el trece de noviembre - Santiago 1, Jeremías 21-22 y Salmo 129

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Carta de
SANTIAGO

Saludo

Santiago 1 1Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, saluda a las doce tribus de Israel esparcidas por todo el mundo.

Fortaleza en las pruebas

2Hermanos míos, ustedes deben tenerse por muy dichosos cuando se vean sometidos a pruebas de toda clase. 3Pues ya saben que cuando su fe es puesta a prueba, ustedes aprenden a soportar con fortaleza el sufrimiento. 4Pero procuren que esa fortaleza los lleve a la perfección, a la madurez plena, sin que les falte nada.
5Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará; pues Dios da a todos sin limitación y sin hacer reproche alguno. 6Pero tiene que pedir con fe, sin dudar nada; porque el que duda es como una ola del mar, que el viento lleva de un lado a otro. 7Quien es así, no crea que va a recibir nada del Señor, 8porque hoy piensa una cosa y mañana otra, y no es constante en su conducta.
9El hermano de condición humilde debe sentirse orgulloso de ser enaltecido por Dios; 10y el rico de ser humillado. Porque el rico es como la flor de la hierba, que no permanece. 11Cuando el sol sale y calienta con fuerza, la hierba se seca, su flor se cae y su belleza se pierde. Así también, el rico desaparecerá en medio de sus negocios.
12Dichoso el hombre que soporta la prueba con fortaleza, porque al salir aprobado recibirá como premio la vida, que es la corona que Dios ha prometido a los que lo aman. 13Cuando alguno se sienta tentado a hacer lo malo, no piense que es tentado por Dios, porque Dios ni siente la tentación de hacer lo malo, ni tienta a nadie para que lo haga. 14Al contrario, uno es tentado por sus propios malos deseos, que lo atraen y lo seducen. 15De estos malos deseos nace el pecado; y del pecado, cuando llega a su completo desarrollo, nace la muerte.
16Queridos hermanos míos, no se engañen: 17todo lo bueno y perfecto que se nos da, viene de arriba, de Dios, que creó los astros del cielo. Dios es siempre el mismo: en él no hay variaciones ni oscurecimientos. 18Él, porque así lo quiso, nos dio vida mediante el mensaje de la verdad, para que seamos los primeros frutos de su creación.

Necesidad de poner en práctica el mensaje

19Recuerden esto, queridos hermanos: todos ustedes deben estar listos para escuchar; en cambio deben ser lentos para hablar y para enojarse. 20Porque el hombre enojado no hace lo que es justo ante Dios. 21Así pues, despójense ustedes de toda impureza y de la maldad que tanto abunda, y acepten humildemente el mensaje que ha sido sembrado; pues ese mensaje tiene poder para salvarlos.
22Pero no basta con oir el mensaje; hay que ponerlo en práctica, pues de lo contrario se estarían engañando ustedes mismos. 23El que solamente oye el mensaje, y no lo practica, es como el hombre que se mira la cara en un espejo: 24se ve a sí mismo, pero en cuanto da la vuelta se olvida de cómo es. 25Pero el que no olvida lo que oye, sino que se fija atentamente en la ley perfecta de la libertad, y permanece firme cumpliendo lo que ella manda, será feliz en lo que hace.
26Si alguno cree ser religioso, pero no sabe poner freno a su lengua, se engaña a sí mismo y su religión no sirve de nada. 27La religión pura y sin mancha delante de Dios el Padre es esta: ayudar a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y no mancharse con la maldad del mundo.


Anuncio del castigo a Jerusalén

Jeremías 21 1-2El rey Sedequías envió a Pashur, hijo de Malquías, y al sacerdote Sofonías, hijo de Maaseías, a ver a Jeremías y a decirle: "Por favor, consulta al Señor por nosotros, porque Nabucodonosor, rey de Babilonia, nos está atacando. Tal vez quiera el Señor hacer uno de sus milagros y obligue a Nabucodonosor a retirarse."
Entonces habló el Señor a Jeremías, 3y este respondió a los enviados de Sedequías: "Díganle a Sedequías 4que el Señor, el Dios de Israel, dice: 'Voy a hacer retroceder a las tropas con las que, fuera de las murallas, están ustedes respondiendo al ataque del rey de Babilonia y de los caldeos, y las reuniré en medio de esta ciudad. 5Yo mismo pelearé contra ustedes, con gran despliegue de poder y con ardiente ira y gran furor. 6Mataré a todos los habitantes de esta ciudad; hombres y animales morirán de una peste terrible. 7Después entregaré a Sedequías, rey de Judá, en manos de Nabucodonosor y de sus otros enemigos mortales, junto con sus oficiales y tropas y la gente que haya quedado con vida en la ciudad después de la peste, la guerra y el hambre. Yo haré que los maten a filo de espada, sin piedad ni compasión. Yo, el Señor, lo afirmo.
8'Anuncia también al pueblo que yo, el Señor, digo: Les doy a escoger entre el camino de la vida y el camino de la muerte. 9El que se quede en esta ciudad morirá en la guerra, o de hambre o de peste. En cambio, el que salga y se entregue a los caldeos que están ahora atacando la ciudad, no morirá; al menos podrá salvar su vida. 10Porque yo he decidido traer mal en vez de bien sobre esta ciudad. Voy a entregársela al rey de Babilonia, y él le prenderá fuego. Yo, el Señor, lo afirmo.

Anuncio contra el rey de Judá

11-12'A la casa real de Judá, a la casa del rey David, dile de mi parte:

Escucha el mensaje del Señor:
Haz justicia todos los días;
libra de explotadores a los oprimidos,
no sea que, por tus malas acciones,
mi enojo se encienda como un fuego
y arda sin que nadie pueda apagarlo.

Anuncio de castigo a Jerusalén


13'Ciudad que dominas el valle,
como peñasco en la llanura,
yo, el Señor, me declaro contra ti.
Ustedes dicen: ¿Quién podrá atacarnos?
¿Quién podrá llegar hasta nuestro refugio?
14Yo los castigaré como merecen sus acciones;
prenderé fuego a sus bosques,
y ese fuego devorará todos los alrededores.
Yo, el Señor, lo afirmo.'  "

Mensaje a la casa real de Judá

Jeremías 22 1El Señor me dijo: "Baja al palacio real y proclama este mensaje 2ante el rey de Judá, que está sentado en el trono de David, y ante sus funcionarios y la gente de la ciudad: 'Escuchen la palabra del Señor. 3Practiquen en este lugar la justicia y la rectitud, libren del explotador al oprimido, no humillen ni maltraten a los extranjeros, los huérfanos y las viudas. No maten gente extranjera en este lugar. 4Si de veras hacen esto que les mando, seguirá habiendo reyes que ocupen el trono de David, los cuales entrarán en carrozas y a caballo por las puertas de este palacio, acompañados de los funcionarios y del pueblo. 5Pero si no hacen caso de estas advertencias, este palacio quedará convertido en ruinas. Yo, el Señor, lo afirmo.'  "
6Porque el Señor dice acerca del palacio del rey de Judá:

"Tú eres para mí como el monte Galaad,
como la cumbre del Líbano,
pero juro que te convertiré en desierto,
en un lugar sin habitantes.
7Voy a enviar gente armada contra ti,
con la misión de destruirte.
Cortarán tus hermosas columnas de cedro
y las echarán al fuego.

8"Gentes de muchas naciones pasarán después junto a esta ciudad, y se preguntarán unos a otros: '¿Por qué trató así el Señor a esta ciudad tan grande?' 9Y responderán: 'Porque abandonaron la alianza que el Señor, su Dios, había hecho con ellos, y adoraron y dieron culto a otros dioses.'  "

Mensaje de Jeremías acerca de Salum (Joacaz)


10-11No lloren por el rey Josías,
no lloren por su muerte;
lloren más bien por su hijo Salum,
que se va para no volver;
ya no verá más su tierra natal.

Pues el Señor dice acerca de Salum, hijo de Josías, rey de Judá, que ocupó el trono después de su padre, y que salió de este lugar: "No regresará, 12sino que morirá en el país adonde lo llevaron desterrado, y no volverá a ver este país.

Mensaje acerca de Joaquim


13"¡Ay de ti, que a base de maldad e injusticias
construyes tu palacio y tus altos edificios,
que haces trabajar a los demás
sin pagarles sus salarios!
14Que dices: 'Voy a construirme un gran palacio,
con amplias salas en el piso superior.'
Y le abres ventanas,
recubres de cedro sus paredes
y lo pintas de rojo.
15¿Piensas que ser rey
consiste en vivir rodeado de cedro?
Tu padre gozó de la vida;
pero actuaba con justicia y rectitud,
y por eso le fue bien.
16Defendía los derechos de pobres y oprimidos,
y por eso le fue bien.
Eso es lo que se llama conocerme.
Yo, el Señor, lo afirmo.

17"Pero tú solo te preocupas
por las ganancias mal habidas;
haces morir al inocente,
y oprimes y explotas a tu pueblo."

18El Señor dice acerca de Joaquim, hijo de Josías, rey de Judá:

"No habrá nadie que llore su muerte.
No habrá nadie que llore y diga:
'¡Ay, hermano! ¡Ay, hermana!
¡Ay, Señor! ¡Ay, Majestad!'
19Lo enterrarán como a un asno:
lo arrastrarán y lo echarán
fuera de Jerusalén."

Mensaje acerca de Jerusalén


20"¡Judá, sube al monte Líbano y grita!
¡Levanta la voz en las montañas de Basán!
¡Grita desde las colinas de Abarim,
pues todos tus amantes han sido derrotados!
21Yo te hablé en el tiempo de tu prosperidad,
pero no quisiste oírme.
Así lo has hecho desde tu juventud:
¡no has querido escuchar mi voz!
22El viento arrastrará a todos tus jefes,
y tus amantes irán al destierro.
Quedarás avergonzada y humillada
por causa de todas tus maldades.
23Tú estás ahora tranquila en tu nido,
entre los cedros traídos del Líbano,
¡pero ya sufrirás cuando te vengan dolores,
dolores como de parto!"

Mensaje de Dios al rey Jeconías

24El Señor ha dicho a Jeconías, hijo de Joaquim, rey de Judá: "Lo juro por mi vida: Aunque fueras un anillo de sellar puesto en mi mano derecha, te arrancaría de ahí 25para entregarte a tus enemigos mortales, a los que tú tanto temes. Te entregaré a Nabucodonosor, rey de Babilonia, y a los caldeos. 26Y te arrojaré a ti y a tu madre a una tierra que no los vio nacer, y allá morirán los dos." 27Así que ellos no volverán a la tierra a la que tanto desearán volver.

Exclamación del profeta


28¿Es Jeconías una vasija rota e inútil,
un trasto que nadie quiere?
¿Por qué son lanzados él y sus hijos
a una tierra desconocida?
29¡Tierra, tierra, tierra;
escucha la palabra del Señor!

30El Señor dice:
"Anoten a este hombre en los registros
como un hombre sin hijos,
como un hombre que fracasó en la vida.
Porque ninguno de sus descendientes
llegará a ocupar el trono de David
para reinar de nuevo en Judá."


SALMO 129 (128)

El Señor da libertad


1Por muchas angustias he pasado desde mi juventud
--que lo diga ahora Israel--,
2por muchas angustias he pasado desde mi juventud,
pero no han podido conmigo.
3Me han herido la espalda con azotes,
y me han abierto grandes surcos,
4pero el Señor, que es justo,
me ha librado del dominio de los malvados.

5¡Que sean avergonzados y huyan
los enemigos de Sión!
6¡Que sean como la hierba que crece en los tejados,
que antes de arrancarla se marchita!
7Hierba que nunca llena las manos
del que cosecha el trigo y lo ata en manojos;
8hierba de la que nadie que pase dirá:
"¡El Señor los ha bendecido!"

Nosotros los bendecimos a ustedes
en el nombre del Señor.

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