el dieciséis de abril - Hechos 5.17-42, Deuteronomio 25 -27 y Job 16

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Persecución de los apóstoles

Hechos 5 17El sumo sacerdote y los del partido de los saduceos que estaban con él, se llenaron de envidia, 18y arrestaron a los apóstoles y los metieron en la cárcel pública. 19Pero un ángel del Señor abrió de noche las puertas de la cárcel y los sacó, diciéndoles: 20"Vayan y, de pie en el templo, cuenten al pueblo todo este mensaje de vida." 21Conforme a esto que habían oído, al día siguiente entraron temprano en el templo y comenzaron a enseñar.
Entonces, el sumo sacerdote y los que estaban con él llamaron a todos los ancianos israelitas a una reunión de la Junta Suprema, y mandaron traer de la cárcel a los apóstoles. 22Pero cuando los guardias llegaron a la cárcel, no los encontraron. Así que volvieron con la noticia, 23diciendo:
--Encontramos la cárcel perfectamente cerrada, y a los soldados vigilando delante de las puertas; pero cuando abrimos, no encontramos a nadie dentro.
24Al oírlo, el jefe de la guardia del templo y los principales sacerdotes se preguntaban en qué iría a parar todo aquello. 25En aquel momento llegó uno, que les dijo:
--Los que ustedes metieron en la cárcel, están en el templo enseñando al pueblo.
26El jefe de la guardia, junto con los guardias, fue a buscarlos; pero no los maltrataron, porque tenían miedo de ser apedreados por la gente. 27Al llegar, los llevaron ante la Junta Suprema, y el sumo sacerdote les dijo:
28--Nosotros les habíamos prohibido terminantemente que enseñaran nada relacionado con ese hombre. ¿Y qué han hecho ustedes? Han llenado toda Jerusalén con esas enseñanzas, y encima quieren echarnos la culpa de la muerte de ese hombre.
29Pedro y los demás apóstoles contestaron:
--Es nuestro deber obedecer a Dios antes que a los hombres. 30El Dios de nuestros antepasados resucitó a Jesús, el mismo a quien ustedes mataron colgándolo en una cruz. 31Dios lo ha levantado y lo ha puesto a su derecha, y lo ha hecho Guía y Salvador, para que la nación de Israel se vuelva a Dios y reciba el perdón de sus pecados. 32De esto somos testigos nosotros, y también lo es el Espíritu Santo, que Dios ha dado a los que le obedecen.
33Cuando oyeron esto, se enfurecieron y quisieron matarlos. 34Pero entre aquellas autoridades había un fariseo llamado Gamaliel, que era un maestro de la ley muy respetado por el pueblo. Este se puso de pie y mandó que por un momento sacaran de allí a los apóstoles. 35Luego dijo a las demás autoridades:
--Israelitas, tengan cuidado con lo que van a hacer con estos hombres. 36Recuerden que hace algún tiempo se levantó Teudas, alegando ser un hombre importante, y unos cuatrocientos hombres lo siguieron. Pero a este lo mataron, y sus seguidores se dispersaron, y allí se acabó todo. 37Más tarde, en los días del censo, se levantó Judas, el de Galilea, y logró que algunos lo siguieran; pero también lo mataron, y todos sus seguidores se dispersaron. 38En este caso, yo les aconsejo que dejen a estos hombres y que no se metan con ellos. Porque si este asunto es cosa de los hombres, pasará; 39pero si es cosa de Dios, no podrán ustedes vencerlos. Tengan cuidado, no se vayan a encontrar luchando contra Dios.
Ellos le hicieron caso. 40Así que llamaron a los apóstoles, los azotaron y les prohibieron seguir hablando en el nombre de Jesús; después los soltaron. 41Los apóstoles salieron de la presencia de las autoridades muy contentos, porque Dios les había concedido el honor de sufrir injurias por causa del nombre de Jesús. 42Todos los días enseñaban y anunciaban la buena noticia de Jesús el Mesías, tanto en el templo como por las casas.


Deuteronomio 25 1"Cuando algunos tengan un pleito, deberán presentarse ante el tribunal para que se les juzgue, y los jueces declararán inocente al que lo sea y condenarán al culpable. 2Si el culpable merece ser azotado, el juez ordenará que se le tienda en el suelo y que en su presencia se le den los azotes que merezca la falta que ha cometido. 3En ningún caso se darán más de cuarenta azotes, para evitar que aquel compatriota sufra un castigo demasiado duro y se sienta humillado ante ustedes.
4"No le pongan bozal al buey cuando esté trillando el grano.

Ley del levirato

5"Si dos hermanos comparten el mismo techo y uno de ellos muere sin dejar ningún hijo, la viuda no podrá casarse con ningún hombre de otra familia. El hermano de su marido deberá tomarla por esposa, y así cumplir con ella su deber de cuñado. 6El primer hijo que ella dé a luz llevará el nombre del hermano muerto, con el fin de que su nombre no desaparezca de Israel. 7Pero si el hombre no quiere casarse con su cuñada, ella se presentará ante el tribunal y dirá a los ancianos: 'Mi cuñado no quiere que el nombre de su hermano se mantenga vivo en Israel; no quiere cumplir conmigo su deber de cuñado.' 8Entonces los ancianos de la ciudad lo llamarán y hablarán con él, y si él insiste en no casarse con ella, 9entonces su cuñada se acercará a él y en presencia de los ancianos le quitará la sandalia del pie, le escupirá en la cara y dirá: '¡Así se hace con el hombre que no quiere dar descendencia a su hermano!' 10Y su familia será conocida en Israel con el nombre de 'la familia del Descalzado'.

Otras leyes

11"Si dos hombres se están golpeando, y se acerca la mujer de uno de ellos para defender a su marido y agarra al otro por las partes genitales, 12ustedes ordenarán sin ninguna compasión que se le corte la mano a la mujer.
13-14"No usen en sus compras y ventas pesas y medidas falsas, 15sino pesas exactas y completas, para que vivan muchos años en el país que el Señor su Dios les va a dar. 16Porque al Señor le repugnan todos los que hacen estas cosas y cometen injusticias.

La orden de exterminar a Amalec

17"Recuerden ustedes lo que les hizo Amalec cuando estaban en camino, después de haber salido de Egipto; 18recuerden que, sin ningún temor de Dios, los atacó en el camino y se aprovechó de que ustedes estaban cansados y fatigados, y atacó por la espalda a los que estaban débiles y se habían quedado atrás. 19Por lo tanto, cuando el Señor su Dios los haya librado de todos los enemigos que les rodean en el país que él les da en propiedad, deberán borrar de la tierra la memoria de Amalec. ¡No lo olviden!

Ofrenda de los primeros frutos

Deuteronomio 26 1"Cuando hayas entrado en la tierra que el Señor tu Dios te va a dar en propiedad, y te hayas establecido en ella, 2tomarás los primeros frutos de la cosecha que te dé la tierra, y los llevarás en una cesta al lugar que el Señor tu Dios haya escogido como residencia de su nombre. 3Allí te presentarás al sacerdote en funciones, y le dirás: 'Yo declaro hoy, ante el Señor mi Dios, que ya he entrado en el país que el Señor juró a nuestros antepasados que nos daría.' 4El sacerdote tomará la cesta que tú le entregues, y la pondrá ante el altar del Señor tu Dios; 5entonces pronunciarás ante el Señor tu Dios la siguiente declaración:
'Mis antepasados fueron un pequeño grupo de arameos errantes, que emigraron a Egipto y se quedaron a vivir allí, convirtiéndose después en una nación grande, poderosa y numerosa. 6Pero los egipcios nos maltrataron, nos oprimieron y nos hicieron sufrir cruel esclavitud. 7Entonces pedimos al Señor y Dios de nuestros padres que nos ayudara, y él escuchó nuestras súplicas, y vio la miseria, los trabajos y la opresión de que éramos víctimas; 8desplegó su gran poder y, en medio de un gran terror y de acontecimientos extraordinarios, nos sacó de Egipto 9y nos trajo a este lugar, y nos dio esta tierra donde la leche y la miel corren como el agua. 10Por eso traigo ahora los primeros frutos de la tierra que el Señor me ha dado.'

"En seguida pondrás la cesta delante del Señor tu Dios y te arrodillarás en su presencia. 11Después harás fiesta por todos los bienes que el Señor tu Dios te ha dado a ti y a tu familia. También se unirán a tu alegría los levitas y los extranjeros que vivan entre ustedes.

Ofrenda de la décima parte de todo

12"Cuando llegue el tercer año, que es cuando se da la décima parte de todo, y cuando hayas apartado ya la décima parte de todos tus frutos y se la hayas dado a los levitas y a los extranjeros que viven en tu país, y a los huérfanos y las viudas, para que puedan comer en tus poblaciones todo lo que quieran, 13declararás ante el Señor tu Dios:
'Ya he apartado de mi casa la parte de la cosecha que debe ser consagrada, y la he repartido entre los levitas y extranjeros que viven en nuestro país, y entre los huérfanos y las viudas, cumpliendo todo lo que tú me mandaste y sin desobedecer ni olvidar ninguno de tus mandamientos. 14No he comido nada de ello mientras estuve de luto o en estado de impureza, ni lo he ofrecido a los muertos. Señor mi Dios, te he obedecido y he cumplido todo lo que me has ordenado. 15Mira desde los cielos, desde tu santa mansión, y bendice a tu pueblo Israel y a la tierra que nos has dado, donde la leche y la miel corren como el agua, tal como lo prometiste a nuestros antepasados.'

Israel, pueblo consagrado al Señor

16"El Señor tu Dios te manda hoy que pongas en práctica estas leyes y estos mandamientos; cúmplelos de todo corazón y con toda tu alma. 17Tú has declarado hoy que el Señor es tu Dios, y has prometido seguir sus caminos y cumplir sus leyes, mandamientos y decretos, y obedecerlo siempre. 18También el Señor ha declarado hoy que tú, Israel, eres el pueblo de su propiedad, tal como te lo había prometido, y que cumplirás todos sus mandamientos. 19Él va a hacer de ti una nación superior en gloria, fama y honor a las demás naciones que hizo, y serás, como él lo ha dicho, un pueblo consagrado al Señor tu Dios."

Las piedras memoriales en el monte Ebal

Deuteronomio 27 1Moisés y los ancianos de Israel dieron al pueblo las siguientes órdenes:
"Cumplan todo lo que hoy les he ordenado. 2Cuando crucen el río Jordán y entren en la tierra que el Señor su Dios les va a dar, levantarán unas piedras grandes y las blanquearán con cal, 3para escribir en ellas todas estas instrucciones que les he dado. Háganlo en cuanto entren en esa tierra donde la leche y la miel corren como el agua, y que el Señor su Dios les va a dar, tal como lo prometió a los antepasados de ustedes. 4Así que, cuando hayan cruzado el río Jordán, deberán levantar sobre el monte Ebal las piedras que les he dicho, y blanquearlas con cal. 5-6También deberán construir allí un altar de piedra para el Señor su Dios. Las piedras deberán ser enteras y sin labrar. Allí, en ese altar, ofrecerán al Señor su Dios holocaustos 7y sacrificios de reconciliación; y allí, ante el Señor su Dios, comerán y harán fiesta. 8En las piedras deberán escribir con toda claridad estas instrucciones que les he dado."
9Después Moisés, acompañado de los sacerdotes levitas, dijo a los israelitas:
"Guarden silencio, israelitas, y escuchen. Hoy se han convertido ustedes en el pueblo del Señor su Dios. 10Por lo tanto, deben obedecerle y poner en práctica sus mandamientos y sus leyes que yo les ordeno hoy."

Enumeración de las maldiciones

11Ese mismo día Moisés dio al pueblo esta orden:
12"Cuando ustedes hayan cruzado el río Jordán, las tribus de Simeón, Leví, Judá, Isacar, José y Benjamín se colocarán en el monte Guerizim para la bendición del pueblo, 13y las tribus de Rubén, Gad, Aser, Zabulón, Dan y Neftalí se colocarán en el monte Ebal para la maldición. 14Los levitas se dirigirán a todos los israelitas, y en voz alta pronunciarán la siguiente declaración:
15'Maldito sea el que haga un ídolo o una figura de metal fundido, hecha por un artesano, y la ponga en un lugar oculto, pues eso le repugna al Señor.' Y todo el pueblo dirá: 'Amén.'
16'Maldito sea el que trate con desprecio a su padre o a su madre.' Y todo el pueblo dirá: 'Amén.'
17'Maldito sea el que cambie los límites de la propiedad de su vecino para robarle terreno.' Y todo el pueblo dirá: 'Amén.'
18'Maldito sea el que desvíe de su camino a un ciego.' Y todo el pueblo dirá: 'Amén.'
19'Maldito sea el que cometa una injusticia con un extranjero, una viuda o un huérfano.' Y todo el pueblo dirá: 'Amén.'
20'Maldito sea el que se acueste con la mujer de su padre, pues con ello lo deshonra.' Y todo el pueblo dirá: 'Amén.'
21'Maldito sea el que tenga relaciones sexuales con un animal.' Y todo el pueblo dirá: 'Amén.'
22'Maldito sea el que se acueste con su hermana, ya sea por parte de padre o por parte de madre.' Y todo el pueblo dirá: 'Amén.'
23'Maldito sea el que se acueste con su suegra.' Y todo el pueblo dirá: 'Amén.'
24'Maldito sea el que mate a traición a su prójimo.' Y todo el pueblo dirá: 'Amén.'
25'Maldito sea el que reciba dinero por matar a una persona inocente.' Y todo el pueblo dirá: 'Amén.'
26'Maldito sea el que no respete estas instrucciones, ni las ponga en práctica.' Y todo el pueblo dirá: 'Amén.'


Job 16
Job
1-2Ya he oído muchas veces cosas parecidas.
Ustedes, en vez de consolarme, me atormentan.
3¿Es que no hay fin para las palabras huecas?
¿Qué manía es esa de contradecirme?
4Si ustedes estuvieran ahora en mi lugar,
también yo hablaría como ustedes;
movería burlonamente la cabeza
y les lanzaría un torrente de palabras,
5palabras amables y consoladoras,
para darles ánimo y valor.
6Pero ni el hablar calma mi dolor,
ni el callar me trae alivio.
7Dios ha acabado con mis fuerzas;
me ha quitado todos mis amigos
8y me ha puesto en prisión.
Ha levantado testimonios contra mí;
contra mí ha presentado acusaciones falsas.
9El Señor me persigue y me desgarra,
me amenaza como una fiera,
me clava los ojos cual si fuera mi enemigo.
10La gente se amontona contra mí,
me hace muecas
y me da de bofetadas para humillarme.
11Dios me ha puesto en manos
de gente malvada y criminal.
12Yo estaba en paz, y él me agarró del cuello;
me estrujó, me hizo pedazos.
Me convirtió en el blanco de sus flechas.
13De todos lados me dispara;
atraviesa mi cuerpo sin ninguna compasión,
y se esparcen mis entrañas por el suelo.
14Me abre herida tras herida,
se lanza contra mí como un guerrero.

15Lleno de tristeza, me puse ásperas ropas
y hundí en el polvo mi cabeza.
16La cara se me ha hinchado de llorar;
se me ha nublado la vista,
17a pesar de que nunca hice violencia a nadie
y de que ha sido pura mi oración.

18Este crimen contra mí, clama justicia;
¡tierra, no sepultes mi clamor!
19Alguien debe de haber en el cielo
que declare en mi favor,
20que interprete ante Dios mis pensamientos,
para que él vea mis lágrimas;
21alguien que hable ante Dios en mi favor,
como se habla ante un hombre en favor de otro.
22Los pocos años que me quedan van pasando,
y pronto emprenderé el viaje sin regreso.

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