el quince de diciembre - Filipenses 2.12-30, Ezequiel 21-22 e Isaías 50

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Hacer efectiva la salvación

Filipenses 2 12Por tanto, mis queridos hermanos, así como ustedes me han obedecido siempre, y no solo cuando he estado entre ustedes, obedézcanme más ahora que estoy lejos. Hagan efectiva su propia salvación con profunda reverencia; 13pues Dios, según su bondadosa determinación, es quien hace nacer en ustedes los buenos deseos y quien los ayuda a llevarlos a cabo.
14Háganlo todo sin murmuraciones ni discusiones, 15para que nadie encuentre en ustedes culpa ni falta alguna, y sean hijos de Dios sin mancha en medio de esta gente mala y perversa. Entre ellos brillan ustedes como estrellas en el mundo, 16manteniendo firme el mensaje de vida. Así, cuando venga Cristo, yo podré sentirme orgulloso de ustedes, sabiendo que no he corrido ni trabajado en vano. 17Y aunque mi propia vida sea sacrificada para completar la ofrenda que ustedes hacen a Dios por su fe, yo me alegro y comparto esa alegría con todos ustedes. 18Alégrense ustedes también, y tomen parte en mi alegría.

Timoteo

19Confiado en el Señor Jesús, espero mandarles pronto a Timoteo, para alegrarme al recibir noticias de ustedes. 20Porque no tengo a ningún otro que comparta tanto mis propios sentimientos y que de veras se preocupe por el bien de ustedes; 21todos buscan su propio interés, y no el interés de Jesucristo. 22Pero ustedes ya saben del buen comportamiento de Timoteo y de cómo ha servido conmigo en el anuncio del evangelio, ayudándome como si fuera mi hijo. 23Así que espero enviárselo en cuanto yo sepa qué va a pasar conmigo; 24aunque confío en el Señor que también yo mismo iré pronto.

Epafrodito

25Igualmente me parece necesario mandarles al hermano Epafrodito, mi compañero de trabajo y de armas, al que ustedes mismos me enviaron para atender mis necesidades.
26Él siente mucha nostalgia de todos ustedes, y está muy preocupado porque ustedes supieron que se encontraba enfermo. 27Y es verdad que lo estuvo, y hasta a punto de morir; pero Dios tuvo compasión de él, y no solo de él sino también de mí, para que no tuviera yo más tristezas de las que ya tengo. 28Por eso se lo envío a toda prisa, para que ustedes se alegren de verlo otra vez y para que yo no esté tan triste. 29Recíbanlo con toda alegría, como hermano en el Señor, y estimen siempre a los que son como él, 30ya que estuvo a punto de morir por servir a Cristo. Puso en peligro su vida, y estuvo cerca de la muerte, por prestarme los servicios que ustedes no me podían prestar personalmente.


La espada del Señor

Ezequiel 21 1Entonces el Señor se dirigió a mí, y me dijo: 2"Tú, hombre, vuélvete hacia Jerusalén y dirige tu palabra contra su templo. Habla en mi nombre contra el país de Israel, 3y dile: 'Esto dice el Señor: Yo me declaro tu enemigo. Voy a sacar mi espada, y mataré lo mismo a justos que a pecadores. 4Sí, voy a sacar mi espada para matar a todos por igual, a justos y a pecadores, desde el norte hasta el sur. 5Y todo el mundo sabrá que yo, el Señor, he sacado la espada y no la voy a guardar.'
6"Y tú, hombre, llora amargamente y con el corazón hecho pedazos; llora delante del pueblo. 7Y si acaso te preguntan por qué lloras, diles que es por la noticia de algo que está a punto de suceder, y que todo el mundo se quedará sin ánimo y dejará caer los brazos; nadie tendrá valor, a todos les temblarán las rodillas de miedo. Ya llega el momento, ya va a suceder. Yo, el Señor, lo afirmo."
8El Señor se dirigió a mí, y me dijo: 9"Tú, hombre, habla en nombre mío y di que yo, el Señor, te he ordenado decir:

'¡La espada, la espada!
Ya está afilada y pulida.
10Afilada para hacer una matanza,
pulida para lanzar rayos;
11la hicieron pulir para que uno la empuñe.
La espada está afilada y pulida,
para ponerla en la mano del asesino.
12Y tú, hombre, ¡grita, chilla,
porque está destinada a matar a mi pueblo,
a todos los gobernantes de Israel!
Están condenados a morir con mi pueblo,
así que date golpes de dolor.
13Yo, el Señor, lo afirmo.'

14"Tú, hombre, habla en nombre mío;
incita a la espada a que hiera
con el doble y el triple de furor.
Es una espada para matar,
la terrible espada de la matanza
que amenaza al pueblo por todas partes.
15Ella los va a llenar de miedo,
va a hacer muchas víctimas.
En todas sus casas
he puesto la espada asesina.
Es la espada pulida para lanzar rayos,
afilada para la matanza.
16¡Afilada te quiero,
a la derecha, a la izquierda,
cortando a uno y otro lado!
17Yo también la voy a incitar
hasta que mi ira se calme.
Yo, el Señor, lo he dicho."

18El Señor se dirigió a mí, y me dijo: 19"Traza dos caminos, para que el rey de Babilonia pase con su espada. Los dos caminos deben salir del mismo país, y al comienzo de cada camino deberás poner una señal que diga a qué ciudad lleva. 20Debes trazar un camino por donde pase el rey con la espada. Las ciudades son Rabá de los Amonitas y Jerusalén, la ciudad fortificada de Judá. 21El rey de Babilonia se ha colocado donde comienzan los dos caminos, y consulta a la suerte: revuelve las flechas, consulta a sus dioses, examina hígados de animales. 22En la mano derecha le salió la flecha que señala a Jerusalén, y ello significa que debe atacarla con instrumentos de asalto y dar órdenes de matanza, lanzar gritos de guerra, atacar sus puertas, construir una rampa y rodearla por completo. 23Pero a la gente de Jerusalén le parece que esta es una falsa profecía, por las alianzas que han hecho. Pero en realidad es una acusación contra el pecado de ellos, y un anuncio de su captura. 24Por eso yo, el Señor, digo: Las maldades y los crímenes de ustedes saltan a la vista; los pecados que cometen en todas sus acciones están al descubierto. Por eso van a ser capturados. 25Y a ti, rey de Israel, criminal malvado, se te acerca el momento de recibir el castigo final. 26Yo, el Señor, digo: Te quitarán el turbante, te arrebatarán la corona, y todo será diferente. ¡Llegue a la cumbre lo que está en el llano, y caiga por tierra lo que está en la cumbre! 27Todo lo dejaré convertido en ruinas, ruinas y más ruinas. Pero esto solo sucederá cuando venga aquel a quien, por encargo mío, le corresponde hacer justicia.

Castigo de los amonitas

28"Tú, hombre, habla en mi nombre y diles de mi parte a los amonitas que insultan a Israel, que la espada ya está desenfundada: lista para matar y pulida para lanzar rayos y destruir. 29Sus visiones son falsas, y sus predicciones son mentira. La espada caerá sobre el cuello de esos malvados criminales. Ya se acerca el momento de su castigo final.
30"¡Espada, vuelve a tu funda! Yo te voy a juzgar allí donde te forjé, en la tierra en que naciste, 31y descargaré sobre ti mi ira como un incendio terrible; te entregaré en poder de gente brutal y destructora. 32Serás quemada, destruida; tu sangre correrá por todo el país y nadie volverá a acordarse de ti. Yo, el Señor, lo he dicho."

Crímenes de Jerusalén

Ezequiel 22 1El Señor se dirigió a mí, y me dijo: 2"Tú, hombre, vas a dictar la sentencia contra la ciudad criminal. La acusarás de todas las cosas detestables que ha hecho, 3y le dirás: 'Esto dice el Señor: Ciudad que matas a tus habitantes y fabricas ídolos para contaminarte, ¡ya te va a llegar tu hora! 4Con los asesinatos que has cometido te has hecho culpable, y con los ídolos que has fabricado te has contaminado; has hecho que tu hora se acerque y que haya llegado el fin de tus días. Así pues, yo voy a hacer que los pueblos te insulten, que todas las naciones se burlen de ti. 5Los de cerca y los de lejos se burlarán de ti, ciudad famosa por tu idolatría y tu gran desorden. 6Allí están los gobernantes de Israel, que viven en medio de ti y cometen todos los crímenes que pueden. 7Tus habitantes no honran a su padre ni a su madre, maltratan a los extranjeros, explotan a los huérfanos y a las viudas. 8No respetan mis lugares sagrados ni mis sábados. 9Por causa de sus mentiras, algunos de tus habitantes son los culpables de que otros mueran; asisten a los banquetes que se celebran en los montes en honor de los ídolos, y hacen cosas detestables. 10Algunos tienen relaciones sexuales con la esposa de su padre, o abusan de la mujer que está en su periodo de menstruación. 11Hay quienes cometen adulterio con la mujer de su prójimo, o tienen relaciones vergonzosas con su nuera, o hacen violencia a una media hermana. 12Algunos de tus habitantes se dejan comprar para matar a otros. Prestan dinero a usura e interés, explotan y hacen violencia a su prójimo, y se olvidan de mí. Yo, el Señor, lo afirmo.
13'Yo estoy muy enojado por tus explotaciones y asesinatos. 14No pienses que vas a poder hacerme frente cuando yo tome medidas contra ti. Yo, el Señor, lo he dicho y lo voy a cumplir: 15te esparciré por todas las naciones, te dispersaré por todos los países y te limpiaré totalmente de tu impureza; 16me harás quedar mal a los ojos de las demás naciones, pero reconocerás que yo soy el Señor.'  "
17El Señor se dirigió a mí, y me dijo: 18"El pueblo de Israel es para mí como el resto inservible que queda cuando se echa cobre, estaño, hierro, plomo o plata en el horno. 19Por eso yo, el Señor, digo: Como todos ustedes se han convertido en un resto inservible, los voy a reunir en medio de Jerusalén. 20Así como la plata, el cobre, el hierro, el plomo y el estaño se echan juntos en un horno, y se atiza el fuego para fundirlos, así yo, en mi ira terrible, los voy a reunir a ustedes y los pondré a fundir. 21Sí, voy a atizar el fuego de mi ira, y los reuniré a ustedes para fundirlos en medio de la ciudad. 22Así como se funde la plata en el horno, así serán fundidos ustedes en medio de la ciudad, y así reconocerán que yo, el Señor, he descargado mi ira contra ustedes."
23El Señor se dirigió a mí, y me dijo: 24"Tú, hombre, dile a Israel: 'Eres un país castigado con falta de lluvias y de agua, 25un país con gobernantes como leones, que rugen y despedazan su presa; que en su territorio devoran a la gente, le roban sus tesoros y riquezas y dejan viudas a muchas mujeres. 26Los sacerdotes de este país tuercen el sentido de mis enseñanzas y profanan las cosas que yo considero sagradas; no hacen ninguna distinción entre lo sagrado y lo profano, ni enseñan a otros a distinguir entre lo puro y lo impuro. No ponen atención a mis sábados, ni me honran. 27Los jefes de este país son como lobos que despedazan su presa, listos a derramar sangre y a matar gente con tal de enriquecerse. 28Los profetas ocultan la verdad, como quien blanquea una pared; dicen tener visiones, y anuncian cosas que resultan falsas. Aseguran que hablan en mi nombre, cuando en realidad yo no he hablado. 29La gente del pueblo se dedica a la violencia y al robo; explotan al pobre y al necesitado, y cometen violencias e injusticias con los extranjeros. 30Yo he buscado entre esa gente a alguien que haga algo en favor del país y que interceda ante mí para que yo no los destruya, pero no lo he encontrado. 31Por eso he descargado mi castigo sobre ellos y los he destruido con el fuego de mi ira, para hacerlos responder por su conducta. Yo, el Señor, lo afirmo.'  "


Isaías 50 1El Señor dice:
"¡No crean que yo repudié a Israel, madre de ustedes,
como un hombre repudia a su mujer,
o que los vendí a ustedes como esclavos
porque tuviera deudas con alguno!
Ustedes fueron vendidos porque pecaron;
Israel, la madre de ustedes, fue repudiada
porque ustedes fueron rebeldes.
2¿Por qué, cuando yo vine, no encontré a nadie?
¿Por qué, cuando llamé, nadie me contestó?
¿Creyeron acaso que yo no era capaz de rescatarlos?
¿Creyeron acaso que no podía libertarlos?
Basta una orden mía para que se seque el mar
y los ríos se conviertan en desierto;
para que los peces se mueran de sed
y se pudran por falta de agua.
3Yo visto el cielo de luto
y lo cubro con vestido de tristeza."

Confianza del siervo del Señor en medio del sufrimiento


4El Señor me ha instruido
para que yo consuele a los cansados
con palabras de aliento.
Todas las mañanas me hace estar atento
para que escuche dócilmente.
5El Señor me ha dado entendimiento,
y yo no me he resistido
ni le he vuelto las espaldas.
6Ofrecí mis espaldas para que me azotaran
y dejé que me arrancaran la barba.
No retiré la cara
de los que me insultaban y escupían.
7El Señor es quien me ayuda:
por eso no me hieren los insultos;
por eso me mantengo firme como una roca,
pues sé que no quedaré en ridículo.
8A mi lado está mi defensor:
¿Alguien tiene algo en mi contra?
¡Vayamos juntos ante el juez!
¿Alguien se cree con derecho a acusarme?
¡Que venga y me lo diga!
9El Señor es quien me ayuda;
¿quién podrá condenarme?
Todos mis enemigos desaparecerán
como vestido comido por la polilla.

10Ustedes que honran al Señor
y escuchan la voz de su siervo:
si caminan en la oscuridad,
sin un rayo de luz,
pongan su confianza en el Señor;
apóyense en su Dios.
11Pero todos los que prenden fuego
y preparan flechas encendidas,
caerán en las llamas de su propio fuego,
bajo las flechas que ustedes mismos encendieron.
El Señor les enviará este castigo
y quedarán tendidos en medio de tormentos.

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