el veinticuatro de agosto - San Juan 6.1-24, 1 Crónicas 22.2-23.32 y Zacarías 9

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Jesús da de comer a una multitud
(Mt 14.13-21; Mc 6.30-44; Lc 9.10-17)

San Juan 6 1Después de esto, Jesús se fue al otro lado del Lago de Galilea, que es el mismo Lago de Tiberias. 2Mucha gente lo seguía, porque habían visto las señales milagrosas que hacía sanando a los enfermos. 3Entonces Jesús subió a un monte, y se sentó con sus discípulos. 4Ya estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. 5Cuando Jesús miró y vio la mucha gente que lo seguía, le dijo a Felipe:
--¿Dónde vamos a comprar pan para toda esta gente?
6Pero lo dijo por ver qué contestaría Felipe, porque Jesús mismo sabía bien lo que había de hacer. 7Felipe le respondió:
--Ni siquiera el salario de doscientos días bastaría para comprar el pan suficiente para que cada uno recibiera un poco.
8Entonces Andrés, que era otro de sus discípulos y hermano de Simón Pedro, le dijo:
9--Aquí hay un niño que tiene cinco panes de cebada y dos pescados; pero, ¿qué es esto para tanta gente?
10Jesús respondió:
--Díganles a todos que se sienten.
Había mucha hierba en aquel lugar, y se sentaron. Eran unos cinco mil hombres. 11Jesús tomó en sus manos los panes y, después de dar gracias a Dios, los repartió entre los que estaban sentados. Hizo lo mismo con los pescados, dándoles todo lo que querían. 12Cuando ya estuvieron satisfechos, Jesús dijo a sus discípulos:
--Recojan los pedazos sobrantes, para que no se desperdicie nada.
13Ellos los recogieron, y llenaron doce canastas con los pedazos que sobraron de los cinco panes de cebada. 14La gente, al ver esta señal milagrosa hecha por Jesús, decía:
--De veras este es el profeta que había de venir al mundo.
15Pero como Jesús se dio cuenta de que querían llevárselo a la fuerza para hacerlo rey, se retiró otra vez a lo alto del cerro, para estar solo.

Jesús camina sobre el agua
(Mt 14.22-27; Mc 6.45-52)

16Al llegar la noche, los discípulos de Jesús bajaron al lago, 17subieron a una barca y comenzaron a cruzar el lago para llegar a Cafarnaúm. Ya estaba completamente oscuro, y Jesús no había regresado todavía. 18En esto, el lago se alborotó a causa de un fuerte viento que se había levantado. 19Cuando ya habían avanzado unos cinco o seis kilómetros, vieron a Jesús, que se acercaba a la barca caminando sobre el agua, y tuvieron miedo. 20Él les dijo:
--¡Soy yo, no tengan miedo!
21Con gusto lo recibieron en la barca, y en un momento llegaron a la tierra adonde iban.

La gente busca a Jesús

22Al día siguiente, la gente que estaba al otro lado del lago se dio cuenta de que los discípulos se habían ido en la única barca que allí había, y que Jesús no iba con ellos. 23Mientras tanto, otras barcas llegaron de la ciudad de Tiberias a un lugar cerca de donde habían comido el pan después que el Señor dio gracias. 24Así que, al ver que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, la gente subió también a las barcas y se dirigió a Cafarnaúm, a buscarlo.


Preparativos para el templo

1 Crónicas 22 2Después David mandó que se reunieran los extranjeros que vivían en Israel, y nombró canteros para que labraran la piedra para la construcción del templo de Dios. 3Además preparó hierro en abundancia para los clavos de las puertas y para las grapas; también una inmensa cantidad de bronce, 4y madera de cedro en cantidad incalculable, porque los habitantes de Sidón y de Tiro le habían traído mucha madera de cedro.
5David pensaba: "Mi hijo Salomón es todavía un muchacho de tierna edad, y el templo que hay que construir para el Señor tiene que ser el más grande, famoso y bello de todo el mundo; así que le dejaré todo preparado."
Por eso David hizo grandes preparativos antes de morir. 6Luego llamó a su hijo Salomón, y le encargó que construyera el templo del Señor, Dios de Israel, 7diciéndole: "Hijo mío, yo tenía el propósito de construir un templo para el Señor mi Dios. 8Pero el Señor me ha dicho: 'He visto que tú has derramado mucha sangre y has hecho muchas guerras; por eso no eres tú quien va a construirme un templo. 9Pero tendrás un hijo que será un hombre pacífico; y además yo haré que sus enemigos por todas partes lo dejen en paz. Por eso se llamará Salomón. En su tiempo concederé paz y tranquilidad a Israel. 10Él me construirá un templo. Él me será un hijo y yo le seré un padre, y afirmaré su reino en Israel para siempre.' 11Ahora, hijo mío, que el Señor esté contigo para que logres construir el templo del Señor tu Dios, conforme a lo que ha prometido que tú harías. 12Que el Señor te dé inteligencia y sabiduría, para que cuando él te encargue del gobierno de Israel, cumplas la ley del Señor tu Dios. 13Todo te saldrá bien, si procuras cumplir las leyes y disposiciones que el Señor ordenó a Moisés para Israel. ¡Ten valor y firmeza; no te desanimes ni tengas miedo! 14Mira, yo con muchos esfuerzos he podido preparar para el templo del Señor tres mil trescientas toneladas de oro, treinta y tres mil toneladas de plata, y una cantidad tan grande de bronce y hierro que no se puede pesar. También he preparado madera y piedra, a la que tú debes añadir más. 15-16Además tienes a tu disposición muchos obreros, canteros, albañiles y carpinteros, e innumerables especialistas de todo tipo y clase de trabajos en oro, plata, bronce y hierro. Así que, ¡manos a la obra, y que el Señor te ayude!"
17Luego David ordenó a todos los jefes de Israel que ayudaran a su hijo Salomón, diciéndoles: 18"El Señor su Dios ha estado con ustedes y les ha dado paz por todas partes, pues él ha puesto bajo mi poder a todos los habitantes del país, y este ha quedado sometido al Señor y a su pueblo. 19Por tanto, hagan ahora el firme propósito de buscar al Señor su Dios. Así que dispónganse a construir el santuario de Dios, el Señor, para trasladar el arca de la alianza del Señor y los utensilios sagrados de Dios al templo que se va a construir para el Señor."

Los levitas y sus obligaciones

1 Crónicas 23 1Siendo ya David un anciano de edad muy avanzada, nombró a su hijo Salomón como rey de Israel, 2y reunió a todos los jefes de Israel, y a los sacerdotes y levitas. 3Contaron entonces a los levitas de treinta años de edad para arriba, y al hacer la cuenta resultó que su número era de treinta y ocho mil varones. 4De estos, se destinaron veinticuatro mil para dirigir la obra del templo, seis mil para ser oficiales y jueces, 5cuatro mil para ser porteros, y otros cuatro mil para encargarse de alabar al Señor con los instrumentos musicales que David había mandado hacer con ese propósito. 6David los repartió en grupos, según los hijos que había tenido Leví: Guersón, Quehat y Merarí.
7Los hijos de Guersón: Ladán y Simí. 8Los hijos de Ladán fueron tres: Jehiel, el mayor, Zetam y Joel. 9Los hijos de Simí también fueron tres: Selomit, Haziel y Harán. Estos fueron los jefes de familia de los descendientes de Ladán. 10Los hijos de Simí fueron cuatro: Jáhat, Zizá, Jeús y Beriá. 11El mayor era Jáhat, y el segundo Zizá; pero como Jeús y Beriá no tuvieron muchos hijos, para efectos del servicio los contaron como una sola familia.
12Los hijos de Quehat fueron cuatro: Amram, Ishar, Hebrón y Uziel. 13Los hijos de Amram fueron Aarón y Moisés. Aarón fue escogido por Dios para dedicar las ofrendas más sagradas, para quemar incienso ante el Señor, servirle y pronunciar siempre la bendición, cargo que deberían desempeñar Aarón y sus hijos para siempre. 14A Moisés, el hombre de Dios, y a sus descendientes también se les incluyó en la tribu de Leví.
15Los hijos de Moisés fueron Guersón y Eliézer. 16De los hijos de Guersón, primero fue Sebuel. 17El primer hijo de Eliézer fue Rehabías, y ya no tuvo más hijos; pero Rehabías sí tuvo muchos. 18El primer hijo de Ishar fue Selomit. 19Los hijos de Hebrón fueron: Jeraías, el primero; Amarías, el segundo; Jahaziel, el tercero; y Jecamán, el cuarto. 20Los hijos de Uziel fueron: Micaías, el primero, e Isías, el segundo.
21Los hijos de Merarí fueron Mahli y Musí. Los hijos de Mahli fueron Eleazar y Quis. 22Eleazar murió sin haber tenido hijos varones: solo tuvo hijas, que se casaron con sus primos, los hijos de Quis. 23Los hijos de Musí fueron tres: Mahli, Éder y Jeremot.
24Estos fueron los descendientes de Leví, según sus familias, que estaban inscritos por nombre en el censo como jefes de familia, de veinte años para arriba, los cuales estaban ocupados en los oficios del templo.
25David había dicho: "El Señor, el Dios de Israel, ha concedido tranquilidad a su pueblo y ha fijado para siempre su propia residencia en Jerusalén. 26Por eso los levitas ya no tendrán que estar transportando la tienda del Señor ni los objetos que se usan en el culto."
27Así pues, conforme a las últimas disposiciones de David, se hizo el censo de los descendientes de Leví de veinte años para arriba, 28y quedaron a las órdenes de los sacerdotes, descendientes de Aarón, para los oficios del templo, como responsables de los atrios, de los cuartos y de la purificación de los objetos sagrados, así como de los demás oficios del templo. 29Estaban encargados del pan consagrado que se ponía en hileras, de la harina para la ofrenda de cereales, de las hojuelas de pan sin levadura, de las ofrendas cocinadas en sartén, y de la masa y de todos los pesos y medidas. 30Además tenían que estar presentes en el templo diariamente por la mañana y por la tarde para dar gracias y alabar al Señor, 31y cuando se ofrecían todos los holocaustos al Señor los sábados, en las fiestas de la luna nueva y en las fiestas especiales, siempre sirviendo al Señor según el número prescrito para ellos. 32Tenían también a su cargo el cuidado de la tienda del encuentro con Dios y del santuario, sirviendo en el templo con sus hermanos de tribu, los descendientes de Aarón.


El castigo de las naciones vecinas

Zacarías 9 1Este es el mensaje que el Señor comunicó contra el país de Hadrac y la ciudad de Damasco: "Las ciudades de Siria pertenecen al Señor, lo mismo que todas las tribus de Israel. 2También le pertenecen Hamat, vecina de aquellas ciudades, y Tiro y Sidón con toda su cultura. 3Tiro construyó fortificaciones, y amontonó oro y plata como quien amontona barro. 4Pero el Señor se lo quitará todo, y echará al mar su riqueza, y quemará por completo la ciudad.
5"Cuando la ciudad de Ascalón vea esto, se llenará de espanto. Gaza también sufrirá mucho, y las esperanzas de Ecrón quedarán por los suelos. ¡Gaza quedará sin rey, y Ascalón quedará sin habitantes! 6En Asdod vivirá una raza mezclada, y así humillaré el orgullo de los filisteos. 7Les quitaré de la boca la carne con sangre que comen, y de entre los dientes, los alimentos prohibidos. Pero de esa gente habrá algunos que quedarán para mí; llegarán a ser parte de Judá, y Ecrón será como los jebuseos. 8Y yo estaré atento para defender a los míos frente a cualquiera que pase por aquí. El opresor no volverá a oprimirlos, porque ahora yo vigilo con mis propios ojos."

El futuro rey de Israel


9¡Alégrate mucho, ciudad de Sión!
¡Canta de alegría, ciudad de Jerusalén!
Tu rey viene a ti, justo y victorioso,
pero humilde, montado en un burro,
en un burrito, cría de una burra.
10Él destruirá los carros de Efraín,
los caballos de Jerusalén
y los arcos de guerra.
Anunciará paz a las naciones
y gobernará de mar a mar,
del Éufrates al último rincón del mundo.

La restauración de Israel

11Esto dice el Señor:
"Jerusalén, por la sangre de tu alianza,
yo sacaré del pozo sin agua
a tus presos que están en él.
12¡Ustedes, cautivos que mantienen la esperanza,
regresen a su fortaleza!
Les digo que voy a darles en bendición
el doble de cuanto tuvieron que sufrir.
13Pues he tendido mi arco de guerra, que es Judá,
y le he puesto una flecha, que es Efraín.
De ti, Sión, haré una espada,
y levantaré a tus hijos contra los hijos de Grecia."

14El Señor se mostrará sobre su pueblo;
disparará sus flechas como rayos.
Dios, el Señor, tocará la trompeta
y avanzará entre las tempestades del sur.
15El Señor todopoderoso protegerá a los suyos,
y ellos pisotearán las piedras de los honderos
y devorarán a sus enemigos;
beberán su sangre como vino,
se llenarán de ella como un tazón,
como los cuernos del altar.

16En aquel día, el Señor su Dios
salvará a su pueblo como a un rebaño,
y brillarán los suyos en su propio país
como las piedras preciosas de una corona.
17¡Qué bueno, qué hermoso será el país!
Con la abundancia de su trigo y su vino,
nuestros muchachos y muchachas crecerán hermosos.

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