el catorce de septiembre - San Juan 16.4b-33, 2 Crónicas 24 y Salmo 81

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Lo que hace el Espíritu Santo

San Juan 16 "No les dije esto desde un principio porque yo estaba con ustedes. 5Pero ahora me voy para estar con el que me ha enviado, y ninguno de ustedes me pregunta a dónde voy; 6al contrario, se han puesto muy tristes porque les he dicho estas cosas. 7Pero les digo la verdad: es mejor para ustedes que yo me vaya. Porque si no me voy, el Defensor no vendrá para estar con ustedes; pero si me voy, yo se lo enviaré. 8Cuando él venga, mostrará claramente a la gente del mundo quién es pecador, quién es inocente, y quién recibe el juicio de Dios. 9Quién es pecador: el que no cree en mí; 10quién es inocente: yo, que voy al Padre, y ustedes ya no me verán; 11quién recibe el juicio de Dios: el que gobierna este mundo, que ya ha sido condenado.
12"Tengo mucho más que decirles, pero en este momento sería demasiado para ustedes. 13Cuando venga el Espíritu de la verdad, él los guiará a toda verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que dirá todo lo que oiga, y les hará saber las cosas que van a suceder. 14Él mostrará mi gloria, porque recibirá de lo que es mío y se lo dará a conocer a ustedes. 15Todo lo que el Padre tiene, es mío también; por eso dije que el Espíritu recibirá de lo que es mío y se lo dará a conocer a ustedes.
16"Dentro de poco, ustedes ya no me verán, pero un poco más tarde me volverán a ver."

La tristeza se cambiará en alegría

17Entonces algunos de sus discípulos se preguntaron unos a otros:
--¿Qué quiere decir con esto? Nos dice que dentro de poco ya no lo veremos, y que un poco más tarde lo volveremos a ver, y que es porque se va a donde está el Padre. 18¿Qué quiere decir con eso de 'dentro de poco'? No entendemos de qué está hablando.
19Jesús se dio cuenta de que querían hacerle preguntas, y les dijo:
--Yo les he dicho que dentro de poco ya no me verán, y que un poco más tarde me volverán a ver. ¿Es esto lo que se están preguntando ustedes? 20Les aseguro que ustedes llorarán y estarán tristes, mientras que la gente del mundo se alegrará. Sin embargo, aunque ustedes estén tristes, su tristeza se convertirá en alegría. 21Cuando una mujer va a dar a luz, se aflige porque le ha llegado la hora; pero después que nace la criatura, se olvida del dolor a causa de la alegría de que haya nacido un hombre en el mundo. 22Así también, ustedes se afligen ahora; pero yo volveré a verlos, y entonces su corazón se llenará de alegría, una alegría que nadie les podrá quitar.
23"En aquel día ya no me preguntarán nada. Les aseguro que el Padre les dará todo lo que le pidan en mi nombre. 24Hasta ahora, ustedes no han pedido nada en mi nombre; pidan y recibirán, para que su alegría sea completa.

Jesucristo, vencedor del mundo

25"Les he dicho estas cosas poniéndoles comparaciones; pero viene la hora en que ya no les pondré más comparaciones, sino que les hablaré claramente acerca del Padre. 26Aquel día, ustedes le pedirán en mi nombre; y no digo que yo voy a rogar por ustedes al Padre, 27porque el Padre mismo los ama. Los ama porque ustedes me aman a mí, y porque han creído que yo he venido de Dios. 28Salí de la presencia del Padre para venir a este mundo, y ahora dejo el mundo para volver al Padre."
29Entonces dijeron sus discípulos:
--Ahora sí estás hablando claramente, sin usar comparaciones. 30Ahora vemos que sabes todas las cosas y que no hay necesidad de que nadie te haga preguntas. Por esto creemos que has venido de Dios.
31Jesús les contestó:
--¿Así que ahora creen? 32Pues ya llega la hora, y es ahora mismo, cuando ustedes se dispersarán cada uno por su lado, y me dejarán solo. Pero no estoy solo, porque el Padre está conmigo. 33Les digo todo esto para que encuentren paz en su unión conmigo. En el mundo, ustedes habrán de sufrir; pero tengan valor: yo he vencido al mundo.


Reinado de Joás
(2  R 12.1-21)

2 Crónicas 24 1Joás tenía siete años cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén durante cuarenta años. Su madre se llamaba Sibiá, y era de Beerseba. 2Los hechos de Joás fueron rectos a los ojos del Señor, mientras vivió el sacerdote Joiadá. 3Joiadá lo casó con dos esposas, de las que Joás tuvo hijos e hijas.
4Algún tiempo después, Joás se propuso reparar el templo del Señor, 5para lo cual reunió a los sacerdotes y a los levitas y les dijo: "Salgan por las ciudades de Judá, y recojan de todos los israelitas dinero para reparar cada año el templo de Dios. Dense prisa en este asunto." Pero los levitas no se dieron prisa. 6Entonces el rey llamó al sumo sacerdote Joiadá y le dijo:
--¿Por qué no has procurado que los levitas traigan de Judá y Jerusalén la contribución que Moisés, el siervo del Señor, y la comunidad de Israel ordenaron recoger para la tienda de la alianza?
7Porque Atalía, que era la maldad misma, y sus seguidores, habían penetrado en el templo de Dios y habían tomado para el culto de sus ídolos todos los objetos del templo del Señor. 8Entonces el rey mandó hacer un cofre, y lo colocaron junto a la puerta del templo del Señor, por fuera. 9Luego anunciaron por todo Judá y Jerusalén que se debía llevar al Señor la contribución que Moisés, el siervo del Señor, había ordenado a Israel en el desierto. 10Y todos los jefes y todo el pueblo acudieron con gusto a depositar su contribución en el cofre, hasta llenarlo. 11Los levitas llevaban el cofre al rey, para que lo examinara; y cuando veían que ya había bastante dinero, llegaban el cronista del rey y un inspector designado por el sumo sacerdote y vaciaban el cofre, y luego lo tomaban y lo volvían a colocar en su lugar. Así lo hacían diariamente, y recogían mucho dinero. 12El rey y Joiadá entregaban ese dinero a los encargados de las obras del templo, para que contrataran canteros y carpinteros que repararan el templo del Señor. También debían contratar oficiales que trabajaran el hierro y el bronce, para reparar el templo. 13Los encargados de las obras se pusieron a trabajar, y en sus manos progresó de tal modo la obra de reparación, que restauraron el templo de Dios según los planos originales y lo dejaron en buen estado. 14Cuando terminaron, llevaron al rey y a Joiadá el dinero que sobró, y ellos mandaron hacer con él utensilios para el templo del Señor, tanto para los actos de culto como para holocaustos, y cucharones y otros utensilios de oro y plata. Mientras vivió Joiadá, se ofrecieron continuamente holocaustos en el templo del Señor.
15Pero Joiadá envejeció, y siendo ya de edad muy avanzada, murió. Al morir tenía ciento treinta años; 16y lo enterraron en la Ciudad de David, junto con los reyes, porque se había portado bien con Israel, con Dios y con su templo.
17Después de la muerte de Joiadá, llegaron los jefes de Judá y rindieron homenaje al rey. Él se dejó aconsejar de ellos, 18y ellos abandonaron el templo del Señor, Dios de sus antepasados, y dieron culto a las representaciones de Aserá y a otros ídolos. Por este pecado el Señor se enojó contra Judá y Jerusalén. 19Sin embargo, el Señor les envió profetas para hacer que se volvieran a él. Pero la gente no hizo caso a las amonestaciones de los profetas.
20Entonces Zacarías, hijo del sacerdote Joiadá, fue poseído por el espíritu de Dios, se puso de pie en un lugar elevado y dijo al pueblo: "Dios dice: '¿Por qué no obedecen ustedes mis mandamientos? ¿Por qué se buscan ustedes mismos su desgracia? ¡Puesto que ustedes me han abandonado a mí, yo también los abandonaré a ustedes!'  "
21Pero ellos se pusieron de acuerdo contra él, y lo apedrearon por orden del rey en el atrio del templo del Señor. 22El rey Joás olvidó la lealtad que Joiadá, el padre de Zacarías, le había demostrado, y mató a Zacarías, su hijo, quien en el momento de morir exclamó: "¡Que el Señor vea esto y pida cuentas por ello!"
23En la primavera, el ejército sirio lanzó un ataque contra Joás, y después de avanzar hasta Judá y Jerusalén, exterminaron a todos los jefes de la nación, la saquearon y enviaron todas las cosas al rey de Damasco. 24Solo había llegado un pequeño destacamento del ejército sirio, pero el Señor entregó en manos de ellos un ejército muy numeroso, por haber abandonado al Señor, Dios de sus antepasados. Así Joás sufrió el castigo merecido.
25Cuando los sirios se retiraron, dejándolo gravemente enfermo, sus funcionarios tramaron una conspiración contra él para vengar el asesinato del hijo del sacerdote Joiadá, y lo mataron en su propia cama. Después lo enterraron en la Ciudad de David, pero no en el panteón real. 26Los de la conspiración contra él fueron Zabad hijo de Simat, un amonita, y Jozabad hijo de Simrit, un moabita.
27Lo que se refiere a los hijos de Joás, a las muchas profecías contra él y a su restauración del templo de Dios, todo está escrito en el comentario del libro de los reyes. Después reinó en su lugar su hijo Amasías.


SALMO 81 (80)

Bondad de Dios y maldad de Israel

1¡Canten alegres a Dios, que es nuestra fuerza!
¡Alaben con gritos de alegría al Dios de Jacob!
2Canten al son del pandero,
de la dulce arpa y del salterio.
3Toquen la trompeta al llegar la luna nueva,
y también al llegar la luna llena,
que es el día de nuestra gran fiesta.
4Porque este es el mandamiento
que el Dios de Jacob dio a Israel;
5es el mandato dado a José
cuando Dios salió contra Egipto.

Oí una voz que yo no conocía:
6"Te he quitado la carga de los hombros,
te he aliviado del trabajo duro.
7En tu angustia me llamaste, y te salvé;
te contesté desde la nube que tronaba;
te puse a prueba junto a las aguas de Meribá.
8Escucha, pueblo mío, mi advertencia;
¡ojalá me obedezcas, Israel!
9No tengas dioses extranjeros;
no adores dioses extraños.
10Yo soy el Señor, tu Dios,
el que te sacó de la tierra de Egipto;
abre tu boca, y yo te satisfaré.

11"Pero mi pueblo no quiso oírme;
¡Israel no quiso obedecerme!
12Por eso los dejé seguir con su capricho,
y vivieron como mejor les pareció.
13¡Si mi pueblo me hubiera escuchado!
¡Si Israel hubiera seguido mis caminos,
14en un abrir y cerrar de ojos
yo habría humillado a sus enemigos
y castigado a sus contrarios!"

15Los que odian al Señor caerían aterrados,
y su condenación quedaría sellada.
16Dios alimentaría a su pueblo con lo mejor del trigo,
y con miel silvestre apagaría su sed.

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