Los deberes familiares del cristiano
Efesios 5
21Estén sujetos los unos a los otros, por reverencia a Cristo.
22Las esposas deben estar sujetas a sus esposos como al Señor.
23Porque el esposo es cabeza de la esposa, como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo; y él es también su Salvador.
24Pero así como la iglesia está sujeta a Cristo, también las esposas deben estar en todo sujetas a sus esposos.
25Esposos, amen a sus esposas como Cristo amó a la iglesia y dio su vida por ella.
26Esto lo hizo para santificarla, purificándola con el baño del agua acompañado de la palabra
27para presentársela a sí mismo como una iglesia gloriosa, sin mancha ni arruga ni nada parecido, sino santa y perfecta.
28De la misma manera deben los esposos amar a sus esposas como a su propio cuerpo. El que ama a su esposa, se ama a sí mismo.
29Porque nadie odia su propio cuerpo, sino que lo alimenta y lo cuida, como Cristo hace con la iglesia,
30porque ella es su cuerpo. Y nosotros somos miembros de ese cuerpo.
31"Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su esposa, y los dos serán como una sola persona."
32Aquí se muestra cuán grande es el designio secreto de Dios. Y yo lo refiero a Cristo y a la iglesia.
33En todo caso, que cada uno de ustedes ame a su esposa como a sí mismo, y que la esposa respete al esposo.
Infidelidad de Jerusalén Ezequiel 16
1El Señor se dirigió a mí, y me dijo:
2"Tú, hombre, hazle ver a Jerusalén las cosas tan detestables que ha hecho.
3Dile: 'Esto dice el Señor: Por lo que toca a tu origen, tú, Jerusalén, eres cananea de nacimiento; tu padre fue amorreo y tu madre hitita.
4El día en que naciste no te cortaron el ombligo, ni te bañaron, ni te frotaron con sal, ni te fajaron.
5Nadie tuvo compasión de ti ni se preocupó de hacerte esas cosas. El día en que naciste, te dejaron tirada en el campo porque sentían asco de ti.
6Yo pasé junto a ti, y al verte pataleando en tu sangre, decidí que debías vivir.
7Te hice crecer como una planta del campo. Te desarrollaste, llegaste a ser grande y te hiciste mujer. Tus pechos se hicieron firmes, y el vello te brotó. Pero estabas completamente desnuda.
8'Volví a pasar junto a ti, y te miré; estabas ya en la edad del amor. Extendí mi manto sobre ti, y cubrí tu cuerpo desnudo, y me comprometí contigo; hice una alianza contigo, y fuiste mía. Yo, el Señor, lo afirmo.
9Y te bañé, te limpié la sangre y te perfumé;
10te puse un vestido de bellos colores y sandalias de cuero fino; te di un cinturón de lino y un vestido de finos tejidos;
11te adorné con joyas, te puse brazaletes en los brazos y un collar en el cuello;
12te puse un anillo en la nariz, aretes en las orejas y una hermosa corona en la cabeza.
13Quedaste cubierta de oro y plata; tus vestidos eran de lino, de finos tejidos y de telas de bellos colores. Te alimentabas con el mejor pan, y con miel y aceite de oliva. Llegaste a ser muy hermosa: te convertiste en una reina.
14Te hiciste famosa entre las naciones por tu belleza, que era perfecta por el encanto con que te adorné. Yo, el Señor, lo afirmo.
15'Pero confiaste en tu belleza y te aprovechaste de tu fama para convertirte en una prostituta, entregando tu cuerpo a todo el que pasaba.
16Con tus vestidos hiciste tiendas de culto pagano en las colinas, y te prostituiste en ellas.
17Tomaste las joyas de oro y de plata que yo te había regalado, e hiciste figuras de hombres para prostituirte con ellos;
18les pusiste tus vestidos de bellos colores y les ofreciste mi aceite y mi incienso.
19El pan que yo te había dado, que era de la mejor harina, y el aceite y la miel con que yo te había alimentado, se los ofreciste a ellos como ofrenda de olor agradable. Yo, el Señor, lo afirmo.
20'Tomaste también a los hijos e hijas que tuve contigo, y los sacrificaste a esos ídolos como alimento para ellos. ¿Te parecía poco haberte convertido en prostituta,
21que además sacrificaste a mis hijos entregándolos a morir quemados en honor de esos ídolos?
22Con tu detestable vida de prostituta ya no te acuerdas de cuando eras niña y estabas completamente desnuda, pataleando en tu propia sangre.
23'Esto afirmo yo, el Señor: ¡Ay de ti! Además de todos los males que hiciste,
24te construiste en todo sitio despejado un lugar donde dar culto a los ídolos y entregarte a la prostitución.
25Al término de todo camino construiste tales lugares, y convertiste tu belleza en algo detestable ofreciendo tu cuerpo a todo el que pasaba, en continuos actos de prostitución.
26Practicaste la prostitución con tus vecinos, esos egipcios de gran potencia sexual, y provocaste mi ira con tus continuos actos de prostitución.
27'Entonces levanté la mano para castigarte: te hice pasar privaciones y te entregué a las ciudades filisteas, que te odian y que estaban disgustadas por tu conducta vergonzosa.
28Pero no contenta con eso, te entregaste a la prostitución con los asirios; y ni aun así quedaste satisfecha.
29Y seguiste entregándote a la prostitución en Babilonia, tierra de comerciantes; y ni aun así quedaste satisfecha.
30Yo, el Señor, afirmo: ¡Qué enfermo tenías el corazón para cometer todos esos actos propios de una prostituta desvergonzada!
31Al término de todo camino y en todo sitio despejado, te construiste un altar donde dar culto a los ídolos y entregarte a la prostitución. Pero tú no te portabas como las prostitutas: ¡tú no cobrabas!
32'La mujer que es infiel a su marido, recibe a extraños.
33A toda prostituta se le da una paga; pero tú eras más bien la que dabas regalos a todos tus amantes y les pagabas para que vinieran de todas partes a pecar contigo.
34En tu prostitución has hecho lo contrario de lo que hacen otras mujeres: nadie te busca para pecar, ni ellos te pagan a ti, sino que tú les pagas a ellos. ¡Solo en eso eres diferente!
35'Por eso, escucha, prostituta, mi palabra:
36Yo, el Señor, te digo: Tú has descubierto desvergonzadamente tu cuerpo para entregarte a la prostitución con tus amantes y con todos tus detestables ídolos, y has derramado la sangre de tus hijos que ofreciste en sacrificio.
37Por eso, yo voy a reunir a todos los amantes que has complacido, a todos los que amaste y a todos los que odiaste; los reuniré alrededor de ti, y delante de ellos descubriré tu cuerpo para que te vean completamente desnuda.
38Te juzgaré por adulterio y asesinato, y con ira y celo te entregaré a la muerte.
39Te dejaré en manos de ellos, para que destruyan tus lugares de prostitución y de culto a los ídolos. Te arrancarán tus vestidos y tus magníficos adornos, y te dejarán completamente desnuda.
40Levantarán al pueblo contra ti, te apedrearán y te matarán con sus espadas.
41Prenderán fuego a tus casas y ejecutarán la sentencia contra ti delante de muchas mujeres. Pondré fin a tu prostitución, y no volverás a pagar más a tus amantes.
42Entonces mi ira contra ti quedará satisfecha y mis celos se calmarán; me tranquilizaré y ya no estaré enojado.
43Tú te olvidaste de cuando eras joven, y me irritaste con todas tus acciones infames y detestables; por lo tanto, yo te castigaré por esa conducta tuya. Yo, el Señor, lo afirmo.
De tal madre, tal hija
44'Todos los amigos de decir refranes, dirán refiriéndose a ti: De tal madre, tal hija.
45Tú eres hija de una madre que odiaba a su marido y a sus hijos, y también tus hermanas odiaban a sus maridos y a sus hijos. La madre de todas ustedes era hitita, y su padre, amorreo.
46Al norte estaba tu hermana mayor, la ciudad de Samaria, con sus aldeas; al sur, tu hermana menor, la ciudad de Sodoma, también con sus aldeas.
47Y tú seguiste su ejemplo y cometiste sus mismas acciones detestables. Y no satisfecha con esto, tu conducta fue peor que la de ellas.
48Yo, el Señor, lo juro por mi vida: ni tu hermana Sodoma ni sus aldeas hicieron lo que tú y tus aldeas han hecho.
49Este fue el pecado de tu hermana Sodoma: ella y sus aldeas se sentían orgullosas de tener abundancia de alimentos y de gozar de comodidad, pero nunca ayudaron al pobre y al necesitado.
50Se volvieron orgullosas y cometieron cosas que yo detesto; por eso las destruí, como has visto.
51En cuanto a Samaria, no cometió ni la mitad de tus pecados. Tú has hecho más cosas detestables que ellas; tantas que, a tu lado, ellas parecen inocentes.
52Tú tendrás que soportar tu humillación, pues al cometer pecados más detestables que tus hermanas, las hiciste parecer inocentes. Tú tendrás que sufrir esa vergüenza y soportar tu humillación, pues hiciste parecer inocentes a tus hermanas.
53'Yo devolveré la prosperidad a Sodoma y Samaria, y a sus aldeas; y también a ti volveré a darte prosperidad,
54pero tendrás que soportar tu humillación y avergonzarte de lo que hiciste, con lo cual tú serás para ellas motivo de consuelo.
55Y cuando Sodoma y Samaria y sus aldeas vuelvan a ser lo que antes fueron, también tú y tus aldeas volverán a serlo.
56Tú te burlabas del castigo de tu hermana Sodoma, cuando te sentías tan orgullosa
57y todavía no se había puesto al descubierto tu maldad; pero ahora las ciudades edomitas y filisteas, todas tus vecinas, te insultan; ¡todo el mundo te desprecia!
58Ahora tienes que soportar el castigo de tus acciones malas y detestables. Yo, el Señor, lo afirmo.
59'Yo, el Señor, digo: Te voy a dar tu merecido, pues faltaste a tu juramento y no cumpliste la alianza.
60Pero yo sí me acordaré de la alianza que hice contigo cuando eras joven, y haré contigo una alianza eterna.
61Cuando yo te dé como hijas a tu hermana mayor y a tu hermana menor, a pesar de que la alianza no me obliga a ello, tú te acordarás de tu conducta pasada y sentirás vergüenza.
62Yo renovaré mi alianza contigo, y reconocerás que yo soy el Señor.
63Tú te acordarás, y sentirás tanta vergüenza y humillación que no volverás a abrir la boca cuando yo te perdone todo lo que has hecho. Yo, el Señor, lo afirmo.' "
El Señor confía una misión a Ciro Isaías 45
1El Señor consagró a Ciro como rey,
lo tomó de la mano
para que dominara las naciones
y desarmara a los reyes.
El Señor hace que delante de Ciro
se abran las puertas de las ciudades
sin que nadie pueda cerrárselas.
Y ahora le dice:
2"Yo iré delante de ti,
derribaré las alturas,
romperé las puertas de bronce
y haré pedazos las barras de hierro.
3Yo te entregaré tesoros escondidos,
riquezas guardadas en lugares secretos,
para que sepas que yo soy el Señor,
el Dios de Israel, que te llama por tu nombre.
4Por consideración a mi siervo Jacob,
al pueblo de Israel, que he elegido,
te he llamado por tu nombre
y te he dado el título de honor que tienes,
sin que tú me conocieras.
5Yo soy el Señor, no hay otro;
fuera de mí no hay Dios.
Yo te he preparado para la lucha
sin que tú me conocieras,
6para que sepan todos, de oriente a occidente,
que fuera de mí no hay ningún otro.
Yo soy el Señor, no hay otro.
7Yo creo la luz y la oscuridad,
produzco el bienestar y la desgracia.
Yo, el Señor, hago todas estas cosas.
El poder soberano de Dios
8"Yo enviaré de lo alto mi victoria,
como rocío del cielo y lluvia de las nubes,
y la tierra la recibirá;
como fruto producirá la salvación
y a su lado florecerá la justicia."
9Una vasija de barro, igual a otra cualquiera,
no se pone a discutir con quien la hizo.
El barro no dice al que lo trabaja:
"¿Qué estás haciendo?",
ni el objeto hecho por él le dice:
"Tú no sabes trabajar."
10Tampoco puede un hijo reprochar a sus padres
el haberlo traído a este mundo.
11El Señor, el Dios Santo de Israel,
quien lo formó, dice:
"¿Van acaso ustedes a pedirme cuentas de mis hijos,
o a darme lecciones de cómo hacer mis cosas?
12Yo creé la tierra y sus habitantes,
extendí el cielo con mis manos
y mandé que aparecieran todos los astros.
13Yo hice aparecer a Ciro para que triunfe,
y voy a hacerle fáciles todos los caminos;
él reconstruirá mi ciudad
y dejará en libertad a mis desterrados,
sin exigir pago ni compensación."
El Señor todopoderoso ha hablado.
14El Señor dice a Israel:
"Los campesinos de Egipto,
los comerciantes de Etiopía,
y la gente de Sabá, de alta estatura,
se rendirán a ti y serán esclavos tuyos;
irán encadenados detrás de ti,
se arrodillarán delante de ti y te suplicarán:
'Ciertamente que Dios está entre ustedes,
y no hay más, no hay otro dios.' "
15Sin embargo, tú eres un Dios invisible,
Dios salvador de Israel.
16Todos los que hacen ídolos
quedarán avergonzados, humillados y en ridículo.
17Pero a Israel lo salvó el Señor,
lo salvó para siempre,
y jamás quedará avergonzado ni humillado.
18El creador del cielo,
el que es Dios y Señor,
el que hizo la tierra y la formó,
el que la afirmó,
el que la creó, no para que estuviera vacía
sino para que tuviera habitantes, dice:
"Yo soy el Señor, y no hay otro.
19Yo no hablo en secreto ni en lugares oscuros de la tierra.
Yo no digo a los descendientes de Jacob:
'Búsquenme donde no hay nada.'
Yo, el Señor, hablo la verdad,
digo lo que es justo.
El Señor se enfrenta a los ídolos
20"Reúnanse y vengan,
acérquense todos los sobrevivientes de los pueblos.
Son unos ignorantes quienes llevan en procesión
sus ídolos de madera
y se ponen a orar a un dios
que no puede salvarlos.
21Hablen y presenten sus pruebas,
consúltense, si quieren, unos con otros:
¿Quién predijo estas cosas desde el principio?
¿Quién las anunció desde hace tiempo?
¿No fui acaso yo, el Señor?
Y no hay Dios fuera de mí.
Fuera de mí no hay Dios victorioso y salvador.
22"Vengan a mí, que yo los salvaré,
pueblos del extremo de la tierra,
pues yo soy Dios, y no hay otro.
23Yo lo juré por mí mismo,
hice una promesa de triunfo,
y esa promesa se cumplirá:
que ante mí todos doblarán la rodilla,
y por mí jurarán todos
24y dirán: 'Solamente en el Señor
están la victoria y el poder.'
Todos los que me odian
quedarán en ridículo.
25Gracias a mí, todo el pueblo de Israel
saldrá triunfante y estará orgulloso de mí."
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