el cinco de junio - Romanos 11.1-24, 1 Samuel 20 y Salmo 65

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Los planes de Dios

Romanos 11 1Ahora pregunto: ¿Será que Dios ha rechazado a su pueblo? ¡Claro que no! Yo mismo soy israelita, descendiente de Abraham y de la tribu de Benjamín. 2Desde el principio, Dios había reconocido a los israelitas como su pueblo; y ahora no los ha rechazado. ¿No saben ustedes que la Escritura dice en la historia del profeta Elías que este, en su oración a Dios, acusó al pueblo de Israel? Dijo: 3"Señor, han matado a tus profetas y han destruido tus altares; solo yo he quedado con vida, y a mí también me quieren matar." 4Pero Dios le contestó: "He apartado para mí siete mil hombres que no se han arrodillado ante el dios Baal." 5Pues de la misma manera, ha quedado ahora un pequeño resto, que Dios, en su bondad, ha escogido. 6Y si es por la bondad de Dios, ya no es por los hechos; porque si así fuera, la bondad de Dios ya no sería bondad.
7¿Entonces qué? Los israelitas no consiguieron lo que buscaban, pero los que Dios escogió sí lo consiguieron. Los otros fueron endurecidos, 8como dice la Escritura: "Dios los hizo espiritualmente insensibles, y así son hasta el día de hoy; les dio ojos que no ven y oídos que no oyen." 9También dice David:
"Que sus banquetes se les vuelvan trampas y redes,
para que tropiecen y sean castigados.
10Que sus ojos se queden ciegos y no vean;
que su espalda se les doble para siempre."

La salvación de los no judíos

11Ahora pregunto: ¿Será que los judíos, al tropezar, cayeron por completo? ¡De ninguna manera! Al contrario, al desobedecer los judíos, los otros han podido alcanzar la salvación, para que los israelitas se pongan celosos. 12Así que, si el tropiezo y el fracaso de los judíos han servido para enriquecer al mundo, a los que no son judíos, ¡ya podemos imaginarnos lo que será su plena restauración!
13Pero tengo algo que decirles a ustedes, que no son judíos. Puesto que Dios me ha enviado a los no judíos, yo tengo en gran estima este servicio. 14Quiero que algunos de mi propia raza sientan celos de ustedes, y así llevarlos a la salvación. 15Pues si el rechazo de los judíos ha traído al mundo la reconciliación con Dios, ¿qué no traerá el que sean aceptados? ¡Nada menos que vida para los que estaban muertos! 16Pues si el primer pan que se hace de la masa está consagrado a Dios, también lo está la masa entera. Y si la raíz del árbol está consagrada a Dios, también lo están las ramas.
17Al olivo, que son los judíos, se le cortaron algunas de las ramas, y en su lugar se le injertó el olivo silvestre, que eres tú. Así llegaste a tener parte en la misma raíz y en la misma vida del olivo. 18Pero no te gloríes, despreciando las ramas naturales. Si lo haces, recuerda que no eres tú quien sostiene a la raíz, sino que la raíz te sostiene a ti.
19Tal vez dirás: "Sí, pero se cortaron unas ramas para injertarme a mí en el olivo." 20Bien, pero fueron cortadas porque no tenían fe, y tú estás ahí únicamente porque tienes fe. Así que no te jactes, sino más bien siente temor. 21Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, tampoco a ti te perdonará. 22Mira, pues, qué bueno es Dios, aunque también qué estricto. Ha sido estricto con los que cayeron, y ha sido bueno contigo. Pero tienes que vivir siempre de acuerdo con su bondad; pues de lo contrario también tú serás cortado. 23Por otra parte, si los judíos abandonan su incredulidad, serán injertados de nuevo; pues Dios tiene poder para volver a injertarlos. 24Porque si tú, que por naturaleza eras un olivo silvestre, fuiste cortado e injertado contra lo natural en el olivo bueno, ¡cuánto más los judíos, que son ramas naturales del olivo bueno, serán injertados nuevamente en su propio olivo!


Jonatán ayuda a David

1 Samuel 20 1David huyó de Naiot de Ramá, y fue adonde estaba Jonatán, para decirle:
--¿Qué he hecho yo? ¿Cuál es mi culpa? ¿Qué pecado he cometido contra tu padre, para que él busque matarme?
2Y Jonatán le contestó:
--¡Dios no lo quiera! ¡No te matará! Ten en cuenta que mi padre no hace nada, sea o no importante, sin comunicármelo. ¿Por qué razón iba mi padre a ocultarme este asunto? ¡No puede ser!
3Pero David insistió:
--Tu padre sabe muy bien que yo cuento con tu estimación, y no querrá que lo sepas para evitarte un disgusto. ¡Pero te juro por el Señor y por ti mismo que estoy a un paso de la muerte!
4Entonces Jonatán le preguntó:
--¿Qué quieres que haga yo por ti?
5David respondió:
--Mira, mañana es la fiesta de luna nueva, y debo sentarme a comer con el rey. Pero déjame que me esconda en el campo hasta pasado mañana por la tarde, 6y si tu padre pregunta por mí, dile que yo te pedí con urgencia permiso para ir a mi pueblo, a Belén, porque toda mi familia celebra allí el sacrificio anual. 7Si contesta que está bien, quiere decir que puedo estar tranquilo; pero si se enoja, sabrás que ha decidido hacerme daño. 8Así que hazme este favor, ya que soy tu servidor y nos hemos jurado amistad ante el Señor. Ahora bien, si la culpa es mía, mátame tú mismo. No es necesario que me lleves ante tu padre.
9Pero Jonatán respondió:
--¡No pienses tal cosa! Si llego a saber que mi padre está resuelto a hacerte mal, te lo comunicaré.
10Entonces David le preguntó:
--¿Quién me avisará en caso de que tu padre te responda de mal modo?
11Jonatán respondió:
--Ven conmigo. Salgamos al campo.
Los dos salieron al campo, 12y allí Jonatán le dijo a David:
--Te juro por el Señor y Dios de Israel que entre mañana y pasado mañana, a esta misma hora, trataré de conocer las intenciones de mi padre. Si su actitud hacia ti es buena, te mandaré aviso; 13pero si mi padre intenta hacerte mal, que el Señor me castigue duramente si no te aviso y te ayudo a escapar tranquilamente. ¡Y que el Señor te ayude como ayudó a mi padre! 14Ahora bien, si para entonces vivo todavía, trátame con la misma bondad con que el Señor te ha tratado. Y si muero, 15-16no dejes de ser bondadoso con mi familia. ¡Que el Señor les pida cuentas a tus enemigos, y los destruya por completo!
De esta manera, Jonatán hizo un pacto con David, 17y por el cariño que Jonatán le tenía, volvió a hacerle el juramento, pues lo quería tanto como a sí mismo. 18Luego le dijo:
--Mañana es la fiesta de luna nueva, y como tu asiento va a estar desocupado, te echarán de menos. 19Pero al tercer día se notará aún más tu ausencia. Por tanto, vete al sitio donde te escondiste la vez pasada, y colócate junto a aquel montón de piedras. 20Yo lanzaré tres flechas hacia aquel lado, como si estuviera tirando al blanco, 21y le diré a mi criado: 'Ve a buscar las flechas.' Si le digo: 'Las flechas están más acá de ti; anda, tómalas', podrás salir tranquilo, porque nada te va a pasar. Te lo juro por el Señor. 22Pero si le digo: 'Las flechas están más allá', vete, porque el Señor quiere que te vayas. 23En cuanto a la promesa que nos hemos hecho, el Señor es nuestro testigo para siempre.
24David se escondió en el campo, y cuando llegó la fiesta de luna nueva, el rey se sentó a la mesa para comer. 25Se sentó en el lugar de costumbre, junto a la pared. Jonatán se colocó enfrente, y Abner se sentó al lado de Saúl. El asiento de David quedó vacío. 26Aquel día Saúl no dijo nada, porque se imaginó que algo impuro le habría ocurrido y no estaría purificado. 27Pero al día siguiente, que era el segundo día de la fiesta, el asiento de David quedó también vacío. Entonces le preguntó Saúl a su hijo Jonatán:
--¿Por qué no vino ayer el hijo de Jesé a la comida, ni tampoco hoy?
28Y Jonatán le respondió:
--David me pidió con urgencia permiso para ir a Belén. 29Me rogó que le diera permiso, pues su familia celebraba un sacrificio en su pueblo y su hermano le ordenaba ir. También me dijo que si yo le hacía ese favor, se daría una escapada para visitar a sus parientes. Por eso no se ha sentado a comer con Su Majestad.
30Entonces Saúl se enfureció con Jonatán, y le dijo:
--¡Hijo de mala madre! ¿Acaso no sé que tú eres el amigo íntimo del hijo de Jesé, para vergüenza tuya y de tu madre? 31Mientras él esté vivo en esta tierra, ni tú ni tu reino estarán seguros. ¡Así que manda a buscarlo, y tráemelo, porque merece la muerte!
32Pero Jonatán le contestó:
--¿Y por qué habría de morir? ¿Qué es lo que ha hecho?
33Saúl levantó su lanza para herir a Jonatán, con lo que este comprendió que su padre estaba decidido a matar a David. 34Entonces, lleno de furia, se levantó Jonatán de la mesa y no participó en la comida del segundo día de la fiesta, porque sentía un gran pesar por David, ya que su padre lo había ofendido. 35A la mañana siguiente, a la hora de la cita con David, Jonatán salió al campo acompañado de un criado joven, 36al cual le ordenó:
--Corre a buscar en seguida las flechas que yo dispare.
El criado echó a correr, mientras Jonatán disparaba una flecha de modo que cayera lejos de él. 37Y cuando el criado llegó al lugar donde había caído la flecha, Jonatán le gritó al criado con todas sus fuerzas:
--¡La flecha está más allá de ti!
38Y una vez más Jonatán le gritó al criado:
--¡Date prisa, corre, no te detengas!
El criado de Jonatán recogió las flechas y se las trajo a su amo, 39pero no se dio cuenta de nada, porque solo Jonatán y David conocían la contraseña. 40Después Jonatán entregó sus armas a su criado, y le ordenó llevarlas de vuelta a la ciudad.
41En cuanto el criado se fue, David salió de detrás del montón de piedras, y ya ante Jonatán se inclinó tres veces hasta tocar el suelo con la frente. Luego se besaron y lloraron juntos hasta que David se desahogó. 42Por último, Jonatán le dijo a David:
--Vete tranquilo, pues el juramento que hemos hecho los dos ha sido en el nombre del Señor, y hemos pedido que para siempre esté él entre nosotros dos y en las relaciones entre tus descendientes y los míos.
42bDespués David se puso en camino, y Jonatán regresó a la ciudad.


SALMO 65 (64)

Dios es digno de alabanza


1Oh Dios de Sión,
¡tú eres digno de alabanza!,
¡tú mereces que te cumplan lo prometido,
2pues escuchas la oración!

Todo el mundo viene a ti.
3Nuestras maldades nos dominan,
pero tú perdonas nuestros pecados.
4Feliz el hombre a quien escoges
y lo llevas a vivir cerca de ti,
en las habitaciones de tu templo.
¡Que seamos colmados con lo mejor de tu casa,
con la santidad de tu templo!

5Dios y Salvador nuestro,
tú nos respondes con maravillosos actos de justicia;
la tierra entera confía en ti,
y también el mar lejano;
6tú mantienes firmes las montañas
con tu poder y tu fuerza.
7Tú calmas el estruendo de las olas
y el alboroto de los pueblos;
8aun los que habitan en lejanas tierras
tiemblan ante tus maravillas;
por ti hay gritos de alegría
del oriente al occidente.
9Tú tienes cuidado de la tierra;
le envías lluvia y la haces producir;
tú, con arroyos caudalosos,
haces crecer los trigales.
¡Así preparas el campo!
10Tú empapas los surcos de la tierra
y nivelas sus terrones;
ablandas la tierra con lluvias abundantes
y bendices sus productos.
11Tú colmas el año de bendiciones,
tus nubes derraman abundancia;
12los pastos del desierto están verdes
y los montes se visten de gala;
13los llanos se cubren de rebaños,
los valles se revisten de trigales;
¡todos cantan y gritan de alegría!

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