterio, ¿y creen que van a ser dueños del país?'
27"Diles también: 'Así dice el Señor: Juro por mi vida que los que viven en las ciudades en ruinas también serán asesinados, y a los que viven en el campo haré que se los coman las fieras, y los que viven en rocas y cuevas morirán de enfermedades. 28Dejaré el país desierto y en ruinas, y destruiré la fuerza de la cual está tan orgulloso. Los montes de Israel quedarán desiertos; nadie pasará por ellos. 29Cuando yo deje desierto y en ruinas el país a causa de los pecados detestables que ellos cometieron, entonces reconocerán que yo soy el Señor.'
30"Tus compatriotas hablan de ti junto a las murallas, y en las puertas de las casas, y se dicen unos a otros: 'Vengan, vamos a oir el mensaje que ha venido de parte del Señor.' 31Y así mi pueblo viene y se sienta delante de ti, como acostumbra hacerlo, para oir tus palabras. Pero no las ponen en práctica. Las repiten como si fueran canciones amorosas, pero su corazón va tras el dinero. 32Ellos te consideran como uno que canta canciones amorosas, que tiene hermosa voz y toca bien el arpa. Escuchan tus palabras, pero no las ponen en práctica. 33Sin embargo, todo ello va a cumplirse; y cuando se cumpla, reconocerán que sí había un profeta entre ellos."


Isaías 57 1Los hombres honrados mueren
y nadie se preocupa;
los hombres buenos desaparecen,
y nadie entiende
que al morir se ven libres de los males
2y entran en la paz.
Habían seguido un camino recto
y ahora descansan en sus tumbas.

Contra los cultos idolátricos


3Acérquense ustedes, hijos de hechicera,
nacidos de un adúltero y una prostituta:
4¿De quién se burlan ustedes?
¿A quién le hacen gestos de desprecio?
¿A quién le enseñan la lengua?
Ustedes son hijos de pecado, gente mentirosa;
5debajo de los robles y de todo árbol frondoso
se entregan a actos inmorales,
y sacrifican niños junto a los arroyos,
en las grietas de las rocas.

6"Israel,
tú prefieres dar culto a las piedras lisas del arroyo,
pues allí tienes un lugar destinado para ti.
A ellas les has derramado ofrendas de vino,
les has ofrecido cereales.
¿Y después de todo esto voy a sentirme contento?
7En un monte alto y empinado pusiste tu cama,
y allá también has subido a ofrecer sacrificios.
8Detrás de la puerta de tu casa
pusiste tus ídolos obscenos.
Te olvidaste de mí, te desnudaste
y te acostaste en tu ancha cama;
hiciste tratos con los hombres
con quienes querías acostarte,
y mirabas al ídolo.

9"Corriste hacia el dios Mélec llevando aceite
y gran cantidad de perfumes;
enviaste mensajeros hasta muy lejos,
los hiciste bajar hasta el reino de la muerte.
10Te cansaste de tantos viajes,
pero no reconociste que todo era inútil.
Tenías a la mano el sustento,
y por eso no te cansabas.

11"¿Quiénes son esos dioses que tú temías y honrabas,
para que me fueras infiel
y me olvidaras por completo?
Cuando tú no me honrabas,
yo callaba y disimulaba.
12Pero voy a denunciar tu conducta,
que tú crees tan perfecta.
13Cuando grites pidiendo auxilio,
tus ídolos no te ayudarán ni te librarán.
A todos ellos se los llevará el viento;
un soplo los hará desaparecer.
En cambio, el que confía en mí
habitará en el país
y vivirá en mi monte santo."

Castigo y curación de Israel


14Entonces se oirá decir:
"Preparen un camino bien llano,
quiten los obstáculos para que pase mi pueblo."
15Porque el Altísimo,
el que vive para siempre
y cuyo nombre es santo, dice:
"Yo vivo en un lugar alto y sagrado,
pero también estoy con el humilde y afligido,
y le doy ánimo y aliento.
16No estaré siempre acusando a mi pueblo,
ni estaré enojado todo el tiempo;
pues haría que los hombres que he creado
perdieran el ánimo ante mí.
17A causa del pecado de Israel
estuve enojado un tiempo,
y lo castigué y me aparté de él;
pero él se rebeló y se dejó llevar de sus caprichos.
18He visto su conducta,
pero lo sanaré y le daré descanso
y tranquilidad completa.
Yo consolaré a los tristes,
19y diré a todos:
'¡Paz a los que están lejos,
y paz a los que están cerca!
¡Yo sanaré a mi pueblo!'
20Pero los malos son como un mar agitado,
que no puede calmarse
y que arroja entre sus olas lodo y suciedad.
21Para los malos no hay bienestar."
Dios lo ha dicho.

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