Jesús
es sentenciado a muerte
(Mt 27.15-31; Mc 15.6-20; Lc 23.13-25)
San Juan 18 Después de hacer
esta pregunta, Pilato salió otra vez a hablar con los
judíos, y les dijo:
--Yo no encuentro ningún delito en este hombre. 39Pero
ustedes tienen la costumbre de que yo les suelte un preso
durante la fiesta de la Pascua: ¿quieren que les deje
libre al Rey de los judíos?
40Todos
volvieron a gritar:
--¡A ese no! ¡Suelta a Barrabás!
Y
Barrabás era un bandido.
San Juan 19 1Pilato
tomó entonces a Jesús y mandó azotarlo. 2Los
soldados trenzaron una corona de espinas, la pusieron en
la cabeza de Jesús y lo vistieron con una capa de color
rojo oscuro. 3Luego se acercaron a él,
diciendo:
--¡Viva el Rey de los judíos!
Y
le pegaban en la cara.
4Pilato
volvió a salir, y les dijo:
--Miren, aquí lo traigo, para que se den cuenta de que
no encuentro en él ningún delito.
5Salió,
pues, Jesús, con la corona de espinas en la cabeza y
vestido con aquella capa de color rojo oscuro. Pilato
dijo:
--¡Ahí tienen a este hombre!
6Cuando
lo vieron los jefes de los sacerdotes y los guardianes
del templo, comenzaron a gritar:
--¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!
Pilato les dijo:
--Pues llévenselo y crucifíquenlo ustedes, porque yo no
encuentro ningún delito en él.
7Las
autoridades judías le contestaron:
--Nosotros tenemos una ley, y según nuestra ley debe
morir, porque se ha hecho pasar por Hijo de Dios.
8Al
oir esto, Pilato tuvo más miedo todavía. 9Entró
de nuevo en el palacio y le preguntó a Jesús:
--¿De dónde eres tú?
Pero Jesús no le contestó nada. 10Pilato le
dijo:
--¿Es que no me vas a contestar? ¿No sabes que tengo
autoridad para crucificarte, lo mismo que para ponerte en
libertad?
11Entonces
Jesús le contestó:
--No tendrías ninguna autoridad sobre mí, si Dios no te
lo hubiera permitido; por eso, el que me entregó a ti es
más culpable de pecado que tú.
12Desde
aquel momento, Pilato buscaba la manera de dejar libre a
Jesús; pero los judíos le gritaron:
--¡Si lo dejas libre, no eres amigo del emperador!
¡Cualquiera que se hace rey, es enemigo del emperador!
13Pilato,
al oir esto, sacó a Jesús, y luego se sentó en el
tribunal, en el lugar que en hebreo se llamaba Gabatá,
que quiere decir El Empedrado. 14Era el día
antes de la Pascua, como al mediodía. Pilato dijo a los
judíos:
--¡Ahí tienen a su rey!
15Pero
ellos gritaron:
--¡Fuera! ¡Fuera! ¡Crucifícalo!
Pilato les preguntó:
--¿Acaso voy a crucificar a su rey?
Y
los jefes de los sacerdotes le contestaron:
--¡Nosotros no tenemos más rey que el emperador!
16Entonces
Pilato les entregó a Jesús para que lo crucificaran, y
ellos se lo llevaron.
Reinado de Ezequías
(2 R 18.1-3)
2 Crónicas 29 1Ezequías
empezó a reinar cuando tenía veinticinco años de edad,
y reinó en Jerusalén veintinueve años. Su madre se
llamaba Abí, y era hija de Zacarías. 2Los
hechos de Ezequías fueron rectos a los ojos del Señor,
como todos los de su antepasado David. 3Él
fue quien en el mes primero del primer año de su reinado
abrió las puertas del templo del Señor, y las reparó. 4Luego
llamó a los sacerdotes y levitas, los reunió en la
plaza oriental 5y les dijo: "Levitas,
escúchenme: purifíquense ahora, y purifiquen también
el templo del Señor, Dios de sus antepasados. Saquen del
santuario todo lo que sea impuro. 6Porque
nuestros antepasados fueron infieles, sus actos fueron
malos a los ojos del Señor nuestro Dios, y lo
abandonaron. Apartaron su vista y despreciaron el lugar
donde reside el Señor. 7Cerraron las puertas
del vestíbulo, apagaron las lámparas, y dejaron de
quemar incienso y de ofrecer holocaustos en el santuario
al Dios de Israel. 8Por eso, el Señor se
enojó con Judá y Jerusalén, y las dejó convertidas en
algo que causaba terror y espanto, como lo han visto
ustedes con sus propios ojos. 9Por eso,
nuestros padres cayeron muertos en la guerra, y nuestros
hijos e hijas y nuestras esposas fueron llevados
prisioneros. 10Así pues, he decidido hacer
una alianza con el Señor, Dios de Israel, para que
aparte su ira de nosotros. 11Por consiguiente,
hijos míos, no se den descanso, porque el Señor los ha
escogido para que estén siempre a su disposición y le
sirvan, y para que le ofrezcan incienso."
12Los
levitas que inmediatamente empezaron a trabajar fueron
los siguientes: de los descendientes de Quehat, Máhat
hijo de Amasai y Joel hijo de Azarías; de los de
Merarí, Quis hijo de Abdí y Azarías hijo de Jehaleel;
de los de Guersón, Joah hijo de Zimá y Edén hijo de
Joah; 13de los de Elisafán, Simrí y Jehiel;
de los de Asaf, Zacarías y Matanías; 14de
los de Hemán, Jehiel y Simí, y de los de Jedutún,
Semaías y Uziel. 15Primero reunieron a sus
parientes y se purificaron todos; luego entraron en el
templo para purificarlo, según la orden que el rey les
había dado de acuerdo con el mandato del Señor.
16Después
penetraron los sacerdotes en el interior del templo para
purificarlo. Sacaron al atrio del templo todas las cosas
impuras que encontraron en el edificio interior, y los
levitas las llevaron al arroyo Cedrón. 17Comenzaron
a hacer la purificación el día primero del primer mes,
y para el día ocho del mes ya habían llegado al
vestíbulo del templo del Señor. El resto del templo lo
purificaron en otros ocho días, y para el día
dieciséis ya habían terminado. 18Después
entraron en el palacio del rey Ezequías, y le dijeron:
"Ya hemos purificado todo el templo: el altar de los
holocaustos con todos sus utensilios, y la mesa para los
panes consagrados con todos sus utensilios. 19También
hemos ordenado y purificado todos los utensilios que el
rey Ahaz, durante su reinado, había desechado por causa
de su infidelidad, y ahora están ya delante del altar
del Señor."
20El
rey Ezequías se levantó muy temprano, reunió a las
autoridades de la ciudad y se fue al templo del Señor. 21Llevaban
siete becerros, siete carneros, siete corderos y siete
cabritos, como ofrenda por el pecado a favor de la
familia real, del templo y de Judá. El rey ordenó a los
sacerdotes, descendientes de Aarón, que los ofrecieran
en holocausto sobre el altar del Señor. 22Los
sacerdotes mataron los becerros, recogieron la sangre y
rociaron con ella el altar. Luego hicieron lo mismo con
los carneros, y también con los corderos.
23Después
llevaron los cabritos de la ofrenda por el pecado delante
del rey y de la comunidad, y ellos pusieron las manos
sobre los animales. 24A continuación, los
sacerdotes los mataron y derramaron su sangre sobre el
altar como ofrenda por el pecado, para obtener el perdón
de los pecados de todo Israel, pues el rey había
ordenado que el holocausto se ofreciera por todo Israel.
25Ezequías
también puso en el templo del Señor levitas con
platillos, salterios y cítaras, según la norma que
David, y Gad, vidente al servicio del rey, y el profeta
Natán habían dado. Porque aquella norma la había dado
el Señor por medio de sus profetas.
26Los
levitas estaban de pie con los instrumentos musicales de
David, y los sacerdotes con las trompetas. 27Entonces
Ezequías dispuso que se ofreciera el holocausto sobre el
altar. Y en el momento de comenzar el holocausto,
empezaron también los cantos en honor del Señor y el
toque de las trompetas, acompañados por los instrumentos
musicales del rey David. 28La comunidad estaba
de rodillas en actitud de adoración mientras el coro
cantaba y los sacerdotes tocaban las trompetas. Todo esto
duró hasta que se terminó el holocausto. 29Cuando
este terminó, el rey y todos los que lo acompañaban se
arrodillaron en actitud de adoración. 30Después
el rey Ezequías y las autoridades ordenaron a los
levitas que alabaran al Señor con los salmos de David y
del profeta Asaf. Y ellos lo hicieron con mucha alegría,
y también se arrodillaron en actitud de adoración.
31Luego
Ezequías dijo a la gente: "Ya que ustedes se han
consagrado ahora al Señor, acérquense y traigan
sacrificios y ofrendas de acción de gracias para el
templo del Señor." Entonces la comunidad llevó
sacrificios y ofrendas de acción de gracias, y los que
tuvieron voluntad de hacerlo, ofrecieron holocaustos. 32Los
animales que llevó la comunidad para los holocaustos
fueron setenta toros, cien carneros y doscientos
corderos. Todo era para ofrecerlo al Señor como
holocausto. 33El total de animales que
ofrecieron fue de seiscientas reses y tres mil cabezas de
ganado menor.
34Pero
como había pocos sacerdotes, y no alcanzaban a quitarles
la piel a todos los animales para los holocaustos,
tuvieron que ayudarles sus hermanos, los levitas, a
terminar la labor, hasta que los otros sacerdotes se
purificaron; porque los levitas se habían mostrado mejor
dispuestos a purificarse que los sacerdotes. 35Además,
había una gran cantidad de holocaustos que ofrecer, y la
grasa de los sacrificios de reconciliación, y las
ofrendas de vino que se hacían junto con los
holocaustos.
De este modo se restableció el culto en el templo del
Señor. 36Y tanto Ezequías como todo el
pueblo se alegraron de lo que Dios había hecho por el
pueblo, pues todo había sucedido con gran rapidez.
SALMO 85 (84)
¡Sálvanos otra vez!
1Señor,
tú has sido muy bueno con este país tuyo;
has
cambiado la suerte de Jacob;
2has
perdonado la maldad de tu pueblo
y
todos sus pecados;
3has
calmado por completo
tu
enojo y tu furor.
4Dios
y Salvador nuestro,
¡sálvanos
también ahora
y
no sigas enojado con nosotros!
5¿Acaso
vas a prolongar por siempre
tu
enojo contra nosotros?
6¿No
volverás a darnos vida,
para
que tu pueblo se alegre por ti?
7Oh
Señor, ¡muéstranos tu amor,
y
sálvanos!
8Escucharé
lo que el Señor va a decir;
pues
va a hablar de paz a su pueblo,
a
los que le son fieles,
para
que no vuelvan a hacer locuras.
9En
verdad, Dios está muy cerca,
para
salvar a los que le honran;
su
gloria vivirá en nuestra tierra.
10El
amor y la verdad se darán cita,
la
paz y la justicia se besarán,
11la
verdad brotará de la tierra
y
la justicia mirará desde el cielo.
12El
Señor mismo traerá la lluvia,
y
nuestra tierra dará su fruto.
13La
justicia irá delante de él,
y
le preparará el camino.
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