Jesús enseña sobre tres prácticas de piedad San Mateo 6
1"No hagan sus buenas obras delante de la gente solo para que los demás los vean. Si lo hacen así, su Padre que está en el cielo no les dará ningún premio.
2"Por eso, cuando ayudes a los necesitados, no lo publiques a los cuatro vientos, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles para que la gente hable bien de ellos. Les aseguro que con eso ya tienen su premio.
3Cuando tú ayudes a los necesitados, no se lo cuentes ni siquiera a tu amigo más íntimo;
4hazlo en secreto. Y tu Padre, que ve lo que haces en secreto, te dará tu premio.
Jesús enseña a orar
(Lc 11.2-4)
5"Cuando ustedes oren, no sean como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas para que la gente los vea. Les aseguro que con eso ya tienen su premio.
6Pero tú, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre en secreto. Y tu Padre, que ve lo que haces en secreto, te dará tu premio.
7"Y al orar no repitan ustedes palabras inútiles, como hacen los paganos, que se imaginan que cuanto más hablen más caso les hará Dios.
8No sean como ellos, porque su Padre ya sabe lo que ustedes necesitan, antes que se lo pidan.
9Ustedes deben orar así:
'Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre.
10Venga tu reino.
Hágase tu voluntad en la tierra,
así como se hace en el cielo.
11Danos hoy el pan que necesitamos.
12Perdónanos el mal que hemos hecho,
así como nosotros hemos perdonado
a los que nos han hecho mal.
13No nos expongas a la tentación,
sino líbranos del maligno.'
14"Porque si ustedes perdonan a otros el mal que les han hecho, su Padre que está en el cielo los perdonará también a ustedes;
15pero si no perdonan a otros, tampoco su Padre les perdonará a ustedes sus pecados.
Jesús enseña sobre el ayuno
16"Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como los hipócritas, que aparentan tristeza para que la gente vea que están ayunando. Les aseguro que con eso ya tienen su premio.
17Tú, cuando ayunes, lávate la cara y arréglate bien,
18para que la gente no note que estás ayunando. Solamente lo notará tu Padre, que está en lo oculto, y tu Padre que ve en lo oculto te dará tu recompensa.
El Señor ordena seguir adelante Éxodo 33
1El Señor le dijo a Moisés:
--Anda, vete de aquí con el pueblo que sacaste de Egipto. Vayan a la tierra que prometí a Abraham, Isaac y Jacob que daría a sus descendientes.
2Yo enviaré mi ángel para que te guíe, y echaré fuera del país a los cananeos, amorreos, hititas, ferezeos, heveos y jebuseos.
3Vayan a la tierra donde la leche y la miel corren como el agua. Pero yo no iré entre ustedes, no vaya a ser que los destruya en el camino, pues ustedes son gente muy terca.
4El pueblo se entristeció al escuchar estas duras palabras, y nadie se puso sus joyas,
5pues el Señor le había dicho a Moisés:
--Diles a los israelitas: 'Ustedes son gente muy terca. ¡Si yo estuviera entre ustedes aun por un momento, terminaría por destruirlos! Quítense ahora mismo sus joyas, y ya veré entonces qué hacer con ustedes.'
6Y así, a partir del monte Horeb, los israelitas dejaron de usar sus joyas.
La tienda del encuentro con Dios
7Moisés tomó la tienda de campaña y la puso a cierta distancia fuera del campamento, y la llamó tienda del encuentro con Dios. Cuando alguien quería consultar al Señor, iba a la tienda, la cual estaba fuera del campamento.
8Y cuando Moisés iba a la tienda, toda la gente se levantaba y permanecía de pie a la entrada de su propia tienda de campaña, siguiendo a Moisés con la mirada hasta que este entraba en la tienda.
9En cuanto Moisés entraba en ella, la columna de nube bajaba y se detenía a la entrada de la tienda, mientras el Señor hablaba a Moisés.
10Y cuando la gente veía que la columna de nube se detenía a la entrada de la tienda, cada uno se arrodillaba a la entrada de su propia tienda en actitud de adoración.
11Dios hablaba con Moisés cara a cara, como quien habla con un amigo, y después Moisés regresaba al campamento. Pero su ayudante, el joven Josué, hijo de Nun, nunca se apartaba del interior de la tienda.
El Señor muestra su gloria a Moisés
12Moisés le dijo al Señor:
--Mira, tú me pides que yo dirija a este pueblo, pero no me dices a quién vas a enviar conmigo. También dices que tienes mucha confianza en mí y que me he ganado tu favor.
13Pues si esto es cierto, hazme saber tus planes, para que yo pueda tener confianza en ti y pueda seguir contando con tu favor. Ten en cuenta que este pueblo es tu pueblo.
14--Yo mismo te acompañaré y te haré descansar --dijo el Señor.
15Pero Moisés le respondió:
--Si tú mismo no vas a acompañarnos, no nos hagas salir de aquí.
16Porque si tú no nos acompañas, ¿de qué otra manera podrá saberse que tu pueblo y yo contamos con tu favor? Solo así tu pueblo y yo podremos distinguirnos de todos los otros pueblos de la tierra.
17--Esto que has dicho también lo voy a hacer, porque tengo confianza en ti y te has ganado mi favor --le afirmó el Señor.
18--¡Déjame ver tu gloria! --suplicó Moisés.
19Pero el Señor contestó:
--Voy a hacer pasar toda mi bondad delante de ti, y delante de ti pronunciaré mi nombre. Tendré misericordia de quien yo quiera, y tendré compasión también de quien yo quiera.
20Pero te aclaro que no podrás ver mi rostro, porque ningún hombre podrá verme y seguir viviendo.
21Dijo también el Señor:
--Mira, aquí junto a mí hay un lugar. Ponte de pie sobre la roca.
22Cuando pase mi gloria, te pondré en un hueco de la roca y te cubriré con mi mano hasta que yo haya pasado.
23Después quitaré mi mano, y podrás ver mis espaldas; pero mi rostro no debe ser visto.
Las nuevas tablas de la ley
(Dt 10.1-5) Éxodo 34
1El Señor le dijo a Moisés:
--Corta tú mismo dos tablas de piedra iguales a las primeras, para que yo escriba en ellas las mismas palabras que estaban escritas en las primeras tablas, las que hiciste pedazos.
2Prepárate también para subir al monte Sinaí mañana por la mañana, y preséntate ante mí en la parte más alta del monte.
3Nadie debe subir contigo, ni se debe ver a nadie por todo el monte; tampoco debe haber ovejas o vacas pastando frente al monte.
4Moisés cortó dos tablas de piedra iguales a las primeras. Al día siguiente, muy temprano, tomó las dos tablas de piedra y subió al monte Sinaí, tal como el Señor se lo había ordenado.
5Entonces el Señor bajó en una nube y estuvo allí con Moisés, y pronunció su propio nombre.
6Pasó delante de Moisés, diciendo en voz alta:
--¡El Señor! ¡El Señor! ¡Dios tierno y compasivo, paciente y grande en amor y verdad!
7Por mil generaciones se mantiene fiel en su amor y perdona la maldad, la rebeldía y el pecado; pero no deja sin castigo al culpable, sino que castiga la maldad de los padres en los hijos y en los nietos, en los bisnietos y en los tataranietos.
8Rápidamente Moisés se inclinó hasta tocar el suelo con la frente, y adoró al Señor
9diciendo:
--¡Señor! ¡Señor! Si en verdad me he ganado tu favor, acompáñanos. Esta gente es realmente muy terca, pero perdónanos nuestros pecados y maldad, y acéptanos como tu pueblo.
La alianza renovada
(Dt 7.1-5)
10El Señor dijo:
"Pongan atención: yo hago ahora una alianza ante todo tu pueblo. Voy a hacer cosas maravillosas que no han sido hechas en ninguna otra nación de la tierra, y toda la gente entre la que ustedes se encuentran verá lo que el Señor puede hacer, pues será maravilloso lo que yo haré con ustedes.
11"Cumplan lo que les he ordenado hoy, y yo arrojaré de la presencia de ustedes a los amorreos, cananeos, hititas, ferezeos, heveos y jebuseos.
12"No hagan ningún pacto con los que viven en el país al que van a entrar, para que no los hagan caer en sus redes.
13Al contrario, derriben sus altares y destrocen por completo sus piedras y troncos sagrados.
14"No adoren a ningún otro dios, porque el Señor es celoso. Su nombre es Dios celoso.
15"No hagan ningún pacto con los que viven en esa tierra, no sea que cuando ellos se rebajen a adorar a sus dioses y les presenten ofrendas, los inviten a ustedes y ustedes coman también de esas ofrendas,
16o casen ellos a sus hijas con los hijos de ustedes, y cuando ellas cometan inmoralidades al adorar a sus dioses, hagan que los hijos de ustedes también se rebajen a adorarlos.
17"Jamás se hagan ustedes ídolos de metal fundido.
Fiestas anuales
(Ex 23.14-19; Dt 16.1-17)
18"Celebren la fiesta del pan sin levadura y, de acuerdo con lo que les he ordenado, coman pan sin levadura durante siete días. La fecha señalada es el mes de Abib, porque en ese mes salieron de Egipto.
19"Todo primer hijo que ustedes tengan, será para mí, lo mismo que toda primera cría de sus vacas, ovejas y cabras, si la cría es un macho.
20En el caso de la primera cría de una asna, deben dar un cordero o un cabrito en lugar del asno; pero si no lo dan, le romperán el cuello al asno. También deben dar una ofrenda en lugar de cada hijo mayor. Y nadie ha de venir a verme si no trae algo.
21"Trabajen durante seis días, pero el día séptimo deben descansar, aun en tiempo de siembra o de cosecha.
22"Celebren la fiesta de las Semanas, la de los primeros frutos de la cosecha de trigo, y la de la cosecha de fin del año.
23"Todos los hombres se presentarán tres veces al año ante el Señor, el Dios de Israel.
24Yo voy a arrojar de la presencia de ustedes a las demás naciones, y extenderé el territorio de ustedes. Así nadie tratará de adueñarse de su tierra mientras ustedes van a presentarse ante el Señor su Dios tres veces al año.
25"En los sacrificios de animales, no ofrezcan juntos la sangre y el pan con levadura, ni guarden para el día siguiente lo que sobre del animal sacrificado en la Pascua.
26"Deben llevar los mejores primeros frutos de su tierra al templo del Señor su Dios.
"No cocinen cabritos en la leche de su madre."
Moisés escribe la ley
27El Señor le dijo a Moisés: "Escribe estas palabras, porque ellas son la base de la alianza que yo hago contigo y con los israelitas."
28Moisés se quedó allí con el Señor cuarenta días y cuarenta noches, sin comer ni beber. Allí escribió sobre las tablas las palabras de la alianza, es decir, los diez mandamientos.
29Después bajó Moisés del monte Sinaí llevando las dos tablas de la ley; pero al bajar del monte no se dio cuenta de que su cara resplandecía por haber hablado con el Señor.
30Cuando Aarón y todos los israelitas vieron que la cara de Moisés resplandecía, sintieron miedo y no se acercaron a él.
31Pero Moisés los llamó, y cuando Aarón y todos los jefes de la comunidad volvieron a donde estaba Moisés, él habló con ellos.
32Poco después se acercaron todos los israelitas, y Moisés les dio todas las órdenes que el Señor le había dado en el monte Sinaí.
33Luego que terminó de hablar con ellos, se puso un velo sobre la cara.
34Cuando Moisés entraba a la presencia del Señor para hablar con él, se quitaba el velo y se quedaba así hasta que salía. Entonces comunicaba a los israelitas las órdenes que había recibido del Señor.
35Al ver los israelitas que la cara de Moisés resplandecía, él volvía a ponerse el velo sobre la cara, y se lo dejaba puesto hasta que entraba a hablar de nuevo con el Señor.
Proverbios 15
1La respuesta amable calma el enojo;
la respuesta violenta lo excita más.
2De la lengua de los sabios brota sabiduría;
de la boca de los necios, necedades.
3El Señor está en todo lugar
vigilando a los buenos y a los malos.
4La lengua amable es un árbol de vida;
la lengua perversa hace daño al espíritu.
5El necio desprecia la corrección de su padre;
el que la atiende, demuestra inteligencia.
6Gran abundancia hay en casa del hombre honrado,
pero al malvado no le aprovechan sus ganancias.
7Los sabios esparcen sabiduría con sus labios;
los necios, con su mente, hacen todo lo contrario.
8El Señor no soporta las ofrendas de los malvados,
pero recibe con agrado la oración de los justos.
9El Señor no soporta la conducta de los malvados,
pero ama a quien vive una vida recta.
10Al que deja el buen camino se le corrige con dureza;
el que odia la reprensión, morirá.
11Si a la vista del Señor están la muerte y el sepulcro,
¡con mayor razón los pensamientos de los hombres!
12El insolente no ama al que le reprende,
ni busca la compañía de los sabios.
13Corazón alegre, cara feliz;
corazón enfermo, semblante triste.
14La mente inteligente busca el saber,
pero los necios se alimentan de necedades.
15Para quien está afligido, todos los días son malos;
para quien está contento, son una fiesta constante.
16Más vale ser pobre y honrar al Señor,
que ser rico y vivir angustiado.
17Más vale comer verduras con amor,
que carne de res con odio.
18El que es impulsivo provoca peleas;
el que es paciente las apacigua.
19Para el perezoso, el camino está lleno de espinas;
para el hombre recto, el camino es amplia calzada.
20El hijo sabio alegra a sus padres;
el hijo necio los menosprecia.
21El imprudente goza con su necedad;
el inteligente corrige sus propios pasos.
22Cuando no hay consulta, los planes fracasan;
el éxito depende de los muchos consejeros.
23¡Qué grato es hallar la respuesta apropiada,
y aún más cuando es oportuna!
24El camino de la vida va cuesta arriba,
y libra al sabio de bajar al sepulcro.
25El Señor destruye la casa del orgulloso,
pero mantiene invariable la propiedad de la viuda.
26El Señor no soporta los planes malvados,
pero le agradan las palabras sin malicia.
27El que se da a la codicia arruina su propia casa,
pero el que rechaza el soborno, vivirá.
28El hombre justo piensa lo que ha de responder,
pero el malvado lanza maldad por la boca.
29El Señor se aleja de los malvados,
pero atiende a la oración de los justos.
30Los ojos radiantes alegran el corazón;
las buenas noticias dan nuevas fuerzas.
31El que atiende a la reprensión que da vida,
tendrá un lugar entre los sabios.
32El que desprecia la corrección no se aprecia a sí mismo;
el que atiende a la reprensión adquiere entendimiento.
33El honrar al Señor instruye en la sabiduría;
para recibir honores, primero hay que ser humilde. |