Deberes de la familia cristiana
Colosenses 3
18Esposas, sométanse a sus esposos, pues este es su deber como creyentes en el Señor.
19Esposos, amen a sus esposas y no las traten con aspereza.
20Hijos, obedezcan en todo a sus padres, porque esto agrada al Señor.
21Padres, no hagan enojar a sus hijos, para que no se desanimen.
22Esclavos, obedezcan en todo a quienes aquí en la tierra son sus amos, no solamente cuando ellos los estén mirando, para quedar bien con ellos, sino de corazón sincero, por temor al Señor.
23Todo lo que hagan, háganlo de buena gana, como si estuvieran sirviendo al Señor y no a los hombres.
24Pues ya saben que, en recompensa, el Señor les dará parte en la herencia. Porque ustedes sirven a Cristo, que es su verdadero Señor.
25Pero el que hace lo malo, recibirá el pago del mal que ha hecho, porque Dios juzga imparcialmente.
Colosenses 4
1Ustedes, amos, sean justos y razonables con sus esclavos. Acuérdense de que también ustedes tienen un Señor en el cielo.
Recomendaciones generales
2Manténganse constantes en la oración, siempre alerta y dando gracias a Dios.
3Oren también por nosotros, a fin de que el Señor nos abra las puertas para predicar el mensaje y anunciar el designio secreto de Cristo, pues por eso estoy preso.
4Oren para que yo lo dé a conocer tan claramente como debo hacerlo.
5Compórtense sabiamente con los no creyentes, y aprovechen bien el tiempo.
6Su conversación debe ser siempre agradable y de buen gusto, y deben saber también cómo contestar a cada uno.
Despedida
7Nuestro querido hermano Tíquico, que ha sido un fiel ayudante y que ha servido al Señor conmigo, les llevará noticias mías.
8Por esto lo envío a ustedes, para que les diga cómo estamos y los anime.
9Con él va también Onésimo, nuestro querido y fiel hermano, que es uno de ustedes. Ellos les contarán todo lo que pasa por aquí.
10Aristarco, mi compañero de cárcel, les manda saludos; y también Marcos, el primo de Bernabé. Ustedes ya tienen instrucciones respecto a Marcos; si va a visitarlos, recíbanlo bien.
11También los saluda Jesús, al que llaman el Justo. Estos son los únicos entre los creyentes judíos que han trabajado conmigo por el reino de Dios, y han sido un gran consuelo para mí.
12Les manda saludos Epafras, un siervo de Cristo Jesús; él es uno de ustedes, y siempre está rogando por ustedes en sus oraciones, para que se mantengan perfectamente firmes, entregados del todo a hacer la voluntad de Dios.
13Yo soy testigo de lo mucho que Epafras se preocupa por ustedes y por los que están en Laodicea y en Hierápolis.
14Lucas, el médico amado, los saluda, y también Demas.
15Saluden a los hermanos que están en Laodicea. Saluden también a Ninfa y a la congregación que se reúne en su casa.
16Después de haber leído ustedes esta carta, mándenla a la iglesia de Laodicea, para que también allí sea leída; y ustedes, a su vez, lean la carta que les llegue de allá.
17Díganle esto a Arquipo: "Procura cumplir bien el servicio que te han encomendado en nombre del Señor."
18Yo, Pablo, les escribo este saludo de mi puño y letra. Recuerden que estoy preso. Que Dios derrame su gracia sobre ustedes.
El faraón comparado a un cedro Ezequiel 31
1El día primero del mes tercero del año once, el Señor se dirigió a mí, y me dijo:
2"Di al faraón, rey de Egipto, y a toda su gente:
'¿Con qué se puede comparar tu grandeza?
3Pareces un ciprés o un cedro del Líbano,
con hermosas ramas que dan sombra al bosque,
tan alto que su punta llega a las nubes.
4La lluvia y el agua del suelo
le ayudaron a crecer;
se formaron ríos alrededor
de donde estaba plantado;
sus corrientes regaron
todos los árboles de la región.
5Como tenía tanta agua,
creció más que los otros árboles del bosque;
sus ramas aumentaron
y se extendieron mucho.
6Aves de todas clases
hacían nidos en sus ramas;
animales salvajes de toda especie
daban a luz debajo de ellas.
A su sombra podían vivir
naciones numerosas.
7Era un árbol magnífico, inmenso,
con ramas muy largas,
pues sus raíces estaban
junto a aguas abundantes.
8Ningún cedro del jardín de Dios
se podía comparar a él;
ningún pino tenía ramas como las suyas,
ningún castaño tenía tantas hojas,
ningún árbol del jardín de Dios
se le igualaba en belleza.
9Yo lo hice bello y con mucho ramaje;
los demás árboles del Edén, jardín de Dios,
le tenían envidia.
10'Pues bien, esto dice el Señor: El árbol llegó a ser tan alto que su punta llegaba a las nubes; tanto creció que se llenó de orgullo.
11Por eso yo lo he desechado; voy a dejarlo caer en poder de un jefe extranjero, que lo tratará como merece su maldad.
12Los más crueles extranjeros van a cortarlo y dejarlo abandonado; sus ramas caerán rotas por todas las montañas, valles y cañadas del país, y todos los pueblos que vivían bajo su sombra huirán y lo abandonarán.
13Aves de todas clases vendrán a vivir en el árbol caído, y animales salvajes de toda especie se echarán en sus ramas.
14Y ya ningún árbol, aunque esté junto al agua, volverá a crecer tanto, ni aunque esté bien regado volverá a alcanzar las nubes con su punta ni subirá a tanta altura. Todos están condenados a morir, a bajar a ese mundo bajo tierra y reunirse con los que ya están en el sepulcro.
15'Yo, el Señor, digo: Cuando el árbol baje al reino de la muerte, haré que de tristeza se seque el mar profundo; detendré los ríos y las corrientes de agua; por él haré que el monte Líbano se cubra de tristeza y que todos los árboles del campo se marchiten.
16Cuando yo lo haga bajar al reino de la muerte para reunirlo con los que ya han muerto, el ruido de su caída hará temblar a las naciones. Y en ese mundo bajo tierra sentirán consuelo los árboles del Edén, los más hermosos y mejor regados del monte Líbano.
17También ellos bajarán, como él, al reino de la muerte, a juntarse con los que murieron en batalla. Los que vivían a su sombra, se dispersarán entre las naciones.
18Ninguno de los árboles del Edén podía compararse a él en esplendor y altura; y, sin embargo, bajará con los demás árboles del Edén a ese mundo bajo tierra, para vivir entre paganos, entre gente que murió en batalla.
'El árbol es el faraón y toda su gente. Yo, el Señor, lo afirmo.' "
El faraón comparado a un monstruo Ezequiel 32
1El día primero del mes duodécimo del año doce, el Señor se dirigió a mí, y me dijo:
2"Dedica este canto fúnebre al faraón, rey de Egipto:
'Pareces un león de las naciones;
eres como un monstruo marino:
chapoteas en tu río,
con las patas enturbias el agua
y revuelves la corriente.
3'Esto dice el Señor: Aunque estés entre pueblos numerosos, echaré mi red sobre ti y con ella te atraparé.
4Te arrastraré a tierra y te dejaré tendido en el suelo. Haré que todas las aves del cielo se paren sobre ti, y que se harten de tu carne todos los animales salvajes.
5Con la carne podrida de tu cadáver llenaré los montes y los valles.
6Empaparé el suelo con tu sangre, la cual llegará hasta las montañas, y con ella se llenarán los cauces de los ríos.
7Cuando yo te destruya, haré que el cielo se oscurezca y se apaguen las estrellas; cubriré con nubes el sol, y la luna no brillará más.
8Por causa tuya apagaré todas las luces que brillan en el cielo, y llenaré de oscuridad tu país. Yo, el Señor, lo afirmo.
9'Cuando las noticias de tu destrucción lleguen a países que no conocías, haré que se inquieten muchos pueblos.
10Por causa tuya sembraré el terror en muchos pueblos; sus reyes se llenarán de pánico cuando yo esgrima mi espada delante de ellos. Cuando caigas, ellos temblarán de miedo por sus propias vidas.
11'El Señor dice: La espada del rey de Babilonia caerá sobre ti.
12Voy a hacer que tu pueblo numeroso caiga herido por la espada de los más crueles guerreros. Pondrán fin a la grandeza de Egipto y acabarán con su pueblo numeroso.
13Destruiré todo el ganado que bebe de tus aguas, y nunca más los hombres ni los animales las enturbiarán con sus pisadas.
14Entonces haré que el agua se aclare y que los ríos corran tranquilos como aceite. Yo, el Señor, lo afirmo.
15Cuando convierta a Egipto en un desierto y el país quede vacío, sin habitantes, entonces reconocerán que yo soy el Señor.'
16"Este es un canto fúnebre, y así deberán cantarlo las mujeres de las diversas naciones cuando lloren por Egipto y por su gente numerosa. Yo, el Señor, lo afirmo."
Egipto en el reino de la muerte
17El día quince del mes duodécimo del año doce, el Señor se dirigió a mí, y me dijo:
18"Tú, hombre, entona en compañía de las mujeres de las diversas naciones un canto fúnebre por el numeroso pueblo de Egipto y por sus jefes:
'Los poderosos caen al mundo bajo tierra,
con los que han bajado ya al sepulcro.
19¿Eres tú acaso más hermoso que los otros?
Baja y tiéndete también junto a los paganos.'
20"Ellos caerán con los que mueren en la guerra. La espada está lista. Con ellos se irán sus grandes multitudes.
21Los jefes más poderosos recibirán en el reino de la muerte a los egipcios y a sus aliados, diciendo: '¡Ya bajaron! ¡Quedaron tendidos esos paganos, muertos en la guerra!'
22"Ahí está Asiria, con todos sus soldados rodeando su tumba. Todos ellos murieron en la guerra.
23Están enterrados en lo más hondo de la fosa. Sus soldados sembraron el pánico entre los que aún estaban vivos, pero cayeron muertos en la guerra y ahora rodean la tumba de Asiria.
24"Ahí está Elam, con todos sus soldados rodeando su tumba. Todos ellos murieron en la guerra, paganos que cayeron al mundo bajo tierra. Sembraron el pánico entre los vivos, pero ahora están sin honor entre los que bajaron al sepulcro.
25Elam está tendido en medio de todos sus soldados muertos, todos ellos paganos muertos en la guerra, que ahora rodean su tumba. Sembraron el pánico entre los vivos, pero ahora están sin honor entre los que bajaron al sepulcro. Quedaron entre gente asesinada.
26"Ahí están Mésec y Tubal, con todos sus soldados rodeando su tumba, todos ellos paganos muertos en la guerra, que sembraron el pánico entre los vivos.
27No están sepultados con los héroes del pasado, que bajaron con sus armas al reino de la muerte y que tienen sus espadas bajo la cabeza y sus escudos sobre el cuerpo, después de haber sembrado el pánico entre los que estaban vivos.
28"Ahí estarás tú, Egipto, en medio de paganos, destrozado y sepultado con los muertos en la guerra.
29"Ahí está Edom, con sus reyes y gobernantes. A pesar de haber sido tan poderosos, están entre los muertos en la guerra, sepultados entre los paganos, entre los que bajaron al sepulcro.
30"Ahí están todos los jefes del norte, igual que todos los de Sidón. Fueron muy poderosos y sembraron el pánico, pero ahora han bajado con los muertos en la guerra, cubiertos de deshonra. Son paganos, y están sepultados sin honor entre los muertos en la guerra, entre los que bajaron al sepulcro.
31"Cuando el faraón los vea, se consolará de la muerte de toda su gente, pues él y todo su ejército murieron en la guerra. Yo, el Señor, lo afirmo.
32El faraón sembró el pánico entre los vivos; por eso está sepultado entre los paganos, entre los muertos en la guerra, lo mismo que su numeroso ejército. Yo, el Señor, lo afirmo."
Recompensa de la fidelidad a la alianza Isaías 56
1El Señor dice:
"Practiquen la justicia,
hagan lo que es recto,
porque pronto voy a llevar a cabo la liberación;
voy a mostrar mi poder salvador.
2Dichoso el hombre que sigue estos mandatos
y los cumple con fidelidad,
que respeta el sábado y no lo profana,
que tiene buen cuidado de no hacer nada malo."
3Si un extranjero se entrega al Señor,
no debe decir:
"El Señor me tendrá separado de su pueblo."
Ni tampoco el eunuco debe decir:
"Yo soy un árbol seco."
4Porque el Señor dice:
"Si los eunucos respetan mis sábados,
y si cumplen mi voluntad
y se mantienen firmes en mi alianza,
5yo les daré algo mejor que hijos e hijas;
les concederé que su nombre quede grabado para siempre
en mi templo, dentro de mis muros;
les daré un nombre eterno,
que nunca será borrado.
6Y a los extranjeros que se entreguen a mí,
para servirme y amarme,
para ser mis siervos,
si respetan el sábado y no lo profanan
y se mantienen firmes en mi alianza,
7yo los traeré a mi monte sagrado
y los haré felices en mi casa de oración.
Yo aceptaré en mi altar sus holocaustos y sacrificios,
porque mi casa será declarada
casa de oración para todos los pueblos.
8Yo haré que vuelvan y se reúnan
los que aún están en el destierro."
Esto lo afirma el Señor,
que hace que vuelvan a reunirse
los israelitas que estaban dispersos.
Reproches a los malos jefes
9Vengan, fieras salvajes;
vengan, animales del bosque,
a devorar el rebaño;
10porque los guardianes de mi pueblo están ciegos,
no se dan cuenta de nada.
Todos ellos son perros mudos, que no pueden ladrar;
se pasan la vida echados y soñando;
les encanta dormir.
11Son perros hambrientos que nunca se llenan,
son pastores que no entienden nada;
cada uno sigue su propio camino,
solo busca sus propios intereses.
12Dicen: "Vamos a buscar vino y bebidas fuertes
para emborracharnos.
Y hagamos mañana lo mismo que hoy,
o mucho más aún."
|