el dieciocho de junio - San Marcos 4.1-20, 2 Samuel 9-10 y Daniel 5

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La parábola del sembrador
(Mt 13.1-9; Lc 8.4-8)

San Marcos 4 1Otra vez comenzó Jesús a enseñar a la orilla del lago. Como se reunió una gran multitud, Jesús subió a una barca que había en el lago, y se sentó, mientras la gente se quedaba en la orilla. 2Entonces se puso a enseñarles muchas cosas por medio de parábolas.
En su enseñanza les decía: 3"Oigan esto: Un sembrador salió a sembrar. 4Y al sembrar, una parte de la semilla cayó en el camino, y llegaron las aves y se la comieron. 5Otra parte cayó entre las piedras, donde no había mucha tierra; esa semilla brotó pronto, porque la tierra no era muy honda; 6pero el sol, al salir, la quemó, y como no tenía raíz, se secó. 7Otra parte de la semilla cayó entre espinos, y los espinos crecieron y la ahogaron, de modo que la semilla no dio grano. 8Pero otra parte cayó en buena tierra, y creció, dando una buena cosecha; algunas espigas dieron treinta granos por semilla, otras sesenta granos, y otras cien."
9Y añadió Jesús: "Los que tienen oídos, oigan."

El porqué de las parábolas
(Mt 13.10-17; Lc 8.9-10)

10Después, cuando Jesús se quedó solo, los que estaban cerca de él junto con los doce discípulos le preguntaron qué quería decir aquella parábola. 11Les contestó: "A ustedes, Dios les da a conocer el secreto de su reino; pero a los que están afuera se les dice todo por medio de parábolas, 12para que por más que miren, no vean, y por más que oigan, no entiendan, para que no se vuelvan a Dios, y él no los perdone."

Jesús explica la parábola del sembrador
(Mt 13.18-23; Lc 8.11-15)

13Les dijo: "¿No entienden ustedes esta parábola? ¿Cómo, pues, entenderán todas las demás? 14El que siembra la semilla representa al que anuncia el mensaje. 15Hay quienes son como la semilla que cayó en el camino: oyen el mensaje, pero después de oírlo viene Satanás y les quita el mensaje sembrado en su corazón. 16Otros son como la semilla sembrada entre las piedras: oyen el mensaje y lo reciben con gusto, 17pero como no tienen suficiente raíz, no se mantienen firmes; por eso, cuando por causa del mensaje sufren pruebas o persecución, pierden la fe. 18Otros son como la semilla sembrada entre espinos: oyen el mensaje, 19pero los negocios de la vida presente les preocupan demasiado, el amor por las riquezas los engaña, y quisieran poseer todas las cosas. Todo esto entra en ellos, y ahoga el mensaje y no lo deja dar fruto. 20Pero hay otros que oyen el mensaje y lo aceptan, y dan una buena cosecha, como la semilla sembrada en buena tierra. De esos, algunos rinden treinta, otros sesenta, y otros ciento por uno."


David favorece a Mefi-bóset

2 Samuel 9 1Un día David preguntó: "¿Ha quedado algún superviviente de la familia de Saúl, a quien yo pueda favorecer en memoria de Jonatán?"
2Había un sirviente de la familia de Saúl, llamado Sibá, al cual llamaron para que se presentara ante David. Cuando Sibá se presentó, le preguntó el rey:
--¿Eres tú Sibá?
--Para servir a Su Majestad --respondió él.
3Entonces el rey le preguntó:
--¿Queda todavía alguien de la familia de Saúl por quien yo pueda hacer algo en el nombre de Dios?
Y Sibá le respondió:
--Queda todavía un hijo de Jonatán, que es inválido de los dos pies.
4--¿Dónde está? --dijo el rey.
--En Lodebar, en casa de Maquir, hijo de Amiel --respondió Sibá.
5Entonces el rey David ordenó que lo trajeran de aquel lugar; 6y cuando Mefi-bóset, hijo de Jonatán y nieto de Saúl, llegó ante David, se inclinó en señal de reverencia.
--¡Mefi-bóset! --exclamó David.
--A las órdenes de Su Majestad --respondió él.
7David le dijo:
--No tengas miedo, porque yo te voy a tratar muy bien, en memoria de Jonatán, tu padre. Haré que se te devuelvan todas las tierras de tu abuelo Saúl, y comerás siempre a mi mesa.
8Pero Mefi-bóset se inclinó y dijo:
--¿Por qué se fija Su Majestad en este siervo suyo, si soy como un perro muerto?
9Sin embargo, el rey llamó a Sibá, el antiguo sirviente de Saúl, y le dijo:
--Le he entregado al nieto de tu amo todo lo que perteneció a él y a su familia. 10Por lo tanto tú, con tus hijos y tus criados, labrarás la tierra para él y almacenarás lo que produzca, para que así pueda mantenerse la familia de tu amo, aunque Mefi-bóset, su nieto, comerá siempre a mi mesa.
Sibá, que tenía quince hijos y veinte criados, 11respondió al rey:
--Todo lo que ha ordenado Su Majestad a este siervo suyo, se hará.
Y Mefi-bóset comía siempre a la mesa de David, como uno de los hijos del rey. 12Además tenía un hijo pequeño que se llamaba Micaías, y todos los que vivían en casa de Sibá estaban al servicio de Mefi-bóset. 13Pero Mefi-bóset, que era inválido de ambos pies, vivía en Jerusalén, porque comía siempre a la mesa del rey.

David derrota a los sirios y amonitas
(1  Cr 19.1-19)

2 Samuel 10 1Después de algún tiempo murió Nahas, el rey de los amonitas, y en su lugar reinó su hijo Hanún. 2Entonces David pensó que debía tratar a Hanún, el hijo de Nahas, con la misma bondad con que su padre lo había tratado a él, y envió a unos de sus oficiales para que le dieran a Hanún el pésame por la muerte de su padre. Pero cuando los oficiales de David llegaron al país amonita, 3los jefes amonitas le dijeron a Hanún, su soberano: "¿Y cree Su Majestad que David ha enviado esos hombres a dar el pésame, tan solo para honrar al padre de Su Majestad? ¡Seguramente los ha enviado para inspeccionar y espiar la ciudad, y luego destruirla!"
4Entonces Hanún ordenó que apresaran a los oficiales de David, y que les afeitaran media barba y les rasgaran la ropa por la mitad, hasta las nalgas. Después los despidió. 5Cuando David lo supo, mandó que fueran a recibirlos, porque estarían sumamente avergonzados, y que les ordenaran quedarse en Jericó hasta que les creciera la barba, y que entonces regresaran.
6Los amonitas comprendieron que se habían hecho odiosos a David, por lo que tomaron a sueldo a veinte mil soldados sirios de Bet-rehob y de Sobá, al rey de Maacá con mil hombres, y a doce mil hombres de Is-tob. 7Pero David lo supo y mandó a Joab con todos los soldados del ejército. 8Los amonitas avanzaron y se prepararon para la batalla a la entrada misma de la ciudad, mientras que los soldados sirios de Sobá y Rehob, y las tropas de Is-tob y Maacá, tomaron posiciones en el campo. 9Cuando Joab vio que iba a ser atacado por el frente y por la retaguardia, escogió los mejores soldados israelitas y se preparó para atacar a los sirios. 10Luego puso el resto de la tropa bajo el mando de su hermano Abisai, para que este hiciera frente a los amonitas, 11y le dijo: "Si los sirios pueden más que yo, tú vendrás a ayudarme, y si los amonitas pueden más que tú, iré a ayudarte yo. 12Ten ánimo, y luchemos con valor por nuestra nación y por las ciudades de nuestro Dios. ¡Y que el Señor haga lo que le parezca mejor!"
13Joab avanzó con sus tropas para atacar a los sirios, pero estos huyeron ante él. 14Y cuando los amonitas vieron que los sirios huían, ellos también huyeron de Abisai y se metieron en la ciudad. Joab dejó entonces de luchar contra los amonitas y regresó a Jerusalén.
15Cuando los sirios se dieron cuenta de que Israel los había vencido, se juntaron otra vez. 16Hadad-ézer mandó traer a los sirios que estaban al otro lado del río Éufrates, los cuales llegaron a Helam. Al frente de ellos estaba Sobac, jefe del ejército de Hadad-ézer. 17Pero le contaron esto a David, quien, movilizando en seguida a todo Israel, atravesó el río Jordán y llegó a Helam. Allí los sirios se enfrentaron con David y lucharon contra él, 18pero finalmente huyeron de los israelitas, pues las bajas que les causó David fueron de cuarenta mil soldados de caballería y setecientos de los carros de combate; además, David hirió de muerte a Sobac, el jefe del ejército sirio, el cual murió allí. 19Al ver todos los reyes aliados de Hadad-ézer que los israelitas los habían derrotado, hicieron la paz con los israelitas y quedaron sometidos a ellos. A partir de entonces, los sirios tuvieron miedo de volver a ayudar a los amonitas.


La escritura en la pared

Daniel 5 1Belsasar, rey de Babilonia, invitó a un gran banquete a mil de las altas personalidades de la nación; y, durante la comida, el rey y sus invitados bebieron mucho vino. 2-3Excitado por el vino, el rey Belsasar mandó traer las copas y tazones de oro y plata que su padre Nabucodonosor se había llevado del templo de Jerusalén. Las copas y tazones fueron traídos, y bebieron en ellos el rey, sus mujeres, sus concubinas y todos los demás asistentes al banquete. 4Todos bebían vino y alababan a sus ídolos, hechos de oro, plata, bronce, hierro, madera y piedra.
5En aquel momento apareció una mano de hombre que, a la luz de los candiles, comenzó a escribir con el dedo sobre la pared blanca de la sala. Al ver el rey la mano que escribía, 6se puso pálido y, del miedo que le entró, comenzó a temblar de pies a cabeza. 7Luego se puso a gritar y llamar a los adivinos, sabios y astrólogos de Babilonia, y les dijo:
--El que lea lo que ahí está escrito, y me explique lo que quiere decir, será vestido con ropas de púrpura, llevará una cadena de oro en el cuello y ocupará el tercer lugar en el gobierno de mi reino.
8Todos los sabios que estaban al servicio del rey entraron en la sala, pero nadie pudo entender el significado de lo escrito ni explicárselo al rey. 9Entonces le entró tanto miedo al rey Belsasar, que su cara se puso completamente pálida. Las personalidades del gobierno no sabían qué hacer, 10pero la reina madre, atraída por los gritos de su hijo el rey y de los grandes personajes invitados, entró en la sala del banquete y dijo:
--¡Que viva Su Majestad para siempre! Y no se preocupe ni se ponga pálido, 11que en su reino hay un hombre guiado por el espíritu del Dios santo. Cuando el padre de Su Majestad era rey, ese hombre demostró tener una mente clara, e inteligencia y sabiduría como la de los dioses. Por eso el rey Nabucodonosor, padre de Su Majestad, nombró a ese hombre jefe de todos los magos, adivinos, sabios y astrólogos de la nación, 12ya que en Daniel, a quien el rey puso el nombre de Beltsasar, había un espíritu extraordinario e inteligencia y ciencia para entender el significado de los sueños, explicar el sentido de las palabras misteriosas y resolver los asuntos complicados. Llame Su Majestad a Daniel, y él le dará a conocer el significado de lo que está escrito en la pared.
13Daniel fue llevado ante el rey, y el rey le preguntó:
--¿Eres tú Daniel, uno de aquellos prisioneros judíos que mi padre, el rey Nabucodonosor, trajo de Judea? 14Me han dicho que el espíritu de Dios está en ti, que tienes una mente clara, y que eres muy inteligente y sabio. 15Pues bien, los hombres más sabios de la nación han estado aquí para leer esas palabras y explicarme su significado, pero ni siquiera las entienden. 16Sin embargo, he oído decir que tú puedes aclarar dudas y resolver cuestiones difíciles. Si tú puedes leer esas palabras y decirme lo que significan, haré que seas vestido con ropas de púrpura, que te pongan una cadena de oro en el cuello y que ocupes el tercer lugar en el gobierno de mi reino.
17Entonces Daniel le contestó:
--Quédese Su Majestad con sus regalos, y ofrézcale a otro el honor de estar en su palacio. Yo le explicaré de todos modos a Su Majestad lo que quieren decir las palabras escritas en la pared.
18"El Dios altísimo dio el reino, y también grandeza, gloria y honor, a Nabucodonosor, padre de Su Majestad. 19Por el poder que le dio, gente de todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetaban y temblaban ante él. Y él mataba o dejaba vivir a quien él quería; a unos los ponía en alto y a otros los humillaba. 20Pero cuando se llenó de soberbia, y actuó terca y orgullosamente, se le quitó el poder y la gloria que tenía como rey. 21Fue apartado de la gente y se convirtió en una especie de animal; vivió con los asnos salvajes, comió hierba como los bueyes y el rocío empapó su cuerpo, hasta que reconoció que el Dios altísimo tiene poder sobre todos los reinos humanos, y que él da la dirección del gobierno a quien él quiere. 22Y ahora Su Majestad, Belsasar, que es hijo de aquel y que sabe lo que le pasó, tampoco ha vivido con humildad. 23Al contrario, Su Majestad se ha burlado del Señor del cielo mandando traerse a la mesa las copas y tazones del templo, y, junto con sus invitados, ha bebido vino en ellos y ha dado alabanza a dioses hechos de oro, plata, bronce, hierro, madera y piedra; dioses que no ven, ni oyen, ni saben nada. En cambio, no ha alabado al Dios en cuyas manos está la vida de Su Majestad y de quien depende todo lo que haga. 24Por eso, él envió la mano que escribió esas palabras, 25MENÉ, MENÉ, TEKEL y PARSÍN, 26las cuales significan lo siguiente: MENÉ: Dios ha medido los días del reinado de Su Majestad, y le ha señalado su fin; 27TEKEL: Su Majestad ha sido pesado en la balanza, y pesa menos de lo debido; 28PARSÍN: el reino de Su Majestad ha sido dividido, y será entregado a medos y persas."
29En seguida el rey Belsasar ordenó que vistieran a Daniel con ropas de púrpura y que le pusieran una cadena de oro en el cuello, y comunicó a todos que, desde ese mismo instante, Daniel ocuparía el tercer lugar en el gobierno del reino.
30Aquella misma noche mataron a Belsasar, rey de los caldeos, 31y Darío de Media se apoderó del reino. Darío tenía entonces sesenta y dos años de edad.

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