el dieciocho de septiembre - San Juan 18.38b-19.16, 2 Crónicas 29 y Salmo 85

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Jesús es sentenciado a muerte
(Mt 27.15-31; Mc 15.6-20; Lc 23.13-25)

San Juan 18 Después de hacer esta pregunta, Pilato salió otra vez a hablar con los judíos, y les dijo:
--Yo no encuentro ningún delito en este hombre. 39Pero ustedes tienen la costumbre de que yo les suelte un preso durante la fiesta de la Pascua: ¿quieren que les deje libre al Rey de los judíos?
40Todos volvieron a gritar:
--¡A ese no! ¡Suelta a Barrabás!
Y Barrabás era un bandido.
San Juan 19 1Pilato tomó entonces a Jesús y mandó azotarlo. 2Los soldados trenzaron una corona de espinas, la pusieron en la cabeza de Jesús y lo vistieron con una capa de color rojo oscuro. 3Luego se acercaron a él, diciendo:
--¡Viva el Rey de los judíos!
Y le pegaban en la cara.
4Pilato volvió a salir, y les dijo:
--Miren, aquí lo traigo, para que se den cuenta de que no encuentro en él ningún delito.
5Salió, pues, Jesús, con la corona de espinas en la cabeza y vestido con aquella capa de color rojo oscuro. Pilato dijo:
--¡Ahí tienen a este hombre!
6Cuando lo vieron los jefes de los sacerdotes y los guardianes del templo, comenzaron a gritar:
--¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!
Pilato les dijo:
--Pues llévenselo y crucifíquenlo ustedes, porque yo no encuentro ningún delito en él.
7Las autoridades judías le contestaron:
--Nosotros tenemos una ley, y según nuestra ley debe morir, porque se ha hecho pasar por Hijo de Dios.
8Al oir esto, Pilato tuvo más miedo todavía. 9Entró de nuevo en el palacio y le preguntó a Jesús:
--¿De dónde eres tú?
Pero Jesús no le contestó nada. 10Pilato le dijo:
--¿Es que no me vas a contestar? ¿No sabes que tengo autoridad para crucificarte, lo mismo que para ponerte en libertad?
11Entonces Jesús le contestó:
--No tendrías ninguna autoridad sobre mí, si Dios no te lo hubiera permitido; por eso, el que me entregó a ti es más culpable de pecado que tú.
12Desde aquel momento, Pilato buscaba la manera de dejar libre a Jesús; pero los judíos le gritaron:
--¡Si lo dejas libre, no eres amigo del emperador! ¡Cualquiera que se hace rey, es enemigo del emperador!
13Pilato, al oir esto, sacó a Jesús, y luego se sentó en el tribunal, en el lugar que en hebreo se llamaba Gabatá, que quiere decir El Empedrado. 14Era el día antes de la Pascua, como al mediodía. Pilato dijo a los judíos:
--¡Ahí tienen a su rey!
15Pero ellos gritaron:
--¡Fuera! ¡Fuera! ¡Crucifícalo!
Pilato les preguntó:
--¿Acaso voy a crucificar a su rey?
Y los jefes de los sacerdotes le contestaron:
--¡Nosotros no tenemos más rey que el emperador!
16Entonces Pilato les entregó a Jesús para que lo crucificaran, y ellos se lo llevaron.


Reinado de Ezequías
(2  R 18.1-3)

2 Crónicas 29 1Ezequías empezó a reinar cuando tenía veinticinco años de edad, y reinó en Jerusalén veintinueve años. Su madre se llamaba Abí, y era hija de Zacarías. 2Los hechos de Ezequías fueron rectos a los ojos del Señor, como todos los de su antepasado David. 3Él fue quien en el mes primero del primer año de su reinado abrió las puertas del templo del Señor, y las reparó. 4Luego llamó a los sacerdotes y levitas, los reunió en la plaza oriental 5y les dijo: "Levitas, escúchenme: purifíquense ahora, y purifiquen también el templo del Señor, Dios de sus antepasados. Saquen del santuario todo lo que sea impuro. 6Porque nuestros antepasados fueron infieles, sus actos fueron malos a los ojos del Señor nuestro Dios, y lo abandonaron. Apartaron su vista y despreciaron el lugar donde reside el Señor. 7Cerraron las puertas del vestíbulo, apagaron las lámparas, y dejaron de quemar incienso y de ofrecer holocaustos en el santuario al Dios de Israel. 8Por eso, el Señor se enojó con Judá y Jerusalén, y las dejó convertidas en algo que causaba terror y espanto, como lo han visto ustedes con sus propios ojos. 9Por eso, nuestros padres cayeron muertos en la guerra, y nuestros hijos e hijas y nuestras esposas fueron llevados prisioneros. 10Así pues, he decidido hacer una alianza con el Señor, Dios de Israel, para que aparte su ira de nosotros. 11Por consiguiente, hijos míos, no se den descanso, porque el Señor los ha escogido para que estén siempre a su disposición y le sirvan, y para que le ofrezcan incienso."
12Los levitas que inmediatamente empezaron a trabajar fueron los siguientes: de los descendientes de Quehat, Máhat hijo de Amasai y Joel hijo de Azarías; de los de Merarí, Quis hijo de Abdí y Azarías hijo de Jehaleel; de los de Guersón, Joah hijo de Zimá y Edén hijo de Joah; 13de los de Elisafán, Simrí y Jehiel; de los de Asaf, Zacarías y Matanías; 14de los de Hemán, Jehiel y Simí, y de los de Jedutún, Semaías y Uziel. 15Primero reunieron a sus parientes y se purificaron todos; luego entraron en el templo para purificarlo, según la orden que el rey les había dado de acuerdo con el mandato del Señor.
16Después penetraron los sacerdotes en el interior del templo para purificarlo. Sacaron al atrio del templo todas las cosas impuras que encontraron en el edificio interior, y los levitas las llevaron al arroyo Cedrón. 17Comenzaron a hacer la purificación el día primero del primer mes, y para el día ocho del mes ya habían llegado al vestíbulo del templo del Señor. El resto del templo lo purificaron en otros ocho días, y para el día dieciséis ya habían terminado. 18Después entraron en el palacio del rey Ezequías, y le dijeron: "Ya hemos purificado todo el templo: el altar de los holocaustos con todos sus utensilios, y la mesa para los panes consagrados con todos sus utensilios. 19También hemos ordenado y purificado todos los utensilios que el rey Ahaz, durante su reinado, había desechado por causa de su infidelidad, y ahora están ya delante del altar del Señor."
20El rey Ezequías se levantó muy temprano, reunió a las autoridades de la ciudad y se fue al templo del Señor. 21Llevaban siete becerros, siete carneros, siete corderos y siete cabritos, como ofrenda por el pecado a favor de la familia real, del templo y de Judá. El rey ordenó a los sacerdotes, descendientes de Aarón, que los ofrecieran en holocausto sobre el altar del Señor. 22Los sacerdotes mataron los becerros, recogieron la sangre y rociaron con ella el altar. Luego hicieron lo mismo con los carneros, y también con los corderos.
23Después llevaron los cabritos de la ofrenda por el pecado delante del rey y de la comunidad, y ellos pusieron las manos sobre los animales. 24A continuación, los sacerdotes los mataron y derramaron su sangre sobre el altar como ofrenda por el pecado, para obtener el perdón de los pecados de todo Israel, pues el rey había ordenado que el holocausto se ofreciera por todo Israel.
25Ezequías también puso en el templo del Señor levitas con platillos, salterios y cítaras, según la norma que David, y Gad, vidente al servicio del rey, y el profeta Natán habían dado. Porque aquella norma la había dado el Señor por medio de sus profetas.
26Los levitas estaban de pie con los instrumentos musicales de David, y los sacerdotes con las trompetas. 27Entonces Ezequías dispuso que se ofreciera el holocausto sobre el altar. Y en el momento de comenzar el holocausto, empezaron también los cantos en honor del Señor y el toque de las trompetas, acompañados por los instrumentos musicales del rey David. 28La comunidad estaba de rodillas en actitud de adoración mientras el coro cantaba y los sacerdotes tocaban las trompetas. Todo esto duró hasta que se terminó el holocausto. 29Cuando este terminó, el rey y todos los que lo acompañaban se arrodillaron en actitud de adoración. 30Después el rey Ezequías y las autoridades ordenaron a los levitas que alabaran al Señor con los salmos de David y del profeta Asaf. Y ellos lo hicieron con mucha alegría, y también se arrodillaron en actitud de adoración.
31Luego Ezequías dijo a la gente: "Ya que ustedes se han consagrado ahora al Señor, acérquense y traigan sacrificios y ofrendas de acción de gracias para el templo del Señor." Entonces la comunidad llevó sacrificios y ofrendas de acción de gracias, y los que tuvieron voluntad de hacerlo, ofrecieron holocaustos. 32Los animales que llevó la comunidad para los holocaustos fueron setenta toros, cien carneros y doscientos corderos. Todo era para ofrecerlo al Señor como holocausto. 33El total de animales que ofrecieron fue de seiscientas reses y tres mil cabezas de ganado menor.
34Pero como había pocos sacerdotes, y no alcanzaban a quitarles la piel a todos los animales para los holocaustos, tuvieron que ayudarles sus hermanos, los levitas, a terminar la labor, hasta que los otros sacerdotes se purificaron; porque los levitas se habían mostrado mejor dispuestos a purificarse que los sacerdotes. 35Además, había una gran cantidad de holocaustos que ofrecer, y la grasa de los sacrificios de reconciliación, y las ofrendas de vino que se hacían junto con los holocaustos.
De este modo se restableció el culto en el templo del Señor. 36Y tanto Ezequías como todo el pueblo se alegraron de lo que Dios había hecho por el pueblo, pues todo había sucedido con gran rapidez.


SALMO 85 (84)

¡Sálvanos otra vez!

1Señor, tú has sido muy bueno con este país tuyo;
has cambiado la suerte de Jacob;
2has perdonado la maldad de tu pueblo
y todos sus pecados;
3has calmado por completo
tu enojo y tu furor.

4Dios y Salvador nuestro,
¡sálvanos también ahora
y no sigas enojado con nosotros!
5¿Acaso vas a prolongar por siempre
tu enojo contra nosotros?
6¿No volverás a darnos vida,
para que tu pueblo se alegre por ti?
7Oh Señor, ¡muéstranos tu amor,
y sálvanos!

8Escucharé lo que el Señor va a decir;
pues va a hablar de paz a su pueblo,
a los que le son fieles,
para que no vuelvan a hacer locuras.
9En verdad, Dios está muy cerca,
para salvar a los que le honran;
su gloria vivirá en nuestra tierra.

10El amor y la verdad se darán cita,
la paz y la justicia se besarán,
11la verdad brotará de la tierra
y la justicia mirará desde el cielo.
12El Señor mismo traerá la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
13La justicia irá delante de él,
y le preparará el camino.

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