el veintitrés de abril - Hechos 9.26-43, Josué 5-6 y Job 23

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Saulo en Jerusalén

Hechos 9 26Cuando Saulo llegó a Jerusalén, quiso reunirse con los creyentes; pero todos le tenían miedo, porque no creían que él también fuera creyente. 27Sin embargo, Bernabé lo llevó y lo presentó a los apóstoles. Les contó que Saulo había visto al Señor en el camino, y que el Señor le había hablado, y que, en Damasco, Saulo había anunciado a Jesús con toda valentía. 28Así Saulo se quedó en Jerusalén, y andaba con ellos. Hablaba del Señor con toda valentía, 29conversando y discutiendo con los judíos que hablaban griego; pero estos procuraban matarlo. 30Cuando los hermanos se dieron cuenta de ello, llevaron a Saulo a Cesarea, y de allí lo mandaron a Tarso.
31Entonces la iglesia, en todas las regiones de Judea, Galilea y Samaria, tenía paz y crecía espiritualmente. Vivía en el temor del Señor y, con la ayuda del Espíritu Santo, iba aumentando en número.

Pedro sana a Eneas

32Pedro, que andaba visitando a los hermanos, fue también a ver a los del pueblo santo que vivían en Lida. 33Allí encontró a un hombre llamado Eneas, que desde hacía ocho años estaba en cama, paralítico. 34Pedro le dijo:
--Eneas, Jesucristo te sana. Levántate y arregla tu cama.
Eneas se levantó al momento. 35Y todos los que vivían en Lida y en Sarón lo vieron levantarse, y se convirtieron al Señor.

Pedro resucita a Dorcas

36Por aquel tiempo había en la ciudad de Jope una creyente llamada Tabitá, que en griego significa Dorcas. Esta mujer pasaba su vida haciendo el bien y ayudando a los necesitados. 37Por aquellos días, Dorcas enfermó y murió. Su cuerpo, después de haber sido lavado, fue puesto en un cuarto del piso alto. 38Jope estaba cerca de Lida, donde Pedro se encontraba; y como los creyentes supieron que estaba allí, mandaron dos hombres a decirle: "Venga usted a Jope sin demora."
39Y Pedro se fue con ellos. Cuando llegó, lo llevaron al cuarto donde estaba el cuerpo; y todas las viudas, llorando, rodearon a Pedro y le mostraron los vestidos y túnicas que Dorcas había hecho cuando aún vivía. 40Pedro los hizo salir a todos, y se arrodilló y oró; luego, mirando a la muerta, dijo:
--¡Tabitá, levántate!
Ella abrió los ojos y, al ver a Pedro, se sentó. 41Él la tomó de la mano y la levantó; luego llamó a los creyentes y a las viudas, y la presentó viva. 42Esto se supo en toda la ciudad de Jope, y muchos creyeron en el Señor. 43Pedro se quedó varios días en la ciudad, en casa de un curtidor que se llamaba Simón.


El campamento en Guilgal

Josué 5 1Todos los reyes amorreos que estaban en el lado oeste del Jordán, y los reyes cananeos que estaban cerca del mar Mediterráneo, supieron que el Señor había secado el agua del río Jordán mientras los israelitas lo cruzaban, y les dio mucho miedo, y no se atrevían a hacer frente a los israelitas.
2Fue entonces cuando el Señor le dijo a Josué: "Haz unos cuchillos de piedra, y vuelve a circuncidar a los israelitas."
3Josué hizo los cuchillos, y circuncidó a los hombres israelitas en el monte de Aralot. 4Los circuncidó porque todos los hombres que estaban en edad militar cuando salieron de Egipto ya habían muerto por el camino, en el desierto. 5Y aunque todos los que salieron de Egipto estaban circuncidados, los que nacieron después, por el camino, en el desierto, no lo estaban. 6Como los israelitas anduvieron cuarenta años por el desierto, ya habían muerto todos los hombres que habían salido de Egipto en edad militar. Esos hombres no obedecieron al Señor, y por eso él les juró que no les dejaría ver la tierra que a sus antepasados había prometido darles, tierra donde la leche y la miel corren como el agua. 7Por eso Josué circuncidó a los hijos de aquellos hombres, es decir, a los que el Señor había puesto en lugar de ellos, los cuales no habían sido circuncidados antes porque estaban de camino. 8Cuando todos estuvieron ya circuncidados, se quedaron descansando en el campamento hasta que sanaron. 9Entonces el Señor le dijo a Josué: "Con esta circuncisión les he quitado la vergüenza de los egipcios." Por esta razón, aquel lugar todavía se llama Guilgal.
10Los israelitas acamparon en Guilgal, y el día catorce del mes, por la tarde, celebraron la Pascua en los llanos de Jericó. 11Ese mismo día comieron panes sin levadura y trigo tostado, pero al día siguiente comieron ya de lo que la tierra producía. 12Desde entonces no volvió a haber maná, así que los israelitas se alimentaron aquel año de lo que producía la tierra de Canaán.

Josué y el jefe del ejército del Señor

13Un día, estando Josué cerca de Jericó, vio delante de él a un hombre con una espada en la mano. Josué se le acercó y le preguntó:
--¿Eres de los nuestros, o de nuestros enemigos?
14--Ni lo uno ni lo otro --contestó el hombre--. Vengo como jefe del ejército del Señor.
Entonces Josué se inclinó hasta tocar el suelo con la frente, y le preguntó:
--¿Qué le manda mi Señor a este siervo suyo?
15El jefe del ejército del Señor le contestó:
--Descálzate, porque el lugar donde estás es sagrado.
Y Josué le obedeció.

El plan para atacar Jericó

Josué 6 1Nadie podía entrar ni salir de Jericó, pues se habían cerrado las puertas de la ciudad para defenderla de los israelitas. 2Pero el Señor le dijo a Josué: "Yo te he entregado Jericó, con su rey y sus soldados. 3Ustedes, soldados israelitas, den una vuelta diaria alrededor de la ciudad durante seis días. 4Siete sacerdotes irán delante del arca de la alianza, cada uno con una trompeta de cuerno de carnero, y el séptimo día darán siete vueltas a la ciudad, mientras los sacerdotes tocan las trompetas. 5Cuando ustedes oigan que las trompetas dan un toque especial, griten con todas sus fuerzas, y la muralla de la ciudad se vendrá abajo. Entonces cada uno deberá avanzar directamente contra la ciudad."
6Josué llamó a los sacerdotes y les dijo: "Lleven el arca de la alianza del Señor, y siete de ustedes vayan delante del arca, con trompetas de cuerno de carnero." 7Y al pueblo le dijo: "Vayan y denle la vuelta a la ciudad. Los hombres de combate, que vayan delante del arca del Señor."
8Todos hicieron lo que Josué les mandó. Los siete sacerdotes iban delante del arca de la alianza del Señor, tocando las siete trompetas, y el arca los seguía. 9Los hombres de combate iban delante de los sacerdotes, y la retaguardia iba detrás del arca, mientras los sacerdotes tocaban las trompetas sin cesar. 10Pero al ejército Josué le ordenó que marchara en silencio, hasta el momento en que él les diera la orden de gritar con todas sus fuerzas.

La toma de Jericó

11Josué hizo que el arca del Señor diera una vuelta alrededor de la ciudad. Después volvieron al campamento, y allí pasaron la noche. 12Al día siguiente, muy temprano, Josué se levantó y los sacerdotes tomaron el arca del Señor. 13Los siete sacerdotes iban delante del arca del Señor, sin dejar de caminar ni de tocar sus trompetas. Los hombres de combate iban delante de ellos, y los otros iban detrás del arca. Las trompetas no dejaban de sonar. 14Al segundo día le dieron otra vuelta a la ciudad y volvieron al campamento. Y durante seis días hicieron lo mismo.
15Al séptimo día se levantaron de madrugada y marcharon alrededor de la ciudad, como lo habían hecho antes, pero ese día le dieron siete vueltas. 16Cuando los sacerdotes tocaron las trompetas por séptima vez, Josué ordenó a la gente: "¡Griten! El Señor les ha entregado la ciudad. 17La ciudad, con todo lo que hay en ella, será consagrada a completa destrucción, porque el Señor así lo ha ordenado. Solo se les perdonará la vida a Rahab la prostituta y a los que estén refugiados en su casa, porque ella escondió a los espías que mandamos. 18En cuanto a ustedes, cuídense de no tomar ni tocar nada de lo que hay en la ciudad y que el Señor ha consagrado a la destrucción, pues de lo contrario pondrán bajo maldición el campamento de Israel y le acarrearán la desgracia. 19Pero el oro y la plata, y todas las cosas de bronce y de hierro, serán dedicadas al Señor, y se pondrán en su tesoro."
20La gente gritó y las trompetas sonaron. Al oir los israelitas el sonido de las trompetas, comenzaron a gritar a voz en cuello, y la muralla de la ciudad se vino abajo. Entonces avanzaron directamente contra la ciudad, y la tomaron. 21Después mataron a filo de espada a hombres, mujeres, jóvenes y viejos, y aun a los bueyes, las ovejas y los asnos. Todo lo destruyeron por completo.
22Josué les dijo a los dos espías que habían explorado la tierra: "Vayan a casa de la prostituta y sáquenla de allí con todos los suyos, tal como ustedes se lo prometieron." 23Ellos entraron y sacaron a Rahab, a su padre, a su madre, a sus hermanos y a todos sus parientes, y los llevaron a un lugar seguro fuera del campamento de Israel. 24Luego los israelitas quemaron la ciudad y todo lo que había en ella. Lo único que sacaron fue la plata, el oro y las cosas de bronce y de hierro, que pusieron en el tesoro del Señor. 25Pero Josué les perdonó la vida a Rahab y a su familia, porque ella había escondido a los espías que Josué había enviado a Jericó. Y desde entonces los descendientes de Rahab viven entre los israelitas.
26Luego Josué hizo el siguiente juramento: "Maldito sea a los ojos del Señor el que intente reconstruir la ciudad de Jericó. Sean echados los cimientos sobre su hijo mayor, y sobre su hijo menor sean puestas las puertas."
27El Señor ayudó a Josué, y la fama de Josué se extendió por toda la región.


Job 23
Job
1-2Una vez más mis quejas son amargas
porque Dios ha descargado su mano sobre mí.
3¡Ojalá supiera yo dónde encontrarlo,
y cómo llegar a donde vive!
4Presentaría ante él mi caso,
pues me sobran argumentos.
5¡Ya sabría cómo responder
a lo que él me contestara!
6Pero él no usaría la fuerza como argumento,
sino que me escucharía
7y reconocería que tengo la razón;
me declararía inocente,
¡me dejaría libre para siempre!
8Pero busco a Dios en el oriente, y no está allí;
lo busco en el occidente, y no lo encuentro.
9Me dirijo al norte, y no lo veo;
me vuelvo al sur, y no lo percibo.
10Él conoce cada uno de mis pasos;
puesto a prueba, saldré puro como el oro.
11Yo siempre he seguido sin desviarme
el camino que él me ha señalado.
12Siempre he cumplido sus leyes y mandatos,
y no mi propia voluntad.
13Cuando él decide realizar algo, lo realiza;
nada le hace cambiar de parecer.
14Lo que él ha dispuesto hacer conmigo, eso hará,
junto con otras cosas semejantes.
15Por eso le tengo miedo;
solo el pensarlo me llena de terror.
16Dios, el Todopoderoso,
me tiene acobardado.
17¡Ojala la noche me hiciera desaparecer
y me envolviera la oscuridad!

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