el dos de mayo - Hechos 15.1-21, Josué 23-24 y Job 32

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Decisión de los apóstoles y los ancianos

Hechos 15 1Por aquel tiempo, algunos que habían ido de Judea a Antioquía comenzaron a enseñar a los hermanos que no podían salvarse si no se sometían al rito de la circuncisión, conforme a la práctica establecida por Moisés. 2Pablo y Bernabé tuvieron una fuerte discusión con ellos, y por fin Pablo, Bernabé y algunos otros fueron nombrados para ir a Jerusalén a tratar este asunto con los apóstoles y ancianos de la iglesia de aquella ciudad.
3Enviados, pues, por los de la iglesia de Antioquía, al pasar por las regiones de Fenicia y Samaria contaron cómo los no judíos habían dejado sus antiguas creencias para seguir a Dios. Y todos los hermanos se alegraron mucho con estas noticias.
4Cuando Pablo y Bernabé llegaron a Jerusalén, fueron recibidos por la iglesia y por los apóstoles y ancianos, y contaron todo lo que Dios había hecho con ellos. 5Pero algunos fariseos que habían creído, se levantaron y dijeron:
--Es necesario circuncidar a los creyentes que no son judíos, y mandarles que cumplan la ley de Moisés.
6Se reunieron entonces los apóstoles y los ancianos para estudiar este asunto. 7Después de mucho discutir, Pedro se levantó y les dijo:
--Hermanos, ustedes saben que hace tiempo Dios me escogió de entre ustedes para anunciar la buena noticia a los no judíos, para que ellos crean. 8Y Dios, que conoce los corazones, mostró que los aceptaba, pues les dio el Espíritu Santo a ellos lo mismo que a nosotros. 9Dios no ha hecho ninguna diferencia entre ellos y nosotros, pues también ha purificado sus corazones por medio de la fe. 10Ahora pues, ¿por qué desafían ustedes a Dios imponiendo sobre estos creyentes una carga que ni nosotros ni nuestros antepasados hemos podido llevar? 11Al contrario, nosotros creemos que somos salvados gratuitamente por la bondad del Señor Jesús, lo mismo que ellos.
12Todos se callaron y escucharon mientras Bernabé y Pablo hablaban de las señales y milagros que Dios había hecho por medio de ellos entre los no judíos. 13Cuando terminaron de hablar, Santiago dijo:
--Hermanos, óiganme: 14Simón nos ha contado cómo Dios favoreció por primera vez a los no judíos, escogiendo también de entre ellos un pueblo para sí mismo. 15Esto está de acuerdo con lo que escribieron los profetas, como dice en la Escritura:
16'Después de esto volveré
y reconstruiré la caída choza de David;
reconstruiré sus ruinas
y la volveré a levantar,
17para que los demás busquen al Señor
junto con todas las naciones
que han sido consagradas a mi nombre.
18El Señor, que dio a conocer estas cosas
desde tiempos antiguos,
ha dado su palabra.'
19"Considero, por lo tanto, que no se les debe imponer cargas innecesarias a aquellos que, no siendo judíos, dejan sus antiguas creencias para seguir a Dios. 20Basta con escribirles que se aparten de todo lo que haya sido contaminado por los ídolos, que eviten los matrimonios prohibidos y que no coman carne de animales estrangulados o ahogados, ni tampoco sangre. 21Porque desde los tiempos antiguos hay en cada pueblo quienes predican la ley de Moisés, la cual se lee en las sinagogas cada sábado."


Josué habla al pueblo

Josué 23 1Mucho tiempo después de que el Señor les diera a los israelitas paz con sus enemigos, y cuando ya Josué estaba viejo, 2mandó llamar Josué a todos los israelitas, con sus ancianos, jefes, jueces y oficiales, y les dijo:
"Yo ya estoy viejo, y los años me pesan. 3Ustedes han visto todo lo que el Señor les hizo a todos estos pueblos que se les oponían, pues él es quien ha peleado por ustedes. 4Yo repartí por sorteo todas estas tierras entre las tribus. No repartí solo los territorios ya conquistados, sino también los que quedan por conquistar, desde el río Jordán al este hasta el mar Mediterráneo al oeste. 5El Señor va a echar de esas tierras a los que viven en ellas, y ustedes las tomarán, tal como el Señor su Dios lo ha prometido.
6"Esfuércense en cumplir todo lo que dice el libro de la ley de Moisés; cúmplanlo al pie de la letra. 7No se mezclen con la otra gente que todavía vive aquí entre ustedes. No adoren a sus dioses, ni los obedezcan; ni siquiera mencionen el nombre de esos dioses, ni juren por ellos. 8Sigan siempre al Señor su Dios, como lo han hecho hasta ahora. 9El Señor ha arrojado de delante de ustedes a pueblos grandes y fuertes, y hasta el día de hoy nadie ha podido resistir ante ustedes. 10Uno solo de ustedes puede hacer huir a mil, porque el Señor su Dios pelea a su favor, como él mismo lo prometió. 11Tengan, pues, cuidado de ustedes mismos, y amen al Señor su Dios. 12-13Porque quiero que sepan esto: que si se apartan de Dios y se mezclan con esta gente que ha quedado entre ustedes, y hacen matrimonios unos con otros, el Señor su Dios no echará a estos pueblos de la presencia de ustedes, sino que los usará como red y como trampa para que ustedes caigan, y como látigo sobre sus espaldas y como espinas en sus ojos, hasta que no quede ni uno solo de ustedes en esta tierra tan buena que el Señor su Dios les ha dado.
14"Yo ya me voy a morir, pero antes quiero que ustedes reconozcan de todo corazón y con toda el alma que se han cumplido todas las cosas buenas que el Señor les prometió. Ni una sola de sus promesas quedó sin cumplirse. 15Pero, así como se cumplió todo lo bueno que el Señor les prometió, así también él traerá sobre ustedes todo tipo de calamidades, hasta que no quede ni uno solo de ustedes en esta tierra buena que él les dio, 16si no cumplen la alianza que el Señor hizo con ustedes. Si van y adoran a otros dioses, y se inclinan delante de ellos, el Señor se enojará con ustedes, y muy pronto serán borrados de esta tierra tan buena que él les ha dado."

La despedida de Josué

Josué 24 1Josué reunió en Siquem a todas las tribus de Israel. Llamó a los ancianos, jefes, jueces y oficiales y, en presencia del Señor, 2dijo a todo el pueblo:
--Esto dice el Señor y Dios de Israel: 'Antiguamente, Térah y sus hijos Abraham y Nahor, antepasados de ustedes, vivían a orillas del río Éufrates y adoraban a otros dioses. 3De las orillas del Éufrates tomé a Abraham, y lo hice andar por toda la región de Canaán. Lo hice crecer en número, dándole primero a su hijo Isaac, 4y a Isaac le di dos hijos, Jacob y Esaú. A Esaú le di la región montañosa de Seír, pero Jacob y sus hijos se fueron a Egipto. 5Entonces yo envié a Moisés y Aarón, y herí de muerte a los egipcios, hasta que los saqué a ustedes de allí. 6Cuando los antepasados de ustedes salieron de Egipto, los egipcios los persiguieron con carros de guerra y caballos, hasta el Mar Rojo. 7Ellos me llamaron, y yo puse una gran oscuridad entre ellos y los egipcios, e hice que el mar cayera sobre los egipcios y los cubriera. Ustedes fueron testigos de lo que hice en Egipto.
'Después pasaron ustedes mucho tiempo en el desierto, 8hasta que los traje a la tierra de los amorreos, en el lado oriental del Jordán. Ellos pelearon contra ustedes, pero yo los hice caer en manos de ustedes, y ustedes los derrotaron y se adueñaron de la región. 9Después Balac, hijo de Sipor, rey de los moabitas, vino a pelear contra ustedes. Balac mandó a buscar a Balaam, el hijo de Beor, para que los maldijera a ustedes. 10Pero yo no dejé que Balaam los maldijera, y tuvo que bendecirlos. Así los salvé a ustedes. 11Entonces ustedes cruzaron el río Jordán y llegaron hasta Jericó. Los que vivían en Jericó (amorreos, ferezeos, cananeos, hititas, gergeseos, heveos y jebuseos) pelearon contra ustedes, pero yo hice que ustedes los derrotaran. 12A los dos reyes amorreos no los derrotaron ustedes con espadas ni con arcos, sino que yo envié mi pánico delante de ustedes, de modo que ellos huyeron antes que ustedes llegaran. 13Yo les di a ustedes tierras que no habían trabajado y ciudades que no habían construido. Ahora viven en ellas, y comen uvas y aceitunas que no plantaron.'
Y añadió Josué:
14--Por todo esto, respeten al Señor y sírvanle con sinceridad y lealtad. Apártense de los dioses que sus antepasados adoraron a orillas del río Éufrates y en Egipto, y sirvan al Señor. 15Pero si no quieren servir al Señor, elijan hoy a quién van a servir: si a los dioses a los que sus antepasados servían a orillas del Éufrates, o a los dioses de los amorreos que viven en esta tierra. Por mi parte, mi familia y yo serviremos al Señor.
16Entonces el pueblo dijo:
--¡No permita el Señor que lo abandonemos por servir a otros dioses! 17El Señor fue quien nos sacó a nosotros y a nuestros antepasados de Egipto, donde éramos esclavos. Él fue quien hizo tantas maravillas delante de nuestros ojos, y quien nos protegió y nos defendió durante el camino, cuando pasamos entre tantos pueblos. 18Él echó de delante de nosotros a todos los pueblos que estaban en nuestro camino, y a los amorreos que vivían aquí. Por todo esto, nosotros también serviremos al Señor, pues él es nuestro Dios.
19Pero Josué les dijo:
--Ustedes no van a poder servir al Señor, porque él es un Dios santo y celoso, que no va a tolerar las rebeliones y pecados de ustedes. 20Si ustedes lo abandonan y sirven a otros dioses, el Señor responderá haciéndoles mal, y los destruirá a pesar de haberles hecho tanto bien.
21El pueblo le contestó:
--Eso no va a pasar. Nosotros serviremos al Señor.
22Entonces Josué dijo:
--Ustedes son sus propios testigos de que han escogido servir al Señor.
--Lo somos --respondieron ellos.
23Les dijo Josué:
--Quiten entonces todos los otros dioses que hay entre ustedes, y vuélvanse de todo corazón al Señor y Dios de Israel.
24Y el pueblo respondió:
--Nosotros serviremos al Señor nuestro Dios, y haremos lo que él nos diga.
25Aquel mismo día, allí en Siquem, Josué hizo un pacto con el pueblo, y les dio leyes y decretos, 26los cuales escribió en el libro de la ley de Dios. Después tomó una gran piedra y la puso debajo de la encina que estaba en el santuario del Señor, 27y le dijo a todo el pueblo:
--Esta piedra va a servirnos de testimonio, pues ella es testigo de todo lo que el Señor nos ha dicho. Será un testimonio contra ustedes, para que no sean falsos con su Dios.
28Después Josué mandó a cada uno a su territorio.

Muerte de Josué
(Jue 2.6-10)

29Poco después murió Josué hijo de Nun, siervo del Señor, a la edad de ciento diez años. 30Lo enterraron en su propiedad, en Timnat-sérah, que está en los montes de Efraín, al norte del monte de Gaas. 31Los israelitas sirvieron al Señor mientras vivió Josué, y aun después, mientras vivieron los ancianos que sabían todo lo que el Señor había hecho por los israelitas.

Los israelitas entierran los restos de José

32Los restos de José, que los israelitas habían traído desde Egipto, fueron enterrados en Siquem, en el terreno que Jacob había comprado por cien monedas de plata a los hijos de Hamor, el padre de Siquem, y que luego pasó a ser propiedad de los descendientes de José.

Muerte de Eleazar

33Cuando murió Eleazar, hijo de Aarón, lo enterraron en la colina de su hijo Finees, la cual le fue dada en los montes de Efraín.


Intervención de Eliú

Job 32 1Al ver los tres hombres que Job insistía en que era inocente, dejaron de discutir con él. 2Entonces un hombre llamado Elihú, hijo de Baraquel el buzita, descendiente de Ram, no pudo contener más su enojo contra Job, al ver que insistía en su inocencia y culpaba a Dios. 3Pero también se enojó con los tres amigos de Job, porque, al no haber sabido responderle, habían hecho quedar mal a Dios. 4Como Elihú era el más joven de todos, esperó a que los otros terminaran de hablar con Job; 5pero al ver que ellos no sabían ya cómo responderle, no se pudo contener 6y comenzó a hablar.

Primer discurso de Elihú

Elihú
Como yo soy joven y ustedes ancianos,
no me atrevía a expresarles mi opinión.
7Y pensé: "Que hable la voz de la experiencia;
que muestren los muchos años su sabiduría."
8Aunque en realidad todo hombre tiene entendimiento,
pues el Todopoderoso le infundió su espíritu.
9Los muchos años no hacen sabio a nadie,
ni las barbas traen consigo una recta comprensión.
10Por eso dije: "Ahora, que me escuchen,
pues yo también tengo algo que decir."

11Yo he estado atento y he escuchado
los argumentos presentados por ustedes.
Les he visto buscar las mejores palabras,
12y he visto también que ninguno de ustedes
ha podido darle a Job la debida respuesta.
13Pues para que no se crean ustedes tan sabios,
Dios, y no un hombre, le responderá.
14Pero, ni Job se ha dirigido a mí,
ni yo voy a contestarle como ustedes.

15Job, estos tres están confundidos
y les faltan palabras para responderte;
16pero no creas que yo voy a callar porque ellos callan,
porque se quedan sin responderte.
17Voy a tomar parte en el asunto
y diré lo que tengo que decir.
18Estoy tan lleno de palabras
que ya no puedo contenerme;
19estoy a punto de estallar,
como el vino encerrado en cueros nuevos.
20Tengo que hablar para desahogarme,
tengo que darte una respuesta.
21No voy a halagar a nadie;
trataré a todos por igual.
22En realidad, yo no acostumbro hacer halagos;
¡el Creador me castigaría en seguida si los hiciera!

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