el veinte de abril - 1 Corintios 15.35-58

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Cómo resucitarán los muertos

35Tal vez alguno preguntará: "¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Qué clase de cuerpo tendrán?" 36¡Vaya pregunta tonta! Cuando se siembra, la semilla tiene que morir para que tome vida la planta. 37Lo que se siembra no es la planta que ha de brotar, sino el simple grano, sea de trigo o de otra cosa. 38Después Dios le da la forma que él quiere, y a cada semilla le da el cuerpo que le corresponde. 39No todos los cuerpos son iguales; uno es el cuerpo del hombre, otro el de los animales, otro el de las aves y otro el de los peces. 40Del mismo modo, hay cuerpos celestes y cuerpos terrestres; pero una es la hermosura de los cuerpos celestes y otra la hermosura de los cuerpos terrestres. 41El brillo del sol es diferente del brillo de la luna y del brillo de las estrellas; y aun entre las estrellas, el brillo de una es diferente del de otra.
42Lo mismo pasa con la resurrección de los muertos. Lo que se entierra es corruptible; lo que resucita es incorruptible. 43Lo que se entierra es despreciable; lo que resucita es glorioso. Lo que se entierra es débil; lo que resucita es fuerte. 44Lo que se entierra es un cuerpo material; lo que resucita es un cuerpo espiritual. Si hay cuerpo material, también hay cuerpo espiritual.
45Así dice la Escritura: "El primer hombre, Adán, se convirtió en un ser viviente"; pero el último Adán se convirtió en espíritu que da vida. 46Sin embargo, lo espiritual no es primero, sino lo material; después lo espiritual. 47El primer hombre, hecho de tierra, era de la tierra; el segundo hombre es del cielo. 48Los cuerpos de la tierra son como aquel hombre hecho de tierra; y los del cielo son como aquel que es del cielo. 49Así como nos parecemos al hombre hecho de tierra, así también nos pareceremos a aquel que es del cielo. 50Quiero decirles, hermanos, que lo puramente material no puede tener parte en el reino de Dios, y que lo corruptible no puede tener parte en lo incorruptible.
51Pero quiero que conozcan el designio secreto de Dios: No todos moriremos, pero todos seremos transformados 52en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, cuando suene el último toque de trompeta. Porque sonará la trompeta, y los muertos serán resucitados para no volver a morir. Y nosotros seremos transformados. 53Pues nuestra naturaleza corruptible se revestirá de lo incorruptible, y nuestro cuerpo mortal se revestirá de inmortalidad. 54Y cuando nuestra naturaleza corruptible se haya revestido de lo incorruptible, y cuando nuestro cuerpo mortal se haya revestido de inmortalidad, se cumplirá lo que dice la Escritura: "La muerte ha sido devorada por la victoria. 55¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón?" 56El aguijón de la muerte es el pecado, y el pecado ejerce su poder por la ley. 57¡Pero gracias a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo!
58Por lo tanto, mis queridos hermanos, sigan firmes y constantes, trabajando siempre más y más en la obra del Señor; porque ustedes saben que no es en vano el trabajo que hacen en unión con el Señor.

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