el primero de febrero - San Lucas 10.21-42

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Solo el Hijo sabe quién es el Padre
(Mt 11.25-27; 13.16-17)

21En aquel momento, Jesús, lleno de alegría por el Espíritu Santo, dijo: "Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has mostrado a los sencillos las cosas que escondiste de los sabios y entendidos. Sí, Padre, porque así lo has querido.
22"Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre; y nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquellos a quienes el Hijo quiera darlo a conocer."
23Volviéndose a los discípulos, les dijo a ellos solos: "Dichosos quienes vean lo que ustedes están viendo; 24porque les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver esto que ustedes ven, y no lo vieron; quisieron oir esto que ustedes oyen, y no lo oyeron."

Parábola del buen samaritano

25Un maestro de la ley fue a hablar con Jesús, y para ponerlo a prueba le preguntó:
--Maestro, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna?
26Jesús le contestó:
--¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué es lo que lees?
27El maestro de la ley contestó:
--'Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente'; y, 'ama a tu prójimo como a ti mismo.'
28Jesús le dijo:
--Has contestado bien. Si haces eso, tendrás la vida.
29Pero el maestro de la ley, queriendo justificar su pregunta, dijo a Jesús:
--¿Y quién es mi prójimo?
30Jesús entonces le contestó:
--Un hombre iba por el camino de Jerusalén a Jericó, y unos bandidos lo asaltaron y le quitaron hasta la ropa; lo golpearon y se fueron, dejándolo medio muerto. 31Por casualidad, un sacerdote pasaba por el mismo camino; pero al verlo, dio un rodeo y siguió adelante. 32También un levita llegó a aquel lugar, y cuando lo vio, dio un rodeo y siguió adelante. 33Pero un hombre de Samaria que viajaba por el mismo camino, al verlo, sintió compasión. 34Se acercó a él, le curó las heridas con aceite y vino, y le puso vendas. Luego lo subió en su propia cabalgadura, lo llevó a un alojamiento y lo cuidó. 35Al día siguiente, el samaritano sacó el equivalente al salario de dos días, se lo dio al dueño del alojamiento y le dijo: 'Cuide a este hombre, y si gasta usted algo más, yo se lo pagaré cuando vuelva.' 36Pues bien, ¿cuál de esos tres te parece que se hizo prójimo del hombre asaltado por los bandidos?
37El maestro de la ley contestó:
--El que tuvo compasión de él.
Jesús le dijo:
--Pues ve y haz tú lo mismo.

Jesús en casa de Marta y María

38Jesús siguió su camino y llegó a una aldea, donde una mujer llamada Marta lo hospedó. 39Marta tenía una hermana llamada María, la cual se sentó a los pies de Jesús para escuchar lo que él decía. 40Pero Marta, que estaba atareada con sus muchos quehaceres, se acercó a Jesús y le dijo:
--Señor, ¿no te preocupa nada que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude.
41Pero Jesús le contestó:
--Marta, Marta, estás preocupada y te inquietas por demasiadas cosas, 42pero solo una cosa es necesaria. María ha escogido la mejor parte, y nadie se la va a quitar.

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Esta lectura es de La Biblia, Versión Popular, Segunda Edición Derechos Registrados © Sociedades Bíblicas Unidas 1966, 1970, 1979, 1983

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