Discurso de Pedro en casa de Cornelio
Hechos 10
34Pedro entonces comenzó a hablar, y dijo:
--Ahora entiendo que de veras Dios no hace diferencia entre una persona y otra,
35sino que en cualquier nación acepta a los que lo reverencian y hacen lo bueno.
36Dios habló a los descendientes de Israel, anunciando el mensaje de paz por medio de Jesucristo, que es el Señor de todos.
37Ustedes bien saben lo que pasó en toda la tierra de los judíos, comenzando en Galilea, después que Juan proclamó que era necesario bautizarse.
38Saben que Dios llenó de poder y del Espíritu Santo a Jesús de Nazaret, y que Jesús anduvo haciendo bien y sanando a todos los que sufrían bajo el poder del diablo. Esto pudo hacerlo porque Dios estaba con él,
39y nosotros somos testigos de todo lo que hizo Jesús en la región de Judea y en Jerusalén. Después lo mataron, colgándolo en una cruz.
40Pero Dios lo resucitó al tercer día, e hizo que se nos apareciera a nosotros.
41No se apareció a todo el pueblo, sino a nosotros, a quienes Dios había escogido de antemano como testigos. Nosotros comimos y bebimos con él después que resucitó.
42Y él nos envió a anunciarle al pueblo que Dios lo ha puesto como Juez de los vivos y de los muertos.
43Todos los profetas habían hablado ya de Jesús, y habían dicho que quienes creen en él reciben por medio de él el perdón de los pecados.
Los no judíos reciben el Espíritu Santo
44Todavía estaba hablando Pedro, cuando el Espíritu Santo vino sobre todos los que escuchaban su mensaje.
45Y los creyentes procedentes del judaísmo que habían llegado con Pedro, se quedaron admirados de que el Espíritu Santo fuera dado también a los que no eran judíos,
46pues los oían hablar en lenguas extrañas y alabar a Dios.
47Entonces Pedro dijo:
--¿Acaso puede impedirse que sean bautizadas estas personas, que han recibido el Espíritu Santo igual que nosotros?
48Y mandó que fueran bautizados en el nombre de Jesucristo. Después rogaron a Pedro que se quedara con ellos algunos días.
El pacto con los gabaonitas Josué 9
1Los reyes hititas, amorreos, cananeos, ferezeos, heveos y jebuseos se enteraron de lo sucedido. (Estos reyes vivían en la orilla occidental del río Jordán, en las montañas, en la llanura y en toda la costa del mar Mediterráneo hasta las regiones del Líbano.)
2Entonces todos ellos se pusieron de acuerdo y se aliaron para enfrentarse con Josué y los israelitas.
3Sin embargo, los heveos que vivían en Gabaón supieron lo que Josué había hecho con las ciudades de Jericó y de Ai,
4y decidieron engañarlo. Se pusieron en camino, echando sobre sus asnos costales y cueros de vino viejos, rotos y remendados;
5también se pusieron ropa y sandalias viejas y remendadas, y tomaron para el camino únicamente pan seco y mohoso.
6Cuando llegaron al campamento de Guilgal, dijeron a Josué y a los israelitas:
--Venimos de tierras lejanas. Hagan ustedes un pacto con nosotros.
7Los israelitas les contestaron a los heveos:
--A lo mejor ustedes viven por aquí, cerca de nosotros; ¿cómo vamos entonces a hacer un pacto con ustedes?
8Pero ellos dijeron a Josué:
--Nosotros nos ponemos al servicio de usted.
Él les preguntó:
--¿Quiénes son ustedes? ¿De dónde vienen?
9Y ellos respondieron:
--Venimos de muy lejos, debido a la fama del Señor su Dios. Hemos sabido todo lo que él hizo en Egipto,
10y lo que les hizo a los dos reyes amorreos al otro lado del río Jordán, es decir, a Sihón de Hesbón y a Og de Basán, que vivía en Astarot.
11Por eso, nuestros jefes y nuestros compatriotas nos dijeron: 'Tomen ustedes provisiones para el camino y vayan a donde ellos están. Díganles que nos ponemos a su servicio y que queremos hacer un pacto con ellos.'
12Cuando salimos en busca de ustedes, este pan todavía estaba caliente, y ahora ya está mohoso y seco.
13También estos cueros estaban nuevos cuando los llenamos de vino, y ahora ya están rotos. Y lo mismo ha pasado con nuestra ropa y nuestras sandalias, pues el camino ha sido largo.
14Los israelitas probaron las provisiones de los gabaonitas, pero no consultaron al Señor.
15Entonces Josué hizo un pacto de paz con ellos, comprometiéndose a perdonarles la vida; y los demás jefes israelitas juraron hacer lo mismo.
16Tres días después, los israelitas se enteraron de que los gabaonitas eran vecinos suyos, y de que vivían cerca de ellos.
17Entonces salieron en busca de los gabaonitas, y al tercer día llegaron a sus ciudades, que eran Gabaón, Quefirá, Beerot y Quiriat-jearim.
18Pero los israelitas no los mataron, porque los jefes les habían jurado por el Señor y Dios de Israel que les perdonarían la vida.
Por esta razón el pueblo murmuraba contra sus jefes,
19pero los jefes les dijeron:
--Nosotros les hemos jurado por el Señor, el Dios de Israel, que no los mataríamos. Por eso, ahora no podemos hacerles nada.
20Tenemos que dejarlos vivir, porque si rompemos el juramento, Dios se enojará con nosotros.
21Así pues, los jefes israelitas ordenaron que se les dejara con vida, pero que fueran puestos como leñadores y aguadores para todo el pueblo. De esa manera los jefes mantuvieron su promesa.
22Por su parte, Josué llamó a los gabaonitas y les preguntó:
--¿Por qué nos engañaron diciéndonos que venían de muy lejos, cuando la verdad es que viven aquí mismo?
23Por esta razón quedarán ustedes bajo maldición, y para siempre serán sirvientes. Tendrán que cortar la leña y sacar el agua que se necesite para la casa de mi Dios.
24Y ellos contestaron a Josué:
--Nosotros lo hicimos porque teníamos mucho miedo de que usted nos fuera a matar, pues nos enteramos de que el Señor su Dios le había ordenado a Moisés, su siervo, darles a ustedes toda esta región, y destruir a todos los que vivían aquí.
25Pero estamos en sus manos; haga usted con nosotros lo que le parezca más conveniente.
26Josué, pues, no permitió que los israelitas mataran a los gabaonitas,
27pero los destinó a ser leñadores y aguadores para el pueblo y para el altar del Señor, en el lugar que el Señor escogiera. Y todavía hoy los gabaonitas tienen esa ocupación.
La victoria sobre los amorreos Josué 10
1-2Adonisédec, el rey de Jerusalén, tuvo mucho miedo cuando supo que Josué había tomado y destruido Ai, y que había hecho con ella y con su rey lo mismo que antes había hecho con Jericó y su rey, y que los gabaonitas habían hecho la paz con los israelitas y ahora vivían entre ellos. Esto último le causó mucho miedo, pues Gabaón era una ciudad importante, más grande que Ai y comparable a las gobernadas por un rey, y los gabaonitas eran valientes.
3Por esta razón Adonisédec les mandó el siguiente mensaje a los reyes Hoham de Hebrón, Piram de Jarmut, Jafía de Laquis, y Debir de Eglón:
4"Vengan acá y ayúdenme a pelear contra Gabaón, pues ha hecho un pacto con Josué y los israelitas."
5Así que los cinco reyes amorreos, o sea los reyes de Jerusalén, Hebrón, Jarmut, Laquis y Eglón, se juntaron y marcharon con sus ejércitos para acampar ante Gabaón y atacarla.
6Por su parte, los que vivían en Gabaón le mandaron este mensaje a Josué, que estaba en el campamento de Guilgal: "No se niegue usted a ayudar a sus servidores. Venga pronto a ayudarnos y defendernos, pues todos los reyes amorreos de las montañas se han unido para atacarnos."
7Entonces Josué salió de Guilgal con todo su ejército de valientes,
8y el Señor le dijo: "No les tengas miedo, porque yo voy a entregártelos, y ninguno de ellos va a poder hacerte frente."
9Josué salió de Guilgal y, avanzando por la noche, atacó por sorpresa a los amorreos.
10El Señor hizo que ellos se asustaran mucho ante los israelitas, y así Josué mató a muchísimos en Gabaón. Después los persiguió por el camino de Bet-horón, y siguió matando amorreos hasta Azecá y Maquedá.
11Al bajar los amorreos la cuesta de Bet-horón, mientras huían de los israelitas, el Señor soltó sobre ellos grandes piedras de granizo, que mataron más amorreos que las espadas de los israelitas.
12Cuando el Señor entregó a los amorreos en manos de los israelitas, Josué le habló al Señor delante del pueblo y dijo:
"Párate, sol, en Gabaón;
párate, luna, en el valle de Aialón."
13Y el sol y la luna se detuvieron
hasta que el pueblo se vengó del enemigo.
Esto es lo que dice el Libro del Justo. El sol se detuvo en medio del cielo, y por casi un día entero no se puso.
14Ni antes ni después ha habido otro día como aquel en que el Señor escuchó la voz de un hombre, pues el Señor peleaba a favor de Israel.
15Después Josué y los israelitas volvieron al campamento de Guilgal,
16y los cinco reyes huyeron y se escondieron en una cueva en Maquedá.
17Pero más tarde fueron hallados en esa cueva, y así se lo dijeron a Josué.
18Entonces Josué dio las siguientes órdenes: "Rueden piedras hasta la entrada de la cueva y tápenla, y pongan guardias a la entrada para que los vigilen.
19Mientras tanto, no se detengan ustedes aquí. Vayan tras el enemigo y atáquenlo por la retaguardia. No los dejen regresar a sus ciudades, porque el Señor y Dios de ustedes los ha entregado en sus manos."
20Después que Josué y los israelitas derrotaron por completo a los amorreos, matando a muchísimos de ellos, los amorreos que quedaron con vida se refugiaron en sus ciudades.
21Pero el pueblo israelita regresó sano y salvo al campamento de Maquedá, donde estaba Josué. Y nadie se atrevía a hablar mal de los israelitas.
22Entonces Josué dijo: "Destapen la entrada de la cueva y saquen a los cinco reyes."
23Así lo hicieron los israelitas, y sacaron de la cueva a los reyes de Jerusalén, Hebrón, Jarmut, Laquis y Eglón.
24Cuando los trajeron ante Josué, él llamó a todos los hombres de Israel, y dijo a los jefes militares que estaban con él: "Acérquense y pongan el pie sobre el cuello de estos reyes." Ellos lo hicieron así,
25y entonces Josué les dijo: "No tengan miedo ni se desanimen; al contrario, tengan valor y firmeza, porque esto mismo hará el Señor con todos los enemigos de ustedes."
26Después Josué mató a los reyes y mandó que colgaran a cada uno de un árbol, y allí los dejaron hasta el atardecer.
27Cuando ya el sol se iba a poner, mandó Josué que los bajaran de los árboles y los echaran en la misma cueva en que se habían escondido. Después taparon la entrada de la cueva con unas piedras enormes que, por cierto, todavía están allí.
Otras conquistas
28Ese mismo día, Josué tomó la ciudad de Maquedá y la destruyó por completo; mató a filo de espada a todos los que vivían en ella, y no dejó a nadie con vida. Hizo con el rey de Maquedá lo mismo que había hecho con el de Jericó.
29De allí, Josué y los israelitas se fueron a la ciudad de Libná y la atacaron.
30El Señor les entregó también esta ciudad y su rey. No quedó nada ni nadie con vida, e hizo con el rey de Libná lo mismo que con el de Jericó.
31Después Josué y los israelitas se fueron de Libná a Laquis, y acamparon ante la ciudad y la atacaron.
32Al segundo día, el Señor les entregó Laquis y, como en Libná, los israelitas mataron a filo de espada a todas las personas y los animales que vivían allí.
33Horam, el rey de Guézer, salió con su ejército a defender Laquis, pero Josué lo derrotó y no dejó a nadie con vida.
34Después de Laquis, Josué y los israelitas fueron a la ciudad de Eglón, acamparon ante ella y la atacaron.
35Ese mismo día la tomaron, y mataron a filo de espada a todos los que vivían allí, destruyéndolos por completo como habían hecho con Laquis.
36De Eglón siguieron a la ciudad de Hebrón, y la atacaron.
37Cuando la tomaron, la destruyeron por completo y mataron a filo de espada al rey y a todas las personas y los animales que vivían allí y en los pueblos vecinos, tal como lo habían hecho en Eglón.
38De allí, Josué y los israelitas se dirigieron a la ciudad de Debir y la atacaron,
39matando a filo de espada a su rey y a los habitantes de los pueblos vecinos. Ni un solo habitante de Debir quedó con vida; todos fueron aniquilados, tal como lo habían hecho con Hebrón y Libná y con sus reyes.
40Así pues, Josué conquistó toda la región. Derrotó a los reyes de las montañas, del Négueb, de los llanos y de las cuestas. Lo destruyó todo y los mató a todos; no quedó nada, ni dejó vivo a nadie, tal y como el Señor, el Dios de Israel, se lo había ordenado.
41-42De una sola vez derrotó a los reyes y conquistó todos sus territorios entre Cadés-barnea y Gaza, y toda la región de Gosen hasta la ciudad de Gabaón, porque el Señor, el Dios de Israel, peleaba en favor de los israelitas.
43Después Josué volvió al campamento de Guilgal con todos los israelitas.
Job 25
Bildad
1-2Dios es poderoso y temible;
él establece la paz en el cielo.
3Sus ejércitos son incontables,
su luz brilla sobre todos.
4¿Podrá, pues, un simple hombre
ser puro e inocente frente a Dios?
5A sus ojos, ni la luna tiene brillo
ni son puras las estrellas,
6¡mucho menos el hombre;
este gusano miserable!
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