el ocho de septiembre - San Juan 12.27-50, 2 Crónicas 16-17 y Salmo 78.1-20

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San Juan 12 27"¡Siento en este momento una angustia terrible! ¿Y qué voy a decir? ¿Diré: 'Padre, líbrame de esta angustia'? ¡Pero precisamente para esto he venido! 28Padre, glorifica tu nombre."
Entonces se oyó una voz del cielo, que decía: "Ya lo he glorificado, y lo voy a glorificar otra vez."
29La gente que estaba allí escuchando, decía que había sido un trueno; pero algunos afirmaban:
--Un ángel le ha hablado.
30Jesús les dijo:
--No fue por mí por quien se oyó esta voz, sino por ustedes. 31Este es el momento en que el mundo va a ser juzgado, y ahora será expulsado el que manda en este mundo. 32Pero cuando yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos a mí mismo.
33Con esto daba a entender de qué forma había de morir. 34La gente le contestó:
--Por la ley sabemos que el Mesías vivirá para siempre. ¿Cómo, pues, dices tú que el Hijo del hombre tiene que ser levantado? ¿Quién es ese Hijo del hombre?
35Jesús les dijo:
--Todavía estará entre ustedes la luz, pero solamente por un poco de tiempo. Anden, pues, mientras tienen esta luz, para que no les sorprenda la oscuridad; porque el que anda en oscuridad, no sabe por dónde va. 36Crean en la luz mientras todavía la tienen, para que pertenezcan a la luz.
Después de decir estas cosas, Jesús se fue y se escondió de ellos.

Por qué los judíos no creían en Jesús

37A pesar de que Jesús había hecho tan grandes señales milagrosas delante de ellos, no creían en él; 38pues tenía que cumplirse lo que escribió el profeta Isaías:
"Señor, ¿quién ha creído nuestro mensaje?
¿A quién ha revelado el Señor su poder?"
39Así que no podían creer, pues también escribió Isaías:
40"Dios les ha cerrado los ojos
y ha entorpecido su mente,
para que no puedan ver
ni puedan entender;
para que no se vuelvan a mí,
y yo no los sane."
41Isaías dijo esto porque había visto la gloria de Jesús, y hablaba de él.
42Sin embargo, muchos de los judíos creyeron en Jesús, incluso algunos de los más importantes. Pero no lo decían en público por miedo a los fariseos, para que no los expulsaran de las sinagogas. 43Preferían la gloria que dan los hombres a la gloria que da Dios.

Las palabras de Jesús juzgarán a la gente

44Jesús dijo con voz fuerte: "El que cree en mí, no cree solamente en mí, sino también en el Padre, que me ha enviado. 45Y el que me ve a mí, ve también al que me ha enviado. 46Yo, que soy la luz, he venido al mundo para que los que creen en mí no se queden en la oscuridad. 47Pero a aquel que oye mis palabras y no las obedece, no soy yo quien lo condena; porque yo no vine para condenar al mundo, sino para salvarlo. 48El que me desprecia y no hace caso de mis palabras, ya tiene quien lo condene: las palabras que yo he dicho lo condenarán en el día último. 49Porque yo no hablo por mi cuenta; el Padre, que me ha enviado, me ha ordenado lo que debo decir y enseñar. 50Y sé que el mandato de mi Padre es para vida eterna. Así pues, lo que yo digo, lo digo como el Padre me ha ordenado."


Pacto de Asá con Ben-hadad
(1  R 15.16-22)

2 Crónicas 16 1Pero en el año treinta y seis del reinado de Asá, el rey de Israel, Baasá, fue a atacar a Judá, y fortificó Ramá para cortarle toda comunicación al rey de Judá. 2Entonces Asá sacó el oro y la plata de los tesoros del templo del Señor y del palacio real, y los envió a Ben-hadad, rey de Siria, que tenía su residencia en Damasco. También le envió este mensaje: 3"Hagamos tú y yo un pacto, como hicieron nuestros padres. Aquí te envío oro y plata. Rompe el pacto que tienes con Baasá, rey de Israel, y así me dejará en paz."
4Ben-hadad aceptó la proposición del rey Asá, y envió a los jefes de sus tropas a atacar las ciudades de Israel. Así conquistaron Iión, Dan, Abel-maim y todas las ciudades de Neftalí que servían de almacenes. 5Cuando Baasá lo supo, dejó de fortificar Ramá, suspendiendo sus trabajos. 6Entonces el rey Asá tomó consigo a todo Judá, y se llevaron de Ramá las piedras y la madera que Baasá había usado para fortificarla, y con ellas fortificó Guebá y Mispá.
7Por aquel tiempo fue el profeta Hananí a visitar a Asá, rey de Judá, y a decirle: "El ejército del rey de Siria se te ha escapado de las manos, porque te apoyaste en el rey de Siria y no en el Señor tu Dios. 8¿No formaban los etiopes y los libios un ejército sumamente poderoso, con muchísima caballería y carros de combate? Sin embargo, el Señor los entregó en tus manos porque te apoyaste en él. 9Pues el Señor está atento a lo que ocurre en todo el mundo, para dar fuerza a los que confían sinceramente en él. ¡En esto has actuado como un tonto! Porque de ahora en adelante tendrás más guerras."
10Entonces Asá se enfureció de tal manera contra el profeta, que lo mandó encarcelar. También en ese tiempo trató brutalmente a algunos del pueblo.

Muerte de Asá
(1  R 15.23-24)

11La historia de Asá, desde el principio hasta el fin, está escrita en el libro de los reyes de Judá y de Israel. 12En el año treinta y nueve de su reinado, Asá enfermó gravemente de los pies; pero en su enfermedad no recurrió al Señor, sino a los médicos. 13Murió en el año cuarenta y uno de su reinado, 14y lo enterraron en el sepulcro que había mandado hacer en la Ciudad de David. Lo colocaron en una camilla llena de perfumes y de toda clase de sustancias aromáticas hábilmente preparadas. Luego encendieron en su honor una enorme hoguera.

Reinado de Josafat

2 Crónicas 17 1En lugar de Asá reinó su hijo Josafat, quien se mostró fuerte en Israel. 2Puso tropas en todas las ciudades fortificadas de Judá, y destacamentos en todo el territorio de Judá y en las ciudades de Efraín que Asá, su padre, había conquistado.
3El Señor estuvo con Josafat, porque procedió como David, su antepasado, lo había hecho al principio. No sirvió a las diversas representaciones de Baal, 4sino al Dios de su padre, cumpliendo sus mandamientos, sin seguir el ejemplo de la gente de Israel. 5Por eso, el Señor consolidó bajo su mando el reino. Todo Judá le hacía regalos, y llegó a tener grandes riquezas y honores. 6Siguió con orgullo el camino trazado por el Señor, y una vez más quitó de Judá los santuarios en lugares altos y las representaciones de Aserá.
7En el tercer año de su reinado envió a sus funcionarios Ben-hail, Abdías, Zacarías, Natanael y Micaías, para enseñar en las ciudades de Judá, 8y con ellos a los levitas Semaías, Netanías, Zebadías, Asael, Semiramot, Jonatán, Adonías, Tobías y Tobadonías. Los acompañaban los sacerdotes Elisamá y Joram. 9Los envió para que, con el libro de la ley del Señor, enseñaran a la gente de Judá. Y ellos recorrieron todas las ciudades de Judá enseñando al pueblo.
10Entre tanto, todos los reinos de los países que rodeaban a Judá sentían tal miedo al Señor que no se atrevían a pelear contra Josafat. 11Al contrario, algunos de los filisteos traían regalos y plata como tributo a Josafat, y los árabes le llevaron siete mil setecientos carneros e igual cantidad de chivos.
12Josafat, pues, se fue haciendo sumamente poderoso. Construyó en Judá fortalezas y ciudades para almacenes, 13y tuvo muchas propiedades en las ciudades de Judá. Tuvo también soldados muy valientes en Jerusalén, 14cuya lista, según su registro por familias, es la siguiente:
Por Judá, como comandante de los jefes de batallón, estaba Adná con trescientos mil soldados. 15Junto a este estaba el jefe Johanán con doscientos ochenta mil soldados, 16y junto a él Amasías, hijo de Zicrí, que se había ofrecido voluntariamente para servir al Señor, con doscientos mil valientes soldados.
17Por Benjamín estaba Eliadá, un valiente guerrero, con doscientos mil hombres armados con arcos y escudos, 18y junto a él Jozabad con ciento ochenta mil hombres en pie de guerra.
19Estos estaban al servicio del rey, sin contar los que el rey había destinado a las ciudades fortificadas de todo Judá.


SALMO 78 (77)

Acciones de Dios en favor de su pueblo

1Pueblo mío, atiende a mi enseñanza;
¡inclínate a escuchar lo que te digo!
2Voy a hablar por medio de refranes;
diré cosas que han estado en secreto
desde tiempos antiguos.
3Lo que hemos oído y sabemos
y nuestros padres nos contaron,
4no lo ocultaremos a nuestros hijos.
Con las generaciones futuras alabaremos al Señor
y hablaremos de su poder y maravillas.

5Dios estableció una ley para Jacob;
puso una norma de conducta en Israel,
y ordenó a nuestros antepasados
que la enseñaran a sus descendientes,
6para que la conocieran las generaciones futuras,
los hijos que habían de nacer,
y que ellos, a su vez, la enseñaran a sus hijos;
7para que tuvieran confianza en Dios
y no olvidaran lo que él había hecho;
para que obedecieran sus mandamientos
8y no fueran como sus antepasados,
rebeldes y necios,
faltos de firmeza en su corazón y espíritu;
¡generación infiel a Dios!

9Los de la tribu de Efraín,
que estaban armados con arcos y flechas,
dieron la espalda el día del combate;
10no respetaron su alianza con Dios
ni quisieron obedecer sus enseñanzas.
11Se olvidaron de lo que él había hecho,
de las maravillas que les hizo ver.
12Dios hizo maravillas delante de sus padres
en la región de Soan, que está en Egipto:
13partió en dos el mar, y los hizo pasar por él,
deteniendo el agua como un muro.
14De día los guió con una nube,
y de noche con luz de fuego.
15En el desierto partió en dos las peñas,
y les dio a beber agua en abundancia.
16¡Dios hizo brotar de la peña
un torrente de aguas caudalosas!

17Pero ellos siguieron pecando contra Dios;
se rebelaron contra el Altísimo en el desierto.
18Quisieron ponerle a prueba
pidiendo comida a su antojo.
19Hablaron contra él, diciendo:
"¿Acaso puede Dios servir una mesa en el desierto?
20Es verdad que Dios partió la peña;
que de ella brotó agua como un río,
y que la tierra se inundó;
pero, ¿podrá dar también pan?
¿podrá dar carne a su pueblo?"

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